por Heraclio Astudillo-Pombo. Universidad de Lleida
FÓSILES JACOBEOS EN CASTILLA-LEÓN.
En esta comunidad autónoma solo se ha podido encontrar una única referencia a la vinculación de cierto tipo de fósiles con Santiago Apóstol, por mediación de su legendario caballo. Se trata de un lugar remoto de la provincia de León.
En la zona de Lumajo, localidad perteneciente al municipio de Villablino, en la provincia de León, comarca de Laciana la gente mayor dice que sus padres decían que las marcas redondas, en relieve, [son los artejos pedunculares de crinoideos devónicos] que hay en algunas rocas de la localidad [las encrinitas] eran las marcas dejadas por las "pisadas del caballo de Santiago". Antiguamente, como consecuencia de este supuesto origen prodigioso, se creía que la roca [encrinita] que contenía ese tipo de huellas equinas benéficas, imaginarias marcas prodigiosas, tenía un cierto carácter mágico-milagroso protector. Como consecuencia de esta creencia popular se solía poner alguna pieza de roca encrinita incrustadas en los muros de piedra de las construcciones que protegían alguna propiedad considerada valiosa (corrales de ganado, gallineros, graneros, etc. y, también, en las fachadas de las viviendas, especialmente junto o sobre las puertas principales de entrada, para proteger a sus habitantes, alimentos y enseres.
Fragmento de roca encrinita incluido en un muro de piedra seca, colocado justamente junto a la cancela de hierro forjado que cierra la puerta de entada a la finca. Se desconoce si la ubicación de esta pieza de encrinita en el muro, es producto de una casualidad o, en el tiempo en que se colocó, tuvo alguna finalidad protectora de tipo defensivo.
Imagen: Asociación Aragonito Azul
En la actualidad, parece ser que aún se sigue haciendo uso de la roca encrinita como elemento de ornamentación arquitectónica, pero con finalidades puramente decorativas. La extracción moderna de este tipo de roca ha causado alarma y preocupación entre los vecinos. Tanto es así que la Junta Vecinal ha tenido que poner carteles, en los distintos yacimientos que hay en el pueblo, prohibiendo "sacar roca" de ellos, dirigidos a los recolectores locales y a los expoliadores forasteros".
Aún disponemos de otra información curiosa e intrigante sobre el uso leonés antiguo de la roca encrinita en el medio rural, proporcionada por otro informante leonés. Se trata de una antigua práctica popular, relacionada con la protección del ganado y la creencia que la sustentaba y que podría estar vinculada con la interpretación popular que se ha presentado previamente.
"Únicamente en la comarca de Babia, he visto y me comentó alguna persona mayor, que los abrevaderos de los animales los hacían con un tipo particular de roca. Antiguamente se utilizaba encrinita (caliza griotte y caliza de crinoideos), ya que se creía que ese tipo de piedra era capaz de purificar el agua que contenía y que bebían los animales, por lo que ayudaba a mantenerlos sanos."
Aspecto de un antiguo abrevadero ligeramente rectangular (82 cm. x 58-cm.), monolítico, tallado y excavado en un bloque de piedra. Imagen: Anticuable. https://www.anticuable.com/products/pilon-rectangular-de-piedra-caliza-82-cm-x-58-cm
Aspecto de la superficie natural, meteorizada, de una caliza de crinoideos o encrinita, en la que predominan, claramente, los restos de este tipo de equinodermos. Cuando este tipo de roca se cincela o se corta, en la superficie fresca la calcita que constituye los restos esqueléticos forma unas bonitas figuras geométricas, de color claro, que destacan sobre el fondo algo más oscuro, resaltando de forma bien visible. Imagen: http://fr.academic.ru/dic.nsf/frwiki/585238
A modo de conclusiones provisionales:
La cultura popular española, parece haber estado vinculando, durante siglos, diversas clases de fósiles con Santiago El Mayor, patrón de las Españas, y con su portentoso caballo volador. Seguramente tal proceso de vinculación se ha debido producir con posterioridad al inicio de la devoción popular al santo (siglo IX), probablemente el proceso se iniciaría coincidiendo con la etapa de máxima popularidad del santo (siglo XI) para empezar a decaer con la difusión de las ideas ilustradas (siglo XVIII), y acabar por desaparecer a finales del siglo XIX, momento en que la influencia racionalista y naturalista de la ciencia paleontológica ya se debía hacer notar en la mentalidad de una gran parte de la sociedad española, incluso en las zonas rurales, y de la interpretación que se hacía de los fósiles.
Sobre las motivaciones de vinculación.
El hecho que motivó a establecer una relación entre ciertas marcas en las rocas y objetos pétreos con un determinado personaje sagrado y su caballo, posiblemente, se desencadenó debido a que ambos, caballero y caballo, eran extraordinariamente afamados, entre las clases populares de la península. La popularidad de ambos era debida a la difusión y al impacto social, previos, de tres mitos fundacionales de la cultura cristiana medieval:
- el hallazgo de la tumba de Santi Yago (=Santiago), en el finisterre gallego;
- los viajes del apóstol peregrino, dedicado incansablemente a la evangelización de la población pagana de Hispania
- y las oportunas apariciones, milagrosas, del aguerrido caballero, manejando una espada fulminadora de moros, cabalgando sobre un ágil y portentoso caballo, capaz de saltar montes y valles. Estas prodigiosas intervenciones militares del santo que habían contribuido, decisivamente, al éxito de la Reconquista, especialmente, en sus etapas iniciales.
La cultura popular española, parece haber estado vinculando, durante siglos, diversas clases de fósiles con Santiago El Mayor, patrón de las Españas, y con su portentoso caballo volador. Seguramente tal proceso de vinculación se ha debido producir con posterioridad al inicio de la devoción popular al santo (siglo IX), probablemente el proceso se iniciaría coincidiendo con la etapa de máxima popularidad del santo (siglo XI) para empezar a decaer con la difusión de las ideas ilustradas (siglo XVIII), y acabar por desaparecer a finales del siglo XIX, momento en que la influencia racionalista y naturalista de la ciencia paleontológica ya se debía hacer notar en la mentalidad de una gran parte de la sociedad española, incluso en las zonas rurales, y de la interpretación que se hacía de los fósiles.
Sobre las motivaciones de vinculación.
El hecho que motivó a establecer una relación entre ciertas marcas en las rocas y objetos pétreos con un determinado personaje sagrado y su caballo, posiblemente, se desencadenó debido a que ambos, caballero y caballo, eran extraordinariamente afamados, entre las clases populares de la península. La popularidad de ambos era debida a la difusión y al impacto social, previos, de tres mitos fundacionales de la cultura cristiana medieval:
- el hallazgo de la tumba de Santi Yago (=Santiago), en el finisterre gallego;
- los viajes del apóstol peregrino, dedicado incansablemente a la evangelización de la población pagana de Hispania
- y las oportunas apariciones, milagrosas, del aguerrido caballero, manejando una espada fulminadora de moros, cabalgando sobre un ágil y portentoso caballo, capaz de saltar montes y valles. Estas prodigiosas intervenciones militares del santo que habían contribuido, decisivamente, al éxito de la Reconquista, especialmente, en sus etapas iniciales.
Representación pictórica de Santiago Matamoros, a lomos de su caballo blanco, abatiendo sarracenos. Códice español de 1550.
Los tres mitos jacobeos fundamentales, mencionados anteriormente, se verían reforzados con la invención de diversas leyendas etiológicas locales, cuya veracidad y credibilidad se sustentaba sobre la existencia de pruebas materiales, de naturaleza pétrea y de origen milagroso o maravilloso. Las evidencias del paso del apóstol eran unas “piedras figuradas” representando diversos atributos del santo y unas marcas en las rocas, dejadas por las pisadas de su caballo. Todas las leyendas explicativas, lógicamente se generaron en diversos lugares de España, en los que existían determinadas clases de fósiles, y , además, por los que según la tradición oral discurrían distintas rutas evangelizadoras o estaban próximos a lugares donde se habían producido apariciones guerreras.
Fósiles y leyendas jacobeas sobre un sustrato de imaginativa credulidad y religiosidad populares, favorecían los intereses clericales de expansión del cristianismo entre grandes masas de población rural, que aún se mantenían paganas y entre a otras que habían sido islamizadas en los últimos siglos.
Al vincularse un espacio determinado, aquel que contiene piedras marcadas con los símbolos jacobeos, con un personaje sagrado para el cristianismo, el espacio vinculado deviene sagrado y cristianizado, convirtiéndose de esa manera, el espacio y los fósiles que contiene, que originalmente eran naturales, en un lugar i objetos culturales capaces de transmitir, pasivamente y durante siglos, un mensaje religioso, cristianizante y moralizante, con poder de ifluencia sobre todas aquellas personas de su entorno que conocen la correspondiente leyenda hagiológica y etiológica que explica el origen milagroso de aquellas piedras o de aquellas marcas en la roca.
Grabado popular, representando a Santiago Apostol ataviado con el característico hábito del peregrino del Camino de Santiago, mostrando todos los elementos propios del atuendo: bordón, calabaza, vieiras, zurrón, capa, sombrero, etc., posiblemente impreso en el siglo XVIII.
Imagen: Saint James the Great
Sobre los mecanismos psicológicos de asimilación.
La vinculación de los fósiles somáticos con Santiago y de las icnitas con el caballo de Santiago, parece ser que siempre se estableció, guiándose, fundamentalmente y según los casos, por el principio de analogía y por el principio de causalidad.
En el caso de la asociación de ciertos fósiles con Santiago Apóstol, la tradición popular ha utilizado el principio de analogía para vincular con el santo algunas “piedras figuradas” que por sus formas características se asemejaban a alguno de los objetos propios del atuendo de Santiago peregrino, en esta categoría entrarían todos aquellos fósiles con aspecto de vieira (bivalvos pectínidos), con aspecto de calabaza vinatera (gasterópodos) y con aspecto de bordón (cefalópodos belemnítidos) .
El principio de causalidad se habría aplicado para asociar con Santiago ciertas “piedras marcadas” (fósiles) semejantes a proyectiles (equinoideos) y que no podían ser asociadas de otra manera. Aunque aquí, posiblemente lo que tenemos, es un proceso encubierto de substitución de una deidad pagana por un santo cristiano.
En el caso de la asociación tradicional de ciertos fósiles con el caballo de Santiago Apóstol, la cultura popular también ha seguido los mismos principios, mencionados anteriormente. El principio de analogía se ha empleado para relacionar, con el prodigioso caballo de santiago, ciertas marcas que resultaban inexplicables para la mentalidad, campesina o erudita, de la época, que en ciertos lugares, aparecian aisladas y en otros formando rastros y que resultaban bien visibles en la superficie de algunas rocas.
La vinculación de los fósiles somáticos con Santiago y de las icnitas con el caballo de Santiago, parece ser que siempre se estableció, guiándose, fundamentalmente y según los casos, por el principio de analogía y por el principio de causalidad.
En el caso de la asociación de ciertos fósiles con Santiago Apóstol, la tradición popular ha utilizado el principio de analogía para vincular con el santo algunas “piedras figuradas” que por sus formas características se asemejaban a alguno de los objetos propios del atuendo de Santiago peregrino, en esta categoría entrarían todos aquellos fósiles con aspecto de vieira (bivalvos pectínidos), con aspecto de calabaza vinatera (gasterópodos) y con aspecto de bordón (cefalópodos belemnítidos) .
El principio de causalidad se habría aplicado para asociar con Santiago ciertas “piedras marcadas” (fósiles) semejantes a proyectiles (equinoideos) y que no podían ser asociadas de otra manera. Aunque aquí, posiblemente lo que tenemos, es un proceso encubierto de substitución de una deidad pagana por un santo cristiano.
En el caso de la asociación tradicional de ciertos fósiles con el caballo de Santiago Apóstol, la cultura popular también ha seguido los mismos principios, mencionados anteriormente. El principio de analogía se ha empleado para relacionar, con el prodigioso caballo de santiago, ciertas marcas que resultaban inexplicables para la mentalidad, campesina o erudita, de la época, que en ciertos lugares, aparecian aisladas y en otros formando rastros y que resultaban bien visibles en la superficie de algunas rocas.
Cuando las marcas eran de forma, claramente o vagamente, circular, semicircular u ovalada: como es el caso de la valva opercular de un bivalvo rudista (Requienia), las impresiones o moldes externos de valvas de pectínidos y las marcas de pisada de dinosaurios (icnitas verdaderas: huellas y subhuellas de saurópodos. o bien, dinoturbaciones de toda clase de dinosaurios, ya fuesen ornitópodos, saurópodos o terópodos) y que por tanto se parecían a una pisada de caballo.
En cambio, para vincular con el legendario caballo de Santiago las marcas de pisadas tridáctilas, debido a que por su forma atípica no podía aplicárseles el principio semejanza, se les debió aplicar el principio de causalidad, quizás, teniendo en cuenta el principio de proximidad, a las marcas típicamente “equinas” que aparecían en los mismos lugares.
Imagen: Palaeojura
Sobre la antigüedad de los nombres populares.
Un indicador de la mayor antigüedad de las denominaciones populares de ciertos fósiles, quizás nos lo proporcione la inclusión del termino piedra en las denominaciones castellanas y arri en las euskaras, pues nos permite suponer que en ellas subyace una creencia muy antigua, según la cual los fósiles se originarían de las entrañas de la Tierra de manera prodigiosa e instantánea.
Podríamos suponer, con cierto fundamento, que las denominaciones populares de fósiles que no incluyen el término piedra, son más modernas y que en ellas subyace la idea de que se trata de restos "petrificados" de seres muy antiguos, posiblemente "antediluvianos".
Un caso especial que indicaría una gran antigüedad, sería el de los erizos fósiles (Micraster) vinculados con Santiago, en Navarra y en el País Vasco, pues tal asociación podría denotar una posible asimilación cristianizadora de alguna antiquísima deidad pagana, de tipo celeste y meteorológico, vinculada con el poder crear tormentas y descargar rayos (Urzi), con la cual, los antiguos navarros y vascos, habrían vinculados los fósiles de los erizos de mar. En tiempos más recientes, al haberlos usado como amuletos protectores de la caída del rayo, estaba claro que los consideraban como "piedras de rayo" verdaderas, lanzadas desde el cielo por algun espíritu maligno (Aidegaxto). Tenemos pruebas de que un hecho cultural de parecida naturaleza y función social, ya se dio en la antigüedad entre los daneses, en relación a otros tipos de erizos fósiles, a los que la cultura popular consideró como proyectiles lanzados por el dios Thor que luego se convertían en amuleto.
Sobre la distribución geográfica.
A la vista de los datos de que disponemos, en la actualidad, parece ser que la costumbre de vincular, directamente, con Santiago a ciertos objetos que supuestamente habían caído con el rayo o, indirectamente, a través de las marcas pretendidamente dejadas por las pisadas de su caballo, estuvo muy influida por creencias míticas paganas, cristianizadas, dando origen creencias y prácticas cristianas supersticiosas.
Simultáneamente, la necesidad de dar nombre a ciertos objetos raros (fósiles), relacionados con el rayo y santiago o con el caballo y sus pisadas, generó los diversos etnopaleontónimos o nombres populares de fósiles que se han mostrado en entradas anteriores).
La tendencia a asociar fósiles con Santiago o con su caballo, parece estar más extendida en la mitad norte y noreste de la península que en la zona sur, quizá por ser las primeras áreas geográficas ligadas a los primeros tiempos de expansión de los condados cristianos y las primeras guerras contra los "moros", bajo la protección del santo y su caballo, para reconquistar el territorio perdido en los últimos siglos.
La distribución geográfica quizás también esté condicionada por la mayor concentración de rutas jacobeas, generadoras de leyendas piadosas de predicación cristianizadora y de leyendas de intervención bélica, en momentos clave del inicio del proceso de la Reconquista, en esas zonas de España que eran las fronteras norteñas de las taifas musulmanas de Al Andalus.
Sobre la biodiversidad paleontológica.
Curiosamente, sólo tres grupos zoológicos: el de los moluscos (bivalvos, gasterópodos y cefalópodos, ), el de los equinodermos (erizos de mar) y el de los vertebrados (dinosaurios), han han contribuido con su presencia, en ciertos lugares, al proceso de generación de las diversas leyendas etiológicas jacobeas. Estos mismos fósiles, al recibir su denominación popular, muestran la motivación legendaria que subyace en su nombre popular, tanto si se trata de fósiles corporales o somatofósiles (restos duros) e icnofósiles (huellas de actividad) que han sido asociados por la tradición popular española, con Santiago Apóstol o con su legendario caballo.
Fuentes:
- Barandiarán, José Miguel de. 1984. Diccionario de mitología vasca. San Sebastián. Txertoa.
Un caso especial que indicaría una gran antigüedad, sería el de los erizos fósiles (Micraster) vinculados con Santiago, en Navarra y en el País Vasco, pues tal asociación podría denotar una posible asimilación cristianizadora de alguna antiquísima deidad pagana, de tipo celeste y meteorológico, vinculada con el poder crear tormentas y descargar rayos (Urzi), con la cual, los antiguos navarros y vascos, habrían vinculados los fósiles de los erizos de mar. En tiempos más recientes, al haberlos usado como amuletos protectores de la caída del rayo, estaba claro que los consideraban como "piedras de rayo" verdaderas, lanzadas desde el cielo por algun espíritu maligno (Aidegaxto). Tenemos pruebas de que un hecho cultural de parecida naturaleza y función social, ya se dio en la antigüedad entre los daneses, en relación a otros tipos de erizos fósiles, a los que la cultura popular consideró como proyectiles lanzados por el dios Thor que luego se convertían en amuleto.
Sobre la distribución geográfica.
A la vista de los datos de que disponemos, en la actualidad, parece ser que la costumbre de vincular, directamente, con Santiago a ciertos objetos que supuestamente habían caído con el rayo o, indirectamente, a través de las marcas pretendidamente dejadas por las pisadas de su caballo, estuvo muy influida por creencias míticas paganas, cristianizadas, dando origen creencias y prácticas cristianas supersticiosas.
Simultáneamente, la necesidad de dar nombre a ciertos objetos raros (fósiles), relacionados con el rayo y santiago o con el caballo y sus pisadas, generó los diversos etnopaleontónimos o nombres populares de fósiles que se han mostrado en entradas anteriores).
La tendencia a asociar fósiles con Santiago o con su caballo, parece estar más extendida en la mitad norte y noreste de la península que en la zona sur, quizá por ser las primeras áreas geográficas ligadas a los primeros tiempos de expansión de los condados cristianos y las primeras guerras contra los "moros", bajo la protección del santo y su caballo, para reconquistar el territorio perdido en los últimos siglos.
La distribución geográfica quizás también esté condicionada por la mayor concentración de rutas jacobeas, generadoras de leyendas piadosas de predicación cristianizadora y de leyendas de intervención bélica, en momentos clave del inicio del proceso de la Reconquista, en esas zonas de España que eran las fronteras norteñas de las taifas musulmanas de Al Andalus.
Sobre la biodiversidad paleontológica.
Curiosamente, sólo tres grupos zoológicos: el de los moluscos (bivalvos, gasterópodos y cefalópodos, ), el de los equinodermos (erizos de mar) y el de los vertebrados (dinosaurios), han han contribuido con su presencia, en ciertos lugares, al proceso de generación de las diversas leyendas etiológicas jacobeas. Estos mismos fósiles, al recibir su denominación popular, muestran la motivación legendaria que subyace en su nombre popular, tanto si se trata de fósiles corporales o somatofósiles (restos duros) e icnofósiles (huellas de actividad) que han sido asociados por la tradición popular española, con Santiago Apóstol o con su legendario caballo.
Fuentes:
- Barandiarán, José Miguel de. 1984. Diccionario de mitología vasca. San Sebastián. Txertoa.
-Blinkenberg, Christopher. 1987. The Thunderweapon in religion and Folklore. A study in comparative archaelogy. New Rochelle. Caratzas Publishing.
- Roma, Francesc. 2000. Els Pirineus maleïts. Natura, cultura i economia moral en les societats dites tradicionals. Barcelona, Alta Fulla.
- Roma, Francesc. 2002. Llegendes de la natura. Itineraris pel nostre patrimoni cultural. Tarragona, Edicions El Mèdol.
- Sørensen, Viggo. 1994. Lidt om echinittens brug og navne. A er ett ræj i Torrenvejr – for a haar en Torrenstien i æ Lomm! ORD & SAG, 14 Udgivet af Institut for Jysk Sprog- og Kulturforskning (Aarhus Universitet) december 1994. (pp. 43-54)
- Vaello López, Jacinto, 2008. Comunicación personal del 13/01/2008, via e-mail
- Vicente Casado, José 2008. Comunicación personal del 20/01/2008, via e-mail
4 comentarios:
Muy interesante el blog.
¿Conoces la huella de dinosaurio que está situada en una roca a la entrada del castillo de Cornago?
http://maps.google.es/maps?f=q&hl=es&geocode=&q=cornago&ie=UTF8&ll=42.066093,-2.096093&spn=0.002306,0.003498&t=h&z=18
Sería interesanque saber que pensaban en aquella época de aquella huella en la piedra que tenían delante.
En esa zona de La Rioja tradicionalmente se decía que esas huellas eran de gallinas gigantes de los moros, etc.
Otro caso muy conocido es el de los acantilados de Portugal donde un rastro de huellas de dinosaurios fue tradicionalmente interpretado como las pisadas de una mula que llevó a la virgen...
Hola Xurxo,gracias por tu información sobre una icnita de dinosaurio en una roca del cerro del castillo, no tenía ni idea. Hasta ahora, de la población riojana de Cornago, solamente tenía noticias fiables, de dos zonas con icnitas que hayan sido bien estudiadas por paleontólogos y éstas eran los yacimientos existentes en el Barranco de Los Cayos y el yacimiento de Valdenocerillo.
Tampoco dispongo de ningún tipo de información documentada y detallada sobre ninguna interpretación popular, asociada a las icnitas de Cornago, aunque como bien dices, por toda esta zona, a las icnitas tridáctilas de dinosaurios terópodos y también a las de dinosaurios ornitópodos, la leyenda popular les ha atribuído origenes fantásticos muy variados relacionados con aves que incluyen las pisadas y rastros de unas gallinas gigantes encantadas por los moros, según unas versiones, o por las brujas, según otras, otra leyenda hace referencia a las pisadas dejadas por un águila real gigantesca que rapiñaba los niños y los ganados de la zona y aún hay otra leyenda que hace referencia a las pisadas de unos palomos gigantes, pero la infomación de que dispongo resulta vaga y en pocos casos con localizaciones concretas. Me gustaría que algún amable lector de este blog me proporcionase las versiones originales de esas leyendas, pues seguramente harían referencia a la localización de las icnitas que inspiraron el relato explicativo correspondiente.
Sí, de la icnitas portuguesas que mencionas en el Santuário de Nossa Senhora da Pedra da Mua, tengo bastante información,regogida de internet, pero en esto del folklore paleontológico, nunca es suficiente, pues hay muchos aspectos relacionados y no siempre se conservan o se hallan los cabos que permiten vincular el fósil con la costumbre popular.
Cuando anduve por la Cuenca de Cameros (2003) Jose Luis Sanz mencionaba 150 yacimientos sólo en la provincia de La Rioja y en la zona de Cornago, (en Los Cayos) unas 5 áreas con huellas, en una zona tan rica en ese tipo de yacimientos era habitual que la gente mayor se acercase a comentar las viejas historias de las gallinas gigantes en diferentes versiones.
En aquel viaje también visité la necrópolis de Regumiel de la Sierra, ha un interesante articulo en la web del igme que habla de ambos (castillo y necrópolis) "Es notoria asimismo la presencia en La Rioja Baja de poblados celtibéricos cerca de yacimientos paleoicnológicos, así como también diversos centros monacales de los siglos IX y X. En Burgos, por ejemplo, se pueden visitar las necrópolis de Regumiel de la Sierra y Revenga (siglo IX), cuyas tumbas están excavadas sobre las duras areniscas del Cretácico Inferior, y en cuya superficie son relativamente abundantes icnitas tridáctilas de dinosaurios. Realmente significativo en este sentido es el castillo de Cornago (La Rioja). Este edificio, construido hacia el año 1450 sobre restos de otro anterior, alberga algunos estratos que contienen conspicuas icnitas tridáctilas de dinosaurios, que están situadas sobre una peña justo frente a la puerta principal del castillo. Parece inverosímil que los habitantes de este castillo no conociesen estas pisadas fósiles."
el texto completo en la web del igme:
http://www.igme.es/museo/paleocameros/investigacion/paleo/vertebrados/paleoicnologia/texto.htm
Envio un link de este blog al foro de paleontología hispana:
http://www.paleontologia-hispana.com/foro/index.php
Un saludo.
Hola Xurxo,gracias por la información sobre la página del IGME, a pesar de que Paleocameros la descubrí a raiz de tu anterior comentario, pues me puse a googlear buscando información sobre la icnita del castillo de Cornago y fui a parar a esa web, pero era tan tarde y iba tan a saco que cuando encontré la información que buscaba que no reparé en el tema de los asentamientos y necrópolis medievales en lugares "marcados" con icnitas tridáctilas.
He enviado una pregunta al respecto al foro de Celtiberia.net, a ver si hay suerte y alguien sabe algo que ayude a explicar la relación.
En cuanto a lo de mandar un enlace de mi blog al foro de Paleontología Hispana te lo agradezco mucho, a ver si hay suerte y me llegan desde allí muchos comentarios con informaciones tan interesantes como las que tú me has hecho llegar.
Saludos.
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