domingo, septiembre 30

Santiago Apóstol y los fósiles ibéricos (1)

Por Heraclio Astudillo Pombo. Universitat de Lleida

Fósiles ibéricos vinculados por el folklore español con Santiago apóstol o/y con su legendario caballo (1)


Introducción: los fósiles asociados a Santiago en el imaginario popular ibérico.
 

La mentalidad mágica, generalizada, en la mayoría de la población rural española, hasta bien avanzado el siglo XIX, producto de una elevada y amplia religiosidad acompañada de una escasa alfabetización, unidas a la falta de explicación conocida al hecho de la fosilización de los restos de los seres vivos de tiempos pretéritos, estimularon a la gente común a usar la imaginación y la fabulación para comprender ellos mismos o para explicar a otros, ciertos fenómenos que inicialmente les resultaban sorprendentes, y que dejados sin explicación, resultaban fuertemente inquietantes. Por todas  las razones anteriormente apuntadas los fósiles, desde la antigüedad, frecuentemente se han interpretado como marcas o señales sagradas, en otras ocasiones se han considerado como proyectiles celestiales, piedras caídas del cielo para castigar a los malos cristianos, y antes de la cristianización, para castigar a los malos paganos. 
En determinados lugares se acostumbró a asociar la presencia de ciertos fósiles con prodigios milagrosos, tales como la presencia de seres celestiales, considerarlos como testimonios de santas apariciones, enfrentamientos y petrificaciones milagrosas o, más raramente, diabólicas.


Representación de Santiago "matamoros", cabalgando sobre su portentoso caballo blanco, en un códice medieval.
Imagen: Expolio 

Por otra parte, en toda la península ibérica a partir de la Reconquista, Santiago Apóstol fue el santo más carismático, por haber participado en diversas batallas en las que ayudó a las tropas cristianas a vencer a los moros. 

Según la tradición evangélica Santiago Apóstol había sido apodado por el mismo Jesucristo “Hijo del Trueno”, según dicen debido a su impetuosidad. Algunos autores consideran que el sobrenombre que le impuso Jesús es la razón por la cual no es de extrañar que Santiago Apóstol sea el protagonista de muchos hechos legendarios y portentosos que están relacionados con los fósiles, en todo el territorio español. Concretamente se le ha relacionado con algunos tipos de fósiles que debido a ciertas características visibles que presentaban, fueron interpretados en unos casos como auténticas  "piedras de rayo" o "puntas del trueno" y en otros como "piedras cristianas" usadas como proyectiles contra los moros, sobre todo, en Navarra y el País Vasco, pero también con aquellos fósiles que por su forma se podía asociar con los emblemas típicos de la  peregrinación de Santiago Zebedeo al Finisterre gallego. Finalmente hay que hacer mención de que también se asociaron algunos fósiles con el caballo de Santiago.




FÓSILES JACOBEOS EN EL PAÍS VASCO (1).

Las pisadas del caballo de Santiago, en Santiagomendi de Astigarraga.


Ciertas marcas y concavidades que tienen una forma semejante y el tamaño aproximados, característicos de la huella dejada por la pisada de una cavallería, existentes en las rocas, en algunas zonas de la montaña de Santiago-mendi (cast. Monte de Santiago), situado en Astigarraga, (Guipúzcoa), hacia 1950 eran denominadas por los naturales del país, en euskara,Aita Santiago’ren zaldiak egin zituen perra-arrastoak”, es decir “huellas de herradura que hizo el caballo de Santiago”. Tal denominación popular de los grandes fósiles de pectínidos erosionados provenía de una antigua interpretación legendaria. Pues se creyó que estas marcas habían sido producidas por los cascos del caballo volador de Santiago, cuando el santo pasó, cavalgando a lomos de su caballo, camino de Galícia, según unos, y camino de la batalla de Clavijo, según otros, dando grandes saltos sobre las cimas de algunos montes que había en el itinerario seguido.
En realidad, las supuestas huellas de pisadas del caballo de Santiago corresponderían a los moldes externos o concavidades impresas sobre la piedra, dejadas por el exterior de las conchas fósiles de unos grandes bivalvos marinos del genero Pseudopecten (Pecten) aequivalvis, que vivieron en el Liásico (Mesozoico). Estas conchas fósiles son muy parecidas a las conocidas “conchas de peregrino” o “vieiras” que durante siglos han formado parte del atuendo de los "peregrinos de Santiago" que iban o volvían de Santiago de Compostela, pero como también se asemejan a la silueta de la base de un casco caballar, su presencia en los alrededores de la ermita de Santiago, estimularon la fantasía humana a asociarlas con el paso de un caballo mítico.

Aspecto de un fósil de Pecten, en su matriz de roca, obsérvese que existe un cierto grado de semejanza entre la forma de la concha y la base del casco de un caballo.
Imagen: Geologie


En unas leyendas, el santo jinete aparece viajando vivo, predicando pacíficamente el evangelio, yendo de camino hacia Compostela, en Galicia, mientras que en otras leyendas, el santo jinete aparece como el belicoso “matamoros”, que había bajado del cielo después de muerto, a lomos de su caballo, para ayudar a las tropas cristianas en la batalla de Clavijo, en la Rioja.


Las “piedras de Santiago” de Andoaín (Guipúzcoa).

En los terrenos cretácicos de Alava, Guipuzcoa y Navarra es frecuente ver fósiles de erizo de mar de la especie Micraster coranguinum, de los cuales se decía en Andoain (Guipuzcoa) que eran los proyectiles que había utilizado Santiago, en las guerras contra los moros, con los cuales se suponía que los había bombardeado desde el cielo hasta conseguir expulsarlos de esa zona de España. 
Por el motivo de creerlos asociados a un santo y a hechos milagrosos los mencionados erizos fósiles recibían de los naturales del lugar, el nombre genérico de “Arri-bedeinkatuak”, es decir “piedras benditas”, por el hecho de haber sido tocadas o movilizadas por el santo contra los enemigos de la cristiandad, y el nombre particular de "Santiagoren arria", es decir "piedras de Santiago" o el de "Santiago Matamorosen arriak", es decir "piedras de Santiago Matamoros".

Este tipo de "piedras" cuando se las hallaba casualmente al cavar la tierra los agricultores, se procuraba no dañarlas con las herramientas al extraerlas. Era costumbre, buscarlas y recogerlas en el día del santo, pues se creía que estaban más repletas de virtud, para ser usadas, posteriormente, como amuleto protector contra el impacto del temido rayo. Era tradicional que este tipo de "piedras benditas" debido a su virtud específica, fueran llevadas encima por todas aquellas personas que debían permanecer a la intemperie, durante los episodios de las tormentas, con abundantes truenos y rayos: pastores, leñadores, arrieros, campesinos, marineros, etc., para alejar al rayo de sus personas.

Obsérvese el aspecto cruciforme de los cuatro surcos mayores del sistema ambulacral de este erizo de mar, fósil, por esta razón, este tipo de fósil habría sido identificado como una "piedra bendita", por la creencia de que estaba marcada con la cruz, el signo de Cristo.
Imagen: http://www.hontzamuseoa.com/7-Paleonto.htm



Este tipo de piedras benditas también, fueron expuestas en lugares inaccesibles o ocultos del exterior de los edificios y construcciones rurales, tales como viviendas, establos, graneros y pajares, e incluso sobre ciertos árboles que resultaban muy apreciados por sus propietarios, para evitar que el rayo cayera sobre ellos, causando su destrucción o incendio y los perjuicios subsiguientes.



FÓSILES JACOBEOS EN NAVARRA (1)


 
Las "conchas de peregrinos" de piedra, de Santiago de Lokiz.

En los alredores de la ermita de Santiago de Lokiz, la más famosa de todas las existentes en los valles de Amezkoa y Lana, abundan los fósiles de pectinidos, del genero Pseudopecten aequivalvis

Aspecto de un fósil de Pseudopecten aequivalvis, con la típica forma de la popular "concha de peregrino", "vieira" o "concha de Santiago"
Imagen: szukajas


Según los relatos orales, transmitidos de generación en generación en esa zona, su presencia se debe a que Santiago Apóstol pasó por esos montes desolados, hace siglos, en el transcurso de su larga ruta hacia Galicia y que esa es la razón por la que de forma prodigiosa, aparecieron por allí numerosas "Conchas de Peregrinos" de piedra, para dejar testimonio del paso del santo por esos lugares. Esas conchas de piedra de peregrino de piedra que se creía que aparecieron milagrosamente por donde el santo peregrino iba pasando, son llamadas por los naturales de la zona "Erromesen Maskor" es decir "Conchas de Peregrinos".



Las "piedras de Santiago" de la comarca de La Sakana o de La Barranca.

Son un tipo de piedras muy abombadas y de forma ovalada-acorazonada, su denominación manifiesta una clarísima vinculación popular con Santiago Apóstol. Entre los habitantes de muy diversas localidades de esta comarca del noroeste de Navarra, los erizos de mar fósiles, eran conocidos por el nombre de “Santiago arriak”, es decir "piedras de Santiago". La comarca de La Sacana, es una depresión formada por la confluencia de distintos valles que está situada entre las sierras de Santiago de Lokiz, de Urbasa y de Andia que, a su vez, se halla subdividida en diversos pequeños valles, en cuyas localidades este tipo des fósiles, seguían manteniendo su vinculación con Santiago, pero eran conocidos con nombres ligeramente diferentes. Así, en el valle de la Burunda, en las localidades de Bakaikoa e Iturmendi se les conocía como "Santiyo arriya", mientras que en Etxarri Aranaz, se referían a ellos como “Santiyo arri” y como "Santiyo arriya", en algunas localidades de la zona, aún no determinadas, también se las conocía como "Santikuarri". Todas estas denominaciones, expresadas en las diversas variantes locales del euskera, significaban exactamente lo mismo: "piedra de Santiago".

Estas curiosas y raras piedras, eran, en realidad, fósiles de erizos de mar, del Cretácico Superior, en general, se trataba de ejemplares bastante bien conservados de Micraster coranginum y más raramente de Micraster sp. y de Echinocorys sp.
Era creencia popular muy extendida en la zona que este tipo de piedras habían caído del cielo durante las tormentas, acompañando a los truenos y que eran el mismo rayo materializado en piedra, es decir, que se las tomaba por auténticas "piedras de rayo".

La marca deprimida de aspecto cruciforme, que dibujan los 4 surcos más largos del sistema ambulacral, en la parte superior del caparazón del erizo, fue interpretada como un signo o marca divina en forma de cruz, impuesta milagrosamente por el contacto con la mano del santo. De esta manera los buenos cristianos podían reconocer por estar marcadas con el símbolo de la cruz a aquellas piedras que desde el cielo el santo había lanzado contra los moros impíos y así poder beneficiarse los cristianos de su virtud milagrosa, usándolo como amuleto protector, con efectos repelente del temible rayo.

Obsérvese el aspecto cruciforme de los cuatro surcos mayores del sistema ambulacral del erizo de mar fósil, razón por la cual este tipo de fósil habría sido interpretado como una piedra con "virtud", por estar marcada con el signo de Cristo.
Imagen: Hontza Museoa


Antiguamente, este tipo de piedras eran recogidas, con gran alegría y respeto, por los campesinos, pues se tenía la creencia que las lanzaba Santiago y que, con ellas, las casas que las guardaban y las personas que eran portadoras, estaban protegidas contra el impacto de las temidas "ozpingarriak", o sea, unas imaginarias "piedras del cielo" a las que se creía que eran  las portadoras de la muerte y del fuego que venía del cielo tormentoso. Por esa creencia, eran colocadas en los alféizares de las ventanas, como poderosos amuletos capaces de alejar las tormentas de aterradores truenos, las pedregadas del granizo y, sobre todo, desviar la trayectoria de los mortíferos, destructivos e incendiarios rayos.

Desde la Edad Media hasta el siglo XIX, en las zonas rurales del norte de España, se decía, y se creía, que los truenos los producian los cascos del caballo del apóstol, al chocar sobre las nubes y que los rayos eran proyectiles lanzados por el mismísimo Santiago contra los malos cristianos y los enemigos de Cristo, para aniquilarlos.

En el noroeste de Navarra, hasta mediados del siglo XX, los fósiles de Micraster, sobre todo, y también los de Echinocorys fueron usados como amuletos de protección contra los rayos, siendo expuestos en los alfeizares de las ventanas de las casas, o llevados encima por la gente que, habitualmente, debía transitar por descampados, tales como arrieros, campesinos, leñadores y pastores, con la finalidad de protegerse de la muerte por fulminación.


Fuentes:


- Barandiarán, José Miguel de, "Arri-bedeinkatuak", en Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco. Editorial Auñamendi Estornés Lasa Hnos. Zarautz.
- Erdozia Mauleon, Jose Luis. 2004. Sakanako Hiztegi Dialektologikoa. Nafarroako Gobernua & Euskaltzaindia.
- Laborde, Manuel & de Lecuona, Manuel. Santiago-Mendi, de Astigarraga (Nota geológico-artística). Munibe. Crónica de Historia Natural, 1954, p. 50-56
- Leizaola Calvo, Fermín. Fósiles utilizados como protectores y otras creencias en torno a ellos. Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía. Donostia-San Sebastián: Eusko Ikaskuntza, 1991, p. 59-66.
- Leizaola, Fermín. Símbolos mágico-religiosos en el mundo rural de Euskal Herria. Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía, Donostia-San Sebastián: Eusko Ikaskuntza, 1999. p. 195-217.
- Kilden, Pette. Fosilak, saldu ala museoetan gorde? Lurraren zientziak: Paleontologia, Elhuyar Zientzia eta Teknika. 152. 2000/03/01. Elhuyar Fundazioa - Eskubide Guztiak Erreserbatuta.
- vv. aa.1999. Diccionario Euskaldunak de Etnografía Vasca. vol. 2. Ed. Etor-Ostoa. Lasarte/Oria. Gipuzkoa. Euskadi.

domingo, septiembre 16

Los fósiles y la Cultura Popular (y 5)

Por Heraclio Astudillo Pombo. UdL


Las causas del declive de las creencias maravillosas, asociadas a los fósiles, en la cultura popular europea y española.



El descubrimiento y estudio de nuevos territorios

En la Europa moderna, durante los siglos XVI  a XVIII, se realizaron  numerosas expediciones de exploración   geográfica, y de conquista y colonización de nuevos territorios, realizadas por exploradores viajeros, navegantes aventureros, colonos pioneros o milicias armadas que viajaban por todo el nuevo mundo recién descubierto, en representación de los intereses de los diferentes gobernantes. Gracias a las exploraciones y asentamientos realizados en todos los continentes, se pudieron  observar muchos fenómenos curiosos y sorprendentes o se pudieron recolectar innumerables ejemplares de los tres Reinos de la Naturaleza que permitieron a los naturalistas y estudiosos, darse cuenta de la riqueza, diversidad, similitud y amplitud del mundo natural. 


La formación de Gabinetes de curiosidades y maravillas naturales

En sus inicios, los ejemplares curiosos representantes de las rarezas de los tres Reinos de la Naturaleza, traídos hasta Europa, sirvieron para formar colecciones privadas, por parte de la nobleza y la aristocracia económica o religiosa, de cada país. Se organizan bizarras exposiciones en ciertos salones, reunidas con criterios diversos según la mentalidad de sus propietarios: estéticos, geográficos, utilitarios o míticos, dando origen a los llamados Gabinetes de rarezas o curiosidades o salas de maravillas, de la Naturaleza. En estos locale se mezclaban, caóticamente, multitud de objetos naturales y artificiales, vulgares y "maravillosos", minerales y orgánicos. El apabullante conjunto de objetos extraños, solía causar en sus visitantes una mezcla de  sorpresa por la novedad y rareza de los objetos de colección y de admiración por el propietario poseedor de tales maravillas y porque había podido invertir una gran cantidad de dinero en si adquisición y acondicionamiento. 

Aspecto del interior del Museum Wormianum en según un grabado realizado en 1655
Imagen: Wikipedia 

 

El desarrollo de la Historia Natural 

Con el paso del tiempo y por efecto de los estudios sistemáticos de los distintos ejemplares, basados en la observación minuciosa, la comparación racionalista y la experimentación de las propiedades fisico-químicas o terapéuticas, la clasificación en categorías objetivas, acabaran por transformarse en museos privados con secciones de Antigüedades y de Historia Natural, mantenidos por naturalista ricos, emprearios eruditos o nobles interesados en la Historia natural. 

Al incrementarse los conocimientos "científicos" sobre la amplitud del mundo natural y más concretamente del mundo geológico, por el auge de las ideas racionalistas entre la mayoría de los naturalistas, filósofos e historiadores de la Naturaleza, comienza el proceso de declive de los fósiles, anteriormente considerados como objetos de origen extraordinario, virtudes maravillosas y usos mágicos. El avance se consigue gracias a las evidencias naturalistas cada vez más numerosas, a pesar de las duras controversias mantenidas contra las opiniones anticuadas de naturalistas de mentalidad pre-científica, eclesiásticos obstrusos y creyentes ultraconservadores que defendían puntos de vista irracionalistas y sobrenaturalistas, sobre el origen y la naturaleza de los diversos tipos de fosiles.

Los fósiles de los animales marinos, servían a los defensores del sobrenaturalismo religioso, para defender la realidad de un hecho legendario, el Diluvio universal, cuyos testimonios eran los animales petrificados.
Imagen: Virtual Fossil Museum


El enorme cambio conceptual y funcional que produce la nueva perspectiva moderna, laica, racionalista y científica, sobre la naturaleza y el origen de los fósiles, entre las capas sociales dirigentes e influyentes, favorece el declive de la interpretación arracionalista y sobrenaturalista de los objetos raros y de los fenómenos poco conocidos, de la naturaleza. 


Expansión social y geográfica del conocimiento científico

Con el paso del tiempo y el desarrollo de los ideales sociales republicanos de los revolucionarios franceses y americanos, la educación del "pueblo" es vista como algo natural y necesario para el "hombre libre y responsable", por parte de los empresarios, lideres religiosos y gobernantes progresistas. 
La alfabetización altruista de los "pobres" por parte de algunas asociaciones culturales de raíz religiosa u obrera   facilitará el acceso a los nuevos conocimientos a través de libros, conferencias y tertulias. La transformación de la sociedad favorece la transmisión de las ideas "modernas, racionalistas o científicas" entre las élites de las clases populares. 
El cambio sufrido en la mentalidad de las clases superiores ilustradas se va transmitiendo hacia las capas sociales inferiores, con lo que progresivamente va decayendo la apreciación y el uso social, de tipo religioso y mágico-medicinal, de algunos tipos de fósiles que anteriormente eran muy valorados con tales fines. 


Ilustración del libro de Nicolás Steno (Nils Stensen)  (1.638-1.686) en la que se muestra la cabeza, reseca, de un tiburón mediterráneo, con las fauces completamente abiertas para hacer visible su dentadura. 
Se trataba de un ejemplar que diseccionó para conocer su estructura anatómica, a estudiar sus dientes se dió cuenta que eran identicos a las valoradas glosopetras maltesas, llamadas lenguas de Malta o lenguas de san Pablo, por lo que concluyó que tales piedras mágicas, en realidad, deberían ser, inequívocamente, dientes petrificados de tiburones antediluvianos.
imagen:palaeo.gly.bris.ac.uk/.../History/first.xhtml
 

Avances de la Medicina moderna y desarrollo de las Ciencias Naturales

A partir del siglo XVIII y, sobre todo, del XIX, con la, relativamente, rápida y profunda evolución cultural de la sociedad europea, como consecuencia de la difusión de los avances científicos de la Medicina, de la Farmacia y de las Ciencias Naturales modernas, a través del proceso de racionalización de la praxis médica y farmacéutica, de la progresiva escolarización y acceso a la información impresa, de las clases medias,  se fue favoreciendo una situación de transformación social que condujo a la rápida perdida de valor y de uso social de la mayoría de aquellos fósiles que antiguamente habían sido muy apreciados y ampliamente usados con fines.

Algunos tipos de fósiles utilizados, hasta ese momento, como amuletos protectores contra el infortunio, en general, o como defensa para determinadas clases de peligros, iban perdiendo credibilidad, usuarios y demanda comercial. Lo mismo iba sucediendo con los fósiles usados como preventivo contra las asechanzas y ataques de los malos espíritus que se creía que pululaban por todas partes, ya fueran brujas, brujos, espectros o demonios, seres imaginarios considerados capaces de provocar diversas clases de agresiones que resultaban inexplicables, en épocas anteriores, incluso para gente con nivel cultural notable. 

Anillos protectores, británicos, de los  siglos XVII a XIX, elaborados con oro y adornados con una o más "toadstone", es decir, "piedras de sapo". Un tipo de diente fosilizado, de ciertos géneros de peces marinos mesozoicos o cenozoicos. Fueron joyas de uso, predominantemente, femenino  Imagen: Victoria & Albert Museum  

Igual suerte corrieron aquellos tipos de fósiles usados como remedios terapéuticos, que eran prescritos y aplicados por médicos, cultos, y preparados por boticarios, cualificados, pero también empezaba a suceder con aquellos que prescribían, preparaban y aplicaban los "médicos populares" o curanderos, para el tratamiento de diversas dolencias y enfermedades, tanto corporales como mentales. 
En los muros exteriores de algunos edificios se incrustaron determinados tipos de fósiles, generalmente ammonites, no sólo con finalidades ornamentales, sino también con función protectora, ya que sus propietarios estaban convencidos de su efecto defensivo y de su poder amulético.
imagen: portlandbill

De manera que los fósiles al ir quedando despojados de sus antiguas virtudes esotéricas y de sus tradicionales funciones religiosas y mágico-medicinales, irán perdiendo su anterior relevancia social, en todas las capas de la sociedad, con lo que al cabo de los años, también, acabaron por desaparecer de la memoria colectiva, perdiéndose toda la información etnopaleontológica, con gran valor antropológico, que ciertos fósiles llevaban asociada.


Se puede constatar, documentalmente, que a finales del siglo XIX y principios del XX, se ha producido el abandono social,   casi total de las anteriores tradiciones esotéricas relativas a determinados tipos de fósiles, pues se encuentran  poquísimas referencias, al asunto, en los estudios folclóricos y etnográficos de esa época.
Progresivamente las antiguas costumbres relacionadas con creencias supersticiosas y prácticas irracionales, asociadas a diversos tipos de fósiles, fueron desapareciendo de la vida cotidiana para pasar a constituir materia del folclore, objetivo de la etnografía e integrante de la antropología cultural.

Diversos grupos de organismos fosilizados que, tradicionalmente, se han asociado con costumbres populares, mostrados en una pàgina web del Museo Británico de Historia Natural de londres
Imagen: Explore the myths about fossils


El siglo XX

Durante todo el siglo XX, la rapidísima transformación social por efecto de las migraciones provocadas por las diferentes guerras, la escolarización masiva a partir de las décadas de 1930 a 1950, la socialización de la medicina y la difusión  de los avances científicos, se encargaron de ir haciendo desaparecer de la memoria colectiva los cada vez más escasos vestigios de la antigua cultura popular paleontológica. 
Afortunadamente para los investigadores del fenómeno etnopaleontológico, aún se conservan algunos residuos de los antiguos conocimientos, gracias a la existencia de escasos depositarios, tales como libros y revistas, antiguos o personas ancianas que conservan una buena memoria de sus tiempos de infancia y juventud.

Cubierta de un libro alemán, dedicado a recopilar y mostrar las antiguas y modernas, costumbres europeas relacionadas con los fósiles, titulado "Fossilien im Volksglauben und im Alltag" (Los fósiles en el folklore y en la vida cotidiana) y subtitulado "Bedeutung und Verwendung vorzeitlicher Tier- und Pflanzenreste von der Steinzeit bis heute" (Significados y usos de los restos fosilizados de animales y plantas, desde la Edad de Piedra hasta el tiempo presente.). 
Resulta irritante, constatar que no hay ni una sola referencia a casos propios de la Península ibérica, lo cual no es nada extraño, sabiendo que en esa fecha no hay ningún estudio ni publicación, peninsular, sobre el tema.
Imagen:


El siglo XXI

Hoy en día se puede comprobar, mediante encuestas y entrevistas, que hasta las clases populares que fueron las últimas depositarias de aquellos conocimientos curiosos o supersticiosos, han olvidado la mayoría de las creencias, abandonado la mayoría de las prácticas y usos populares, tradicionales, e incluso que han olvidado muchas de sus denominaciones tradicionales. 
Como suele suceder, el triunfo de la revolución cultural supuso una progresiva y generalizada perdida de un antiguo patrimonio cultural, con poco prestigio y ninguna función social relevante, antes de que pudiera ser registrado y estudiado por los especialistas en etnografía y etnología.


Reflexiones finales

A pesar de que a lo largo de las entradas precedentes, se ha denostado la credulidad de los usuarios, modernos, de amuletos y de fósiles maravillosos o se ha criticado a los promotores de creencias supersticiosas, a los divulgadores de prácticas irracionales y a los vendedores de amuletos mágicos, vinculados con los fósiles, tales "errores vulgares" forman parte del patrimonio etnográfico de la humanidad.
El estudio de las costumbres, populares, antiguas y modernas, laicas, religiosas o supersticiosas, asociadas a determinados tipos de fósiles, es una fuente de conocimiento que permite, al estudioso del fenómeno, conocer la evolución conceptual de las ideas asociadas a ciertos tipos de fósiles, la distribución geográfica o/y histórica de tales ideas, su papel como barrera contra el avance de las ideas racionalistas y científicas, o su vinculación con ciertas actividades respetables, como la religión, el comercio, el derecho, el ocio cultural, etc.

La necesidad de recuperar, todo lo que sea posible, de ese interesante patrimonio cultural español, antiguo, ahora en parte irremediablemente perdido o en vías de estarlo, se justifica, científicamente, por sus notables valores antropológicos, históricos y lingüísticos, entre otros.

Pero somos conscientes que este reto de recuperación de información relativa al folklore ibérico de los fósiles no es una misión fácil, puesto que tenemos la certeza que en muchos casos llegamos demasiado tarde, puesto que los escasos ejemplares que restan de muchos documentos antiguos se han extraviado, han sido destruidos o forman parte de colecciones inaccesibles y que muchos de los otros materiales accesibles: los recuerdos de personas mayores se han deteriorados o perdidos, por senilidad o fallecimiento.
También sabemos que en otros casos va a resultar una labor muy lenta y laboriosa, porque sus depositarios, documentos o personas, no resultaran fácilmente accesibles al investigador, por ser desconocidos, estar dispersos por toda la geografía española y algunos, posiblemente, ubicados en el extranjero, pero estamos seguros que la paciencia con método e interés, ayudada por la cooperación de informantes y las facilidades que brinda Internet para acceder a fuentes de información pueden contribuir a obrar "milagros" humanos.



Referencias: 

- Anónimo. Cuartos de maravillas. Wikipedia
 Annoscia, Enrico. 1981. I fossili nel mondo dell'uomo. Milano. Soliart.
- Bassett, Michael G. 1982. Formed Stones, Folklore. and Fossils. National Museum of Wales. Cardiff. Geological Series No. 1,
- Buffetaut, Eric. 1991. Des fossiles et des homes. Paris. Éditions R. Laffont.
- Gayrard-Valy, Yvette. Les fossiles: empreinte des mondes disparus. 1988. Paris. Gallimard.
- Oakley, Kenneth. P. 1985. Decorative and Symbolic Uses of Fossils. Oxford University Press.
- Thenius, Erich; Vávra, Norbert. 1996. Fossilien im Volksglauben und im Alltag. Frankfurt. Kramer.



viernes, septiembre 14

Los fósiles y la Cultura Popular (4)

Por Heraclio Astudillo Pombo. UdL


La valoración social de los fósiles, como piedras maravillosas (2)


Algunos fósiles han sido considerados como "piedras sagradas", vinculadas a alguna divinidad en particular

En sociedades, muy primitivas,  con culturas muy elementales y religiones muy simples, de tipo animista,  sin divinidades mayores  pero con infinidad de divinidades menores, vinculadas al dominio de  toda clase de fenómenos naturales, se consideraron como "piedras muy especiales" de naturaleza sagrada, a algunos tipos de fósiles. A los que por sus especiales características particulares de forma y lugar de yacimiento, fueron interpretados como un tipo de “receptáculos pétreos”, en cuyo interior gustaban de refugiarse o residir ciertos seres invisibles y muy poderosos llamados “genios”,  “espíritus” o “fuerzas” que regían ciertos fenómenos y procesos de la naturaleza”, por lo que creyendo que estaban dotados con determinados poderes sobrehumanos muy específicos. También creían  que esos espíritus podían ser seducidos o empatizados, mediante ciertas "formulas" u oraciones,  rituales propiciatorios o acciones de ofrenda, consiguiendo influir o dominar, de esa manera, sobre su poder mágico, en beneficio propio. Por este motivo algunos tipos de fósiles fueron considerados y usados como verdaderos fetiches portátiles, cargados de “fuerza o poder” mágico gracias a su imaginario contenido interior.

En la época romana, el azabache debido a sus cualidades electrostáticas, fue considerado como una piedra mágica emparentada con el ámbar amarillo. Frecuentemente fue usado en la elaboración de joyas-amuleto: medallones, broches camafeos y anillos, pues debido a sus supuestas cualidades protectoras mágicas se le creía capacitado para desviar o neutralizar  la mirada de los fascinadores causante del mal de ojo. Los medallones colgantes y broches camafeos de azabache, romanos, destinados a la protección contra la fascinación, fueron tallados con un tema muy popular en aquella época, una representación de la cabeza de la mítica Medusa quien podía petrificar con su mirada. Talla de 3 x 4 cm.
Imagen:  Museo de Yorkshire

Con el paso del tiempo y la evolución de aquellas sociedades sencillas y primarias hacia modelos sociales y culturales más complejos,  con religiones  más estructuradas, con un sistema de “divinidades mayores  y menores”, aquellos mismos tipos de fósiles habrían pasado a ser considerados  como "piedras sagradas", ya no por ser un estuche sagrado o residencia mágica de una divinidad menor, sino por considerarlos como verdaderas representaciones pétreas de unas determinadas divinidades mayores o menores, constituyentes del panteón religioso de aquella comunidad social.  
Se creyó que existía un vínculo mágico entre aquellas clases de “piedras”  y las divinidades a las que representaban simbólicamente. Está supuesta vinculación mágica hizo que se les supusiese como piedras dotadas de ciertas virtud o poder mágico, bastante específico, en función de las capacidades sobrenaturales atribuidas, precisamente, a aquella divinidad, en particular, que las patrocinaba personalmente. Como, según la mitología propia de esa sociedad, cada una de tales divinidades, , disponía de unos poderes personales bastante particulares y característicos, relacionados con la solución, mitigación o prevención de diversos tipos de problemas humanos que habitualmente condicionaban la calidad y satisfacción de la vida humana, cada clase de aquellas piedras gozaba del mismo tipo de capacidades mágicas protectoras, preventivas o curativas que su divinidad patrona.

Un sacerdote hindú adorador del dios Visnú, en un ritual invocatorio de esa deidad, unta con una pasta oleosa vegetal unas piedras sagradas llamadas Salágramas. En realidad se trata de nódulos de piedra caliza negra 
que proceden del río sagrado Gandakí, en Nepal y que contienen el molde interno de un ammonite o marcado su molde externo. A esta clase de nódulos calizos ammoníticos, procedentes de esa zona nepalí, se les considera una representación prodigiosa del dios Visnú, que cuando son ocupados por la deidad adquieren una capacidad de indulgencia enorme, si luego se les venera de la forma adecuada.

En sociedades con una interpretación mítica de las piedras  y una concepción mágica del mundo físico, a ciertos tipos de fósiles se les atribuyó un determinado origen mágico-mítico,  en función de su forma característica y de su lugar de hallazgo, su formación estuvo asociada a la intervención sobrenatural de una determinada divinidad. Por este motivo algunos tipos de fósiles serían considerados como un tipo de piedras consagradas a una divinidad,  ya fueses por ser su representación simbólica o por ser su reliquia. Por tales motivos se las suponía piedras dotadas con virtudes mágicas benefactoras o poderes sobrenaturales  benéficos, más o menos específicos,  poderes que coincidían con aquellos que eran propios y típicos de la divinidad a la que representaban. A tales clases de piedras sagradas, se les rendía el mismo tipo de culto y veneración que a las imágenes figurativas convencionales que representaban a las divinidades asociadas a ellas.


Algunos tipos de fósiles fueron considerados como una clase de "piedras donadas" por las divinidades a sus devotos, como un regalo con efecto benéfico y protector 

En otra etapa histórica posterior, con sociedades más complejas y religiones míticas con diversas divinidades mayores y otras muchas menores, ciertos tipos de fósiles habrían pasado a ser considerados, no como simples piedras mágicas, cargadas de buenas influencias y capaces de proporcionar buena suerte o protección contra amenazas latentes, por su misma naturaleza mágica, sino por ser un regalo de una divinidad. 
En aquella lejana época de la antigüedad, ciertos tipos de fósiles, habrían sido interpretados como una clase de "regalos divinos", piedras dejadas al alcance de sus devotos humanos, por ciertas divinidades, superiores (celestes o meteorológicas) o inferiores (subterráneas), magnánimas y generosas benefactoras de aquella comunidad humana, que les rendía culto de veneración. 
En unos casos se creía que la residencia permanente de estas divinidades amigables y protectoras, podía ser celeste, en otros caos terrestre, subterránea o acuática, según contaban los relatos de la mitología, particular de aquella comunidad. Todo este contexto fabuloso vendría influenciado por la forma particular de aquellos fósiles, por su imaginario y mítico lugar de procedencia, celestial, acuático o subterráneo y las cualidades de su pretendido donante divino.

Representación artística de la creencia popular, germánica, según la cual los belemnites eran “piedras del trueno” que caían durante las tormentas acompañando a los relámpagos y truenos o que eran supuestas "flechas de Donnar", lanzadas con ira por el dios del trueno, contra sus enemigos. En la mitología de los germanos, los belemnites  eran interpretados como auténticas "piedras de rayo" que guiaban al rayo hasta su objetivo y causaban gran destrozo allí donde golpeaban por voluntad de Donnar o Thor. En diversos lugares de España y Portugal, los belemnites también han sido considerados popularmente como un tipo de "piedras de rayo".
Imagen: Fossil myths   

En aquella misma época histórica, en otras sociedades de cultura más compleja, con religiones más elaboradas, se habría considerado a algunos tipos particulares de fósiles, por su rareza y forma característica, como verdaderos objetos mágicos donados por alguna divinidad magnánima a sus devotos humanos, que podían ser usados en beneficio de la comunidad o para la protección personal. 
Se creía que aquellas divinidades magnánimas se complacían en hacer regalos mágicos a sus fieles, como una muestra de su o simpatía hacia ellos. Debido a esta creencia, algunos fósiles fueron considerados como verdaderas piedras divinas.

Un collar de ámbar, realizado con fragmentos rodados de resina fósil, recogidos en playas del mar Báltico. A pesar de su innegable atractivo estético, su mayor atractivo es que era capaz infundir sabiduría y virtud en sus portadores, pero es que además se creía que era un buen preventivo y un buen remedio curativo contra las dolencias relacionadas con el pulmón, la garganta, los dolores de cabeza, la circulación, etc.
Imagen:
http://www.mesiento.com/ambar-ese-regalo-de-la-madre-tierra

 


Algunos fósiles considerados como "piedras mágicas" dotadas con virtudes particulares, para la defensa o protección específica

La creencia en la existencia de una vinculación directa entre ciertos tipos de “piedras maravillosas” (fósiles) con determinadas divinidades, competentes en ciertas acciones protectoras específicas, habría influido para que la gente usara esos tipos de fósiles como amuletos o talismanes, con finalidades protectoras muy particulares y específicas. Tales "piedras mágicas" podían ser usados en la prevención de determinados tipos de amenazas latentes tales como: peligro de accidente, fracasos y desgracias varias,  enfermedades y dolencias, causadas por las malas influencias ejercidas por ciertos tipos de malos espíritus que se suponía que habitaban en todas partes o en ciertos lugares, y que siempre estaban dispuestos a perjudicar a las personas devotas y a sus propiedades. También se usaron para neutralizar los conjuros mágicos, maldiciones  o encantamientos, de tipo perjudicial, lanzados sobre ciertas personas vulnerables, por medio de malas artes (hechicería) por brujos y brujas.

Fotografía tomada a principios del siglo XX, en la que se pueden ver 10 ejemplares de erizos fósiles de la especie  Echinocorys scutatus, dispuestos en el alfeizar de una ventana, con la finalidad de alejar de aquella vivienda, la "mala suerte" relacionada con la caída de rayos. Por medio de esta exposición de supuestas "piedras de rayo" se creía que se evitaba que algún rayo pudiera alcanzar esa casa, pues su presencia la protegía mágicamente.
Imagen: Herbert Toms, 1928. 

Ciertos tipos de fósiles se usaron para protegerse contra las desgracias que pudieran poner en peligro las más diversas empresas humanas,  pudiendo incluirse, desde los proyectos comerciales,  los procesos industriales, los éxitos económicos hasta los triunfos amorosos o el éxito de los procesos productivos anuales de tipo agrícola y ganadero, la conservación de los alimentos o la protección o recuperación de la salud, la ausencia de problemas graves en los largos viajes por tierra y mar, pero también para asegurar el tránsito fácil y rápido del espíritu de los difuntos al otro mundo.

Representación humorística de ciertas situaciones reales en la vida cotidiana de las cortes principescas europeas, durante los siglos X al XV. Se representan determinadas creencias y costumbres supersticiosas, de la época medieval y renacentista, asociadas al temor a los envenenamientos alimentarios. 
En el centro un costoso amuleto llamado lenguario o árbol lingual, elaborados con metales preciosos y ramas de coral rojo y dientes fosilizados de diversos géneros de tiburones. Los dientes eran llamados glosopetras o piedras lengua, pero también lenguas de víbora, de serpiente, de san Pablo, etc.. que se creía que neutralizaba los venenos. A la derecha un comensal realiza la "prueba" de la inocuidad del contenido de su copa. A la izquierda, el camarero envenenador y su víctima, que no tomó la precaución que su compañero de mesa...
Imagen: Junior Geo 


Algunos fósiles considerados como "piedras mágicas remediadoras" con virtudes medicinales

En una etapa histórica posterior, la primitiva creencia supersticiosa en la posesión de unas supuestas virtudes preventivas o defensivas, típicas de ciertos tipos de fósiles, habrían evolucionado hacia una ampliación de sus supuestas capacidades mágicas, alcanzando la capacidad de remediar dolencias o enfermedades, gracias a la posesión de determinadas virtudes curativas. De esta manera, algunos tipos de fósiles considerados como piedras  defensivas habrían pasado a ser considerados como piedras medicinales, que usadas de la forma apropiada serían capaces de causar efectos reparadores sobre la salud humana, cuando estuviera más o menos deteriorada, con un efecto curativo semejante a como lo podrían haber hecho otros remedios de origen vegetal o animal. 


Los fósiles de la ostra grifea (Gryphea arcuata), antiguamente, fueron utilizados en diversas regiones de Europa para tratar los problemas de artrosis y deformación articular, causados por el reumatismo deformante, aplicando el principio médico de "las signaturas" o señales divinas que mostraban diversos minerales, animales o vegetales. Su aparente deformidad indicaba que podía actuar sobre las deformaciones artrósicas y los dolores artríticos humanos.
 imagen: http://www.windowsonwarwickshire.org.uk/spotlights/jurassic/a_devilstoenail.htm  

En algunos casos, los fósiles fuero utilizados como "remedios simples", y se creía que bastaba con sumergirlos, durante cierto tiempo, en las bebidas o comidas que se administraban al enfermo o si eran fósiles muy pequeños, tragarlos con un bocado o sorbo, para que le transfirieran su virtud curativa. 
En otros casos la preparación del remedio era algo más compleja, pues los fósiles debían ser triturados o pulverizados para poder ser suspendidos en líquidos diversos o disueltos en vinagre para luego poder ingerirlos o aplicarlos sobre ciertas partes del cuerpo
Otra modalidad consistía en que también fueron consumidos como constituyentes de ciertas fórmulas elaboradas por médicos y farmacéuticos, siendo considerados ingredientes, más o menos importantes de ciertas pócimas, para el tratamiento de determinadas dolencias. Este fue el caso del llamado "unicornio mineral" o "unicornio fósil".
 
Cubierta de una edición de 1669, de la Historia Natural de Cayo Plinio Segundo, en la que en algunos capítulos se incluía el uso médico que, en su tiempo (s. I dC), se hacía de algunas piedras consideradas como curativas. Sus absurdas y dudosas anotaciones, fuero seguidas y aplicadas, crédulamente, por muchos médicos y boticarios, hasta finales del s. XVII
Imagen: Wikipedia


Ciertos tipos de fósiles que, entonces, se creían "piedras maravillosas", pasaron a formar parte de la materia médica y de la farmacopea, oficial de su época, quedando recogidos, con extraños nombres específicos, en los llamados lapidarios médicos. Esos libros eran tratados de litoterapia escritos por afamados médicos de la antigüedad, griegos y romanos, y posteriormente adaptados o ampliados por famosos médicos que cuidaban de la salud de la nobleza y la aristocracia militar, civil o eclesiástica, en la época medieval o en la renacentista.
Algunos de aquellos antiguos manuales de litoterapia fueron extraordinariamente famosos y respetados en su época, siendo aceptados sus principios y aplicados sus consejos por la mayoría de los médicos, desde los tiempos de la Grecia clásica hasta finales del Renacimiento, en que su valoración por parte de los médicos y boticarios, más críticos y buenos observadores, puso en duda su efectividad o demostró su falta de eficacia, provocando su descrédito y contribuyendo al abandono de su uso.


Algunos fósiles considerados como "piedras devaluadas" y objetos obsoletos
Por otra parte, también se ha podido observar que cada vez que algunas antiguas creencias mágico-religiosas vinculadas con algún tipo de fósiles, entraban en crisis, debido a su gran incoherencia con el nuevo marco cultural o con el contexto religioso, entonces sucedía que las costumbres, las creencias y los valores, anteriormente bien aceptados y predominantes, quedaban muy rebajados de categoría en la valoración social, se iban abandonando y con el tiempo se volvían minoritarios y en casos extremos de rigidez o intolerancia por parte de las clases dominantes, las viejas costumbres y creencias podían llegar a ser prohibidos y sus practicantes a resultar perseguidos, como herejes o sediciosos.
El cambio brusco del marco de referencia, cultural o religioso, de aquella sociedad podía ser consecuencia de una conquista militar por una nación extranjera, seguida de una posterior colonización, con una " imposición", sobre los vencidos, de nuevas normas, creencias y valores, los propios de los vencedores. Tal como pasó en diferentes partes de Europa, en diversas épocas históricas, ya fuese por efecto de la helenización, la romanización, la cristianización o la islamización de la población del territorio conquistado.

Fósil del equinodermo Micraster coranguinum, visto por su parte dorsal. Antiguamente, en ciertas zonas de Álava, Guipúzcoa y Navarra estos erizos de mar fósiles fueron considerados como piedras del rayo. Razón por la que eran expuestas en los alfeizares de las ventanas con la finalidad de que impidieran la caída de rayos sobre aquella casa. 
En otras zonas estos fósiles fueron considerados como piedras usadas en la lapidación de diversos santos cristianos y por ello impregnados con ciertas virtudes derivadas de los poderes específicos del santo lapidado.
imagen:  http://www.primigenius.com/shop/foto/FS%203898.jpg
El cambio brusco del marco de referencia social, cultural o religioso, también podía producirse como consecuencia de una “revolución" social, como fue la francesa, o de una “revolución" filosófica, como fue la Ilustración o de una “revolución" política como fue la bolchevique, todas ellas sucedidas en tiempos históricos relativamente recientes. En todos los casos mencionados se valoraba positivamente el racionalismo, el laicismo y la visión naturalista de la Naturaleza y se despreciaba el irracionalismo, el sobrenaturalismo y la visión mágica de la Naturaleza.
Con cada nueva crisis sociológica e ideológica que afectaba a la comunidad, aquellos tipos de fósiles que habían estado bien considerados, anteriormente, por su vinculación mágica, iban perdiendo la mayor parte de sus antiguos atributos mágicos y virtudes extraordinarias, degradándose su valor cultural, desapareciendo su antigua función social y decayendo su apreciación social.

En ciertos lugares de los alrededores de la ermita de "la Mare de Déu de la Providència", de Mig Camí, en Tortosa, todavía en la actualidad, se siguen recogiendo artejos estrellados del tallo del crinoide Pentacrinus, pero sólo como un recuerdo curioso de la visita. Pero muchas personas crédulas y supersticiosas, además, creen que son portadores de buena suerte
Imagen: Fósiles de Mig Camí

En muchos casos, incluyendo el tiempo actual, después de una fuerte degradación cultural y depreciación social, algunos tipos de fósiles, únicamente pudieron conservar su más primitivo y elemental estatus social, siendo considerados como simples piedras portadoras de buena suerte, es decir, objetos portadores de buena fortuna para sus poseedores.



Las "piedras" de formas extrañas que no son auténticas piedras
 
Como ya se ha comentado, anteriormente, en la última etapa cultural, de la sociedad europea que se inicia con la Revolución francesa, su marcado sentido racionalista, igualitario, antimonárquico y anticlerical, seguido del movimiento filosófico cientifísta, racionalista y antioscurantista de la Ilustración, las piedras maravillosas de todo tipo, de antaño, cayeron en un gran desprestigio social. Además con los avances de las ciencias naturales quedaba demostrado que las "piedras figuradas" no eran ninguna "maravilla" o "prodigio" de la Naturaleza, sino que se habían formado por causas naturales y de forma natural y que se trataba de restos de diversos tipos de organismos que habían vivido, millones de años antes que la Humanidad y que algunos de ellos, se habían podido conservar en forma de fósiles.


En el libro de Niels Steensen o Nicolaus Steno, titulado "Elementorum Myologiae Specimen", 1ª edición, 1667, quedaba claro que las piedras mágicas, denominadas "glossopetras" eran idénticas a los dientes de los tiburones actuales
Imagen: Ed Rogers Rare Geology Books 


La devaluación de las piedras mágicas y maravillosas, se ha conservado y ampliado en los tiempos actuales, en los que predomina la mentalidad racionalista y materialista sobre su contraria, la mentalidad mágica y espiritista. 
En la actualidad, la mayoría de las personas consideran a los fósiles como objetos de coleccionismo o de decoración, y algunas otras como elementos geológicos de conocimiento científico que permite reconstruir la historia de la Vida sobre la Tierra y las condiciones que la hicieron posible. 
No obstante, lo anterior, el valor y uso mágico de los fósiles se había conservado o reinstaurado, de nuevo, en ciertos sectores sociales, supersticiosos, carentes de toda capacidad crítica, faltos de recursos intelectuales para interpretar el mundo físico con criterios racionales y naturalistas.  Se trata de personas más o menos, vinculadas con el esoterismo, de todo tipo, ya esté relacionado con la religiosidad popular, más bien delirante o con las absurdas técnicas de pronostico del futuro, tales como la astrología, la numerología, la cartomancia, quiromancia, etc. o
adictas a las formas más absurdas de muchas de las llamadas medicinas alternativas, basadas en las más primitivas creencias y en prácticas chamánicas o pseudocientíficas, sin ningún fundamentos científico.  

Rostro de ortocerátido, procedente del Paleozoico de Marruecos, recortado, pulido y engastado en montura de plata, diseñada para ser usado como colgante. 
Según el vendedor sirve para aumentar la vitalidad, reducir la ansiedad y el estrés, neutralizar las toxinas, equilibrar las emociones, aumentar la seguridad en uno mismo y alcanzar el éxito en los negocios... Es decir se vende como amuleto y piedra curativa polivalente, ¡Casi nada!
Imagen: NewAge

En tales colectivos sociales, aún, se sigue creyendo en los poderes mágicos de los amuletos, en general, y en el influjo de ciertas piedras maravillosas, en particular, incluidos en esta categoría algunos tipos de fósiles.