por Heraclio Astudillo Pombo, Universitat de Lleida, Dept. Medi Ambient i Ciències del Sòl
Los dinosaurios en los medios de comunicación, españoles, más populares: la prensa periódica, el cinema, los cromos y los tebeos.
Segundo periodo, de 1900 a 1919, inclusive (Continuación, 7ª parte).
Recapitulación:
Seguimos con el tema del Diplodocus, pero dando un salto de siete años hacia el pasado, respecto al último articulo publicado, dedicado al Diplodocus carnegii del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, la celebración de cuyo centenario, por todo lo alto, nos "obligó" a tener que dar un salto hacia el futuro.
Recuperamos la historia de los acontecimientos dinosaurianos de aquella época, contados por la prensa nacional, encargada de informar y responsable de formar la opinión de sus lectores, españoles e hispanohablantes.
A vueltas con el Diplodocus
Las más de una docena réplicas del esqueleto de Diplodocus carnegii, regaladas por el multimillonario y filántropo, estadounidense, Andrew Carnegie a diferentes Museos de Historia Natural, que en aquella época eran los más importantes del mundo, mantuvo el foco de la prensa y el interés del público, sobre este tipo de grandes dinosaurios durante las dos primeras décadas del pasado siglo XX. La pieza original, conocida como Dippy, se conservaba y exponía en el Carnegie Museum of Natural History de Pittsburgh (EE.UU), la distribución altruista de sus reproducciones, popularizó la figura y la mitología de estos dinosaurios por todos los países, más o menos avanzados, de "occidente"
La revista ilustrada Madrid Científico, publicación madrileña dedicada a la divulgación de los avances de Ciencia y de la Industria de su época, publicaba en su nº 566, en julio de 1907, en las pp. 335-336, un articulo titulado Los Diplodocus firmado por F. Agème, dedicado a informar sobre el montaje de un esqueleto de un dinosaurio de este tipo, en el Museo de Historia Natural de Francfort (Alemania) y a opinar, de acuerdo a los conocimientos científicos de aquella época, sobre el comportamiento de este tipo de grandes reptiles prehistóricos o "antediluvianos"
LOS DIPLODOCUS
El museo de Francfort acaba de enriquecerse con un magnífico
ejemplar de Diplodocus, gigantesco reptil de los tiempos jurásicos, unos ocho
millones de años antes de ahora, según los aficionados á estos cómputos siempre
inseguros.
Los tales animalitos fósiles están considerados como las
criaturas de mayor tamaño que han existido sobre el faz de la tierra. Su
longitud de 18 á 21 metros
comprobada sobre las piezas esqueléticas y su peso de 25 á 30 toneladas,
prudentemente calculado con arreglo á lo que la anatomía comparada enseña, son
circunstancias bastantes para que pueda admitirse á los Diplodocus, sin duda
alguna, como candidatos al rango de la máxima monstruosidad.
MONTAJE DEL ESQUELETO. En esta fotografía de 1907, se puede ver a un grupo de especialistas, llegados de EEUU, dando los últimos toques al montaje que aparece visto lateralmente.
Imagen: Captura de pantalla, ligeramente, mejorada por medios digitales sencillos.
Imagen: Captura de pantalla, ligeramente, mejorada por medios digitales sencillos.
En Wyoming (E.E.U.U.) es donde se han encontrado en relativa
abundancia restos fósiles de estos animales. De la famosa cantera llamada Bone
Cabin Quarry, allí situada, fué extraído en 1899 el Diplodocus de Francfort. No
es precisamente el mayor de los hallados hasta la techa, pues solamente mide la
insignificancia de 18
metros y pico de largo; pero es uno de los más
completos, tal vez el más completo de todos. A más de esto, la mayor parte de
las piezas esqueléticas fueron encontradas conservando su posición relativa
natural hasta el extremo de resultar claramente visibles las articulaciones
desde la mitad del cuello hasta la décima vértebra de la cola. Las costillas
del costado inferior estaban en su posición natural. Las del costado superior
un tanto desperdigadas y rotas. El descubrimiento de este ejemplar fué lo que
puso término á las dudas y discusiones acerca del número total de vértebras de
los Diplodocus y al número de cada región: cuello, cuerpo y cola, datos cuya
influencia en las proporciones del animal se deduce bien claramente. En lo que
nunca hubo duda es en que los Diplodocus tenían acaso el cuello más largo que
se haya paseado sobre el planeta. Cuatro metros y medio, más bien más que
menos, resultan para el de Francfort. Algunos más aventajados tendrían basta
seis metros. Otro de los caracteres más notables es la enorme cola, de nueve á
diez metros de longitud, robusta y poderosa, que prestaba múltiples é
importantes servicios al monstruo.
ASPECTO DEL DIPLODOCUS, SEGÚN RESTAURACIÓN DE CH. R. KNIGHT. Lámina representando, de costado, un Diplodocus, según la concepción del paleoartista estadounidense Charles Robert Knight, muy influido en su ideario dinosauriano, por las ideas del paleontólogo Henry F. Osborn, orientador y supervisor de muchas de sus representaciones artísticas de todo tipo de animales prehistóricos.
Imagen: Captura de pantalla
Imagen: Captura de pantalla
El Diplodocus era principalmente acuático aunque á las veces
hiciera algunas breves incursiones por tierra, sin alejarse mucho de los
pantanos en que vivía. Para la natación, la cola servía de propulsor
potentísimo que le hacía avanzar rápidamente por el agua. En tierra la cola le
servía de apoyo cuando levantaba las patas delanteras en actitud parecida á la
de los actuales kanguros australianos. En todas partes, ese látigo de 9 metros de largo y de
algunas toneladas de peso era un arma formidable usada en los casos que pudiéramos llamar de «legítima defensa» pues dizen
que el Diplodocus era pacífico de suyo y prefería la vergonzosa pero sana huida
á los avatares de la lucha, sobre todo si era con algún dinosaurio ó algún otro
carnicero de tierra firme.
Llama también la atención lo minúsculo de la cabeza.
Pero, bien mirado, para lo poco que el animal tenía que discurrir y para lo
poco que le costaría arrancar y masticar las partes blandas de la vegetación de
los pantanos, le bastaría holgadamente con una cabeza de 60 centímetros de
longitud y unos cuantos kilos de peso.
El esqueleto destinado al museo de Francfort y la
restauración del Diplodocus, hecha á escala muy reducida por Charles R. Kinght,
han sido consideradas como obras maestras en su género, y de ellas dan idea los
grabados de la página anterior.
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