Segundo periodo: de 1900 a 1919, inclusive (Continuación, 12ª parte).
Introducción:
El diario madrileño El Globo, publicó el 20 de julio de 1913 (n.º 13.029), en la segunda columna, de la página 3, una noticia titulada El “Diplodocus carnegiei” apenas diferenciable entre el resto del texto que saturaba las columnas en que se habían embutido las restantes noticias de la página.
Exactamente el mismo texto fue publicado 6 días más tarde por el Diario oficial de avisos de Madrid el 26 de Julio de 1913, en la página 5.
Como era costumbre en los diarios de la época, no se indicaba ni la fuente, ni el redactor de la noticia y por supuesto no iba acompañada de ninguna imagen ilustrativa.
El «Diplodocus carnegiei».
Las dimensiones de este monstruo fósil son 25 metros de largo y 4 de ancho. Su forma recuerda la de un lagarto.
El "diplodocus carnegiei” es el más gigantesco de los saurios y demuestra el desarrollo colosal que alcanzaron aquellos animales de la época jurásica antigua, cuando la especie de los mamíferos no daba indicios aún de su aparición en la escala biológica.
Fué descubierto hace algunos años en los alrededores de Pittsburgo, donde se conserva el original.
En estos últimos años se han suscitado grandes discusiones acerca de la manera como debieron marchar estos monstruos enormes.
Los paleontólogos alemanes contradicen la opinión de los sabios norteamericanos, quienes han reconstruido el saurio colocándolo en posición horizontal y tendido en toda su extensión.
En cambio, los sabios alemanes sostienen que esta posición es inadmisible, porque por más vigorosa que haya sido la contextura de saurio, éste no habría podido mantener continuamente tendida horizontalmente una cola de varios metros y poco menos ancha que el cuerpo del animal. Por eso piensan que el diplodocus se mantenía casi erguido, apoyándose en la cola y manteniendo en el aire sus extremidades superiores.
Un calco del gigantesco fósil fué regalado por el archimillonario Mr. Carnegie al Presidente de la Argentina con destino al museo de La Plata y ocupó 36 cajones, en los cuales se le acondicionó con armaduras completas de acero para evitar el más mínimo deterioro.
Algunos aspectos mencionados, a reseñar
En primer lugar, hay que remarcar que, según la prensa española, en ese momento, aún subsiste una controversia sobre la hipotética posición que debió haber adoptado durante la marcha aquella enorme bestia prehistórica, entre los paleontólogos norteamericanos y los alemanes, entre otros.
La representación de la postura de los Diplodocus durante la marcha ha cambiado considerablemente con el paso de los años. Por ejemplo, en una obra clásica de Oliver P. Hay (1910) se representaba a dos Diplodocus merodeando en la orilla de un río. Dichos animales muestran los miembros abiertos hacia los lados, en posiciones similares a los de los lagartos y cocodrilos. Oliver P. Hay argumentó que los Diplodocus tenían un paso parecido al de los lagartos, con las patas sobresaliendo lateralmente, a ambos lados del cuerpo ("On the Habits and Pose of the Sauropod Dinosaurs, especially of Diplodocus." The American Naturalist, Vol. XLII, Oct. 1908), afirmación que fue apoyada por la opinión del zoólogo y herpeontólogo alemán Gustav Tornier.
La ilustración, antes citada, formaba parte de un articulo de Oliver Perry Hay, publicado en 1910, en Proceedings of the Washington Academy of Sciences, vol. 12, pp. 1–25
Imagen: Wikipedia
Sin embargo, la hipótesis de que los diplodocos arrastraban el vientre sobre el suelo fue rebatida por William J. Holland, quien demostró que un Diplodocus marchando con esa postura, habría necesitado desplazarse sobre un foso para poder hacer pasar su voluminoso y pesado vientre.
Otra imagen que ilustraba la idea errónea de que los diplodocos tenían unas extremidades demasiado débiles para sostener el enorme peso de su cuerpo, fuera del medio acuático de los margenes de ríos y lagos, en el que se suponía que pasaban gran parte de su tiempo...
Pintura original del artísta e ilustrador naturalista Heinrich Harder realizada a partir de un dibujo del esquema esquelético del Diplodocus, original de G. Tornier
Imagen: Wikipedia
La representación de la postura de los Diplodocus durante la marcha ha cambiado considerablemente con el paso de los años. Por ejemplo, en una obra clásica de Oliver P. Hay (1910) se representaba a dos Diplodocus merodeando en la orilla de un río. Dichos animales muestran los miembros abiertos hacia los lados, en posiciones similares a los de los lagartos y cocodrilos. Oliver P. Hay argumentó que los Diplodocus tenían un paso parecido al de los lagartos, con las patas sobresaliendo lateralmente, a ambos lados del cuerpo ("On the Habits and Pose of the Sauropod Dinosaurs, especially of Diplodocus." The American Naturalist, Vol. XLII, Oct. 1908), afirmación que fue apoyada por la opinión del zoólogo y herpeontólogo alemán Gustav Tornier.
La ilustración, antes citada, formaba parte de un articulo de Oliver Perry Hay, publicado en 1910, en Proceedings of the Washington Academy of Sciences, vol. 12, pp. 1–25
Imagen: Wikipedia
Sin embargo, la hipótesis de que los diplodocos arrastraban el vientre sobre el suelo fue rebatida por William J. Holland, quien demostró que un Diplodocus marchando con esa postura, habría necesitado desplazarse sobre un foso para poder hacer pasar su voluminoso y pesado vientre.
Otra imagen que ilustraba la idea errónea de que los diplodocos tenían unas extremidades demasiado débiles para sostener el enorme peso de su cuerpo, fuera del medio acuático de los margenes de ríos y lagos, en el que se suponía que pasaban gran parte de su tiempo...
Pintura original del artísta e ilustrador naturalista Heinrich Harder realizada a partir de un dibujo del esquema esquelético del Diplodocus, original de G. Tornier
Imagen: Wikipedia
Sin embargo, los paleontólogos alemanes postulaban la idea de una marcha en posición semi-erguida, semejante a la que se suponía también habitual para los iguanodontes, durante la marcha, primordialmente, casi bípeda...
Iguanodontes en un paisaje antediluviano obra pintada por el paleoartista alemán Heinrich Harder para la magnífica colección de láminas de fauna prehistórica de la colección "Tiere der Urwelt" (Animales del Mundo Prehistorico). Promovida por la empresa Theodor Reichardt, fabricante alemán de cacao en polvo y de chocolate, con fábrica en Hamburg-Wandsbek.
Imagen: Tiere der Urwelt (first serie)
En segundo lugar hay que destacar que el archimillonario Mr. Carnegie, empujado por su ego, su enorme fortuna y su filantropismo, regaló costosas y complejas reproducciones del esqueleto original del diplodoco que llevaba su nombre y que se conservaba en su museo particular, vaciadas en escayola, a diversos mandatarios de diversos países del mundo occidental, con la petición de que fuesen donadas a los museos de Historia Natural más importantes de sus respectivos países para que el pueblo y los científicos pudiesen gozar y aprender de su comtemplación.
Se cita en la noticia "el calco" que Mr. Carnegie regaló al Presidente de la Argentina con destino al museo de La Plata, presentado al público en 1912, pero no se hace mención de que años antes de donar esa replica ya había regalado unas cuantas más, a algunos presidentes, reyes y zares de Europa:
Iguanodontes en un paisaje antediluviano obra pintada por el paleoartista alemán Heinrich Harder para la magnífica colección de láminas de fauna prehistórica de la colección "Tiere der Urwelt" (Animales del Mundo Prehistorico). Promovida por la empresa Theodor Reichardt, fabricante alemán de cacao en polvo y de chocolate, con fábrica en Hamburg-Wandsbek.
Imagen: Tiere der Urwelt (first serie)
En segundo lugar hay que destacar que el archimillonario Mr. Carnegie, empujado por su ego, su enorme fortuna y su filantropismo, regaló costosas y complejas reproducciones del esqueleto original del diplodoco que llevaba su nombre y que se conservaba en su museo particular, vaciadas en escayola, a diversos mandatarios de diversos países del mundo occidental, con la petición de que fuesen donadas a los museos de Historia Natural más importantes de sus respectivos países para que el pueblo y los científicos pudiesen gozar y aprender de su comtemplación.
Se cita en la noticia "el calco" que Mr. Carnegie regaló al Presidente de la Argentina con destino al museo de La Plata, presentado al público en 1912, pero no se hace mención de que años antes de donar esa replica ya había regalado unas cuantas más, a algunos presidentes, reyes y zares de Europa:
La primera réplica fue donada al Reino Unido, donde se dio a conocer al público en el Museo de Historia Natural, en Londres, el 12 de mayo de 1905.
La primera réplica donada Alemania se dio a conocer a principios de mayo de 1908, en el Museo de Historia Natural de Berlín. La segunda réplica, donada en 1932, por razones por mi desconocidas, todavía sigue sin montar, en sus correspondientes cajones, en el Museo Paleontológico de Munich.
La réplica donada a Francia se dio a conocer el 15 de junio 1908, en el Museo Nacional de Historia Natural en París.La primera réplica donada Alemania se dio a conocer a principios de mayo de 1908, en el Museo de Historia Natural de Berlín. La segunda réplica, donada en 1932, por razones por mi desconocidas, todavía sigue sin montar, en sus correspondientes cajones, en el Museo Paleontológico de Munich.
La réplica donada a Austria se dio a conocer en 1909, en el Museo de Historia Natural de Viena.
La réplica donada a Italia se dio a conocer en 1909, en el Museo de Paleontología y Geología en Bolonia.
La réplica donada a Rusia se dio a conocer en 1910, en el Museo Zoológico de la Academia Rusa de Ciencias en San Petersburgo.
!Y por fin, en el octavo lugar, le tocó su turno a España! La réplica española del esqueleto de Diplodocus carnegii, se dio a conocer en noviembre de 1913, en Madrid, en un local cedido al Museo Nacional de Historia Natural. (1)
El estallido de la Primera Gran Guerra en 1914 puso freno, temporalmente, a la donación amistosa de réplicas del gran esqueleto del dinosaurio saurópodo más completo nunca hallado, el de Diplodocus carnegie. La muerte de Carnegie en 1919 parecía haber traido el fin definitivo del proyecto de donaciones pero en 1929 Louise Carnegie, esposa de Andrew, encargó un reparto adicional de réplicas como regalo para otros museos.
(1) Todo lo relativo a lo reflejado por la prensa española, sobre este evento, se trató en diversas entradas anteriores, de esta misma sección del blog, publicadas entre noviembre y diciembre de 2013 (nº 10, nº 11, nº 12 y nº 13), cuando se conmemoró el centenario de la réplica del Diplodocus carnegii recibida por el rey Alfonso XIII y donada por él al MNCNM.
Fuentes
- Switek, Brian. 2010. When Diplodocus Invaded Europe. Smithsonian.com, 09/06/2010
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