sábado, octubre 16

Arqueoetnopaleontología (14)

 por Heraclio Astudillo-Pombo, Universitat de Lleida

Los usos sociales y funciones culturales de los fósiles en la antigüedad o la necesaria contribución y la imprescindible colaboración de la arqueología (14)


El enigma de la carita humana esculpida sobre una "piedra de Inodejo" (Mecaster sp.?)


Introducción

En el año 2011, mientras se estaba buscando información, en Internet, sobre las denominadas "piedrecitas de la Virgen" de Inodejo, casualmente se encontró un documento casi centenario que se consideró muy interesante. Contenía una información doblemente sorprendente. 
En primer lugar, por que informaba que tales "piedras" también habían sido conocidas como  "piedras de Hinodejo" vinculándolas con el lugar del hallazgo pero no con la Virgen, la patrona religiosa del lugar. 
En segundo lugar, por que informaba del hecho que una familia soriana, de aquella época, aún conservaba en su poder y seguía usando una de aquellas piedras contra el dolor de cabeza, a la que tenían en gran estima como un efectivo amuleto salutífero. Su singularidad radicaba en que no procedía del santuario de Inodejo y en que en su parte inferior mostraba esculpida una carita humana.
El documento hallado, era la digitalización de un librito escrito, casi cien años antes, por un médico aragonés, el Doctor en medicina y cirujano D. Mariano Íñiguez y Ortiz, nacido en Huesca, (14.VIII.1869) y fallecido en Soria (4.I.1952), publicado en Zaragoza en 1916, que llevaba por título: Numancia y la Medicina en la Antigua Iberia

Cubierta del librito Numancia y la Medicina en la Antigua Iberia, escrito por el Doctor en medicina y cirujano D. Mariano Íñiguez y Ortiz, publicado en Zaragoza en 1916. Captura de pantalla.
Imagen: Biblioteca Digital de Castilla y León

De todo lo tratado en aquella interesante publicación, que hoy resulta algo anticuada, tan solo nos interesa resaltar y tratar sobre una parte muy pequeña, la relacionada con el mencionado amuleto sanitario, ya que debido a nuestra particular especialización etnopaleontológica, todo lo demás no nos incumbe. 
Solamente se tratará sobre la parte relacionada con los equínidos fósiles del genero Mecaster, conocidos popularmente , en la zona soriana, más o menos próxima al santuario de Inodejo, como las "piedras de la Virgen" o las "piedrecitas de la Virgen de Inodejo", y anteriormente como las "piedras de Hinodejo".

El Dr. Mariano Íñiguez persona extraordinariamente culta, de variados intereses culturales, muy dinámica y extraordinariamente vinculada a la sociedad soriana, conocía muy bien la provincia de Soria, su historia y sus costumbres. Puesto que se había instalado en la capital soriana en 1903, con 33 años, cuando obtuvo por oposición la plaza de cirujano del Hospital Provincial de Soria. Institución de la que años más tarde llegaría a ser director, desde 1926 hasta su jubilación en 1943, permaneciendo en la localidad, por motivos familiares, hasta su muerte en 1952.

En la parte del librito que nos interesa analizar y comentar, el Dr. Mariano Íñiguez comparaba algunos amuletos antiguos numantinos con algunos amuletos sorianos modernos de uso sanitario. En el capítulo IV. titulado "Las bolas de barro en Numancia y en Iberia" (pp. 47-55), en el punto titulado “Descripción de algunos amuletos actuales” aparecen reseñadas muy brevemente las denominadas "piedras de Hinodejo", tanto "al natural", como "la piedra de Hinodejo con una cara esculpida".
Lo que escribe el Dr. Mariano Íñiguez en 1916, sobre amuletos sorianos contemporáneos, corresponde a un episodio de la medicina popular soriana y del folclore médico español, de finales del siglo XIX y principios del XX, y parte de esto es lo que va a ser presentado, interpretado y comentado en la entrada de hoy. 


Intentando encajar las piezas del rompecabezas etnopaleontológico

Según publicaba en 1916 el Dr. Mariano Iñiguez y Ortiz, médico del Hospital Provincial de Soria. "Las piedras de la Virgen de Hinodejo (Clypeus Ploti) (1) son unos fósiles del período terciario (2) que abundan en la montaña donde está el templo (3) y se cree que curan el dolor de cabeza." (p. 51) 
A partir de esta información, se deduce que en la zona soriana, más o menos próxima al santuario de Inodejo (Las Fraguas), los equínidos fósiles eran recogidos para su posterior uso medicinal popular, como remedio tradicional contra el dolor de cabeza. Lógicamente, en aquella época, tal uso supersticioso, solamente podía estar justificado por su vinculación con la patrona religiosa del lugar, la Virgen de Inodejo, debido a que se hallaban en un espacio sagrado que, supuestamente, los impregnaba de virtud milagrosa protectora.

Continúa el texto: "El fósil (nº 6) de la figura núm. 17 procede de las proximidades de una ermita de la provincia de Zaragoza, al decir de la familia que le posee. Pero no responde de la exactitud de sus afirmaciones, porque su antigüedad es remotísima y se ha transmitido de generación en generación, como una alhaja de familia." (p. 51) 

Detalle de la figura núm. 17. Se muestra el objeto nº 6, que según el autor del trabajo, sería "un erizo marino fósil, de la misma especie que los de Hinodejo" (sic), pero en este caso particular ha sido esculpido por su parte inferior para hacer aparecer los rasgos típicos de una cara humana. La hendedura natural de la boca del erizo marino se ha utilizado como boca de la faz humana. Fotografía de José Casado López.
Imagen: Numancia y la Medicina en la Antigua Iberia

De aquello que escribe el Dr. Mariano Íñiguez, en el pie explicativo de la figura 17 se puede deducir que el amuleto familiar, antes mencionado, que era y había sido usado contra el dolor de cabeza, era un pequeño equínido fósil, de aspecto muy semejante o idéntico al de las denominadas "piedras de Hinodejo", usadas tradicionalmente en Soria para el dolor de cabeza, no menciona si como prevención o como mitigación de la dolencia, que habría sido manipulado en una época histórica antigua desconocida, esculpiéndole en la parte inferior una serie los rasgos típicos de una cara humana. 
Por tanto su efecto curativo o preventivo no vendría determinado por su parecido con una pequeña cabeza humana (principio de la magia simpática), sino por su parecido con las auténticas y genuinas "piedras de Hinodejo", amuletos religiosos de efecto medicinal reconocido por los devotos usuarios, en el caso de que su procedencia geográfica fuera un lugar distinto. Además su supuesta procedencia del entorno sagrado de un desconocido santuario zaragozano, reforzaba su semejanza con las "piedras" curativas de Inodejo.

Se podría suponer que, tal vez, el hecho de haber modificado aquella "piedra" añadiendo los rasgos esculpidos de una carita humana, se hubiera hecho con la finalidad de señalar o indicar, gráficamente, cuál era la parte del cuerpo humano sobre la que aquella "piedra" ejercía un efecto protector o influjo benéfico. Pero, quizás lo que se pretendía era reforzar, mágicamente, su efecto benéfico natural, mediante esa manipulación. En todos estos supuestos, probablemente, la antigüedad de la manipulación sería moderada, quizá de unos cuantos decenios a unos pocos siglos. 

Pero también podría ser que el uso moderno de esa "piedra" de origen antiguo o muy antiguo, tal vez precristiano, fuera el resultado de una casualidad. Quién la encontró en territorio sagrado zaragozano, en la época moderna (s. XVII-XVIII), era de origen soriano, conocedor de las cualidades de las "piedras de Hinodejo" y la reconoció como de la misma clase de  "piedras" que las de Inodejo y, por tanto, le supuso sus mismas virtudes y usos, por lo que la recogió y se la llevó consigo a Soria. Empezando a darle en el seno de su familia, el mismo uso medicinal que otros le daban a las genuinas "piedras de Inodejo", en las suyas. Obteniendo idénticos resultados, ya que el efecto placebo causado por la autosugestión, en este tipo de dolencias, puede ser responsables de más de una tercera parte o de la mitad de los resultados exitosos. 


FIG. 17. (p. 52)
Amuletos diversos: 
1. Piedras de Santa Elena. ()[Procedentes de la grava de la gruta de santa Elena y fuente de La Gloriosa, del santuario de santa Elena, en Biescas (Huesca) ]
2. Nuez de tres carreras. () [tres suturas en la cáscara]
3. Fósil antiquísimo ()[parece ser un braquiópodo rinconeláceo]
4. Piedras de Hinodejo. ()[ejemplares de Mecaster scutiger y/o Mecaster subtilis].
5. Bola de piedra, con la cruz grabada, del Museo Numantino. 
6. Piedra de Hinodejo en cuyo reverso se ha grabado una cara. 
Fotografía de José Casado López.
Imagen: Numancia y la Medicina en la Antigua Iberia

El médico etnógrafo, clasifica las "piedras de Hinodejo", las dos naturales y la esculpida, como amuletos populares con función medicinal, pues ambos tipos aún eran usadas, a principios del siglo XX, como remedio para los dolores de cabeza. Es de suponer que en el siglo anterior su uso debió estar mucho más extendido, dado el mayor atraso cultural y mayor precariedad económica y sanitaria de la sociedad española.

Ejemplar de Mecaster scutiger, visto por la parte dorsal, procedente del Cretácico (Cenomaniense) de Modamio (Soria), 15 mm. de longitud.
Obsérvese el aspecto de cruz, excavada en la superficie dorsal, dado por la disposición, casi perpendicular de cuatro, de las cinco depresiones del sistema  ambulacral.
Imagen:
 Mecaster scutiger  

En este segundo caso, posiblemente, su uso estaría inspirado y justificado por su claro aspecto de pequeña cabeza con rostro humano, aspecto otorgado por la carita esculpida. Además sus virtudes medicinales también estarían reforzadas por su procedencia, ya que se suponían recogidas del entorno sagrado de una ermita indeterminada. Por otra parte, la presencia de una marca estrellada-cruciforme causada por la visibilidad en el reverso, de cinco o cuatro de los surcos ambulacrales, quizás le otorgarían la categoría de "piedra marcada" por la voluntad divina o un carácter mágico complementario, con unos supuestos efectos benéficos de tipo apotropáicos (protectores), usándose como amuleto.

Si damos por buena su supuesta procedencia del entorno de una ermita zaragozana indeterminada, parecería tratarse de un objeto votivo (exvoto). Tal vez fue depositado en la remota antigüedad por paganos devotos, agradecidos por los favores recibidos de alguna divinidad pagana, en una época indeterminada, anterior a la cristianización de aquel territorio. 

Fragmentos de exvotos íberos, realizados en bronce, obtenidos en excavaciones locales y expuestos en el Museo-Archivo Municipal de Calella. Entre los diferentes fragmentos de estos exvotos, del siglo IV a. C., se han identificado las formas de dos patas con pezuña partida, un brazo humano, una cabeza humana y un cuerno bovino. Tal vez se refieren, en unos casos, a accidentes humanos y en otros a enfermedades de animales domésticos...
Imagen: Generalitat de Cataluña

Pero también podría tratarse de un exvoto ofrecido a una entidad sagrada cristiana (santo santa) en agradecimiento de la supuesta curación milagrosa de alguna enfermedad que afectaba la cabeza o la cara, aportado al lugar por devotos cristianos, en época posterior a la cristianización de aquel territorio zaragozano. En tiempos muy recientes los devotos católicos llevaban a los santuarios representaciones en cera de órganos o miembros curados que dejaban como testimonio agradecido de la curación obtenida milagrosamente.

Exposición de exvotos de cera en la ermita de la Balma, en Zorita (Castellón). Se pueden ver 
representaciones, en cera, de diversos órganos o miembros humanos, como testimonio  agradecido de su curación milagrosa. 

Sorprende que en el texto escrito por el Dr. Mariano Iñiguez y Ortiz no se mencione, en absoluto, el objeto nº 3, de la imagen en la que se muestran diversos amuletos sorianos, relacionados con la defensa de la salud humana (Fig. 17). En el pie de la figura 17, solamente se dice que es un “fósil antiquísimo”. A simple vista, dada la mala calidad de la fotografía, por su aspecto, nos parece un ejemplar de alguna especie de braquiópodo rinconélido, dispuesto para mostrar su parte posterior, se desconoce con qué finalidad. Por su tonalidad bastante oscura, podemos inducir que podría proceder del contenido paleontológico de alguna roca matriz con alto contenido orgánico, tal vez alguna pizarra ampelítica o calizas negras paleozoicas.

En el supuesto que fuese cierta la historia familiar, sobre el origen foráneo de aquella "piedra" curativa que la familia poseedora mantenía en su poder, desde tiempo inmemorial, tanto en lo referente a su hallazgo en un territorio sagrado, como en lo referente a su procedencia de territorio zaragozano. Podría ser que el entorno de la desconocida ermita zaragozana, donde fue encontrada casualmente aquella rara "piedra" virtuosa, quizá por algún antepasado, pudiera ser un yacimiento arqueológico. Los objetos yacentes allí, podrían estar relacionadas con los residuos materiales y culturales de un antiguo santuario pagano o de una necrópolis pagana o cristiana, en donde tal "piedra" especial, por su aspecto natural, luego fue modificada, esculpiendo una faz humana, con alguna finalidad específica, para finalmente ser depositada como exvotos de agradecimiento, o como ofrendas funerarias, para beneficiar al difunto, en su otra vida. Tal cosa pudo haber sucedido siglos o milenios atrás.

Pero también podría tratarse de un producto artesanal relativamente moderno (s. XIX), de aspecto arcaico, que tal vez fue realizado por algún pastor contemporáneo, como una forma original de “entretenimiento” personal, mientras su rebaño pastaba en las laderas de una ermita aragonesa fronteriza. Quien en vez de tallar madera, como era habitual en su gremio, pudo haber tallado con la punta de su navaja, en aquella piedra poco dura, los rasgos elementales de una faz humana. Tal vez, con algún propósito ordinario específico, como hacerle un regalo a alguna persona de su círculo social.

Una actividad tradicional muy común entre pastores, fue el tallado de cucharas de madera, pero realizaban infinidad de objetos utilitarios o decorativos que luego vendían, permutaban o regalaban. Menos frecuente fue el tallado de piedras blandas con finalidades semejantes. 
Imagen: Talla de Cucharas

Desafortunadamente para nosotros, como el Dr. Mariano Iñiguez no identificaba a la familia poseedora del curioso amuleto, hoy día no podemos intentar establecer contacto con sus descendientes, ni se puede intentar conocer el actual paradero de aquella pieza, ni saber si se hicieron estudios posteriores de la misma.


Otros informantes

 En 1880, Manuel Blasco escribe en el Nomenclator histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria, al referirse a la localidad de Las Fraguas,: "Cerca de dicha ermita [de Ntra Sra de Hinodejo] se encuentran varias clases de fósiles (4), que los devotos buscan con empeño, porque les atribuyen gran virtud contra las enfermedades de la vista." 
Como se dice expresamente que son varias las clases de fósiles que se encuentran y que los romeros buscan y recolectan, sin precisar cuáles son, y como no dice que solamente busquen o recolecten erizos, hay que entender que en aquella época, los romeros a Inodejo buscaban y recogían toda clase de fósiles hallados alrededor del santuario, para usarlos luego como preventivo o paliativo contra las enfermedades de la vista o dolencias oculares.

Quizás los devotos supusieran, ingenuamente, que el hecho de dedicar tiempo a ejercitar la vista en la búsqueda piadosa de objetos tan escasos y de pequeño tamaño, estando arrodillados sobre el terreno, ocupados un buen rato en ojear el pedregoso entorno cercano a la ermita, pudiera ser considerado por la Virgen de Inodejo, la patrona del lugar, como una forma de “ofrenda” penitencial o “sacrificio” en forma de esfuerzo personal. Pues revisar el terreno de forma sistemática y cuidadosa, para poder localizar aquellas "piedras" protectoras, requería tiempo y atención.

Aspecto del enorme santuario dedicado al culto de la Virgen de Inodejo/Hinodejo, visto por su fachada principal. Fotografía original de Pili: "Ermita Nuestra Sra. de Inodejo"
Imagen: Ver pueblos: Las Fraguas

O tal vez que pudieran creer que esta actividad de búsqueda, realizada con fe, pudiera servir para reforzar y mejorar la vista de los devotos con problemas visuales, por efecto de la bondadosa intervención de la Virgen y la cualidad sagrada del terreno en que se practicaba tal actividad.
Como Manuel Blasco redacta el texto utilizando tiempos verbales del presente, se puede suponer que la práctica de tal costumbre supersticiosa, posiblemente originada en tiempos anteriores, aún se mantenía vigente en el año de 1880. De esta obra se realizó una reimpresión en 1909, pero se desconoce si la costumbre reseñada en el siglo anterior, se había modificado o convivía con otras como la que cita Dr. Mariano Iñiguez en 1916.


Notas aclaratorias

1. Esta identificación no es correcta, pues está muy alejada de la que antiguamente les era atribuida por los paleontólogos, pues entonces se les consideraba pertenecientes al genero  Hemiaster. Actualmente se les considera pertenecientes al genero Mecaster.
En 1890 escribía Pedro Palacios, ingeniero jefe de minas, sobre estos fósiles el siguiente párrafo: "En la loma donde se halla situada la mencionada ermita de Hinodejo  asoman á la superficie las calizas arcillosas, que ahí contienen con gran profusión individuos de Hemiaster Fournelli  Desh., designados en el país con el nombre de "piedras de Hinodejo". (p. 297-298)

2. Esta datación es errónea, aunque es muy común y está muy extendida en la bibliografía, no paleontológica, conservándose incluso en publicaciones muy recientes o actuales. En realidad son del Cretácico superior, es decir del final del "Secundario" o Mesozoico. Se dice de esos erizos, equivocadamente, que son del Terciario, posiblemente al suponer que son coetáneos de otros terrenos cercanos, en los que está intercalado el yacimiento, por lo que le otorgan una edad equivalente y muy inferior a los 65 MA. (Cretácico). 
Concretamente, ejemplares del género Mecaster pueden aparecer incluidos en niveles o estratos del Cenomaniense medio - Cenomaniense superior - Turoniense inferior - Turoniense medio. Es decir, son coetáneos de los materiales sedimentarios que los incluyen, y sus indicadores cronológicos, con una antigüedad comprendida entre los 93 y los 96 millones de años. (En negrilla, se remarcan los pisos geológicos que afloran en el yacimiento de la ermita de Inodejo). 

3. Las "piedras de la Virgen" solamente se encuentran en un montículo cercano a la ermita que es un tipo de afloramiento muy particular, por que constituye lo que en geología se llama una "ventana geológica" puesto que permite acceder a materiales más antiguos, en este caso particular 30 m.a. más antiguos que los circundantes, inmediatamente situados a su alrededor. De aquí el error de muchos autores, de considerarlos de "Edad Terciaria".

Fotografía aérea de la zona, en la que aparecen el santuario de la Virgen, abajo a la derecha, y el montículo que contiene el yacimiento de erizos fósiles, de color azulado pálido, a la izquierda a media altura, entre los campos de cultivo arados. 
Imagen: Google maps

4. Parece ser que en 1880, los erizos fósiles aún no se habían constituido en los únicos fósiles emblemáticos de la Virgen y de su santuario de Inodejo/Hinodejo. 

Eugenio Larruga y Boneta. (Zaragoza, 15.XI.1747 – Madrid, 15.II.1803). Erudito, historiador y bibliógrafo, escribía en el volumen 21 de las Memorias políticas y económicas de España, publicado en 1792, al tratar sobre la provincia de Soria: 
"En el lugar de las Fraguas, y en las inmediaciones de su Ermita de nuestra Señora de Nodojo (sic), que está á un quarto de legua, poco mas del lugar, se hallan algunas petrificaciones, y entre ellas las que llaman palomillas
Tradicionalmente, durante el siglo XVIII y XIX, en España se daba el nombre "palomilla" o "palomita" a variadas especies de terebrátulas y/o de rinconelas (braquiópodos) y el nombre "petrificaciones", indistintamente, tanto a fósiles como a concreciones minerales. 


Demanda de ayuda informativa a la ciudadanía 

Como en otras varias ocasiones anteriores, sería de gran ayuda contar con la colaboración de personas que por su formación, afición y ubicación geográfica, tengan conocimiento histórico, arqueológico, etnográfico, antropológico, artístico, etc. de casos semejantes o equivalentes al del fenómeno sobre el que se ha tratado en esta entrada: la carita humana esculpida sobre una "piedra de Inodejo"
Sería fantástico que este objeto no fuese único, sino que formase parte de un conjunto seriado, por que eso multiplicaría las posibilidades de que se hubieran encontrado más objetos de su misma clase y de que más personas se hubieran interesado por su función social y uso personal y tal vez hallado respuestas a tales cuestiones. 
Tal vez existen casos similares relacionados con objetos históricos procedentes de yacimientos arqueológicos conocidos por arqueólogos o relacionados con objetos contemporáneos depositados en colecciones etnográficas, cuyos conocedores, podrían sernos de gran ayuda, si quisieran aportarnos detalles de contexto histórico, geográfico y cultural, de los que ahora carecemos. Agradeceríamos infinitamente su comunicación por la luz que ello aportaría a nuestra investigación. 


Fuentes

- Astudillo Pombo, Heraclio (2012). Santuario de santa María de Inodejo. Folklore de los fósiles ibéricos: https://folklore-fosiles-ibericos.blogspot.com/2012/04/el-registro-fosil-iberico-y-el-santoral_22.html
- Blasco, Manuel (1880) Nomenclátor histórico, geográfico, estadístico y descriptivo de la provincia de Soria. Imp. "La Infancia". Soria 
- Iñiguez v Ortiz, Mariano (1916). NUMANCIA y La Medicina en la Antigua Iberia.   Tipografía de G. Casañal, Zaragoza:
https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10068392
- Palacios, Pedro (1890) Descripción física, geológica y agrológica de la provincia de Soria. Memorias de la Comisión del Mapa geológico de España. Imp. y Fundición de Manuel Tello. Madrid: https://archive.org/stream/descripcinfsica00espagoog/descripcinfsica00espagoog_djvu.txt

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