Introducción al uso de los "fósiles químicos" como motivo poético.
En esta ocasión, vamos a dedicarle la entrada del mes, a una categoría muy especial de fósiles, los denominados "fósiles químicos", pues a pesar de que dos tipos de ellos forman partes de los, comunmente, llamados "combustibles fósiles" (carbón, petróleo y gas natural) y del tercero, todo el mundo, sabe que se trata de una "resina fósil", muy poca gente común, los toma en cuenta cuando se habla de fósiles, pues en general, cuando se habla o piensa en fósiles, sólo se toman como tales, a los "fósiles corporales" y, más raramente, a los "icnofósiles".
Los "fósiles químicos", son un tipo de materiales geológicos que en vez de ser restos de un sólo organismo viviente, suelen proceder de la fosilización de materia orgánica de origen colectivo acumulada en ciertos lugares, debido a ciertas circunstancias particulares.
El carbón, en sus diversas variedades sedimentarias, antracita, hulla, lignito y turba, es un "fósil químico", sus componentes proceden de la acumulación de la materia vegetal de diferentes tipos de plantas que, en pasados tiempos geológicos, constituyeron frondosos bosques o extensas turberas.
También pertenece a esta atípica categoría de fósiles, el petróleo crudo, substancia fluída que procede de la descomposición de ingentes cantidades de plancton marino acumulado en ciertas zonas costeras, por lo que su composición es una mezcla variada de materia animal (zooplancton) y vegetal (fitoplancton) que constituía ricas comunidades oceánicas. Asímismo, también son fósiles químicos los productos derivados, naturalmente, del petróleo como són el asfalto o alquitrán y el bitúmen o betún.
Tanto el carbón como el petróleo, como ya hemos dicho antes, forman parte de los llamados "combustibles fósiles" por su capacidad para arder han sido usados por la humanidad para generar, primariamente, energía calorífica que, cuando la tecnología lo permitió, pudo ser transformada en otras formas de energía que han propiciado el progreso económico y el bienestar humano, a través de la generalización de los beneficios sociales derivados de la Revolución Industrial.
Desgraciadamente, la apropiación y explotación de los yacimientos de carbón y petróleo, ha generado y aún generan múltiples conflictos sociales, bélicos y naturales.
Por último, presentaremos al ámbar, un material que ha sido considerado como noble y mágico, desde la prehistoria y que, a pesar de su aspecto y usos tan distintos, a los citados anteriormente para los combustibles fósiles, no debemos olvidar que también forma parte del mismo grupo de fósiles atípicos.
Sortija
Poema de Miguel Angel Velasco (España, 1963), extraído de la página web de Ciao Opinión sobre La miel salvaje - Miguel Angel Velasco por “cronopio2” en la que se comentaba su libro de poemas "La miel salvaje"
Posiblemente, los versos que presentamos a continuación, fueron concebido por la mente creadora del poeta, mientras contemplaba al trasluz, un fragmento de ámbar de orígen americano, pues el ámbar español con insectos incluídos, por su rareza y valor científico, hasta ahora nunca ha sido utilizado en joyería, , como sucede en este caso en el que contituía "la piedra" usada como principal elemento decorativo del anillo que provoca las elucubraciones al poeta Miguel Angel Velasco.
Queremos recordarle al lector o lectora, poco avezados en etimología, que la raíz latina "sort", de la palabra castellana sortija, nos remite de forma explícita, hacia primitivas creencias en la supuesta capacidad de este tipo de joyas para lograr atraer la buena suerte, hasta sus portadores y por tanto nos informa, indirectamente, de antiguos usos apotropáicos, asociados por la credulidad pre-científica, a ciertos tipos de joyas que eran, ingenuamente, consideradas y usadas como amuletos, protectores contra la mala fortuna. Además en este caso, concreto, el ámbar es una substancia, a la que por su propia naturaleza, se le atribuyeron el mismo tipo de creencias y usos, de manera que una sortija dotada con este tipo de piedra sería considerada doblemente virtuosa.
Aspecto muy aumentado de un pequeño díptero, perfectamente conservado en ámbar colombiano, ejemplar de 2,5 a 1,5 M.A de antigüedad, procedente de un yacimiento Plio-Pleistoceno de una zona andina.
Se abisma el ojo en la encendida gota
procelosa de ámbar.
Hay un fragor secreto en la provincia
resumida. Un mosquito, oscuro Ícaro
del tiempo soterrado,
bogando en la burbuja que aún conserva
ese violín sin norte del zumbido.
Relicario de brasa. Dura lágrima
de un sol cristalizado en agonía
de remotas partículas que fuimos
en la aurora volcánica.
Ascua de nuestro infierno,
que trasportamos como quien no sabe
que atesora su ruina, la Pompeya
del Día de la Ira en un anillo.
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