Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Dept. Medi Ambient i Ciències del Sòl. Universitat de Lleida
Los dinosaurios en los medios de comunicación, españoles, más populares: la prensa periódica, el cinema, los cromos y los tebeos.
Segundo periodo cronológico: desde 1900 hasta 1919 (Continuación 1ª parte)
Con esta primera entrega del segundo periodo cronológico (1900-1919), iniciamos la presentación de los materiales divulgativos difundidos, en, España, durante ese periodo y de sus fuentes periodísticas de información popular. Se trata de artículos correspondientes al segundo periodo temporal (1900-1919) en que hemos dividido, cronológicamente, nuestra, particular, investigación sociológica y periodística sobre este tema.
Introducción al segundo periodo
Comienza el siglo XX y la búsqueda de restos óseos de monstruos antediluvianos, preferentemente de dinosaurios, en Estados Unidos de América del Norte, se ha convertido en una verdadera competición entre museos de Historia Natural, ansiosos en ser los primeros en exponer los restos más raros o de mayores dimensiones. Jaleados por la prensa, participan en la competición, diversos paleontólogos de prestigio, vinculados con las más prestigiosas universidades. Junto a ellos aparecen los guías de las expediciones que ayudando a los afamados buscadores de este nuevo tipo de tesoros, esperan cobrar incentivos económicos muy interesantes con los que complementar sus ingresos de vaqueros. También participan, en esta curiosa competición, algunos millonarios "excéntricos" que ansían ampliar sus colecciones privadas o/y hacerse famosos y reporteros, más o menos, sensacionalistas que aspiran a dar la primera noticia del sorprendente hallazgo.
En España, angustiada por la perdida de las viejas colonias, las cosas van por derroteros bien distintos, pero la prensa española, refleja los sucesos raros y curiosos que suceden allende sus fronteras, entre los cuales, se incluyen los hallazgos de restos de dinosaurios.
Los Pterosaurios, unos temibles rapaces aéreos, consumidores de carroñas de dinosaurios...
El paleontólogo Bill Reed, hace gala de una gran
imaginación, cuando interpreta las asociaciones de restos fósiles,
encontrados juntos y revueltos, en el mismo yacimiento. Tendencia bastante natural,
en esa época, puesto que ante la carencia de los datos objetivos necesarios para alcanzar conclusiones fiables, el vacío existente suele rellenarse con hipotéticos
excesos creativos de la imaginación.
Foto tomada en el yacimiento de Sheep Creek, en Wyoming, en 1899 en la que se recoge la visita de los paleontólogos del Museo Americano de Hª Natural, a los paleontólogos del Museo Carnegie, que trabajan en el yacimiento de Sheep Creek. Jacob Wortman, está agachado junto a los huesos expuestos en el fondo de la excavación del Diplodocus carnegii. El resto de los presentes son, de izquierda a derecha: L.R. Bill Reed, Albert Thompson, William Holland, Henry F. Osborn, W.D. Mathews, Walter Granger y R.S. Lull, de pie. Arthur Coggeshall, ausente, podría ser quien tomó estla foto.
Veamos lo que dicen algunos sensacionalistas párrafos de una entrevista, recogida en el articulo titulado: Una lucha de monstruos antediluvianos, publicado en la página 149, del nº 37, de la revista ilustrada Alrededor del mundo, publicada el 15 de febrero de 1900, en Madrid :
“En el verano de de 1899, en el territorio norteamericano de Wioming, lugar donde, anteriormente, ya se habían encontrado los restos completos del Diplodoco, se produce el más importante de todos los hallazgos realizados, hasta el momento, consistente en los restos de dos grandes monstruos antediluvianos que murieron agarrados, uno a otro, en un brutal y mortal combate.
Según su descubridor, el profesor Reed:
-A mi juicio, uno de los animales cuyos fósiles he descubierto, pesaba en vida unas 60 toneladas.
-Tenía un cuello de 9 metros de largo y su rabo ó cola medía 18 metros.
-El largo total del monstruo era de 39 metros.
-A juzgar por la manera en que estaban entremezclados sus restos, murió combatiendo con otro monstruo de la misma especie.
-Imagínese una lucha de dos de los animales más gigantescos que ha habido en la tierra...
-Los dinosaurios empeñados en mortal combate, necesitarían para luchar un terreno tan grande, que los seres humanos que vivieran en kilómetros a la redonda, tendrían que huir espantados.
-Los dos animales se acometerían con la misma fuerza que dos locomotoras que se encontrasen en una vía. El cuadro debió ser soberbio. Probablemente no lo ha habido nunca en nuestro planeta de carácter tan terrorífico como aquéllos.
Página del citado artículo, con la ilustración que representa el mortal combate entre dinosaurios, es una lástima que no aparezcan los pterosaurios revolotenado alrededor
-Es de suponer que mientras reñían, en torno se reunirían infinidad de reptiles voladores aguardando la oportunidad de arrojarse sobre los combatientes, cuando éstos se sintieran extenuados, para devorarlos con sus enormes dientes semejantes á lanzas. Estos grandes reptiles voladores hacían las funciones de aves de rapiña de sus tiempos y poseían una ferocidad que no ha tenido paralelo en nuestra época. El hecho de haberse encontrado con mucha frecuencia restos de grandes lagartos y reptiles voladores en los mismos sitios que los de dinosaurios, parece demostrar que aquellos reptiles voladores acudían siempre al olor de la carne muerta ó al estruendo de los combates.
-La cavidad que ofrecen las costillas de los dos dinosaurios que lucharon hace millones de años y cuyos restos se han encontrado ahora, es tan tremenda, que dentro de ella podrían sentarse 140 personas.”
NOTA: Este mismo artículo ya fue publicado, el 18 de octubre de 2008, en Dinosaurios, el Cuaderno de Godzillín
La laboriosa reconstrucción de un monstruo, increíble
El artículo divulgativo titulado Animal fantástico de una página de extensión y sin autor identificado, ilustrado con tres fotografías B/N, aparecido en la pág. 75 de la revista ilustrada Madrid Científico. Ciencias e Indústria. Año IX. nº 383, publicado en 1902 (no figura el mes en que se publicó)
Comienza el articulista, provocativamente, diciendo que el colosal animal, media tres metro de alto por ocho de largo y que "al lado de este monstruo antediluviano, cuya efiguie se exibe", en ese momento, "en la Exposición Panamericana de Charleston", "el gran ciervo de los bosques exhumado en las turberas de Irlanda, el Elephas meridionalis que sobrepuja a los mamuths más colosales, el megaterio, el mastodonte, el dinosaurio son...¡Pigmeos degenerados!
Continúa criticando las exposiciones europeas, de la época, por no tener secciones geológicas y que si las tuvieran, sólo presentarían esqueletos desmedrados rotulados con inscripciones griegas o latinas
Reconstrucción del Triceratops dirigida por el profesor Clarke, de la Geological Survey, que fue exhibida, en diversas Exposiciones Panamericanas, organizadas en las grandes capitales de EEUU, a principios del siglo XX. Imagen fotográfica que ilustraba el articulo comentado
En cambio los geólogos yankis han presentado reconstrucciones de los monstruos antediluvianos, partiendo de sus esqueletos, de manera que el público puede hacerse una idea clara de como era, realmente, el animal.
Cita el tiempo invertido, un año; el material utilizado, papel mache: una mezcla de papel, yeso y cola; las dificultades para articular la cabeza con el cuerpo; el director de los trabajos: el profesor Clarke de la Geological Survey.
Norteamericanos, ricos y famosos, a la caza de dinosaurios por los Estados de Colorado y Wyoming
El artículo divulgativo titulado A caza de fósiles, de una página de extensión y sin autor identificado, ilustrado con dos fotografías B/N, aparecido en la pág. 20 de la revista ilustrada Alrededor del mundo (Madrid),nº 188, publicada el 9 de enero de 1903, informa de una nueva actividad cinegética que se ha puesto de moda en EE.UU.
El articulista resalta que, en esos momentos (1903), lo que está más de moda entre los ricos aventureros estadounidenses, ya no es ir a África a cazar leones o elefantes, sino a “cazar” dinosaurios en Norteamérica, razón por la que se organizan costosas expediciones de cazadores de huesos que dirigidas por paleontólogos de fama universal realizan trabajos de excavación en los ricos yacimientos de restos fósiles de dinosaurios que existen en los Estados norteamericanos de Colorado y Wyoming.
Al parecer, todos los restos que se encontraban, una vez extraidos, pasaban a enriquecer las colecciones del Field Columbian Museum, del America(n) Museum of Natural History y de otros establecimientos científicos igualmente importantes. También explica, el artículo, como están constituidos los yacimientos y como aparecen dispuestos los fósiles, cómo se excavan y cómo una vez extraídos, se preparan los restos, sobre el terreno, para ser transportados hasta los lejanos museos.
Imagen fotográfica que ilustraba el articulo comentado, que hoy valoraríamos como de muy de escasa calidad gráfica, pero que en 1903, al ser una rareza novedosa, debían disputarse muchas revistas ilustradas, populares, del mundo entero
El artículo divulgativo, cita las siguientes especies, cuyos restos han sido encontrados en estas expediciones científico aventureras, con algunas "imprecisiones" que resultan bastante "notables" en la actualidad: "el dinosaurio, un enorme herbívoro cuyas huellas se notan aún, impresas, cerca de sus restos."
"el tricerátops que estaba cubierto de un caparazón parecido al de las tortugas y cuya cabeza de más de dos metros de longitud, presentaba tres grandes y afiladas hastas."
"el megalneusaurio real, otro bicho no menos raro, se cree que era enemigo declarado de los tiburones que ya en aquella época frecuentaban las aguas americanas."
Sorprendentemente, el aticulista finaliza este artículo haciendo alusión a un hecho insólito, que se había producido unos 60 años antes, alrededor de 1840, en el Reino Unido, sin advertir a los lectores de que se trata un hallazgo curioso pero no vinculado con los anteriores:
"Pero ningún hallazgo tan curioso como el de cierto molusco parecido al calamar, el belemnita, en cuya bolsa petrificada se conservaba una gota de tinta, bastante fresca para que con ella se escribiese la etiqueta fijada al pie del ejemplar que hoy se expone y conserva en el Museo de Yale" Actualmente, el Peabody Museum de Yale, en New Haven, Connecticut.
Sociobiología paleontológica en una crónica política de 1903
Sorprende, agradablemente, que en el año 1903, el periodista Manuel BUENO, en un articulo de opinión titulado Cronica. Darwinismo y política, aparecido en la página 4 del diario ABC, de Madrid, publicado el 31 de julio de 1903, incluya un par de referencias científicas, biológica la primera y paleontológica la segunda, usadas como argumentos sobre los que sustentar sus valoraciones y comparaciones políticas, bastante críticas con la renovación de cargos, después de conocer la nueva composición de un ministerio renovado.
Caricatura política, norteamericana, en la que se han usado un par de dinosaurios, como símbolo o metáfora de los dos partidos políticos en pugna por la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica
Imagen: The church of Bob
"Sobreviven en la lucha política, como en la lucha por la vida, no los más fuertes, sino los mejor adaptados. Este principio biológico es del mismo Darwin. Un naturalista francés, Gaudry, sostiene que las diversas especies de seres vivos han progresado irregularmente, sin que el triunfo fuera siempre de los superiores o más perfectos. En efecto -dice- los trilobites del siluriano inferior, los crustáceos merostomos del carbonifero, los euriptéridos, los ammonites, los enormes reptiles del túas (sic. Trías?) i del pirásico (sic. Jurásico?), como los plesiosaurios, ictiosaurios, apatosaurios, morosauros (Camarasaurus) y atlantosauros (Apatosaurus, Diplodocus, Barosaurus o Camarasaurus?) que aventajaban en treinta metros de longitud a ciertos animales herbívoros, gigantescos como los iguanodóntidos y a ciertos carnívoros de colosales mandíbulas como los pterodáctilos, han desaparecido de la Tierra. Eran seres de organización más compleja, rica y poderosa que las especies animales de la actualidad, y, sin embargo, la paleontología les extendió hace tiempo dédulas de defunción que no han sido revocadas hasta ahora.
El triunfo en la vida, como en la política, no es de los mejores, sino de los que más sumisamente se adaptan a las condiciones del medio en el que viven. El ministerio que acaba de constituirse, es un vivo ejemplo de ello.
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