por Heraclio Astudillo-Pombo, Universitat de Lleida
Los usos sociales y funciones culturales de los fósiles en la antigüedad o la necesaria contribución y la imprescindible colaboración de la arqueología (5)
Introducción
La cultura Magdaleniense es una de las últimas culturas del Paleolítico superior en Europa occidental, que fue caracterizada por los rasgos particulares de su industria lítica y ósea. Su nombre fue tomado de "La Madeleine", cueva francesa de la región de Dordoña. Sucede a la cultura Solutrense.
El periodo Magdaleniense, que se extendió a lo largo del período glacial Würm IV, tuvo una secuencia alterna de clima frío y seco, y fresco y húmedo. Estos cambios climáticos acaecidos hace unos 12 000 años hizo modificar los hábitos cinegéticos y alimenticios, dando por finalizado al Magdaleniense con la transición al Aziliense.1
El periodo Magdaleniense es la época del del Paleolítico superior en la que se ha documentado el hallazgo de un mayor número de objetos prehistóricos de adorno-colgantes de uso personal. Este tipo de objetos etán presentes en la mayor parte de los sitios arqueológicos estudiados.
Las causas de esta proliferación de sitios arqueológicos en Centroeuropa se encuentran relacionadas con factores ambientales. Comenzando a notarse su influencia en el Magdaleniense medio, pues en esa época las capas de hielo que cubrían el norte de Europa se fueron retirando progresivamente hacia el norte. Este cambio en el paisaje hizo posible la expansión de las poblaciones de toda clase de animales y, a continuación, es desplazamiento y la colonización de esa nuevas zonas de caza por grupos de cazadores-recolectores, que hasta entonces habían ocupado tierras más al sur.
Se elaboraron adornos-colgantes en una gran variedad de materias primas, mayoritariamente de procedencia animal, tales como dientes de animales vertebrados terrestres o marinos, contemporáneos o fósiles, marfil, hueso, asta o cuerna, también abundan los realizados con las conchas de moluscos marinos recientes y las conchas de moluscos fósiles, y de otras materias primas de origen mineral como el azabache y otros.
Algunos de estos objetos, además, aparecen grabados. La presencia de ciertas decoraciones en varios yacimientos de diferentes regiones europeas, nos indica la existencia de contactos intergrupales a larga distancia.
Representación gráfica de un grupo familiar de cazadores -recolectores, de cultura magdaleniense, realizando diversas actividades cotidianas y mostrando atuendos e instrumentos típicos de esa cultura y época histórica. Ilustración original de Luis Pascual Imagen: Magdalenienses al Sur del Duero. La Peña de Estebanvela (Segovia)
En el artículo que sirve de base a esta entrada se hace un recorrido por los diferentes objetos de adorno-colgantes documentados en los yacimientos magdalenienses centroeuropeos, con el fin de realizar una aproximación a la red de contactos existente entre los grupos de cazadores-recolectores en el ámbito centroeuropeo.
También se estudia el contexto en el que se registraron estas piezas dentro de estratigrafías bien conocidas a través de las investigaciones llevadas a cabo en las últimas décadas.
El análisis de determinados tipos de objetos de adorno-colgantes como son las conchas marinas de origen atlántico o mediterráneo, determinado tipo de piezas perforadas realizadas en azabache, como los rodetes y las representaciones femeninas esquemáticas "tipo Gonnersdorf", dientes de reno aserrados a la altura de los alvéolos o rodetes de hueso elaborados a partir de escápula) nos permite inferir la existencia de complejas redes de contacto a larga distancia de los grupos humanos durante el periodo Tardiglaciar.
En esta entrada, dados los objetivos específicos de este blog, consistentes en tratar sobre fósiles y sus relaciones con los humanos, como es costumbre, solamente trataremos sobre aquellos objetos de adorno-colgantes prehistóricos , de la época Magdaleniense que son de naturaleza paleontológica, ignorando a todos los demás.
Objetos magdalenienses colgantes de naturaleza paleontológica, en Centroeuropa
Las materias primas usadas para elaborar objetos de adorno-colgantes, como ya se ha dicho más arriba fueron muy variadas y entre las de procedencia geológica-paleontológica hay que destacar las que se citan y explican a continuación.
A. Conchas de moluscos fósiles
En los yacimientos magdalenienses de Europa Central, las cuentas elaboradas con conchas de moluscos fósiles predominan sobre las elaboradas con conchas de moluscos recientes. Las conchas fósiles de moluscos proceden de depósitos paleontológicos más o menos cercanos a los sitios arqueológicos. Este es el caso de yacimientos belgas como Verlaine o Trou de Chaleux, con conchas fósiles de moluscos procedentes de la cuenca de París (Dewez, 1987; cf. Welter, 2001-2002).
De la cuenca de Mainz vienen conchas fósiles de ciertos moluscos, en particular de diferentes especies como Glycymeris sp., que se encuentran en Hohlenstien (Alemania) (Kraus, 2001) y Schweizersbild (Suiza) (Nüesch, 1902) en el suroeste de Alemania, o en Kesslerloch (Heierli, 1907) y Hollenberg-Höhle-3 (Sedlmeier, 1982) en Suiza.
Aspecto de una valva de Glycymeris nummaria con una perforación en la zona del umbo, para facilitar su suspensión.
Imagen: Conchas de la cueva Fumane (NE de Italia) manipuladas durante el Paleolítico superior temprano
Las conchas de moluscos de un gran número de yacimientos del Magdaleniense de Moravia, como Kůlna, Býcí Skála, Hadí, Adlerova y Pekárna, provienen principalmente de yacimientos paleontológicos locales, pero también de sedimentos del Mioceno en los Cárpatos, así como de la cuenca de Viena (Hladilová, 1999) a bastantes kilómetros de distancia.
Las conchas del sitio polaco de Maszycka (Fissidentalium badense y Anadara sp.) Se recolectaron en Korytnica, 60 km al noreste de la cueva donde fueron hallados por los arqueólogos (Kozlowski et al., 1993) (Fig. 1).
Igualmente, es interesante señalar los ejemplos de conchas perforadas de dos especies de gasterópodos continentales como son Gyraulus trochiformis y Gyraulus sulcatus encontradas en diversos sitios magdalenienses en el sur de Alemania, como Petersfels o Felsställe (Affolter et al., 1994; Rähle, 1987a).
Dos conchas fósiles de caracoles fluviales de la especie Gyraulus sulcatus, perforadas en la zona umbilical para pode ser suspendidas mediante un cordel
Imagen: Esteban Álvarez Fernández
Se trata de caracoles fósiles de agua dulce que provienen de los depósitos del Mioceno medio en la cuenca terciaria de Steinheim, Baden-Württemberg (Heizmann, 1992). Este tipo de colgantes se han registrado en algunos sitios bastante distantes, como en Neuchâtel-Monruz (Suiza), 300 km al sureste de la cuenca sedimentaria de Steinheim (Fig. 2).
B. Dientes
Los dientes más utilizados en este periodo para hacer adornos personales colgantes son los incisivos y los caninos de reno, contemporáneos.
Los adornos-colgantes personales hechos de marfil, principalmente procedente de defensas de mamut son raros. Los ejemplos más importantes de este periodo son las piezas con forma de animales, como el colgante en forma de erizo marico descubierto en Höhle Fels (Alemania) o en forma de un insecto coleóptero o escarabajo (Bélgica) o algunas de sus partes, como las púas de erizo de mar de Freudenthal (Suiza).
También se ha registrado el hallazgo de cuentas en forma de discos, en Nebra y Petersfels (Alemania), y además una punta de azagaya perforada, con una figura antropormófica grabada, en Ratirska (República Checa), y otros objetos diversos con decoración gráfica compleja, como unas placas en Jankovich (Hungría) y en Verlaine (Bélgica).
Curiosamente, en este trabajo no se mencionan objetos colgantes elaborados con dientes fósiles de tiburón
C. Materias primas de origen mineral
El azabache era una materia prima común para la fabricación de colgantes durante el periodo Magdaleniense. Un gran número de yacimientos centroeuropeos han producido perlas o cuentas hechas de esta roca organogénica, siendo en general, objetos de tamaño muy pequeño, en algunos casos de menos de 0,5 cm. de diámetro, de diversas formas: cilíndricas, bicónicas, esféricas, discoidales, etc..
En el caso del emplazamiento alemán de Gönnersdorf, fue posible reconstruir la cadena operativa de fabricación de estas perlas de azabache (Álvarez-Fernández, 1999).
Este tipo de objetos, son igualmente abundantes en sitios arqueológicos en el sur de Alemania (Moosbühl y Petersfels) y en el norte de Suiza, muy especialmente en sitios arqueológicos del Magdaleniense tardío, como Dolní Vestonice (República Checa).
A veces, junto con las cuentas de azabache aparecen otros tipos de objetos mucho más cuidadosamente trabajados. Algunos de los más importantes por su originalidad y perfección son las figuras de animales, en los sitios arqueológicos de Teyjat (Francia) y de Petersfels (Alemania) y las imitaciones de púas de erizo de mar halladas en Kesslerloch (Suiza).
También se ha registrado el hallazgo de finos discos o rodetes y de figuras femeninas "tipo Petersfels" en un grupo de sitios arqueológicos muy cercanos entre sí en el suroeste de Alemania y en el norte de Suiza.
Aspecto de un colgante realizado en azabache, con una perforación en la parte superior, para poder ser suspendido, representando de manera sumamente esquemática el cuerpo de una mujer en avanzado estado de embarazo. Posiblemente se trataría de un objeto de protección mágica (amuleto) con el que se creía favorecer la preñez y, tal vez, el buen parto de su portadora
Imagen: Los objetos de adorno-colgantes magdalenienses de Centroeuropa
Los discos o rodetes de azabache aparecieron en los sitios arqueológicos de Schweizerswild y de Kesslerloch (Suiza), y también en Ochozska (Chequia). Las figurillas femeninas “tipo Petersfels” provienen de sitios como Neuchâtel-Monruza (Suiza) y Petersfels (Alemania) (Álvarez-Fernández, 2006) (Figs. 7 y 8)
Aspecto de un disco o rodete tallado en azabache, con su correspondiente perforación central para poder suspenderlo
Imagen: Los objetos de adorno-colgantes magdalenienses de Centroeuropa
En general, el azabache debió encontrarse en depósitos geológicos cercanos a los sitios arqueológicos. Este es el caso de los artefactos de azabache de Gönnersdorf (Alemania), cuya materia prima, probablemente, provenía de los bancos de grava de las orillas del río Rin, donde en la actualidad se han encontrado cantos rodados de azabache arrastrados por la corriente (Álvarez-Fernández, 1999).
Mapa de distribución de hallazgos de adornos colgantes realizados en azabache, en diferentes sitios europeos magdalenienses. En el recuadro del lado superior izquierdo, la fotografía de una cuenta de pequeño tamaño, vista por el lado de la perforación.
Los depósitos geológicos donde resulta más abundante el azabache se encuentran en el sur de Alemania y el norte de Suiza, principalmente en Hegau y Schaffhausen (Erisen, 1991).
Aspecto de una plaquita de lignito/azabache, de forma rectangular que, en una de sus dos caras, presenta grabado el perfil de una cabeza de caballo. Objeto procedente del sitio arqueológico de Kesslerloch (Suiza)(Merk, 1875, Taf. VI) Imagen: L'art mobilier magdalenian en Suisse
En el trabajo consultado, no se mencionan hallazgos de objetos elaborados en ámbar, una resina fósil, correspondientes a este periodo histórico. En el caso de que se hubiese usado este material para elaborar adornos colgantes, probablemente se trataría ámbar de procedencia báltica, debido a la facilidad de obtención en las playas del mar Báltico, su mayor facilidad de transformación y la proximidad de la zona centroeuropea con la costa del mar Báltico.
Contexto social-cultural de los adornos colgantes, en Europa Central, durante el Magdaleniense
La investigación de los contextos de tipo social-cultural que rodeaba la elaboración y uso de las cuentas y los colgantes, hallados en los yacimientos prehistóricos, y su relación con otros elementos a los que aparece asociado ese tipo de hallazgos, como pueden ser ciertas herramientas de piedra, las estructuras funerarias, las estructuras del fuego del hogar, etc., permiten vincularlos a determinadas actividades, que pueden ser de tipo ritual o funerario, en relación con su finalidad de fabricación y de uso).
Con el fin de llevar a cabo este tipo de investigación de manera efectiva, es necesario obtener información arqueológica de muy alta calidad. Pero la mayoría de los yacimientos del Paleolítico y Mesolítico de Europa Central se excavaron a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX.
Las técnicas arqueológicas empleadas en esta época no solían ser suficientes para registrar objetos de adorno-colgantes, y si lo hicieron, rara vez indicaron en qué nivel se halló y casi nunca dio ninguna información detallada sobre la parte del sitio arqueológico donde se encontraban los artefactos hallados o sobre su asociación con los otro elementos arqueológicos presentes en ese punto del yacimiento (Álvarez-Fernández, 2006).
Unos quinientos adornos personales, elaborados en diversos tipos de materias primas, se encontraron entre los escombros dejados por las excavaciones llevadas en Petersfels a fines de la década de 1920 (Albrecht, 1979; Albrechtet al., 1994) después de realizar un fino tamizado y lavado. Esto debería hacernos pensar en la gran cantidad de artefactos y de información sobre su contexto, que se perdió en el transcurso de las antiguas excavaciones arqueológicas en Europa Central.
La mayoría de este tipo de objetos pequeños que se han registrados en yacimientos arqueológicos provienen de las llamadas “Capas de habitación”. Es decir, se encontraron en estratos sedimentarios formados por la acumulación de restos residuales de origen antrópico (residuos de trabajar la piedra o elaborar artefactos óseos, en relación con estructuras habitacionales, fuegos de hogares, etc.
Resultantes de la excavación moderna de uno o varios sitios humanos de ocupación y de sedimentación de residuos domésticos.
Posiblemente, muchos colgantes encontrados en las antiguas excavaciones se asociaron con artefactos de la misma categoría o de diferentes categorías, sin que realmente estuvieran relacionados.
En el caso de las excavaciones modernas, la mayoría de estos objetos se encuentran aislados en el depósito, sin ningún contexto aparente. Sin embargo, hay ocasiones en las que grupos de objetos han sido descubiertos juntos, aparentemente, fueron colocados agrupados intencionalmente. En los sitios arqueológicos de Europa central, es muy raro encontrar adornos personales inacabados del periodo Magdaleniense, en proceso de elaboración, abandonados en las capas de habitación.
En el sitio arqueológico de Gönnersdorf (Alemania), un asentamiento magdaleniense, al aire libre, se encontraron cuatro concentraciones de objetos, cerca de las que se identificaron varias estructuras habitacionales, formadas por alineaciones de losas de esquisto y de otras rocas, restos de postes hincados verticalmente y hoyos o pozos, conteniendo concentraciones de objetos o artefactos diversos.
El pozo 77, situado en la Concentración III, se interpretó como una acumulación intencional de artefactos varios (Terberger, 1997: 217). Tenía 42 cm de diámetro y 12 cm. de profundo. En su interior, había un número considerable de herramientas de piedra (siete buriles, 14 barrenadores, un barrenador de buril, etc.), así como cuatro fragmentos de aguja. Además, se encontraron más de 70 fragmentos de azabache, dos de los cuales fueron cuentas en proceso de fabricación (las perforaciones estaban sin terminar), cinco dientes de zorro, tres de ellos perforados, un fragmento de lava con un agujero, y discos o rodetes de esquisto en diferentes etapas del proceso de fabricación, uno completamente perforado, tres en el curso de ser perforado, y uno perforado pero que se había roto en tiempos prehistóricos. En mi opinión, este era un lugar relacionado con la producción de artefactos de diversos tipos, entre ellos adornos-colgantes (Álvarez-Fernández, 1999,2006). Destinados a la ornamentación corporal individual o a la defensa mágica de la persona (amuleto)
En el pozo 19 de la Concentración I, se encontraron un gran número de artefactos en un sedimento de origen antrópico, rico en polvo rojo procedente de la pulverización de hematites para obtener pigmento de color rojo intenso. El pozo tenía 30 cm de diámetro y 10 cm de profundidad y estaba cubierto por una gran losa de esquisto. Dentro de ese agujero se encontraron seis caninos atrofiados de venado perforados y teñidos de color rojo, 38 cuentas pequeñas de diferentes materiales y formas, algunas de ellas hechas de azabache de formas discoidales, rectangulares, bicónicas, etc.), y dos dientes perforados de zorro ártico. Todos estos objetos habían sido perforados con la intención de ser utilizados como colgantes. Este pozo ha sido identificado como un depósito en el que se había colocado un collar, que posteriormente fue cubierto por los restos de un sitio magdaleniense de ocupación (Bosinski, 1979a: 143). El estudio detallado de estas piezas permitió comprobar que estos elementos mostraban marcas de desgaste por utilización en sus perforaciones (Álvarez-Fernández, 1999). Esta misma interpretación es igualmente plausible para algunos de las cuentas de conchas registradas en Andernach-Martinsberg-2.
En el pozo 12 de la Concentracion II de este sitio al aire libre, se encontraron un total de 46 ejemplares del gasterópodo H. sanguineus y un ejemplar de Cyclope sp. (cf. Cyclope pellucida), también restos líticos y huesos de mamíferos (caballo y zorro ártico) (Eickhoff-Cziesla, 1992; Street, 1993) (Fig.9). A estos elementos concentrados, se pueden agregar otros dos ejemplares de la primera de las especies mencionadas, que se recuperaron de la capa de ocupación magdaleniense, muy próxima al pozo mencionado.
Este hoyo ha sido interpretado como un contenedor intencional de objetos con fines desconocidos (Veil, 1984: 191). El análisis de estas conchas de caracol muestra que las perforaciones se habían pulido mediante el uso (Álvarez-Fernández, 2006).
Otra forma de obtener datos sobre el contexto de los objetos, es el estudio de las estructuras funerarias que los contienen. Esto nos dan información sobre los posibles bienes que acompañaron al cuerpo del difunto (respecto a su posición o distribución sobre el cuerpo, las combinaciones de pigmentos utilizadas para maquillar un collar, etc.).
Los datos actualmente disponibles sobre hallazgos de adornos personales colgantes en los sitios arqueológicos magdalenienses, en Europa Central, indican que existían contactos regulares con otros grupos ubicados en el suroeste de Europa. La prueba más clara de estos contactos es la presencia de conchas perforadas de moluscos marinos contemporáneos, del Mediterráneo y del Atlántico, en zonas centroeuropeas que se encuentran a más de 600 km de distancia de esas costas.
La presencia de conchas perforadas de especies de gasterópodos exclusivamente mediterráneos, como Cyclope pellucida o Homalopoma sanguineum, se ha observado no solo en Europa Central sino también en yacimientos magdalenienses del suroeste de Europa, en la Dordoña (Francia), a lo largo de los Pirineos y en Cantabria (España)(Álvarez-Fernández, 2006)
La existencia de conchas perforadas de gasterópodos de las especies Littorina obtusata y Nucella lapillus, que ahora son especies típicamente atlánticas, podría sugerir contactos con ambas costas, ya que ambas especies podrían haber colonizado el Mediterráneo durante el período Glacial Tardío.
Sin embargo, el hallazgo de conchas perforadas de estos moluscos recientes, solo se ha registrado, hasta ahora, en los sitios más occidentales de Europa Central, ubicados en las cuencas del Rin (sitios de Gönnersdorf y Munzingen) y el Alto Danubio (sitio de Höhle Fels).
La presencia de conchas de moluscos fósiles es más difícil de interpretar y de evaluar, ya que la misma especie puede aparecer en varias cuencas sedimentarias a la vez. Sería lógico suponer que las conchas fósiles se recogieron en el yacimiento paleontológico más cercano al sitio arqueológico. Aun así, la identificación de estos moluscos fósiles sugiere que existieron contactos de largo alcance entre diverso grupos de cazadores-recolectores centroeuropeos y otros de fuera de esa área geográfica (Affolter et al., 1994; Flébot-Augustins, 1997; Floss, 1994; Hladilová, 1999; Kozłowski et al., 1993; Lazar, 1974; Rähle , 1983; Sedlmeier, 1982; Welter, 2001-2002).
La materia prima de origen mineral más utilizada en aquella época para elaborar adornos colgantes fue el azabache. Esta clase de roca organogénica es también muy común en los yacimientos magdalenienses del resto de Europa.
Como se pueden encontrar depósitos de azabache cerca de muchos sitios arqueológicos europeos, es lógico suponer que este material es un tipo de materia prima de procedencia local.
El azabache además de utilizarse para la fabricación de abalorios como cuentas de diversas formas, también se utilizó para hacer estatuillas de animales.
Los discos con perforación central (rodetes) y las figuras femeninas del “tipo Petersfels” solo se conocen de yacimientos arqueológicos magdalenienses de la región de Europa Central (Álvarez-Fernández, 2006)
Consideraciones finales
La mayoría de los ornamentos personales colgantes registrados en la excavación de los sitios arqueológicos magdalenienses de Europa Central provienen de su sector occidental, donde el número de sitios arqueológicos conocidos es mayor que en el resto de la zona.
Desde el Magdaleniense medio en adelante, la presencia de adornos colgantes en esta zona es precisamente una clara evidencia de contactos con zonas del suroeste de Europa, que era donde las conchas de ciertos tipos de moluscos marinos de origen atlántico o mediterráneo se transformaban en cuentas.
La procedencia de las demás materias primas con las que se fabrican estos objetos colgantes de adorno es casi imposible de establecer, pero los objetos colgantes de adorno debido a su reducido tamaño y poco peso, eran fáciles de transportar, lo que los debió convertir en unos artefactos ideales para transportar a bastante distancia para intercambiarlos con gentes de otras regiones. Este podría ser el caso de los caninos atrofiados de ciervo rojo, recortados y perforados para ser usados como adornos colgantes, encontrados en sitios arqueológicos magdalenienses en Europa Central, donde no se han hallado otros restos óseos de este animal entre el conjunto de restos óseos de fauna alimentaria, lo que demuestra que, en esta zona, este animal no fue cazado para ser consumido.
La presencia de artefactos elaborados con otras materias primas comunes, podría indicar que el grupo humano los fabricó con materiales obtenidos localmente, quizás imitando algunas veces, las mismas formas y decoraciones típicas que usaban sus vecinos próximos, mientras que en otras ocasiones, quizá, la presencia podría ser el resultado de intercambios con otros grupos humanos venidos de lejos que los visitaron. Los ornamentos colgantes personales magdalenienses, encontrados en Europa Central sugiere la existencia de una red bastante compleja de contactos sociales entre diferentes grupos de cazadores-recolectores europeos durante esta época.
Nota aclaratoria
Como sucedía en las entradas anteriores de esta misma temática, el contenido de esta consiste en una selección de aquellas partes del texto original consultado que resultaban más relevantes en relación a los objetivos específicos del blog FFI. Reconstituida con muy escasas modificaciones de contenido y estilo, siempre realizadas con la finalidad de mejorar la comprensión de ciertos conceptos complejos, por parte de los lectores que no están habituados o especializados en arqueología ni en paleontología.
Fuentes
- Anónimo. Magdaleniense. Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Magdaleniense
- Álvarez Fernández, Esteban (2009). Los objetos de adorno-colgantes magdalenienses en movimiento, una puesta al día de los datos disponibles para Centroeuropa. Zephyrus: Revista de prehistoria y arqueología. Nº 63, págs. 45-59. Departamento de Prehistoria. Ediciones Universidad de Salamanca
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