Sobre las diversas nomenclaturas utilizadas para la denominación de los fósiles (6ª parte)
3- Algunos nombres vulgares de fósiles comunes, pueden resultar totalmente "opacos" fuera de su ámbito lingüístico de origen.
Ciertos nombres vulgares, de fósiles, pudieron parecer denominaciones absolutamente arbitrarias, al resultar incomprensibles y por tanto carecer de cualquier significado o sentido para personas integrantes de culturas lingüísticamente bastante o muy alejadas.
Además, al no poderse establecerse relaciones pnemotécnicas, fundamentadas originalmente sobre las características morfológicas del fósil, ni poder asociarse con hechos o con personajes legendarios conocidos, tal categoría de denominaciones vulgares opacas resultarían difíciles de aprender, por su resistencia a ser memorizadas y recordadas.
Tal categoría de nombres, al resultar carentes de cualquier significado y sentido fuera de su zona lingüística de origen, podrían parecer nombres absurdos, injustificables o "inútiles", razón por la cual invertir algún esfuerzo en su memorización podrían resultar difícilmente justificable, para los viajeros forasteros que ocasionalmente pudiesen entrar en contacto con este tipo de nombres populares vernáculos.
Los nombres vernáculos, sin significado para los forasteros, habrían tenido tendencia a no ser aprendidos correctamente y/o a ser olvidados con facilidad. Estas circunstancias desfavorables no habrían favorecido su expansión territorial, por lo que se habrían mantenido acantonados en su áreas lingüística original y en su periferia geográfica más inmediata.
Esta circunstancia se habría dado para algunas de las denominaciones vulgares de fósiles, creadas en algunas de las lenguas ibéricas minoritarias como el catalán, gallego, asturiano, vasco o portugués, y muy especialmente para los idiomas de origen "no románico", como son los nombres en euskara o los nombres asimilados directamente de ciertas lenguas extranjeras anglo-germánicas, como el inglés o el alemán.
Sólo en algunos casos, podrían resulta algo problemáticos algunos nombres vulgares, creados usando lenguas ibéricas minoritarias románicas y sus diversos dialectos (aragonés, asturiano, balear, catalán, gallego, leonés, portugués, valenciano, etc.), pues en estos casos, al estar más o menos relacionados con el castellano, la lengua mayoritaria o dominante, en la mayoría de los casos, su grado de opacidad sería mucho menor que las primeramente citadas o inexistente.
Sólo en algunos casos, podrían resulta algo problemáticos algunos nombres vulgares, creados usando lenguas ibéricas minoritarias románicas y sus diversos dialectos (aragonés, asturiano, balear, catalán, gallego, leonés, portugués, valenciano, etc.), pues en estos casos, al estar más o menos relacionados con el castellano, la lengua mayoritaria o dominante, en la mayoría de los casos, su grado de opacidad sería mucho menor que las primeramente citadas o inexistente.
1- Nombres populares, autóctonos, en euskera
El primer grupo de nombres vulgares, totalmente opacos para los hablantes de lenguas de origen románico, estaría constituido por aquellos que se han originado en territorios con un idioma que tiene muy poco en común con los utilizados en los territorios vecinos. Un buen ejemplo de esto sería el caso de todos los nombres vulgares de fósiles, generados en euskera, cuando son usados fuera de los territorios vascófonos originales, conocidos como "Euskal Herria".
El primer grupo de nombres vulgares, totalmente opacos para los hablantes de lenguas de origen románico, estaría constituido por aquellos que se han originado en territorios con un idioma que tiene muy poco en común con los utilizados en los territorios vecinos. Un buen ejemplo de esto sería el caso de todos los nombres vulgares de fósiles, generados en euskera, cuando son usados fuera de los territorios vascófonos originales, conocidos como "Euskal Herria".
Un buen ejemplo de esto, serían los múltiples nombres vernaculares usados para denominar a los muy comunes fósiles de erizos de mar de la especie Micraster coranginum, en la provincia de Guipúzcoa y en ciertas zonas euskaldunes del norte de Navarra, lindantes con la anterior.
Ya hemos tratado en la primera parte de este artículo, sobre la enorme variabilidad de la nomenclatura popular que ha sido usada en las dos zonas euskaldunes, ahora mencionadas, para referirse a una misma clase de fósiles, por lo que no volveremos a repetir aquí lo ya tratado allí.
Un ejemplar de Micraster coranginum con su característica forma acorazonada y su marca en forma de cruz, ambas características han contribuido a que la mentalidad popular generara, antiguamente, diversas leyendas y creencias populares y a adjudicarle nombres congruentes con las mismas.
Imagen: Primigenius shop
Lo único que sí volveremos a repetir aquí, es que del análisis de la motivación onomástica de muchas de aquellas denominaciones vulgares, se desprende que existió una clara motivación mítica, religiosa y legendaria, pues en muchísimos casos se pone de manifiesto que por alguna razón desconocida, hoy sólo intuida o deducida, debió establecerse una vinculación entre este tipo de equinoideos fósiles y ciertos seres superiores capaces de situarse en las nubes, ya fuesen seres sobrenaturales: Dios, Jesucristo, diversos santos y santas o, al menos, seres sobrehumanos: brujas.
Lo único que sí volveremos a repetir aquí, es que del análisis de la motivación onomástica de muchas de aquellas denominaciones vulgares, se desprende que existió una clara motivación mítica, religiosa y legendaria, pues en muchísimos casos se pone de manifiesto que por alguna razón desconocida, hoy sólo intuida o deducida, debió establecerse una vinculación entre este tipo de equinoideos fósiles y ciertos seres superiores capaces de situarse en las nubes, ya fuesen seres sobrenaturales: Dios, Jesucristo, diversos santos y santas o, al menos, seres sobrehumanos: brujas.
Un segundo ejemplo de nombres populares pertenecientes a este grupo, totalmente opacos fuera de su territorio lingüístico, sería el caso de las “Hirutasun Santuaren arriak” (cast. “piedras de la santísima Trinidad”) de Aguinaga de Iza (Navarra), ya mencionados anteriormente. Tal nombre genérico se aplicaba indistintamente a los ejemplares fósiles de dos tipos distintos de braquiópodos, a los de la especie Rhynchonella decorata, del Jurásico superior y a los de Zeilleria (Cincta) numismalis, del Jurásico medio. Ambos tipos de fósiles eran recogidos devotamente, en dos lugares próximos, en unos afloramientos situados junto al camino que desde Aguinaga asciende hacia la ermita de la Trinidad, situada cerca de la cima del monte de Erga (Navarra).
Seis ejemplares de Rhynchonella decorata, uno de los tres tipos de fósiles considerados sagrados, existentes en el monte Erga, que reciben, en euskera, el nombre de “Hirutasun Santuaren arriak” por su relación de proximidad topográfica y emocional con la ermita consagrada a la santísima Trinidad
Si, en este caso particular, analizamos la posible motivación onomástica, vemos que las dos primeras palabras, del nombre vulgar tricompuesto, aluden a su vinculación con lo sagrado, ya se trate de una triple entidad divina (la Trinidad) o señale el lugar sagrado de procedencia (el terreno del monte donde está ubicada la ermita). La vinculación de proximidad física con una entidad o espacio sagrados, según la mentalidad mágica popular, habría dotado a estas piedras de ciertas virtudes especiales particulares, concretamente el poder de repeler la caída de rayos en su proximidad. La tercera palabra, del nombre vulgar tricompuesto, alude a una propiedad, relativamente, inusual y maravillosa para una concha, el hecho de estar "petrificada" o ser de naturaleza pétrea (piedras).
2- Nombres populares derivados del latín o del griego, castellanizados
El segundo grupo de nombres vulgares totalmente opacos, sería el formado por nombres comunes, artificiosos, procedentes de la vulgarización de ciertos nombre genéricos, de tipo erudito o científico, originalmente, escritos en griego o latín, que pudiendo ser de uso común, no tendría sentido o resultaría de significado poco claro, por efecto de la opacidad lingüística original.
Se trataría de ciertos nombres comunes, derivados de sus correspondientes nombres cultos y científicos que, inicialmente, habían sido creados para el uso exclusivo de los estudiosos de la Paleontología, pero que, posteriormente, habrían sido "contagiados" a la población autóctona de algunas localidades ricas en fósiles por los propios paleontólogos que las visitaban asiduamente y entablaban contacto y conversaban con la población local. Otra vía de penetración de este tipo de nombres, en el lenguaje vulgar, habrían sido los artículos publicados por la prensa escrita desde tiempos pretéritos de este medio de comunicación.
Este tipo de nombres latinizados o helenizados, forzosamente, habían de resultar absolutamente indescifrables, para la gente común, por el mero hecho de que los nombres cultos y científicos de los seres vivos o de sus restos fosilizados, se había acordado que debían ser generados en latín o estar latinizados, pero además, muchos de ellos tienen raíces griegas. Debido a que las lenguas clásicas, griego y latín, en tiempos modernos ya eran "lenguas muertas", ya hacía mucho tiempo que su vocabulario había quedado fuera del ámbito de uso lingüístico normal y natural de la población corriente. Por lo que los nombres de este tipo, suelen carecer de cualquier significado para la población común o "vulgo".
De la misma manera que la mayoría de los nombres científicos suelen resultar totalmente incomprensibles y faltos de significado para la gente corriente, sucede lo mismo con la mayoría de los paleontólogos modernos, por su total desconocimiento del griego y del latín. No obstante, los paleontólogos son el único colectivo social que en la actualidad sigue estando motivado para crear y memorizar este tipo de nombres. Los paleontólogos son las únicas personas capaces de utilizar, correctamente, los nombres científicos de los fósiles, tanto para identificar ciertos ejemplares como para referirse a determinadas especies pues se rigen por un sistema de normas muy estricto.
Ejemplos de esta clase de denominaciones populares opacas que en la mayoría de los casos, más bien parece tratarse de variedades de nombres vulgarizados, derivadas de los correspondiente nombres de géneros biológicos, podrían ser: numulitas, numulites y numulitos, derivados del nombre científico Nummulites; de forma semejante, amonitas, amonites, amonitos y ammonites, habrían derivado de Ammonites; este sería también el caso de belemites, belemitas, belemitos, belenitas y belenites, derivados de Belemnites.
Aspecto, externo, de un molde interno de la concha de un ammonites de gran tamaño, del Jurásico.
Imagen: Museo Historico UPM
Imagen: Museo Historico UPM
3- Nombres populares asimilados de otros de origen anglo-germánico
En tercer y último lugar, presentaremos como ejemplo de "nombres opacos", algunos nombres de origen extranjero, introducidos por técnicos ingleses o alemanes, relacionados con el ambiente de las obras de ingeniería de las grandes públicas y de la explotación minera. Nombres que luego hbrían sido asimilado por una parte de la población relacionada con esos técnicos y siendo usados en algunos pocos lugares de España.
Sobre este asunto nos han llegado rumores, bien fundamentados, pero aún no confirmados, que aseguran que en en ciertas zonas de Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Cataluña y Vascongadas, caracterizadas por haber sustentado una intensa actividad minera, iniciada con capital extranjero, en el siglo XVII y mantenida hasta principios del XX. Se cuenta que en las poblaciones mineras, con explotaciones de propiedad extranjera, los mineros habrían usado ciertos nombres populares "extraños", por incomprensibles, para la población local, la causa de esto es que esos nombre derivarían de los nombres vulgares usados por los ingenieros de minas, ingleses o alemanes que dirigían los trabajos de esas explotaciones mineras.
Al parecer, los nombres vulgares extranjeros, en su versión más o menos castellanizada, habrían sido asimilados como nombre vulgar por una parte de la población autóctona, la formada por los mineros, por el hecho de no existir, en ese momento histórico y localidad geográfica, ninguna denominación vulgar en lengua española, como alternativa.
Aunque de momento no hemos podido localizar, ni rescatar ningún ejemplo concreto de este tipo de nombres populares "exogenos", debemos imaginarnos que los nombres de este tipo derivarían del sonido fonético de la palabra original extranjera, debidamente castellanizado por los mineros que las usaban.
Los extraños nombres de este grupo, castellanizados por sus usuarios, podrían ser muy semejantes a algunos que nos hemos inventado como simple ejemplo ilustrativo. Se trataría de un hecho lingüístico del que por desgracia, aún, no disponemos de ninguna "prueba" fehaciente y concreta....pero "estamos en ello".
Algunos de estos nombres imaginados podrían ser semejantes a "zanderbaul", derivado del inglés "thunderbolt" (punta de trueno), otro podría ser "esneiquestain", derivado del inglés "snakestone" o "snake-stone" (piedra serpiente), los derivados del alemán podrían ser algo parecido a "iudestein", derivado del alemán "Judenstein" (piedra judía), "bonifatiusfenigue" derivado del alemán "Bonifatiuspfennige" (monedita de Bonifacio), o "esternesteine", derivado del alemán "Sternsteine" (piedra estrella), etc..
¡Atención!
Recordamos e insistimos a l@s lectores/as en que todos los nombres citados, anteriormente, en este último apartado, prestados por jefes o compañeros extranjeros y supuestamente asimilados y recreados por mineros españoles, son una pura invención del que esto escribe. Tales nombres han sido imaginados e inventados por el autor con una función puramente ejemplar y exclusivamente ilustrativa y que, en realidad, creemos que no existen ni han existido nunca.
Recordamos e insistimos a l@s lectores/as en que todos los nombres citados, anteriormente, en este último apartado, prestados por jefes o compañeros extranjeros y supuestamente asimilados y recreados por mineros españoles, son una pura invención del que esto escribe. Tales nombres han sido imaginados e inventados por el autor con una función puramente ejemplar y exclusivamente ilustrativa y que, en realidad, creemos que no existen ni han existido nunca.
2 comentarios:
no pongais nada en euskera ponerlo todo en castellano y poner algunos nombres más de fósiles
Ni en latín, ni en inglés, ni en alemán. Creo que esto es ciencia y no política.
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