viernes, enero 4

Santiago Apóstol y los fósiles ibéricos (5)

por Heraclio Astudillo-Pombo. Universidad de Lleida

Fósiles ibéricos vinculados, con Santiago apóstol o/y con su legendario caballo, por el folklore español (5)


FÓSILES JACOBEOS EN CANTABRIA.

Las “huellas del caballo de Santiago” en San Vicente de la Barquera.

En el municipio de San Vicente de la Barquera, en Cantabria, se daba el nombre de “huellas del caballo de Santiago” a unas figuras de forma redondeada o algo ovalada que existían en las rocas de los alrededores de una cavidad subterránea formada por el hundimiento cárstico del terreno calizo, llamada popularmente "Cueva del Cúlebre".  Esta cavidad legendaria está situada muy cerca del antiguo camino que iba desde la pequeña localidad de Santillán hasta la cima del monte Boria, por lo que es muy conocida de las personas que transitaban por camino existente sobre el borde de los acantilados situados sobre la pequeña localidad de Santillán.

Aspecto de la entrada al interior de la llamada "cueva del Cúlebre" de Santillán, una cavidad cárstica vulgar, convertida por la imaginación popular en legendaria guarida del mítico dragón serpentiforme o Cúlebre de Santillán.
Imagen: Senda de los acantilados de San Vicente de la Barquera(Monte Boria)

Aquellas figuras de pezuña de caballo que aparecían impresas en la roca y que la tradición popular creía, antaño, que eran las marcas dejadas por el paso del caballo de Santiago, hacía cientos de años,  cuando el santo acudió a aquel lugar cabalgando para salvar a una doncella cristiana que estaba a punto de ser devorada por el Cúlebre de Santillán, una especie de dragón autóctono, resulta ser que, en realidad,  según revelaron los estudios de los paleontólogos, solamente eran una parte de un tipo muy particular de conchas de moluscos fósiles prehistóricos.

Las supuestas huellas de pisadas dejadas por el caballo de Santiago” eran las valvas superiores o valvas operculares de un tipo de extraños moluscos bivalvos lamelibranquios, considerados atípicos o anómalos, por tener ambas valvas de formas y tamaños muy distintas entre sí, sin la simetría característica de los bivalvos "normales". Este tipo de moluscos bivalvos "anormales" constituyen el grupo llamado de los rudistas, y en este caso particular, pertenecen al género Requienia sp., del Cretácico inferior (Aptiense).

Ingeniosos sistema de visualización simultánea de tres diversos aspectos de un único ejemplar de Requienia ammonia, mediante un sencillo montaje con dos espejos, dispuestos formando un ángulo de 90º. Esta particular disposición de los dos espejos permite observar y fotografiar un mismo fósil, simultáneamente, por 3 diferentes lados o puntos de vista. De esta manera podemos observar el curioso aspecto general de un fósil de Requienia ammonia que, aunque se trata de un molusco bivalvo o lamelibranquio, permite darnos cuenta que tiene dos valvas de formas y tamaños muy dispares. Esta morfología tan particular y característica, le da un aspecto más semejante al de un molusco gasterópodo que al de un bivalvo.
En primer plano y en la parte inferior del fósil se puede observar el aspecto característico de la valva superior o valva opercular, que es la parte del fósil que con su forma semejante a la base del casco de un équido, dio origen a la leyenda de la visita de Santiago al lugar y a la de las huellas de las pisadas dejadas por el paso de su caballo.
Imagen:
http://www.3d-fossils.com/photos/fossils/requienia_ammonia.jpg

Hoy en día, las prodigiosas pisadas del caballo de Santiago, de San Vicente de la Barquera son mucho más difíciles de encontrar que hace un siglo, ya que ahora estos fósiles no son tan abundantes como antiguamente. No por causa de la erosión natural sino por efecto de la recolección abusiva que algunos coleccionistas aficionados y recolectores profesionales, han estado haciendo de ellos, especialmente, durante los últimos cincuenta años, para nutrir el comercio estatal y europeo de compra-venta fósiles, cada vez más floreciente.

Representación medieval del aspecto imaginado de un cuélebre asturiano, monstruo reptiliano mitológico, con idéntico aspecto e iguales funciones a las del cúlebre cantábrico. Bajorrelieve existente en la pared de la Iglesia de San Meteriu de Sietes, en Villaviciosa (Asturias), esculpido el año 1555.
Fotografía de Ástur Paredes. Imagen tomada de El Gran Libro de la Mitología Asturiana. de Xuan Xosé Sanchez Vicente & Xesús Cañedo Valle. Editorial Trabe. Oviedo. 2003.


La leyenda del Cúlebre de Santillán

En los acantilados próximos a San Vicente de la Barquera, en la sierra de Santillán cerca del Monte Boria y no lejos de la playa de La Fuente, existe una cueva donde, antiguamente, se decía que vivía el Cúlebre. Según la tradición oral, era un monstruo tan enorme que mientras la cabeza del Cúlebre asomaba por la cueva de su nombre, la punta de su cola salía por la fuente de Cuarengos, en el núcleo de Santillán. Creían los vecinos del lugar que el agua que manaba por aquella fuente, llegaba desde aquella cueva, a través del conducto que había perforado en la roca la cola del Cúlebre, tales se creía que eran sus enormes dimensiones.

Se decía que el Cúlebre era un malvado dragón con forma de culebrón con alas de murciélago que salía de vez en cuando de su cueva para ir a alimentarse y cuando lo hacía asolaba las cosechas y los rebaños de las villas cercanas: Llanes, Val de San Vicente, San Vicente de la Barquera y Comillas. 
Este monstruo estaba emparentado con otros grandes dragones de otras tierras. Como estos, tiene una sola cabeza y una enorme boca con terribles dientes por la que expulsa fuego y azufre. Sus ojos tienen el color de ascuas ardientes. Todo su cuerpo está cubierto de escamas y en su espalda posee unas pequeñas alas de murciélago que le permiten volar.

Se contaba que el Cúlebre tras varios siglos de rapiña había perdido parte de sus antiguos terribles poderes. Esto sucede sobre todo la noche de San Juan cuando se dice que fallan los encantamientos. Sin embargo según se cantaba, la noche de San Bartolomé salía de su cueva con sus poderes acrecentados, provocando tempestades, asolando campos y rebaños y desatando el terror entre las tranquilas gentes de aquella comarca.

Cuenta la leyenda que el durante un tiempo el Cúlebre exigía a los lugareños una doncella virgen cada mes para devorarla, como tributo a su poder maligno, cambio de la cual respetaría sus sus cosechas y ganado.  
El día que había que alimentar al monstruo se organizaba un sorteo en el que participaban todas las familias de la comarca con hijas doncellas. En el sorteo, cada padre tenía que coger, a ciegas, una piedra del interior de una bolsa, todas eran blancas, menos una que era negra. Cuando el padres sacaba la piedra negra, la muchacha se desmayaba en los brazos de su madre, luego la llevaban a la entrada de la cueva y al poco tiempo salía el monstruo de su agujero y la devoraba.

Sin embargo, sucedió un día que una de las doncellas condenadas por aquel infame sorteo no se resignó a sufrir un destino tan ingrato e invocó al Apóstol Santiago para que la salvara de tan cruel muerte. Inmediatamente apareció el santo Apóstol Santiago montando su caballo blanco y le clavó su espada al monstruo que no cayó muerto al instante, sino que herido en el pecho, retrocedió soltando una llamarada y nube de azufre por la boca y retorciéndose, se metió en lo más profundo de la cueva para no volver a salir nunca más a pedir tributo a las gentes. 
Dejando el caballo de Santiago la señal de sus herraduras frente a la entrada de aquella caverna abierta sobre los acantilados de Santillán, como testimonio de su visita a aquel lugar y deuda de gratitud de las gentes de la comarca con su amo y caballero Santiago.
Todavía hoy día, aún puede ver las marcas del paso del caballo frente a la Cueva del Cúlebre, en Santillán quien visite ese lugar...


Fuentes:

- García Lomas, Adriano. 1987. Mitología y costumbres de la Cantabria montañesa. Santander, edición del autor, pp. 250-251.
- Pedrosa, José Manuel. 2000. Huellas legendarias sobre las rocas: Tradiciones orales y Mitología Comparada. Revista de Folklore, 238, Caja España-Fundación Joaquín Díaz, p. 111-118

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchísimas Gracias por citar la procedencia de la imagen. En estos tiempos que corren no es habitual.
Te lo agradezco enormemente y te agradezco mucho tu visita a la web.
Un muy cordial saludo.

Astu dijo...

Hola Alenar,estoy de acuerdo contigo, sobre este asunto. Pero la falta de ética, junto con la facilidad que proporcionan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, facilitan el saqueo que muchos salteadores sin escrúpulos practican de información original expuesta con fines divulgativos, a veces, producídas tras largas horas de esfuerzo y dedicación.
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