sábado, noviembre 22

Grandes huesos fósiles y gigantes imaginarios (6)

Por Heraclio Astudillo Pombo. DMACS-UdL

Interpretaciones antiguas, en tiempos de los griegos ( Continuación, 3ª parte)


HALLAZGO DE LOS ESQUELETOS DE UN PAR DE GIGANTES, ENTERRADOS, EN LAS FRONTERAS DE CARTAGO.


Eúmaco de Neápolis, entre el siglo III-II a.C., en su obra Descripción de la Tierra, un tratado geográfico, relata que "Cuando los cartagineses estaban excavando una ancha trinchera defensiva, en el s. V a. C., en los límites del territorio cartaginés que estaba situado en la zona costera del golfo de Túnez, hallaron dos enormes esqueletos, colocados en el interior de sendos ataúdes, uno de los cuales medía 23 codos de longitud (lo que equivaldría, aproximadamente, a unos 9,5 m., de altura al ser recompuesto, sobre el terreno, en posición bípeda) y el otro medía 24 codos de longitud, (es decir, unos 10 m. de altura, al ser recompuesto de la misma manera), concluyéndose entre los asombrados descubridores que   "con tales enormes dimensiones, aquellos huesos sólo podían pertenecer a los restos mortales de dos antiguos gigantes míticos, norteafricanos."

Aspecto del esqueleto articulado, completo, de un individuo de la especie Gomphotherium angustidens, del Mioceno, presentado en su posición natural, la cuadrúpeda, en el Museo  Senckenberg de Historia Natural, en Frankfurt (Alemania).

En tiempos modernos, en esa misma zona, los paleontólogos han hallado restos de megafauna mamífera, consistente en grandes huesos de diversos tipos de proboscidios: mamut norteafricano (Mammuthus africanavus) del Plioceno, mastodonte de cara larga (Tetralophodon longirostris) del Mioceno, gonfoterio (Gomphotherium angustidens) del Mioceno y mastodonte de Osiris (Anancus osiris) del Mioceno al Pleistoceno inferior.
Posiblemente, los restos óseos más o menos completos de un par de ejemplares de proboscidios de cualquiera de las especies mencionadas anteriormente, podrían ser los protagonistas de aquel antiguo hallazgo cartaginés, relatado por Eúmaco.



LOS INGENUOS Y LIBIDINOSOS GIGANTES DE FANAGORIA, MASACRADOS POR EL ASTUTO HERACLES, EN EL FONDO DE UNA CUEVA.

Estrabón de Amasia entre los siglos I a.C. y I d.C., en su obra Geografía, libro 11, capítulo 2, versículo 10, dice que, en esa misma época, "En la importante ciudad de Fanagória (cerca de la actual ciudad rusa de Sennoy), situada en el “Bósforo Cimerio” (Zona del estrecho de Kerch que conecta el Mar Negro con el Mar de Azov, separando las penínsulas de Crimea (Ucrania), al oeste, de la península de Taman (Rusia) al este), hay un templo dedicado a Afrodita Apaturos (es decir Afrodita Embaucadora) y comenta que "la etimología del epíteto de la diosa: "Apaturos" (Embaucadora), procede de cierto mito antiguo, según el cual, en aquel lugar, unos Gigantes habían atacado a la diosa Afrodita, con intenciones libidinosas, pero ella pudo ocultarse y pidió ayuda a Hércules. Cuando llegó el héroe, hizo que la diosa se escondiese en el fondo de una cueva que allí había, y luego se hizo visible y, seductoramente, fue atrayendo a todos los lujuriosos Gigantes, uno por uno, hasta el interior de la oscura gruta, donde Hércules estaba oculto, quien les fue dando muerte con su poderosa maza."

Este mito nos hace pensar que cerca del antiguo templo de Afrodita Apaturos, realmente, debió existir alguna gruta, en cuyo interior se habrían conservado los restos de varios esqueletos de animales prehistóricos gigantescos, tal vez proboscidios, que al ser hallados por los antiguos griegos, debieron ser interpretados, míticamente, como los restos de los cuerpos de los legendarios gigantes, muertos por Afrodita y Hércules, durante un episodio local de la famosa Gigantomaquia mitológica.

Recreación del aspecto del mamut sureño, (Mammuthus meridionalis) propio de la época cálida interglacial, puede verse que carecía de la densa pelambrera lanosa que cubría y caracterizaba a sus parientes los mamuts lanudos, de la época glacial.
Los ejemlares de Mammuthus meridionalis podían alcanzar los 4,5 m. de altura en la espalda y unas 12 tm. de peso.
Imagen:
http://www.riservenaturali.provincia.siena.it/page/asp/immagine.asp?cod=89

Según el paleontólogo ruso Alexéi Tesakov, los sedimentos de esta zona contienen una extraordinaria riqueza de grandes mamíferos pleistocenos, entre los que cabe destacar por su gran tamaño: el mamut sureño de Tamán (Mammuthus meridionalis tamanensis) y el elasmoterio del Cáucaso (Elasmotherium caucasicum) un tipo de rinoceronte gigante, unicornio y lanudo. 
El hallazgo casual de los restos óseos de mamut y/o de elasmoterio, acumulados en el interior de una caverna, podrían haber contribuido al nacimiento de la antigua leyenda mitológica griega, antes presentada.

Aspecto del enorme esqueleto, completo y articulado, de un ejemplar de Elasmotherium caucasicum, expuesto en Museo Histórico,  Arqueológico y Paleontológico de Azov (Rusia).
Imagen: Wikimedia


SERTORIO INSPECCIONA LA TUMBA DEL GIGANTE ANTEO.


Estrabón de Amasia en el siglo I a.C. y s. I d. C., en su obra Geografía, libro 17, cap. 8. versic. 29; citando como fuente de información al historiador romano Aulo Gabinio, escribe: "En el norte de África, concretamente en la zona de Maurusia (actual Marruecos) el general romano Quinto Sertorio fue informado por los habitantes de la zona que cerca de Lynx*, existía una gran tumba, de un mínimo de sesenta pies de largo, conteniendo unos grandes huesos que, según la tradición, pertenecían al gigante libio Anteo, muerto por Heracles, durante la Gigantomaquia.
La tumba fue hecha excavar por el incrédulo Sertorio que comprobó que, efectivamente, contenía los huesos de un gigante, tras lo cual fue cubierta de tierra de nuevo y realizado un sacrificio ritual de desagravio, pues existía una la leyenda que hablaba de una maldición, según la cual, en cuanto se hubiera descubierto la tumba, empezaría a llover diluvialmente y no cesaría hasta que la tumba hubiese sido cubierta de tierra, nuevamente."


* Según diversos historiadores modernos, Etrabón confundió Tingis (ahora, Tánger) con Lynx o Lixus (actualmente, El Araisch o Larache), ambas localidades están en Marruecos.

En tiempos modernos, en esa misma zona norteafricana, los paleontólogos han hallado restos de megafauna, pliocena y pleistocena, consistente en grandes huesos de diversos tipos de proboscidios: elefante africano antecesor (Loxodonta atlantica) del Pleistoceno, mamut
norteafricano (Mammuthus africanavus) del Plioceno, mastodonte de Egipto (Anancus osiris) del Plioceno al Pleistoceno inferior y mastodonte de cara larga (Tetralophodon longirostris) del Mioceno.

Aspecto del esqueleto de un mastodonte de grandes colmillos superiores rectos (Anancus), expuesto en el Museo de Historia Natural de Florencia (Italia)
Imagen: http://www.geocities.com/stegob/PALEOBOOKITALYFLORENCEAAMAMMOTH.JPG

Posiblemente los huesos de algún ejemplar de cualquiera de estas especies de megafauna fueron interpretados en clave mítica y  por ese motivo, confundidos  con los restos óseos del gigante mítico, fundador de la primera dinastía reinante. Confusión que podría haber contribuido a originar la leyenda y a llenar de contenido óseo, el túmulo funerario del gigante Anteo, cientos de años antes, de que fueran inspeccionado por los romanos.


IDENTIFICACIÓN POLÉMICA DE LOS HUESOS DE UN GIGANTE CRETENSE.

Filodemo Gádara, en el siglo I a.C., en el Tratado sobre los Signos, fragm. 4: "de Lacy", escribe que "En la isla de Creta, se produjo el hallazgo, de la tumba de un gigante, puesto que en su interior se encontró un colosal esqueleto que fue motivo de una gran polémica, ya que según unos, los grandes huesos hallados, pertenecían al gigante Otos, mientras que otros, los relacionaban con el gigante cazador, Orión."

El esqueleto de un elefante de mediano tamaño, cuando es reconstruido, en posición bípeda, adquiere un aspecto y unas dimensiones que contemplados con los ojos de los antiguos y supersticiosos descubridores, hace 3000 años, habría pasado a convertirse, en los supuestos restos de un auténtico gigante. Montaje didáctico y fotografia de Adrienne Mayor.
Imagen: Archaeology Magazine

En tiempos modernos, los paleontólogos han hallado restos óseos de los grandes elefantes continentales (Elephas cf. antiqus) del Plioceno pero sobre todo de elefantes enanos de las siguientes especies: Elephas (Palaeoloxodon) creticus, E. creutzburgi y E. chaniensis, del Pleistoceno. 
El hallazgo de sus huesos, en la antigüedad, bien pudiera haber aportado el material óseo necesario, sobre cuya interpretación fabulosa los antiguos cretenses pudieron haber fundamentado la leyenda del hallazgo de la tumba de un gigante mítico.


RECUPERACIÓN DE LOS GRANDES HUESOS DE TESEO.

Diodoro SiculoDiodoro de Sicilia en el siglo I a.C., en su obra Biblioteca (historica), libro 4, capit. 62, versic. 4, cuenta que "Cuando Teseo, fue derrocado por una facción política rival, fue desterrado de Atenas, su tierra natal, refugiándose en la isla de Scyros, situada al noroeste de la Eubea, donde poco tiempo después murió asesinado traicioneramente; (consultar Plutarco, Teseo, 35), sin embargo, informados los atenienses del fatal desenlace, arrepentidos de haber desterrado a Teseo e indignados, fueron enviaron una misión guerrera a la isla, buscaron su tumba, la hallaron y llevaron los grandes huesos del héroe a Atenas, donde fueron depositados en un santuario que después se llamó Theseum, un recinto sagrado que gozaba del derecho de refugio y donde los atenienses otorgaron, a los grandes huesos de Teseo, honores iguales a los ofrecidos a los dioses."

Aspecto de un esqueleto articulado de Deinotherium del Mioceno inferior, procedente de Langenau, cerca de Ulm, expuesto en el Museo Estatal de Historia Natural Stuttgart (Alemania). Pertenece a un ejemplar joven puesto que sólo alcanza una altura de 2,65 m. en la espalda, mientras que los adultos alcanzaban los 4,5 m. de altura.
Imagen:
 http://science.naturkundemuseum-bw.de/files/collection/01_deinotherium_0.jpg
 
En tiempos modernos, los paleontólogos han hallado restos de elefante enano (Elephas mnaidriensis), de dinoterio (Deinotherium giganteum) y de mamut sureño (Mammuthus cf. meridionalis) del Plio-Pleistoceno. La interpretación fabulosa de los huesos de cualquiera de estas especies que pudieron haber aportado sus grandes restos óseos, habrían aportado los motivos materiales necesarios, para inspirar y dar origen a la leyenda del hallazgo de los restos herícos de Teseo.


HUESOS DE HÉROES ANÓNIMOS, EN LLANURAS ITALIANAS Y BALCÁNICAS.

Publio Virgilio Marón, en el siglo I a.C., en su obra Georgicas, libro 1, verso 461, relaciona los gigantescos huesos que, de vez en cuando, encontraban los campesinos cuando  araban sus campos de cultivo, en ciertas llanuras cercanas a Roma, en Italia, y también los hallados en otras llanuras de Macedonia, en los Balcanes, con los restos de héroes anónimos, muertos en épicas y cruentas batallas antiguas. Supuestamente ocurridas en aquellos mismos lugares, algunos siglos o milenios antes de su hallazgo, que iban aflorando a la superficie del terreno cultivado, cuando la delgada capa de tierra que recubría sus superficiales e improvisadas tumbas bélicas, era removida por las herramientas de los agricultores.


Miniatura para iluminar las páginas de las Geórgicas de Virgilio, una ilustración atribuida al artista Apollonio di Giovanni, realizada hacia 1450--1460

En estas dos zonas geográficas, en tiempos contemporáneos, modernos y recientes, resulta que los paleontólogos han hallado muchos restos de proboscidios terciarios y cuaternarios, que comprenden una franja temporal que abarca desde el Mioceno hasta el Pleistoceno. Correspondientes a muchas de las especies de proboscidios terciarios y cuaternarios que han sido citadas anteriormente, a excepción de los elefantes enanos y pigmeos, típicamente insulares. Las especies de proboscidios terciarios
 y cuaternarios cuyos grandes huesos habrían sido interpretados como huesos de héroes anónimos, serían: Anancus arvernensis, Deinotherium giganteum, Elephas primigenius, Elephas antiqus, Mammuthus meridionalis, etc,

Continuará