Por Heraclio Astudillo Pombo, DMACS-UdL.
Interpretaciones antiguas, en tiempos de griegos y romanos (continuación, 4ª parte)
EXPOSICIÓN DE HUESOS DE GIGANTES CAPRENSES, EN LA VILLA VERANIEGA DEL EMPERADOR AUGUSTO.
Suetonio (Gaius Suetonius Tranquillus), en el siglo I d.C., en Vida del Divino Augusto, 72, cita que "En la isla de Capri, se hallan enterrados grandes huesos por todas partes, sobre los que él cree que pertenecieron a antiquísimas bestias, marinas y terrestres. Por el contrario, los
habitantes de la isla, tradicionalmente, los habían considerado como unas verdaderas reliquias de la guerra que los dioses mantuvieron contra los gigantes, en la antiguedad, razón por la que los denominaban "huesos de Gigantes".
Además, Suetonio, recoge que "El emperador Augusto, disfrutaba coleccionando en la villa veraniega que tenía en la isla, este tipo de gigantescos huesos míticos que le eran ofrecidos como regalo por sus súbditos isleños que se los habían encontrado realizando diversas labores, en diversos parajes de la isla."
En tiempos modernos, los paleontólogos han hallado en esta isla mediterránea, abundantes restos óseos de megafauna pleistocena, pertenecientes a: elefante primitivo (Elephas (Palaeoloxodon) antiquus), mamut del Volga (Mammuthus chosaricus), oso de las cavernas (Ursus spelaeus), rinoceronte de estepa (Stephanorhinus hemitoechus), hipopotamo
(Hippopotamus sp.) y uro (Bos primigenius)
Es muy posible que los grandes ejemplares óseos que el césar Augusto guardaba en su museo caprense, convencido de que atesoraba reliquias de combates míticos, verdaderas, en realidad fueran huesos procedentes de las grandes extremidades, pertenecientes a varias de las especies de megafauna pleistocena, mencionadas anteriormente.
Aspecto de un fémur de Mammuthus chosaricus, expuesto en el Castello Ducale Orsini, Ottoboni, Fiano Romano (Italia), no demasiado diferente, en cuanto a forma, de sus equivalentes humanos, pero sí en cuanto a las dimensiones. Para poder hacerse una idea de su tamaño aproximado, tómese como referencia la hoja de papel informativa, situada delante del ejemplar expuesto, sabiendo que es de tamaño DIN.A-4., es decir, de casi 30 cm. de largo. Fotografía original de Christian Demma.
Imagen: http://farm4.static.flickr.com/3272/2428982684_2cdb1c6e88.jpg?v=0
LA IGLESIA CRISTIANA DEL SIGLO I d.C. CONFIRMA LA NATURALEZA "SOBREHUMANA" DE LOS HUESOS DE GIGANTE.
Clemente de Roma, 4º papa de la iglesia cristiana, en el siglo I d.C. en Reconocimientos, 1.29. Escribe: "Los gigantes eran un tipo de hombres de cuerpo inmenso, cuyos huesos de colosal tamaño aún se pueden contemplar en determinados lugares como prueba de su existencia."
La opinión de un Papa de Roma, mártir y santo, el cual, lógicamente, debía estar fuertemente influído por los relatos bíblicos, debió ejercer una gran influencia sobre los pensadores cristianos que pudiesen discrepar sobre la verdadera naturaleza de los grandes huesos que se hallaban por todo el orbe cristiano.
HUESOS DE LOS TERRORÍFICOS GIGANTES, EXTERMINADOS POR LOS ISRAELITAS, DURANTE LA CONQUISTA DE LA TIERRA PROMETIDA.
Flavio Josefo (Yosef bar Mattityahu), en el siglo I d.C., en Antigüedades de los judíos, 5.23. Escribe que "En una zona cercana a la ciudad de Hebrón, los antiguos Israelitas aniquilaron una raza de gigantes que habitaban allí y que estaban dotados de unos cuerpos tan enormes y tenían un aspecto tan distinto al de los humanos que verlos resultaba aterrador y oírles hablar, entre ellos, era terrorífico; sus huesos se han podido contemplar hasta el día de hoy, a diferencia de lo que ocurre con otras narraciones que por creíbles que parezcan, en cambio no pueden mostrar pruebas de su existencia real."
Para conocer qué especies zoológicas de megafauna pudieron haber inspirado esta leyenda judía, véase el post del 26 de julio de 2008 en el que se muestra la lista de megafauna pliocena, pleistocena y holocena que, modernamente, ha sido hallada en la zona correspondiente a la antigua Palestina bíblica y que incluye, actualmente, a los estados de Israel, Jordania y Líbano.
EL HALLAZGO DE LOS HUESOS DE OTRO GIGANTE CRETENSE Y DE LOS DEL HÉROE GIGANTE ORESTES, RELATADO OTRA VEZ.
Plinio el Viejo, entre el siglo I y II d.C., en Historia natural, libro 7, párrafos 73-75. Dice: "En Creta, cuando un terremoto desmoronó parte de una montaña, en su interior, se halló un enorme esqueleto de 46 codos de longitud", es decir unos 20 m. de altura, sobre el que "algunas personas pensaban que debía ser el esqueleto del cazador gigantesco Orión, mientras que otros que se oponían a esta idea, defendían que debía tratarse del esqueleto del joven gigante Oto."
También comenta: "Los documentos dan testimonio de que el esqueleto de Orestes, desenterrado en Tegea, por orden de un oráculo, medía 7 codos de longitud", es decir unos 3 m. de longitud pero en una reconstrucción bipeda, serían de altura.
Para conocer el tipo de megafauna, cuyos restos óseos pudieron haber contribuido a la invención de las leyendas, correspondientes a estos dos hallazgos de huesos míticos, véase el post del 22 de noviembre del 2008
EL GIGANTESCO OMÓPLATO DE PÉLOPE, VENERADO EN LA REGIÓN GRIEGA DE ÉLIDE.
Plinio el Viejo (Caius Plinius Secundus), entre el siglo I y II d.C., en Historia Natural,
libro 28, párrafo 34. Recoge que "En un santuario de la región de la Élide, se exhibía un enorme omóplato del que se afirmaba que era de héroe Pélope, del que se decía que era de marfil y que tenia poderes curativos".
Aspecto de un enorme hueso de la escápula u omóplato de un mamut lanudo, adulto (Mammuthus primigenius), del Pleistoceno tardío. Dimensiones: 92,5 cm., de alto por 70 cm. de ancho. Para hacerse una idea del tamaño relativo, compárese con las dimensiones de la mano y del antebrazo de la persona que la sostiene.
Este párrafo de Heródoto atestigua que entre los griegos, ya en el s. XIII a.C., el culto a los restos óseos de los héroes míticos de la antigüedad ya había servido para incorporar grandes huesos fósiles en sus creencias míticas, en sus rituales y en sus ceremonias sagradas.
Es muy probable que la supuesta paletilla del mítico héroe Pélope, venerada como una sagrada reliquia en su santuario de Olimpia, en realidad, fuese el omóplato de un gran proboscidio prehistórico, tal vez perteneciente a un individuo de las siguientes especies Mammuthus meridionalis, de M. primigenius o de Elephas antiquus.
EL RESCATE DE LOS HUESOS DEL HÉROE TESEO, CONTADO OTRA VEZ.
Plutarco (Lucius Mestrius Plutarchus), entre el siglo I y II d.C., en Cimón, 8. Escribe: "Cimón conoció que el antiguo héroe Teseo había sido asesinado, a traición, en la isla de Esciros", en donde se había refugiado después de su destierro de Atenas. "Los atenienses habían recibido de un oráculo la orden de recuperar los huesos de Teseo", pero los habitantes de Esciros "negaron la historia del asesinato y prohibieron cualquier búsqueda de su tumba. Cimón asumió su misión con gran entusiasmo y, después de algunas dificultades, localizó el lugar de la sepultura sagrada, recogió los huesos que cargó en su trirreme y los condujo hasta Atenas, donde fueron recibidos con gran pompa y ceremonia".
Plutarco (Lucius Mestrius Plutarchus), entre el siglo I y II d.C., en Teseo, 36. Cuenta que hacia el año 475 a.C., "Los atenienses consultaron el oráculo de Delfos y recibieron la orden de recuperar los huesos de Teseo, para poder sepultarlos con honores en Atenas y luego protegerlos y venerarlos como reliquias sagradas... Cimón tuvo que conquistar la isla de Esciros y se tomó como una cuestión de honor localizar el lugar donde estaba enterrado Teseo. Vio un águila que picoteaba y escarbaba en un montículo de tierra, por lo que ordenó a sus hombres que lo excavaran y encontraron el esqueleto de un hombre de tamaño gigantesco y, a su lado, una lanza y una espada de bronce de grandes dimensiones. Cuando Cimón trajo a Atenas, en su trirreme, aquellas reliquias, los atenienses tuvieron una gran alegría, y les dieron la bienvenida con procesiones y sacrificios magníficos... Ahora, el héroe yace enterrado en un santuario que está el corazón de la ciudad".
La existencia de un túmulo funerario, sobre un esqueleto de proboscidio que estaba acompañado de una lanza y una espada de bronce, de grandes dimensiones, indicaría que la creencia en héroes gigantes que provocó tal confusión era bastante anterior al año 475 a.C. y estaba bastante generalizada pot toda la cuenca mediterránea.
Para conocer el tipo de megafauna que con sus restos pudo haber contribuido a la invención de la leyenda, correspondiente a este hallazgo ver el post del 22 de noviembre
DESCUBRIMIENTO ROMANO DE LOS HUESOS DEL GIGANTE ANTEO, RELATADO OTRA VEZ
Plutarco (Lucius Mestrius Plutarchus), entre el siglo I y II d.C., en Sertorio, 9. Relata que cuando el jefe militar romano Sertorio conquistó Tingis (en la actualidad, Tánger, en Marruecos) supo por sus habitantes que "aquella ciudad era el lugar donde estaba sepultado el gigante Anteo. Sertorio, escéptico ante las enormes dimensiones del túmulo funerario, hizo que sus hombres lo excavaran, y se dice que el esqueleto que apareció enterrado media 60 codos de longitud, es decir unos 26 m. de altura. Sertorio al contemplar aquella osamenta monumental quedó atemorizado y, tras ofrecer un sacrificio de desagravio al espíritu del difunto, ordenó volver a enterrar el esqueleto, rindiendo honores a los restos del gigante Anteo y certificando, personalmente, la veracidad del relato mítico local."
Para conocer el tipo de megafauna que con sus restos pudo haber contribuido a la invención de la leyenda, correspondiente a este hallazgo, ver el post del 22 de noviembre
1 comentario:
Joder tio pero si todo lo relacionas con la megafauna, podeis ser mas abierto con respecto a gigantes humanos que existieron en la antiguedad, la Sagrada Biblia lo menciona y no me quedo solo con la idea de que solo fue la megafauna y confusion con estos bicharracos de enorme estatura.
Publicar un comentario