viernes, enero 17

Arqueoetnopaleontología (19)

 por Heraclio Astudillo-Pombo, Universitat de Lleida

Los usos sociales y funciones culturales de los fósiles en la antigüedad, inducibles gracias a la necesaria contribución y la imprescindible colaboración de la arqueología moderna (17)

La revisión actual de la fauna fósil incluida en los antiguos hallazgos arqueológicos ibéricos ha permitido mejorar la identificación zoológica, la datación y la interpretación paleoetnológica (Cuarta parte)

Inroducción

Se prosigue con la presentación, en formato "digest" y en su versión traducida al castellano, del artículo originalmente publicado en la revista Quaternary Science Reviews 250, en el año  2020, titulado:  "Fossils in Iberian prehistory: A review of the palaeozoological evidence". Dada su enorme transcendencia, desde nuestro punto de vista, para el estudio, comprensión y conocimiento, etnopaleontológico, de las culturas locales de la antigüedad, en la península ibérica.


3. Resultados (Tercera parte)

Los diversos yacimientos revisados en la investigación colectiva se muestran ordenados, cronológicamente, de mayor a menor antigüedad.


3.3. Yacimientos neolíticos con fósiles

El Neolítico (del griego νεός neós 'nuevo' y λιθικός lithikós 'de piedra') es el último de los períodos de la Edad de Piedra (herramientas de piedra). El Neolítico es el periodo de la Prehistoria donde aparecen las primeras estrategias económicas de tipo agrícola y ganadero. En el Neolítico se produce la sedentarización del ser humano al no tener que seguir la migración de sus presas. La agricultura y la ganadería garantizan la provisión de alimentos, y se construyen los primeros asentamientos permanentes. Se pasa de una «economía depredadora» (cazadores/recolectores) a una economía productora a causa de la revolución agrícola y ganadera.


Cueva Hedionda-IV, en Casares (Málaga)

El Sistema Subterráneo de las simas Hediondas se halla en el término municipal de Casares, en la Sierra de la Utrera (Málaga). Está formado por los subsistemas H-I, H-II, H-III y H-IV.
El sector 8 de la Hedionda-IV, conjuntamente con restos orgánicos y de cerámica, se produjo el hallazgo de un diente fósil de tiburón de 29 mm de largo x 25 mm de ancho (Fig. 11A).
 
Las perforaciones que presenta en la raíz, por su aspecto, probablemente se hicieron con un taladro o un barrenador de piedra. Tal manipulación sugiere que se hizo para poder ser suspendido del cuello o las extremidades o para ser cosido al vestido u otros elementos complementarios. Se ignora si este diente fósil de tiburón fue recolectado y manipulado para ser dedicado a un uso personal puramente ornamental o a la protección mágica del portador. O tal vez se mostraba públicamente como una señal de estatus social o como un indicador de pertenencia a un grupo particular, con unas actividades muy específicas, dentro de su comunidad.

Fig. 11 A. Fósil de la cueva Hedionda-IV. Diente de tiburón de la especie Cosmopolitodus hastalis en vista lingual, doblemente perforado para poderlo colgar mediante un sistema de suspensión. 
Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review

Aunque la pieza estaba levemente erosionada, no había rastros de manipulación en la corona que no presentaba bordes dentados ni cúspides accesorias. Esta morfología dental particular coincide con la de la dentición típica de la especie Cosmopolitodus hastalis.
En la provincia de Málaga, la presencia de fósiles de la especie C. hastalis solamente está documentada en afloramientos del Plioceno (Bauza et al., 1963).
 
En este caso particular, los dientes fósiles de Cosmopolitodus hastalis aparecen en un afloramiento del Zancleano (1) de la cuenca de Manilva, yacimiento situado a menos de 1 km. de la Cueva Hedionda - IV. Con toda seguridad este es el lugar de procedencia del fósil manipulado de C. hastalis hallado en Hedionda - IV.

El segundo fósil hallado en el mismo contexto arqueológico, fue una valva inferior (es decir, la valva izquierda) de una ostra del tipo denominado "ostra de cuchara" por su uso común. Se trata dela especie Neopycnodonte cochlear (Poli, 1795). Los restos fósiles de este tipo de bivalvo están documentados en la costa malagueña, desde el Mioceno, pero todavía prospera en la actualidad en el Atlántico NE y Mediterráneo (Lozano, 1999; Poppe y Gotto, 1993). La concha alargada de esta especie tiene un diámetro umbopaleal de 73 mm y un diámetro anteroposterior de 47 mm. 
En el ejemplar arqueológico se observó que además de las superficies pulidas de la concha, por causas naturales o artificiales, los análisis de ciertas trazas particulares revelaron la existencia de modificaciones de las superficies que apuntaban como causa el uso humano de alguna herramienta con una finalidad específica.

Fig. 11 B. Fósil de la cueva Hedionda-IV. Tres fotografías de la valva izquierda de la ostra Neopycnodonte cochlear, en vistas, de izquierda a derecha, interna, de perfil y externa.
Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review

Esas trazas especiales incluyen muescas de percusión en sus márgenes derecho e izquierdo y un picoteo intensivo de la superficie dorsal (Fig. 11B). Aparentemente, estas marcas tendrían como objetivo poder ensamblar y asegurar el ejemplar fósil en un mango. Desde un punto de vista funcional, aquella ostra podría haber servido como pequeño recipiente, para trasvasar alguna substancia, de un recipiente a la boca, presumiblemente el fósil habría sido usado como cuchara, es decir se trataría de un útil doméstico de uso ordinario, cotidiano. Aunque no puede excluirse un uso no ordinario, por ejemplo, relacionado con ceremonias religiosas o rituales mágicos.
La naturaleza fósil de aquella valva de una especie de ostra que aún mantiene poblaciones vivientes en la actualidad, se presuponía por sus hábitos biológicos, acostumbra a vivir en aguas profundas (rango batimétrico: 600-500 m., Van Rooij et al., 2010; Wisshak et al., 2010), circunstancia que impediría su recolección prehistórica de ejemplares contemporáneos. Y, además, porque en el afloramiento de la cuenca de Manilva, en donde se han hallado dientes del tiburón Cosmopolitodus hastalis, también son frecuentes las valvas de las "ostras cuchara", presentando una coloración muy similar a la de este ejemplar arqueológico. Por lo tanto, presumiblemente, su procedencia y edad sería las mismas.


Peña de la Abuela, en Ambrona (Soria)

La Peña de la Abuela es el curioso nombre popular dado por su aspecto y dimensiones a un túmulo funerario que cubría un enterramiento prehistórico, que fue identificado y luego excavado a la entrada de un pequeño caserío rural, cerca de la localidad de Ambrona, municipio de la provincia de Soria. 

El nuevo estudio realizado, recientemente, a la colección de moluscos escafópodos extraídos del yacimiento mencionado reveló la presencia de 154 fragmentos de conchas de la especie  Paradentalium sexangulum, que una vez estudiados indicaron que representaban los restos de no menos de 23 individuos o ejemplares diferentes, hallados en aquel depósito arqueológico del Neolítico Medio (V milenio antes de Cristo). De todos esos ejemplares, ocho de las conchas presentaban claras indicaciones de procesamiento manipulativo, posiblemente con finalidades de adaptar las conchas a un uso ornamental personal.
La presencia de restos fósiles de esta especie está documentada en las cuencas mediterráneas y meridionales ibéricas, desde el Tortoniano de Portugal hasta el Zancleano-Astiano, aunque la especie es ajena a esa región geográfica, lo cual indicaría un transporte desde su área natural de procedencia. De hecho, las fuentes más cercanas de este tipo de fósiles se encuentran en Cataluña, en la cuenca del Baix Llobregat, a unos 450 km de distancia (Álvarez et al., 2003). Por tanto los ejemplares fósiles recientemente hallados en un contexto arqueológico bastante lejano de su fuente natural de origen, luego estudiados e identificados, en la prehistoria, debían ser muy apreciados y valiosos, puesto que debieron ser recolectados y luego transportados a una gran distancia. Este largo transporte nos permite suponer alguna finalidad de uso no ordinaria ni popular, quizás reservada a ciertas élites sociales de aquella zona y época que eran quienes únicamente podrían pagar el precio que suponía su adquisición y posesión.
  

Cueva de El Tesoro, en Torremolinos (Málaga)

La cueva de El Tesoro, hoy desaparecida, estaba situada en la Punta de la Reina, en Torremolinos, en el lugar conocido como Castillo de Santa Clara. La cueva fue excavada en el siglo XIX por D. Eduardo J. Navarro, presidente de la Academia Malagueña de Ciencias, entre 1888 y 1891, y por D. Eduardo Palanca Asensi, dueño de la finca rural y del cortijo de aquel lugar. Se trataba de una pequeña cueva sepulcral, de época neolítica, en donde aparecieron una veintena de enterramientos con sus respectivos ajuares funerarios.

D. Eduardo J. Navarro reportó la presencia de conchas fósiles de "colmillo marino" (escafópodos), que desde el punto de vista historiográfico, son las conchas de escafópodos que constituyen el registro arqueológico más antiguo de piezas fósiles, trabajadas en la prehistoria ibérica para transformarlas en ornamentos personales y uno de los registros más antiguos de Europa (Navarro, 1884). 
Esta colección de porciones de conchas de escafópodos fósiles formaba parte de un collar del sexto al séptimo milenio, antes de nuestra era, que además incorporaba algunas cuentas de piedra. Ese collar prehistórico, reconstruido recientemente, se encuentra depositado en el Museo de Altamira (ANMRC-Número de inventario 00492) y se le pudo localizar tras una búsqueda exhaustiva en la literatura (Fig. 6E).

Fig. 6 E. Fragmentos de conchas fósiles de escafópodos de la cueva del Tesoro (4-18). Identificación taxonómica de los diferentes ejemplares: Paradentalium sexangulum
 (4 a 10, 12 a 14, 16 a 18) y  P. inaequale (11 y 15) 

A pesar de la fragmentación y la modificación antrópica, 17 de los 26 ejemplares que se trabajaron como cuentas de collar, aún conservaban el perímetro poligonal exterior, necesario para el correcto diagnóstico de muchos escafópodos fósiles ibéricos. Aunque originalmente todos fueron identificados erróneamente (Navarro, 1884) como pertenecientes a la especie Dentalium elephantinum L., 1758, actualmente viviviente en el océano Indo-Pacífico.  Nuestros análisis reconocieron a 15 fragmentos como pertenecientes a Paradentalium sexangulum y otros 11 fragmentos que representan a P. inaequale (de estos últimos, 9 son fragmentos discoidales pequeños). Dado que todos los discos obtenidos a partir de la concha de un colmillo de mar fósil, tenían un diámetro idéntico, y en los escafópodos el ancho de la concha va aumentando desde el ápice hasta la base, cada cuenta discoidal debe representar el fragmento de una concha de un individuo diferente. Esta meticulosa búsqueda de uniformidad en las cuentas discoidales del collar de conchas de escafópodos, es sin lugar a dudas, el primer caso documentado en los sitios arqueológicos ibéricos. Un estudio que estaba en curso en el año 2019, debía determinar, próximamente, la procedencia geográfica de aquellas conchas fósiles. Desafortunadamente, se desconoce cual fue el resultado de ese estudio.


Notas aclaratorias  

Como ha sucedido en todas las entradas anteriores, cuyo contenido trataba sobre esta misma temática arqueopaleontológica, el contenido de ésta también se basa en una selección de aquellas partes del texto original consultado que en nuestra opinión podían resultar más relevantes para nuestros lectores y más relacionados con los objetivos específicos del blog Folklore de los Fósiles Ibéricos. Dicha selección luego ha sido reconstituida en un nuevo texto, con muy escasas modificaciones de contenido y de estilo, siempre realizadas con la finalidad de mejorar la comprensión de ciertos conceptos complejos, por parte de aquell@s lectores/as que pudieran no están habituad@s o no especializad@s en arqueología ni en paleontología.

(1) El Zancliense o Zancleano es la edad y piso inferior de la época y serie del Plioceno. Se extiende de 5,332 ± 0,02 Ma (millones de años atrás) hasta 3,6 ± 0,005 Ma. Le precede la edad Mesiniense de la época miocena y le sigue el Plioceno.

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