domingo, mayo 26

El registro fósil ibérico y el santoral católico, en la religiosidad popular de España y Portugal (7)

por Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Dept. Medi Ambient i Ciències del Sòl. Universitat de Lleida

Fósiles ibéricos relacionados, por la tradición popular española, con la Virgen María, la Madre de Dios o con Nuestra Señora (5)

SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA PROVIDENCIA DE TORTOSA (Primera parte)

A cuatro km. de Tortosa (Tarragona), junto a la antigua carretera al Perelló, existe una ermita de grandes proporciones, dedicada a la advocación mariana de la Virgen de la Providencia. El gran tamaño de la iglesia, da idea de la importancia de su culto entre los habitantes de Tortosa que durante el año, ascienden de forma masiva en tres o cuatro ocasiones.

Aspecto interior de la ermita de Ntra. Sra. de la Providencia, de Mig Camí, vista de la zona del presbiterio. Si la imagen es ampliada lo suficiente, podrá verse, al fondo, tras el altar mayor, el camarín de la Virgen, con la cornisa frontal coronada por siete estrellas, grises, de cinco puntas. La arcada principal del presbiterio, por la parte externa, también está adornada con una cenefa que incluye diecinueve estrellas del mismo tipo.
Tales figuras estrelladas decorativas hacen alusión a las milagrosas, "estrelletes de la mare de Déu", existentes en los alrededores del santuario. Fotografía original de José Mª Ramírez

La ermita de Nuestra Señora de la Providencia, es más conocida entre l@s tortosin@s, por su denominación popular, "la emita de Mig Camí", tal sobrenombre alude al hecho de estar situada, a mitad de camino entre la ciudad de Tortosa y otro celebre santuario mariano cercano, la ermita del "Coll de l'Alba".

El motivo de incluir esta ermita en el capítulo dedicado a las Vírgenes asociadas al registro fósil local, se debe al hecho socio-paleontológico de que en ciertos lugares, muy concretos, de sus alrededores, pueden encontrarse unas diminutas piedrecillas, planas, con forma de estrella que desde hace siglos son muy valoradas, codiciadas y buscadas por l@s tortosin@s. Los hallazgos de "estrelletas" 
no son frecuentes, debido a sus minúsculas dimensiones y su coincidencia en color y tonalidad con el sustrato en el que yacen. Sólo se producen hallazgos cuando el buscador o buscadora goza de buena vista, presta suficiente atención, demuestra bastante paciencia, dispone de algo de tiempo y/o es bastante afortunado.

Grupo de escolares del Ciclo Superior de la escuela El Temple, de Tortosa, durante una excursión lúdica. Foto original de Mari Carme Colomé, tomada en el momento en que estaban dedicados a localizar "estrelletes", en el yacimiento tradicional, durante una de las paradas del itinerario lúdico-educativo.
Imagen: Bloc de cicle superior de l'escola El Temple de Tortosa


En catalán, a esas curiosas y minúsculas piedrecitas de forma estrellada como es muy lógico se las denomina "estrelleta" (sing.) y "estrelletes" (plur.) (cast. estrellita / estrellitas). También pueden encontrarse agregadas en forma de cortos apilamientos, de dos, tres o más estrellitas, a los que se les denomina, localmente: "pilanet" o "pilanets" (cast. pilarcito / pilarcitos).
Las populares estrellitas también fueron conocidas con otras denominaciones populares que aludían a ciertos aspectos particulares, como "estrelletes de la Mare de Déu" (cast. estrellitas de la Madre de Dios ) o "estrelletes de Mig-Camí" (cast. estrellitas de Medio Camino)

Antiguamente, mucho más que ahora, a las estrellitas de Mig Camí, también, se las había denominado "crevetes", en el dialecto tortosino, como sinónimo de "creuetes", en el catalán normalizado, y de "crucecitas", en castellano. En mi opinión, tal denominación se habría debido a una generalización, al extender el nombre popular dado a los ejemplares, anómalos, de sólo cuatro puntas, con forma de cruz griega.
Quizá con la intención de proteger una costumbre tradicional supersticiosa, tal vez de antiguo origen pagano, se la cristianizó, de forma explícita mediante un nombre muy respetado y un objeto simbólico de referencia. Asociando tal nombre a un tipo de objetos que eran motivo de creencias y prácticas que estaban muy vinculadas con la superstición religiosa popular. En ciertas épocas de influencia ilustrada y racionalista (s. XVIII) la jerarquía religiosa, especialmente los obispos, se encargaron de abolir muchas costumbres populares, tradicionales, asociadas a la religiosidad popular, que eran consideradas como claramente supersticiosas, sin necesidad de llegar a prohibirlas les retiraron la cobertura eclesiástica y el apoyo clerical. Pero en Tortosa el fuerte arraigo de la tradición popular consiguió mantener las estrellitas muy vinculadas a la devoción popular a la imagen y al santuario 
de Nuestra Señora de la Providencia

Imagen muy aumentada de los fósiles más buscados. Tres ejemplares de "estrelletes, con diferentes morfologías, arriba, y dos ejemplares de "crevetes", debajo. Dispuestos sobre papel milimetrado, para poder hacerse una idea precisa y aproximada de su verdadero aspecto y de su minúsculo tamaño que muy raramente supera los 5 mm. de diámetro. Fotografía original de Álvaro Arasa

Si se sube hasta el promontorio, en el que esta ubicada la ermita, en días de buen tiempo, especialmente en los que son festivos, pueden verse grupos de personas, de cualquiern edad, arrodilladas, recostadas o estiradas, rebuscando este tipo de piedrecillas, con gran atención, sobre la superficie rocosa de un lugar muy próximo a la explanada del santuario. Dada la relativa dificultad del hallazgo, cada vez que alguien encuentra un ejemplar, profiere gritos de alegría victoriosa, lo cual atrae la atención de los demás buscadores y convoca, a su alrededor, a mirones incrédulos y a admiradores, ansiosos todos ellos por conocer el aspecto y las dimensiones del raro objeto de su deseo y, sobre todo, conocer el lugar exacto dónde lo ha encontrado.

Un grupo de excursionistas, aprovechando su ascenso hasta la ermita de la Providencia, que aparece al fondo, para intentar descubrir y recoger alguna de las minúsculas piedrecillas estrelladas, que se dice que hay en ese lugar. Se toman la molestia porque según se dice, ahora, "traen buena suerte" y, además, constituye una competición de agudeza visual. Fotografía original de Emilio Vilaró

Las "estrelletes" o "crevetes" y los "pilanets" de Mig Camí, son unas piedrecitas bien conocidas y muy estimadas entre l@s tortosin@s que, desde hace siglos, las han recolectado y utilizado con diversos fines. Antaño lo hacían impulsados por una credulidad inmensa y unas fervorosas creencias religiosas, de tipo supersticioso, mientras que hoy en día, lo hacen más por puro entretenimiento competitivo y algo de credulidad mágica, al creer posible que estas piedrecitas puedan atraer la buena suerte.

Fotografía extraída de un artículo, aparecido en una revista ilustrada, madrileña, en 1933. Se puede ver a un grupo de romer@s tortosin@s, de aquella época, rebuscando las famosas y veneradas piedrecitas de la Virgen, en el terreno cercano a la ermita de "Mitj Camí". Fotografía original del fotoperiodista Josep Badosa.

Sobre estas curiosas estrellitas y extraños pilarcitos, ya habíamos tratado, con anterioridad, en dos entradas introductorias, una el 21 de junio de 2009 y otra el 12 de marzo de 2012, en contextos temáticos diferentes. Dado que este fenómeno socio-religioso-paleontológico da mucho de sí, hoy le dedicamos una nueva entrada, la primera de una trilogía, dedicada a divulgar los aspectos etnológicos vinculados con los restos de tallos pedunculares de crinoideos cretácicos de "Mig Camí" (Pentacrinus neocomiensis), con las que pretendemos dar por concluido el asunto.

Como ya hemos informado en las dos ocasiones anteriores, tales piedrecitas de la "Mare de Déu" de Mig Camí, no son ni más ni menos que placas o artejos columnares de Pentacrinus, que cuando aparecen individualizadas, son conocidas como "estrelletes" o "crevetes" y cuando aparecen agrupadas, en forma de columna, se las conoce por "pilanets", ambas formas procedentes de la disgregación y fosilización de los "tallos" de "lirios de mar" o pedúnculos de crinoideos, se trata de un tipo de equinodermos que viven, generalmente, fijados a un sustrato, sobre el fondo marino.



Esquema de un fondo marino, arenoso, del Jurásico, con su fauna característica, arriba a la derecha, señalados con la letra b, aparecen los llamados, popularmente, "lirios de mar" y, científicamente, crinoideos, en este caso del género Pentacrinus.
La fauna de las comunidades bentónicas marinas del Cretácico inferior, no fueron muy distintas de ésta pues las condiciones ecológicas no habían cambiado demasiado.
Imagen: Trinity green consultancy


En el caso presente, los restos de crinoideos, hallados en las inmediaciones de la "ermita de la Providència", pertenecen a la especie Pentacrinus neocomiensis, un "lirio de mar" que, hace unos 130 millones de años, durante el Cretácico Inferior (Barremiense), colonizaba los fondos marinos de esta zona, cuando esta parte de la península Ibérica, entonces una isla, formaba parte de los fondos de la zona pre-mediterránea de una gigantesca cuenca marina, ocupada por el océano de Tetis.

Aunque la presencia de fósiles de animales marinos en el territorio ha servido para dar origen a una creencia popular errónea que está muy extendida, debemos clarificar que en siglos y milenios anteriores, nunca jamás, las aguas del mar Mediterráneo han cubierto estas sierras y altozanos, tortosinos. Sino que los materiales pétreos que actualmente los forman y contienen fósiles marinos, millones de años atrás eran blandos sedimentos que se fueron depositando en el fondo marino de un mar muy poco profundo, juntamente con los cadáveres de los animales y vegetales que habitaban la columna de agua situada por encima. Pero también los cadáveres de aquellos organismos que vivían sobre el fondo, tanto en la superficie como en el interior de las capas de sedimento.
Con el paso del tiempo y por un proceso de litificación o diagénesis, los blandos sedimentos se fueron compactando, endureciendo y transformándose mineralógicamente, hasta convertirse, finalmente, en las rocas sedimentarias que hoy vemos y que contienen los restos esqueléticos de ciertos animales y los restos mineralizados de determinados vegetales, marinos, los mismos que, en la actualidad pueden verse dispersos sobre el terreno, al resultar liberados del interior de la roca matriz, al descomponerse ésta por efecto de la meteorización y luego disgregarse por efecto de la erosión.

 
Representación paleogeográfica muy esquemática en la que se pueden ver las partes emergidas y sumergidas de la placa ibérica, durante el Cretácico. Toda la zona catalana, entre otras, estaba sumergida, cubierta por las aguas del mar de Tetis
Imagen:
El mar Mediterráneo



Tradiciones mítico-religiosas, tortosinas, relacionadas con las "estrelletes"

En documentos de siglos anteriores, (s. XVIII-s. XX) se pone de manifiesto que existieron diversas creencias irracionales y distintas prácticas supersticiosas, asociadas a este tipo de restos fósiles, procedentes de la disgregación de una parte del esqueleto interno de unos extraños animales marinos de aspecto muy semejante al de vegetales que colonizaron los fondos marinos durante el Cretácico inferior.
Las antiguas costumbres populares, fundamentalmente, relacionadas con la religiosidad popular que estuvo centrada en la veneración de la imagen de la "Mare de Déu de Mig Camí", cuando son connfrontadas a la mentalidad materialista y racionalista, actual, resultan tan sorprendentes y curiosas, como increíbles.
A pesar de los avances de la divulgación y de la educación científica y de la cotidianidad del uso de alta tecnología, aún hoy día, subsisten algunas de aquellas añejas tradiciones, especialmente entre las personas de más edad y menor formación académica que habitan en la ciudad de Tortosa y en las localidades, más o menos cercanas.


Vieja tarjeta postal, de finales del s. XIX a principios del XX, en la que se puede ver a un grupo de "creyentes" buscando y recogiendo piedrecitas maravillosas, en la tierra de la explanada, de la ermita de Mig Camí, justo, en la zona más próxima al yacimiento paleontológico.
El personaje en primer término, por el aspecto y tonalidad de su vestido, parece ser un clérigo. Tarjeta, posiblemente impresa por Fototipia Thomas, en Barcelona.
Imagen: Todo Colección


Algunas creencias le suponían un origen sobrenatural a estas piedrecitas, mientras que otras les otorgan unas imaginarias virtudes extraordinarias, muy en consonancia con su origen celestial. Tales creencias, irracionales, dieron lugar a determinados usos populares, con la finalidad de propiciar la voluntad divina, por vía materna, y la de provocar la simpatía de la "Mare de Déu de Mig Camí" y en consecuencia la de atraer el poder milagroso para que solucionara el problema motivo de inquietud humana.
El supuesto efecto protector y/o beneficioso de las "estrelletes", "crevetes" y "pilanets" de Mig Camí, ha estado asociado a diversas prácticas propias de la medicina y la magia popular, al menos, durante el periodo comprendido entre los siglos XVIII y XX, aunque posiblenete incluya siglos anteriores en los que la litoterapia sagrada, mágico-religiosa estuvo muy extendida en Europa.


En 1933, las muchachas tortosinas, "en edad de merecer", aprovechaban las romerías para buscar afanosamente "estrelletes", con una finalidad crucial para las mujeres de aquella época.... no quedarse solteras o como se decía entonces "para vestir santos"
Fotografía original del fotoperiodista Josep Badosa.


Antiguamente, los pequeños restos fósiles de Pentacrinus neocomiensis de Mig Camí, fueron utilizados con diferentes finalidades. Finalidades mágicas en unos casos, siendo usadas como remedio terapéutico para tratar diversas dolencias. En otros casos, fueron usadas como preventivo para evitar su aparición y sus complicaciones e incluso llegaron a cumplir alguna función amorosa y, hasta, funeraria.

Hasta mediados del siglo XX, las "estrelletes", "crevetes" y "pilanets" de Mig Camí, estuvieron muy bien consideradas porque se les creía objetos milagrosos altamente fiables y muy efectivas para resolver, favorablemente, todo tipo de problemas, humanos, por el mero hecho de encontrarselas en un entorno sagrado y haber sido relacionadas, legendariamente, con la capacidad milagrosa y el carácter bondadoso de la Madre de Dios.

Los restos fósiles del Pentacrinus neocomiensis también aparece en otros lugares de la Península Ibérica y del mundo, interesando su presencia, sólo a los paleontólogos y coleccionistas, pero en Tortosa y otras poblaciones de su entorno han interesado a la gente común debido a su carga mítica.
Las piedrecillas de la ermita de la Virgen de la Providencia, de Mig Camí, dieron lugar a variadas creencias, pintorescas leyendas y sorprendentes prácticas supersticiosas. Aquellas costumbres populares, a pesar de ser totalmente irracionales y basadas en hechos imaginarios, antaño, estuvieron muy extendidas entre los habitantes de todas las poblaciones de la región de Tortosa y de mucho más lejos. La gente que, años atrás, veneraba y utilizaba, mágicamente, las "estrelletes", "crevetes" y "pilanets" de Mig Camí, lo hacían impulsados por una ingenua y crédula religiosidad, muy propia de aquella época.


Continuará