Por Heraclio Astudillo Pombo. UdL
Algunas propiedades imaginarias de los fósiles.
Para los miembros de algunas sociedades primitivas, modernas, o para los de otras sociedades de la antigüedad, entre los que predominara la mentalidad mágica, sólo aquellos elementos de la naturaleza que por su aspecto y localización pudieran ser considerados como objetos relacionables con los mitos ancestrales y/o con personajes sobrehumanos legendarios, se les supondría un origen prodigioso. En consecuencia, se le atribuirían poderes mágicos y efectos beneficiosos o perjudiciales para los individuos o para la comunidad, en su conjunto, en función de determinadas circunstancias particulares o personales del hallazgo. Debido a tales interpretaciones, tan primitivas, en la antigüedad y en las sociedades modernas pre-científicas, los fósiles pasaron a ser objetos tomados en consideración. Tanto si la interpretación que se hacía de su aspecto o del lugar del hallazgo, hacía de ellos objetos dotados de propiedades e influencias que podían resultar positivas o negativas para los humanos.
Erizo fósil perforado, artificialmente, hallado durante las excavaciones de un yacimiento arqueológico. Posiblemente, el orificio debió servir para pasar un cordón con el que poder colgarlo de algún lugar o parte del cuerpo, quizá del cuello del propietario. Su función exacta no es conocida, pero pudo ser usado como adorno o/y como amuleto, protector contra las malas influencias que pudieran existir en el entorno de aquella persona.
Imagen The Royal Society, London En la remota antigüedad, todo objeto pétreo que resultase desconocido para todos los miembros de una comunidad y por tanto muy extraño y novedoso, inmediatamente después de su descubrimiento, debió ser observado detenidamente, explorado sensorialmente, interpretado míticamente y clasificado como neutro, positivo o negativo, según las suposiciones y creencias predominantes de los líderes de la comunidad.
Sólo en los casos en que el nuevo objeto pétreo descubierto recientemente, fuera considerado provechoso o perjudicial para las personas y sus propiedades, y por tanto valioso para causar el bien o hacer el mal, debía ser necesario denominarlo, para que al estar dotado de nombre, éste pudiera ser divulgado, aprendido y recordado en asociación con sus cualidades y su procedencia. Por este procedimiento cultural u otros semejante, todos los nuevos objetos de esa categoría, podrían ser memorizados, dados a conocer y podrían ser identificados con seguridad por los humanos miembros del clan, y los amigos de las siguiente generaciones. De tal manera otros miembros de la familia, del clan o de la tribu, podrían identificarlos, recogerlos y utilizarlos, beneficiándose de sus virtudes o prevenirse de sus malas influencias, evitando mantenerlos cerca para no sufrir daños.
En la prehistoria, es posible que golpeando pedazos de pedernal, para fabricar instrumentos de silex, pudiesen aparecer, casualmente, en su interior ciertos restos fósiles silificados que causarían una gran sorpresa en su descubridor.
Ejemplar de una primitiva hacha de piedra, hallada en un yacimiento con restos de Homo heldelbergensis (400.000 años de antigüedad). Es posible que a este objeto se le hubieran atribuido propiedades especiales o sobrenaturales, por contener este erizo de mar fósil
Imagen The Royal Society, London
Aquellos elementos naturales recién descubiertos o novedosos que fueran considerados neutros, al no parecer útiles ni perjudiciales, carecerían de interés social y por tanto podrían ser ignorados por los parientes y amigos sin riego de padecer efectos peligrosos. Puesto que al carecer de cualquier clase de virtudes y no ser peligrosos, no necesitaban ser identificados, recolectados, poseídos ni evitados y por tanto no necesitan ser denominados. Al tratarse de objetos que no eran considerados beneficiosos ni perjudiciales, en consecuencia podían seguir existiendo como objetos anónimos e ignorados, es decir sin necesidad de denominación e incluso sin valor, es decir como objetos despreciables.
Collar excavado en Dolni Vestonice, en Moravia (Rep. Checa), realizado hace unos 27.ooo años, con conchas fósiles, recogidas, posiblemente, en las cercans colinas de calizas jurásicas, las tres conchas de Cardium (berberechos), abajo a la derecha, podrían ser contemporáneas o recogidas al pasar en migración, por algún otro yacimiento más moderno, de edad eocena, miocena, pliocena, etc. Este tipo de objetos no eran meramente ornamentales, generalmente constituían también un amuleto
Imagen: Dolniv pottery
De esta manera ciertos tipos de fósiles, relativamente frecuentes, gracias a las propiedades imaginarias que le han sido atribuidas, en el pasado, por ciertas comunidades sociales, en diversos lugares y distintas épocas históricas, han llegado a gozar de gran prestigio social y de elevada valoración humana. Tal consideración si ha logrado mantenerse durante siglos o milenios, habría permitido que su fama fuera extendiéndose por una gran parte de Europa, e incluso más allá de sus fronteras naturales.
Los corales solitarios del genero Cunnolites (Ciclolites) , en algunos lugares de Europa fueron considerados como "piedras-vulva", por lo que se usaron en la medicina antigua popular como medio preventivo contra la supuesta esterilidad femenina e incluso como remedio. Siendo usadas como amuletos que alejaban la infertilidad y que propiciaban los embarazos de las mujeres yermas. Constituyendo, durante siglos, uno de los tipo de las piedras a las que se las creía dotadas de virtud fecundante.
Imagen: Rincon del vago
Los tipos de fósiles, que fueran bastante escasos o afloraban en lugares alejados de las rutas de paso más frecuentadas, han podido pasar desapercibidos para la mayoría de la población europea, española o incluso de ciertas provincias o comarcas por lo que han podido tener una relevancia social demasiado local o un uso cultural muy efímero, de tal manera que, en la actualidad, no pueden encontrarse, fácilmente, referencias suyas en las fuentes gráficas, escritas u orales que son más accesibles a los investigadores con pocos recursos económicos.
Los tipos de fósiles, que fueran bastante escasos o afloraban en lugares alejados de las rutas de paso más frecuentadas, han podido pasar desapercibidos para la mayoría de la población europea, española o incluso de ciertas provincias o comarcas por lo que han podido tener una relevancia social demasiado local o un uso cultural muy efímero, de tal manera que, en la actualidad, no pueden encontrarse, fácilmente, referencias suyas en las fuentes gráficas, escritas u orales que son más accesibles a los investigadores con pocos recursos económicos.
Aspecto de un diente fósil de tiburón gigante, este tipo de fósiles fueron considerados, antiguamente, como un poderoso amuleto protector.
En aquellas zonas del mundo dónde fue interpretado como una "piedra de rayo", se le usó como amuleto protector contra la muerte por fulminación. Mientras que en las zonas europeas en donde se le interpretó como una "glosopetra", "piedra lengua", "lengua de san Pablo", o "lengua de serpiente petrificada" de forma milagrosa por el santo, fueron utilizados como preventivo y como antídoto contra mordeduras ponzoñosas y envenenamientos, por cualquier clase de veneno ingerido o inyectado.
En aquellas zonas del mundo dónde fue interpretado como una "piedra de rayo", se le usó como amuleto protector contra la muerte por fulminación. Mientras que en las zonas europeas en donde se le interpretó como una "glosopetra", "piedra lengua", "lengua de san Pablo", o "lengua de serpiente petrificada" de forma milagrosa por el santo, fueron utilizados como preventivo y como antídoto contra mordeduras ponzoñosas y envenenamientos, por cualquier clase de veneno ingerido o inyectado.
imagen: Karel Navarro / Associated Press.
En tiempos modernos, e incluso contenporáneos, se han conservado algunas tradiciones supersticiosas vinculadas con diversos tipos de fósiles, incorporadas en el folclore y conservadas por la cultura popular, en todos aquellos países europeos en cuyo territorio existen yacimientos paleontológicos, por estar formado su territorio por alguna clase de rocas sedimentarias o metamórficas que contengan restos fósiles. Menos frecuente es que puedan contener restos fósiles las rocas volcánicas, pero existen algunos casos.
En tiempos modernos, e incluso contenporáneos, se han conservado algunas tradiciones supersticiosas vinculadas con diversos tipos de fósiles, incorporadas en el folclore y conservadas por la cultura popular, en todos aquellos países europeos en cuyo territorio existen yacimientos paleontológicos, por estar formado su territorio por alguna clase de rocas sedimentarias o metamórficas que contengan restos fósiles. Menos frecuente es que puedan contener restos fósiles las rocas volcánicas, pero existen algunos casos.
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