martes, diciembre 21

El registro fósil y las canciones populares (1)

Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Dept. Medi Ambient i Ciències del Sòl. Universitat de Lleida


Introducción a los fósiles, como elementos inspiradores, en las canciones populares.



Indudablemente, canción y poesía son dos géneros distintos, pero tienen en común que ambas formas de expresión han sido concebidas para ser recitadas con un ritmo, una entonación y una intencionalidad muy distintas al discurso hablado. También tienen en común sus extraodinarios efectos, capaces de incidir sobre las emociones y sentimientos profundos de sus receptores humanos.
En diciembre, el mes que cierra el año, tiempo en el que solemos hacer balance sobre el estado de muchos proyectos personales y colectivos, es cuando tenemos una percepción más viva del paso del tiempo, a escala humana, nada comparable con el tiempo geológico, en el que la unidad de medida son los millones de años... Los fósiles son, quizá, el elemento más característico que nos hace tomar conciencia del paso del tiempo a escala planetaria y regional y de la antigüedad del terreno que estamos pisando.

Componentes del grupo musical La Ronda de Boltaña, durante una actuación callejera
Imagen: http://memoriadepez-anonimo.blogspot.com/2011/07/la-ronda-de-boltana.html

Escasean, hasta la rareza casi absoluta, las canciones que tratan sobre fósiles, "pero habérlas háilas" y hoy queremos iniciar el tema, presentándoos una de estas rarezas musico-paleontológicas, se trata de una canción que en mi opinión, y no soy un entendido en materia musical, me parece de una gran belleza formal y conceptual. Se trata de una habanera titulada "La Caracola", concebida, compuesta y ejecutada, aparentemente, muy lejos del mar, al menos del mar actual, por un grupo de músicos altoaragoneses, denominado La Ronda de Boltaña que viven y trabajan, la mayor parte del año en su querido Pirineo oscense, país levantado sobre los restos de un antiguo mar eoceno.
En el Alto Aragón, que es como también llaman los aragoneses a la província de Huesca, un amplio territorio en el que aquí y allá, aparecen diversos testimonios fosilizados, de aquel antiguo medio marino, en el que hace entre 50 y 30 millones de años, pululaban, vivitos y coleando, todo tipo de organismos marinos, propios de esa época geológica y de un ambiente ecológico determinado, existían unos organismos que nadaba, otros que flotaban y otros que se arrastraban o se asentaban en sus fondos, constituyendo en conjunto, una gran multitud y diversidad de seres marinos, de toda especie, que componían complejas comunidades ecológicas submarinas.

Desgraciadamente, para paleontólogos y para los coleccionistas,
la litificación del sedimento sólo ha podido preservar de la desaparición, a una parte ínfima de aquellos seres marinos, sólo se han conservado los que tenían partes mineralizadas tales como caparazones, conchas y esqueletos internos.

En el Alto Aragón, los fósiles más populares, por ser los más abundantes y por estar sus yacimientos localizados cerca de núcleos habitados, son los numulites y las caracolas.

Imagen: Conchas fósiles bien conservadas de Clavilithes parisiensis, un gasterópodo del Eoceno marino (Luteciense) que, a pesar de su nombre específico parisiensis, también puede encontrarse en el Alto Aragón.
Los dos ejemplares de la fotografía, proceden de Damery (Dep. Marne), Francia y están expuestos en la sección de Paleontología del Museo de Historia Natural de París. El ejemplar de la izquierda, está entero, mientras que el de la derecha ha sido seccionado por la mitad, a nivel del eje central, para que puedan apreciarse la estructura y la cavidad interna de la concha.
Fotografía original de Michael Popp, alias "Kentuckiana Mike"
http://louisvillefossils.blogspot.com/2010/03/french-eocene-snail-fossils.html


La caracola

Letra : Manuel Domínguez. Música : Miguel Sorribes

En una caja
olvidada en la falsa*
he oído esta noche
rugir el mar.
Lejanos sones,
olear de recuerdos;
la marea del tiempo
los lleva, los trae
y los vuelve a llevar.

...Eras tú, caracola,
obsesión de mi abuelo,
-navegante de sueños
que no vio el mar-.
Me juró que llevabas
el océano dentro.
...¡Cuántos silencios cuesta
aprender a escuchar!.

¿Cómo no supe hacerlo
ni entender tu misterio,
que a un pastor y su nieto
nos guardabas el mar?
¿Cómo no supe verlo
ni creer al abuelo,
si también yo soy hijo
de un pueblo que canta
habaneras sin mar?...

Grité riendo:
-"...¡Si es un fósil, abuelo;
caracol que en milenios
no ha visto el mar!"
Se puso serio,
y después en silencio
te metió en esa caja,
y así, caracola,
te fuiste al desván.

Nunca más quiso verte,
-puso proa al olvido-,
ni pegada a su oido
te oyó cantar.
Cuando el barco naufraga,
cuando a pique va un sueño,
al timón, el primero,
se hunde su capitán.

Tú le diste sirenas,
caballitos y estrellas;
yo un puñado de arena,
...y lo llamé "realidad".
Hoy por fin, ¡qué vergüenza!,
también yo oigo sirenas,
y hasta entiendo la letra:
"¡Vivir no nos basta,
queremos soñar!"...

La madrugada
ronda ya mi ventana
mientras veo a mis hijos
dormir en paz.
¡Qué mar de sueños!
¡Navegad y buen viento!...
-ola de tierra adentro,
canción del recuerdo,
habanera sin mar.-

...Como a ti, caracola,
nos canta por dentro
un lejano mar.

* Falsa: desván

Unos segundos de mp3

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Comentarios finales.

Aunque, en un principio, pude llegar a creer que la historieta que narra la canción, sobre el desencanto del abuelo pastor, propiciado por la inconsciencia divulgativa del nieto adolescente, podría estar inspirada en hechos realmente ocurridos, en algún momento y lugar, concretos, del Alto Aragón, quise contrastar mi hipótesis y, de paso, satisfacer mi curiosidad. Me puse en contacto con Manuel Domínguez, el autor de la letra de la canción, para preguntarle sobre lo acertado o errado de mis suposiciones y me informó que "todo lo referente a los hechos y personajes que protagonizan la historieta que recoge la canción, aunque pudieran ser posibles, en realidadd, eran totalmente inventados, pura creación de su imaginación.

¡Vaya chasco me llevé! ... pero ¡Qué le vamos a hacer! Y como dicen los italianos "E se non è vero, è ben trovato!"


Otra "curiosidad", de esta bonita canción, es que procede del "recrecimiento y evolución" creativa realizada por su autor, a partir de una estrofa que fue suprimida en una canción anterior, titulada El dolmen de Tella . Esta estrofa que no aparece, en la versión definitiva de la canción, a la que, inicialmente, ayudó a concebir y, finalmente, ayudó a nacer, queremos mostrarla y darla a conocer aquí, porque también está protagonizada por una caracola fósil:

Debajo del dolmen de Tella
el mar, en una caracola resuena.
Viajera de antiguas mareas,
se fueron las olas, dejándola en tierra.
Campanilla fósil, caracol de piedra,
milenaria nana espiral y eterna.
Los mares perdidos cantaban en ella,
y una tarde el viento la puso en ofrenda
debajo del dolmen, del dolmen de Tella.

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