por Heraclio Astudillo Pombo
"Huesos de gigante" en la isla de Santa María (Azores), vestigios fósiles de gigantes atlánticos que no de míticos atlantes (2ª parte)
Recapitulación
Se continua con el tema de los supuestos "huesos de gigante" hallados en la isla de Santa Maria (Azores), un tema que se inició en una entrada anterior del blog, publicada el pasado 12 de agosto de 2025 (https://folklore-fosiles-ibericos.blogspot.com/2025/08/grandes-huesos-fosiles-y-gigantes.html).
Algunas muestras de los antiguos "huesos de gigante" recuperados en la época moderna más actual (2) (Continuación)
Durante los últimos tres siglos, las identificaciones científicas de la mayoría de los restos óseos hallados en la isla de Santa Maria y correctamente estudiados, han permitido confirmar acertadamente su verdadera naturaleza biológica. En realidad, se trataría de vestigios óseos de antiguos cetáceos marinos que, hace algunos millones de años, durante sus largas migraciones oceánicas, habrían visitado el acogedor entorno de la isla, con diferentes finalidades: descanso, alimentación, reproducción, etc.
Dos vistas del segundo fragmento recuperado de la gran costilla izquierda, asignado a Balaenopteridae indet. fotografiado, inmediatamente después de su recolección. Recolectado en sedimentos del Complejo Touril, en la Zona de Figueiral. A –Vista lateral, B – Sección transversal en la superficie de fractura en la zona intermedia, se puede apreciar la estructura interna cavernosa, alveolar y porosa, típica de una costilla de mamífero.
Fotografía de Sérgio Ávila. Imagen: Fossil whales from the Azores
Durante su estancia en la costa de la isla, algunos de aquellos grandes cetáceos visitantes, ocasionales o regulares, habría muerto en sus inmediaciones por causas naturales. Las causas más probables de aquellas muertes, podrían haber sido los efectos de algunas erupciones volcánicas violentas, las complicaciones graves de ciertos achaques propios de la vejez o los resultados letales de procesos infectocontagiosos graves, pero también podrían haber muerto por los ataques mortales de depredadores, como grandes tiburones u orcas.
Los cadáveres de aquellos desgraciados visitantes, luego de estar flotando un tiempo en el océano, a la deriva, podrían haber sido arrastrados por el oleaje o las corrientes marinas hacia la costa, donde una vez varados, los carroñeros terrestres podrían haber devorado su enorme cuerpo, dejando la osamenta desarticulada y dispersos sus huesos o sus fragmentos, en lugares cercanos de tierra firme.

Aspecto del esqueleto de un ballenato, de unos tres metros de longitud, depositado sobre el fondo marino, descubierto en abril de 2020. Fue detectado a mil seiscientos metros de profundidad en el fondo del mar del Sur de la China. Se aprecia una gran abundancia de carroñeros finales, apurando los escasos restos de los tejidos blandos aprovechables que aún conserva adheridos la desnuda osamenta del animal. Luego colonizarán los restos pelados los gusanos marinos comedores de huesos que continuarán con la degradación del material esquelético. Fotografía original del Prof. Xie Wei.
Imagen: La otra vida del cadáver de una ballena.
https://www.funeralnatural.net/articulos/la-otra-vida-del-cadaver-de-una-ballena
Pero los cadáveres inicialmente flotantes, podrían haber acabado por desinflarse, al vaciarse de gases y hundirse rápidamente, depositándose en el fondo marino, costero, donde los abundantes carroñeros marinos habrían devorado su enorme cuerpo, dejando la integridad inicial del esqueleto hundido a merced del oleaje de fondo que acabaría desarticulando el conjunto y dispersado los huesos sueltos. Luego, los sucesivos aportes de sedimentos terrígenos o/y marinos, sobreponiéndose en sucesivas capas, habrían ido enterrando los restos óseos, en unas condiciones físico-químicas favorables a la conservación, que mantenidas durante millones de años, favorecerían la fosilización de los restos óseos enterrados. Posteriores, episodios de inmersiones o emersiones del terreno fosilífero, por causas tectónicas o eruptivas, habrían hecho posible la desaparición de los restos terrestres, inicialmente, emergidos o el afloramiento de los restos óseos fósiles submarinos, inicialmente, sumergidos.
Dos vistas de un pequeño fragmento de costilla asignado a Cetacea indet. (presencia SMI 9). Recolectado en sedimentos del Complejo Touril, en la Zona de Figueiral. A: Vista externa, B: Vista interna. Fotografía de Sérgio Ávila. Imagen: Fossil whales from the AzoresLos restos fósiles emergidos, una vez aflorados por erosión del material de la matriz circundante, en la época de la colonización portuguesa de la isla, podrían haber sido hallados, casualmente, por alguna persona o grupo que hubiese pasado o trabajado en ese lugar, si la erosión natural o la excavación del terreno fosilífero hubieran hecho visibles los grandes fragmentos óseos.
En el momento del descubrimiento de los grandes huesos llegaría la necesidad de plantearse su identificación e interpretación, a la luz de los conocimientos disponibles en esa época y grupo humano. Tal cosa podría hacerse en una época, relativamente, cercana y moderna, en clave naturalista y racionalista, aunque no siempre es fácil o posible, en función del nivel cultural de los posibles descubridores o intérpretes. Pero en una época, relativamente, antigua, como podía ser en los primeros siglos de colonización, ante la falta de conocimientos científicos naturalistas se habría hecho una interpretación en clave mítica o legendaria, teniendo que recurrir a justificaciones sobrenaturalistas y explicaciones irracionales. Una forma de interpretación que siempre es mucho más fácil de concebir y de comprender por la comunidad, pues solamente hay que recurrir al recuerdo de mitos ancestrales muy conocidos y extendidos y/o a la creatividad de la imaginación fabuladora, en sintonía con la mentalidad dominante y mayoritaria en la época y en el lugar.

Diferentes fragmentos vertebrales y costales, asignados a Cetáceos indeterminados, por no haber sido estudiados en ese momento (2007). Recolectados en sedimentos del Complejo Touril, en la Zona de Figueiral. La barra central negra el la escala de referencia y mide 10 cm. Fotografía de Sérgio Ávila. Imagen: Fossil whales from the Azores
Cada cultura local o regional tiene sus propios relatos míticos, heredados de sus antepasados, a la luz de los cuales puede interpretar, en clave fabulosa, todo aquello que le resulta desconocido y que va hallando a su paso, pudiendo explicarlo y justificarlo, muy fácilmente, en clave prodigiosa y sobrenaturalista, sin necesidad de disponer de grandes conocimientos, ni tener que elaborar complejos razonamientos ni tener que usar complicados argumentos.
Dos aspectos de un gran fragmento de 1 m. de longitud, procedente de un cuerpo mandibular de un cetáceo del Pleistoceno, según dos vistas (1 y 2). Detalle de la segunda vista (3). Se trata de un gran fragmento aislado y altamente desgastado de la mandíbula de un misticeto con barbas (Chaeomysticeti), de tamaño mediano a grande, que quedó expuesto en Praia do Calhau, después de que el huracán Gordon azotara la isla de Santa María en agosto de 2012. La mandíbula fue descubierta por residentes locales, quienes admiten que el fósil pudo haber quedado expuesta debido a las duras condiciones del mar experimentadas a finales de agosto con el huracán Gordon. La fuerza del mar arrancó grandes rocas y arena fósil, en la línea de costa, dejando expuesta a la vista el gran fragmento de mandíbula de cetáceo.
Con toda probabilidad, la idea de atribuir los grandes fragmentos de hueso hallados en determinados lugares de la isla de Santa Maria, a unos hipotéticos gigantes, necesariamente, tiene que provenir de hallazgos realizados por los colonos de los primeros siglos de ocupación y asentamiento. Puesto que el término "hueso de gigante" es una expresión e interpretación, propias de los siglos XV a XVII. En tiempos posteriores, tal interpretación y denominación, sería unos auténticos fósiles culturales, conservados vivos como una tradición ancestral, por inercia cultural o por ignorancia intelectual, entre aquella parte de la población insular con un menor bagaje cultural o menor caudal intelectual.
Los huesos de gigantes marienses, están ausentes en las crónicas de Gaspar Frutuoso, de finales del s. XVI
Buscando información antigua pudo conocerse la existencia de la obra "Saudades da Terra". Se trata de seis tomos manuscritos, redactado entre 1586 y 1590 por el religioso azoreano
Gaspar Frutuoso. Resulta ser la publicación más extensa y detallada sobre la Macaronesia de finales del siglo XVI. El gran interés histórico y antropológico del texto manuscrito determinó que, finalmente, fuese publicado y que se hayan impreso varias ediciones, en los siglos XIX y XX.
El Libro III, trata sobre la isla de Santa María, de Azores, consta de 26 capítulos en los que aborda la demografía, las actividades económicas, el comercio, las costumbres y demás aspectos de la cultura local de los isleños. Inicialmente, antes de poder acceder a su contenido completo, se creyó posible que, tal vez, ese texto pudiera recoger alguna referencia a algún hallazgo de grandes huesos o fragmentos de huesos "petrificados", en algunos lugares de la isla de Santa Maria y su atribución a despojos de gigantes. Pero después de acceder a su contenido íntegro, consultable en Internet, no se ha podido hallar cita alguna que mencione a gigantes ni a sus huesos en la isla de Santa Maria, entre 1586 y 1590.
Sobre una importante cantera de piedra caliza Frutuoso dice: "Cerca de allí se extiende un afloramiento rocoso, con otras laderas de viñedos, los más antiguos de la isla, a la distancia de dos disparos de arcabuz. Se trata de El Figueiral, lugar donde de la roca se extrae piedra de construcción, de la que se obtiene gran cantidad de cal, que no se encuentra en ninguna otra isla de las Azores, aunque no es de tan buena calidad como la que viene de fuera. En la misma cantera también se extraen piedras de molino de "mármol". En algunas de estas piedras se encuentran incrustadas conchas de mariscos, de almejas y de ostras.
El lugar se llama El Figueiral porque allí crecen muchas higueras juntas, como si estuvieran emboscadas." (p. 29)
Aspecto de la superficie de una roca caliza de tipo bioclástico, en un lugar de la isla de Santa María: Formada un amasijo de conchas trituradas de moluscos bivalvos, fragmentos de caparazones de crustáceos y de equinoideos, incluidos en una matriz de arena bioclástica caliza. Imagen: . palhocosmachado https://www.geocaching.com/geocache/GC67Y1M
Frutuoso también dice:
"En esta isla hay arcilla con la que se fabrica cerámica roja, sin necesidad de importarla, y tejas de muy buena calidad que, además de ser suficientes para el uso de la tierra, se lleva en grandes cantidades a la isla de São Miguel.
También hay piedra caliza, aunque no tan blanca ni resistente como la de Portugal; su precio máximo es de seiscientos réis per moio. Además, hay creta, "pizarra", ocre y arena blanca, con la que se suele limpiar y lavar el estaño." (p. 41)
Pero Frutuoso nada dice sobre la existencia ni el hallazgo de "ossos de gigante" en la isla de Santa Maria. Tal vez, la justificación de tal ausencia en el manuscrito, pueda deberse a que los hallazgos de grandes huesos "petrificados", se realizaron con posterioridad a la escritura de las crónicas de Frutuoso. Razón por la cual los hallazgos de grandes huesos "petrificados" no pueden aparecer mencionados en ellas, por ser su descubrimiento posterior a su escritura.
Gigantes legendarios en la literatura portuguesa
Parece ser que en la literatura portuguesa, el gigante más conocido es Adamastor, una figura mitológica que representa los diferentes peligros que, debían enfrentar y superar los navegantes lusos, en el mar embravecido durante una violenta tormenta marina. Este gigante mítico está especialmente asociado con las violentas y peligrosas tempestades que se solían producir en el Cabo de Buena Esperanza, que antes de la publicación de la obra literaria "Os Lusíadas" de Luís Vaz de Camões, publicada en 1572, era conocido como el Cabo de las Tormentas. Nombre que había cambiado el rey Juan II de Portugal, para reflejar la esperanza de encontrar una buena ruta comercial marítima hacia la India y las islas de las especias
Además de Adamastor, existen algunos otros personajes literarios gigantescos, descritos en la literatura y la cultura popular portuguesa que, a menudo, también son una alegoría de los peligros existentes en ciertos lugares particularmente peligrosos, simbolizando los obstáculos existentes en ellos y los desafíos que habrá que superar para conseguir el éxito en una misión concreta. En la que los participantes deberán desafiar y vencer los peligros ocultos que están instalados en ciertos lugares desconocidos, en los que deberán superar las amenazas que suponen las enormes y violentas fuerzas desencadenadas de la naturaleza o/y vencer los temibles poderes sobrenaturales reinantes en esos mismos lugares.
Una representación artística, figurativa del gigante Adamastor, a punto de ejecutar una acción malévola sobre una carabela que navega cerca de la costa del Cabo de Buena Esperanza. Autor desconocido. Imagen: https://pt.pinterest.com/saraavozinha/adamastor-mostrengo/
Con este tipo de marco alegórico cultural, presente en la mente los navegantes portugues de finales del siglo XVI y teniendo en cuenta las duras condiciones ambientales de la vida de los marineros isleños instalados en las islas Azores, nunca debieron ser fáciles, ni gratas, en muchos de los aspectos de la vida cotidiana de sus primeros habitantes, a pesar de haber sido denominadas "islas afortunadas". Las condiciones ambientales reinantes derivaban del hecho de ser un grupo de islas aisladas en medio del océano Atlántico, a más de 1440 kilómetros de la metrópolis. Es fácil imaginar que la lejanía y el aislamiento, durante los primeros siglos de colonización, las dificultades que tuvieron que vencer debieron ser muchas, permanentes y enormes. Tal vez el desconocido e innominado gigante, o gigantes, de la isla de Santa María, solo sea una figura alegórica imaginaria con la que se representaban las dificultades y complicaciones que los habitantes de esa isla o algún sector social o gremio profesional, en particular, tenían que superar cotidianamente, debido a su situación geográfica en medio del océano Atlántico, lejos de todas partes y de su patria.
Hallado un legendario gigante azorense que no nos interesa lo más mínimo
El problema para poder conocer quién, o qué, pudo haber sido el supuesto gigante mariense, legendario, y qué representaba en la cultura popular de los habitantes de la isla de Santa Maria, radica en que, por mucho que se ha intentado, no se ha podido hallar ni una sola referencia escrita a ese tipo de personaje.
Si Adamastor es el gigante más conocido en la cultura portuguesa de los siglos XVI y XVII, parece ser que el gigante o los gigantes de la isla de Santa Maria son los más desconocidos de su categoría. Nadie parece haber escrito nada sobre ellos, nadie parece saber nada de ellos, no parece creíble que no quieren compartir su conocimiento con los forasteros. Tal vez, todo lo que se ha imaginado y narrado, sobre estos huesos gigantes, marienses, sólo se ha conservado, transmitido y circulado en la cultura oral de los isleños.
A pesar de todos los indicios en contra, se continuó buscando información legendaria, escrita, sobre gigantes azoreanos en Internet. Así fue como se pudo localizar un recopilatorio de 30 leyendas populares marienses, titulado: "As principais lendas da ilha de Santa Maria", recopiladas por la profesora Ângela FURTADO-BRUM. En el momento del hallazgo, se creyó posible que este recopilatorio pudiera contener alguna leyenda de gigantes. Como el mencionado recopilatorio eran accesible por Internet, se realizó una revisión rápida del sumario. Una vez revisadas algunas de las leyendas, se pudo comprobar, con gran sorpresa y mayor decepción, que entre ellas no aparecía ninguna narración legendaria que hiciera mención de ninguna clase de gigante.
Incomprensiblemente, en "la isla de los huesos de gigantes", parecía no existir ninguna leyenda, suficientemente popular, que recogiera la interpretación popular legendaria del fenómeno paleontológico.
Persistiendo en las pesquisas sobre gigantes azoreanos, se pudo conocer que en todo el archipiélago de las islas Azores, parece ser que solamente existe una única leyenda que trata sobre un gigante. Desafortunadamente para el investigador, esa narración es propia de la isla de São Miguel. Según esa leyenda la isla de São Miguel fue recreada, por un gigante enorme, que viajó desde la desembocadura del Tajo, en Portugal, hasta las islas Azores atravesando el océano a nado, para encontrarse con su amada que residía en el archipiélago pero acabaría muriendo abrazado a su amada. Pero antes de ese triste final, estuvo recreando el relieve del paisaje de la isla de São Miguel con su propio cuerpo. Aunque no existe una única versión oficial, de la leyenda mencionada, la esencia de la historia es siempre la misma: la isla de São Miguel es el cuerpo de un gigante que un día se durmió y nunca más despertó.
En la isla de São Miguel, en las Azores, existe otra versión de la leyenda que atribuye su formación a un gigante que se quedó dormido sobre un islote y que no se despertó... su enorme cuerpazo se fue quedando petrificado, moldeando con su morfología anatómica la forma de las montañas, los valles y la costa que conforman y caracterizan, hoy en día, esa isla del archipiélago azoreano. La leyenda del gigante dormido es una historia muy popular en la isla de São Miguel, conocida y que forma parte del rico folclore local.
Detalle de un lugar de la costa acantilada de la isla de Santa Maria, en el que se puede apreciar un lentejón de rocas sedimentarias incluido en materiales volcánicos. Se puede ver la estratificación inclinada del material sedimentario formado por biocalcarenitas marinas extraordinariamente ricas en fósiles marinos. Imagen: https://www.geocaching.com/geocache/GC67Y1M Pero en este caso particular, la leyenda del gigante dormido no se sostiene sobre ninguna base material ni argumental de tipo paleontológico. Puesto que en esa isla nunca se han hallado restos óseos fósiles de cetáceos ni de ninguna otra clase de grandes animales terrestres. Un hecho totalmente improbable en una isla, la constitución geológica de la cual es totalmente volcánica, sin ninguna clase de rocas sedimentarias, por lo que difícilmente podría contener ninguna clase de restos fósiles.
Posibles residuos culturales ancestrales
Los primeros hallazgos científicos de grandes huesos fósiles, vestigios de grandes cetáceos prehistóricos, corresponden a los siglos XIX y XX, por lo que seguir utilizando la antigua denominación "huesos de gigante", en pleno siglo XIX y XX hubiera sido un arcaísmo mental y lingüístico, inadmisible para personas de mentalidad moderna y racionalista, pero no representaría un problema grave para personas de mentalidad tradicional y precientífica, ancladas en las tradiciones ancestrales del pasado.
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"La primera información publicada sobre este asunto [los hallazgos de huesos fósiles de ballenas] data del siglo XIX, fue dada a conocer por Boid (1835), quien escribió: "En una parte del lado noroeste, difícilmente accesible, se puede ver un inmenso fémur fósil". Este hueso, localizado en Ponta do Pesqueiro, fue posteriormente identificado por Bedemar (1837) como un hueso de ballena" (Estevens y Ávila, 2007)."
El hallazgo de otros fragmentos fósiles de vértebras y costillas de grandes cetáceos, fueron reportados por autores posteriores (Cotter 1888-1892; Teixeira 1950; da Ferreira 1955; Zbyszewski y Ferreira 1962b) pero nunca fueron objeto de un estudio detallado adecuado, para poder reconocer la verdadera naturaleza zoológica de aquellos restos óseos, y poder identificarlos como huesos atribuibles a grandes cetáceos del pasado.
Antiguamente se decía que preguntando se puede llegar a Roma...
El aserto popular que encabeza este punto, es un vestigio de cuando muchos creyentes peregrinaban a la capital de la cristiandad por motivos puramente religiosos para beneficiarse de bendiciones e indulgencias papales. La escuché muchas veces en boca de mi abuela, pues lo decía con frecuencia, cuando yo era niño y me disculpaba por no haber podido hacer alguna tarea o realizar algún encargo particular. Cuando pretendía justificar la inacción por no saber dónde estaba algún instrumento o material imprescindible, o por desconocer cuál era el procedimiento que debía aplicarse para conseguir un resultado determinado.
Así es que en esta ocasión, en la que se necesitaba disponer información, importante, de la que se carecía, se hizo como ya se ha hecho en otras muchas ocasiones, anteriores, preguntar a supuestos poseedores potenciales de la información necesaria.
Se escribió a Mario Estevens y Sérgio Ávila, los autores del artículo de 2007 en el que se decía:"Estos fósiles, sin embargo, han sido conocidos desde hace mucho tiempo por la población local, que comúnmente se refiere a ellos como “ossos de gigantes” [huesos de gigantes]." y del artículo de 2010 en que se decía: "Finalmente, e igual de interesante, es el papel que han desempeñado estos fósiles de ballena en el folclore local de la isla de Santa Maria (Azores) y en la historia de la isla de Santa María, cuyas referencias populares se remontan a varios siglos atrás." Pero, ambos no respondieron.
También se consultó el asunto a otros colegas lusos con los que se había mantenido algún contacto epistolar, en años anteriores, y habían realizado trabajo de campo en la isla de Santa Maria. Puesto que se presuponía que, tal vez, ellos por su relación con el lugar de mi interés etnopaleontológico, podían haber escuchado alguna conversación o relato y por tanto disponer de parte o de toda la información que me era necesario conocer. En caso contrario, quizás dispondrían de algunos contactos personales que podría facilitarme la información nunca, antes, hallada.
"El cíclope Polifemo". Representación pictórica del aspecto físico de un gigante humanoide mítico, en un fresco que forma parte de la decoración del gran salón del Palacio Farnesio en Roma. Esta pintura es una obra original del artista Annibale Carracci, realizada entre 1595 y 1605. Imagen: https://www.ecured.cu/Gigante
Desafortunadamente, no se obtuvo la información necesaria para la conclusión de la investigación etnopaleontológica mariense, no hubo resultados satisfactorios. Algunos de los destinatarios de la petición no respondieron a la solicitud de información. Otros dijeron desconocer el asunto y otro, dijo que, años atrás, un habitante de Santa Maria le había explicado un relato de gigantes, pero como estaba tan concentrado y absorto en las labores científicas que estaba realizando, en aquellos momentos, no le pudo prestar mucha atención al relator. De manera que del relato recibido, actualmente, ya no recordaba nada concreto de aquella historia fantástica.
En fin, a pesar de que el romero que firma esta entrada, ansiaba, profundamente, llegar hasta "Roma", y preguntó a varios informantes que halló en su camino, nunca pudo pisar suelo romano. Pues como no recibió ninguna información útil, no pudo encontrar y transitar el camino necesario para poder concluir, felizmente, su viaje a "Roma". Naturalmente, este final tan insatisfactorio como resultado de tanto esfuerzo y dedicación, produjo un gran disgusto en el intelecto y una gran frustración en el corazón del mencionado romero etnopaleontológico.
Fuentes
Anónimo (2012). Descoberta mandíbula de cetáceo com 100 mil anos. tvi24 CF, 18 set 2012
Anónimo. Vila do Porto die Inselhauptstadt. (Vila do Porto la capital de la isla (Santa María)). Azoren Oline Com: http://www.azoren-online.com/santamaria/tipps/sehenswuerdigkeiten/viladoporto/index.shtml
Anónimo. Fossils at Church. Igreja de S. Pedro [Santa Maria, Azores]. Geocaching Com: https://www.geocaching.com/geocache/GC67Y1M
Anónimo. Paleontología de Azores. Macaronesian Org https://www.macaronesian.org/es/show/paleontologia-de-azores
Ávila, S. (2009). Os Fósseis de Santa Maria. PORTUGALA, 14 - Novembro https://www.academia.edu/24111154/Os_f%C3%B3sseis_de_Santa_Maria?
Ávila, S., Ramalho, R., Habermannand, J & Titschack, J. (2018). The Marine Fossil Record at SantaMaria Island (Azores) in U. Kueppers & C. Beier (eds.) Volcanoes of the Azores. Springer-Verlag
Andrade Melo, José (2018). Os fornos de cal na Ilha de Santa Maria. Blogue Naturmariense, 30-09- 2018: https://natur-mariense.blogspot.com/2018/09/os-fornos-e-exploracao-da-cal-em-santa.html
Costa, Maria (2017). Santa Maria: A ilha dos ossos de gigante. Linkedin 20 de enero de 2017. https://www.linkedin.com/pulse/santa-maria-ilha-dos-ossos-de-gigante-maria-costa/
Estevens, Mário & Ávila, Sérgio P. (2007). Fossil whales from the Azores. Açoreana 2007, Supl. 5: 140-161
Ferreira, O. da Veiga (1961). Afloramentos de calcário miocénico da Ilha de Santa Maria (Açores). Direcçäo-Geral de Minas e Serviços Geológicos, Lisboa. https://docbase.lneg.pt/docs/Comunicacoes/communicacoes45_afloramentos.pdf
Frutuoso, Gaspar, (1998) Saudades da terra: livro III - Nova ed. Ponta Delgada: Instituto Cultural de Ponta Delgada: https://fgf.uac.pt/files/public/documents/2022/03/d852ce260ec813f230d091379cda51aa4586f833cae272ffd4da3a91121f9122.pdf
Furtado-Brum, Ângela (1999). As principais lendas da ilha de Santa Maria, Ponta Delgada, Ribeiro & Caravana editores, https://coloquios.lusofonias.net/XXXIX/lendas/lendas_da_ilha.htm
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