domingo, septiembre 30

Santiago Apóstol y los fósiles ibéricos (1)

Por Heraclio Astudillo Pombo. Universitat de Lleida

Fósiles ibéricos vinculados por el folklore español con Santiago apóstol o/y con su legendario caballo (1)


Introducción: los fósiles asociados a Santiago en el imaginario popular ibérico.
 

La mentalidad mágica, generalizada, en la mayoría de la población rural española, hasta bien avanzado el siglo XIX, producto de una elevada y amplia religiosidad acompañada de una escasa alfabetización, unidas a la falta de explicación conocida al hecho de la fosilización de los restos de los seres vivos de tiempos pretéritos, estimularon a la gente común a usar la imaginación y la fabulación para comprender ellos mismos o para explicar a otros, ciertos fenómenos que inicialmente les resultaban sorprendentes, y que dejados sin explicación, resultaban fuertemente inquietantes. Por todas  las razones anteriormente apuntadas los fósiles, desde la antigüedad, frecuentemente se han interpretado como marcas o señales sagradas, en otras ocasiones se han considerado como proyectiles celestiales, piedras caídas del cielo para castigar a los malos cristianos, y antes de la cristianización, para castigar a los malos paganos. 
En determinados lugares se acostumbró a asociar la presencia de ciertos fósiles con prodigios milagrosos, tales como la presencia de seres celestiales, considerarlos como testimonios de santas apariciones, enfrentamientos y petrificaciones milagrosas o, más raramente, diabólicas.


Representación de Santiago "matamoros", cabalgando sobre su portentoso caballo blanco, en un códice medieval.
Imagen: Expolio 

Por otra parte, en toda la península ibérica a partir de la Reconquista, Santiago Apóstol fue el santo más carismático, por haber participado en diversas batallas en las que ayudó a las tropas cristianas a vencer a los moros. 

Según la tradición evangélica Santiago Apóstol había sido apodado por el mismo Jesucristo “Hijo del Trueno”, según dicen debido a su impetuosidad. Algunos autores consideran que el sobrenombre que le impuso Jesús es la razón por la cual no es de extrañar que Santiago Apóstol sea el protagonista de muchos hechos legendarios y portentosos que están relacionados con los fósiles, en todo el territorio español. Concretamente se le ha relacionado con algunos tipos de fósiles que debido a ciertas características visibles que presentaban, fueron interpretados en unos casos como auténticas  "piedras de rayo" o "puntas del trueno" y en otros como "piedras cristianas" usadas como proyectiles contra los moros, sobre todo, en Navarra y el País Vasco, pero también con aquellos fósiles que por su forma se podía asociar con los emblemas típicos de la  peregrinación de Santiago Zebedeo al Finisterre gallego. Finalmente hay que hacer mención de que también se asociaron algunos fósiles con el caballo de Santiago.




FÓSILES JACOBEOS EN EL PAÍS VASCO (1).

Las pisadas del caballo de Santiago, en Santiagomendi de Astigarraga.


Ciertas marcas y concavidades que tienen una forma semejante y el tamaño aproximados, característicos de la huella dejada por la pisada de una cavallería, existentes en las rocas, en algunas zonas de la montaña de Santiago-mendi (cast. Monte de Santiago), situado en Astigarraga, (Guipúzcoa), hacia 1950 eran denominadas por los naturales del país, en euskara,Aita Santiago’ren zaldiak egin zituen perra-arrastoak”, es decir “huellas de herradura que hizo el caballo de Santiago”. Tal denominación popular de los grandes fósiles de pectínidos erosionados provenía de una antigua interpretación legendaria. Pues se creyó que estas marcas habían sido producidas por los cascos del caballo volador de Santiago, cuando el santo pasó, cavalgando a lomos de su caballo, camino de Galícia, según unos, y camino de la batalla de Clavijo, según otros, dando grandes saltos sobre las cimas de algunos montes que había en el itinerario seguido.
En realidad, las supuestas huellas de pisadas del caballo de Santiago corresponderían a los moldes externos o concavidades impresas sobre la piedra, dejadas por el exterior de las conchas fósiles de unos grandes bivalvos marinos del genero Pseudopecten (Pecten) aequivalvis, que vivieron en el Liásico (Mesozoico). Estas conchas fósiles son muy parecidas a las conocidas “conchas de peregrino” o “vieiras” que durante siglos han formado parte del atuendo de los "peregrinos de Santiago" que iban o volvían de Santiago de Compostela, pero como también se asemejan a la silueta de la base de un casco caballar, su presencia en los alrededores de la ermita de Santiago, estimularon la fantasía humana a asociarlas con el paso de un caballo mítico.

Aspecto de un fósil de Pecten, en su matriz de roca, obsérvese que existe un cierto grado de semejanza entre la forma de la concha y la base del casco de un caballo.
Imagen: Geologie


En unas leyendas, el santo jinete aparece viajando vivo, predicando pacíficamente el evangelio, yendo de camino hacia Compostela, en Galicia, mientras que en otras leyendas, el santo jinete aparece como el belicoso “matamoros”, que había bajado del cielo después de muerto, a lomos de su caballo, para ayudar a las tropas cristianas en la batalla de Clavijo, en la Rioja.


Las “piedras de Santiago” de Andoaín (Guipúzcoa).

En los terrenos cretácicos de Alava, Guipuzcoa y Navarra es frecuente ver fósiles de erizo de mar de la especie Micraster coranguinum, de los cuales se decía en Andoain (Guipuzcoa) que eran los proyectiles que había utilizado Santiago, en las guerras contra los moros, con los cuales se suponía que los había bombardeado desde el cielo hasta conseguir expulsarlos de esa zona de España. 
Por el motivo de creerlos asociados a un santo y a hechos milagrosos los mencionados erizos fósiles recibían de los naturales del lugar, el nombre genérico de “Arri-bedeinkatuak”, es decir “piedras benditas”, por el hecho de haber sido tocadas o movilizadas por el santo contra los enemigos de la cristiandad, y el nombre particular de "Santiagoren arria", es decir "piedras de Santiago" o el de "Santiago Matamorosen arriak", es decir "piedras de Santiago Matamoros".

Este tipo de "piedras" cuando se las hallaba casualmente al cavar la tierra los agricultores, se procuraba no dañarlas con las herramientas al extraerlas. Era costumbre, buscarlas y recogerlas en el día del santo, pues se creía que estaban más repletas de virtud, para ser usadas, posteriormente, como amuleto protector contra el impacto del temido rayo. Era tradicional que este tipo de "piedras benditas" debido a su virtud específica, fueran llevadas encima por todas aquellas personas que debían permanecer a la intemperie, durante los episodios de las tormentas, con abundantes truenos y rayos: pastores, leñadores, arrieros, campesinos, marineros, etc., para alejar al rayo de sus personas.

Obsérvese el aspecto cruciforme de los cuatro surcos mayores del sistema ambulacral de este erizo de mar, fósil, por esta razón, este tipo de fósil habría sido identificado como una "piedra bendita", por la creencia de que estaba marcada con la cruz, el signo de Cristo.
Imagen: http://www.hontzamuseoa.com/7-Paleonto.htm



Este tipo de piedras benditas también, fueron expuestas en lugares inaccesibles o ocultos del exterior de los edificios y construcciones rurales, tales como viviendas, establos, graneros y pajares, e incluso sobre ciertos árboles que resultaban muy apreciados por sus propietarios, para evitar que el rayo cayera sobre ellos, causando su destrucción o incendio y los perjuicios subsiguientes.



FÓSILES JACOBEOS EN NAVARRA (1)


 
Las "conchas de peregrinos" de piedra, de Santiago de Lokiz.

En los alredores de la ermita de Santiago de Lokiz, la más famosa de todas las existentes en los valles de Amezkoa y Lana, abundan los fósiles de pectinidos, del genero Pseudopecten aequivalvis

Aspecto de un fósil de Pseudopecten aequivalvis, con la típica forma de la popular "concha de peregrino", "vieira" o "concha de Santiago"
Imagen: szukajas


Según los relatos orales, transmitidos de generación en generación en esa zona, su presencia se debe a que Santiago Apóstol pasó por esos montes desolados, hace siglos, en el transcurso de su larga ruta hacia Galicia y que esa es la razón por la que de forma prodigiosa, aparecieron por allí numerosas "Conchas de Peregrinos" de piedra, para dejar testimonio del paso del santo por esos lugares. Esas conchas de piedra de peregrino de piedra que se creía que aparecieron milagrosamente por donde el santo peregrino iba pasando, son llamadas por los naturales de la zona "Erromesen Maskor" es decir "Conchas de Peregrinos".



Las "piedras de Santiago" de la comarca de La Sakana o de La Barranca.

Son un tipo de piedras muy abombadas y de forma ovalada-acorazonada, su denominación manifiesta una clarísima vinculación popular con Santiago Apóstol. Entre los habitantes de muy diversas localidades de esta comarca del noroeste de Navarra, los erizos de mar fósiles, eran conocidos por el nombre de “Santiago arriak”, es decir "piedras de Santiago". La comarca de La Sacana, es una depresión formada por la confluencia de distintos valles que está situada entre las sierras de Santiago de Lokiz, de Urbasa y de Andia que, a su vez, se halla subdividida en diversos pequeños valles, en cuyas localidades este tipo des fósiles, seguían manteniendo su vinculación con Santiago, pero eran conocidos con nombres ligeramente diferentes. Así, en el valle de la Burunda, en las localidades de Bakaikoa e Iturmendi se les conocía como "Santiyo arriya", mientras que en Etxarri Aranaz, se referían a ellos como “Santiyo arri” y como "Santiyo arriya", en algunas localidades de la zona, aún no determinadas, también se las conocía como "Santikuarri". Todas estas denominaciones, expresadas en las diversas variantes locales del euskera, significaban exactamente lo mismo: "piedra de Santiago".

Estas curiosas y raras piedras, eran, en realidad, fósiles de erizos de mar, del Cretácico Superior, en general, se trataba de ejemplares bastante bien conservados de Micraster coranginum y más raramente de Micraster sp. y de Echinocorys sp.
Era creencia popular muy extendida en la zona que este tipo de piedras habían caído del cielo durante las tormentas, acompañando a los truenos y que eran el mismo rayo materializado en piedra, es decir, que se las tomaba por auténticas "piedras de rayo".

La marca deprimida de aspecto cruciforme, que dibujan los 4 surcos más largos del sistema ambulacral, en la parte superior del caparazón del erizo, fue interpretada como un signo o marca divina en forma de cruz, impuesta milagrosamente por el contacto con la mano del santo. De esta manera los buenos cristianos podían reconocer por estar marcadas con el símbolo de la cruz a aquellas piedras que desde el cielo el santo había lanzado contra los moros impíos y así poder beneficiarse los cristianos de su virtud milagrosa, usándolo como amuleto protector, con efectos repelente del temible rayo.

Obsérvese el aspecto cruciforme de los cuatro surcos mayores del sistema ambulacral del erizo de mar fósil, razón por la cual este tipo de fósil habría sido interpretado como una piedra con "virtud", por estar marcada con el signo de Cristo.
Imagen: Hontza Museoa


Antiguamente, este tipo de piedras eran recogidas, con gran alegría y respeto, por los campesinos, pues se tenía la creencia que las lanzaba Santiago y que, con ellas, las casas que las guardaban y las personas que eran portadoras, estaban protegidas contra el impacto de las temidas "ozpingarriak", o sea, unas imaginarias "piedras del cielo" a las que se creía que eran  las portadoras de la muerte y del fuego que venía del cielo tormentoso. Por esa creencia, eran colocadas en los alféizares de las ventanas, como poderosos amuletos capaces de alejar las tormentas de aterradores truenos, las pedregadas del granizo y, sobre todo, desviar la trayectoria de los mortíferos, destructivos e incendiarios rayos.

Desde la Edad Media hasta el siglo XIX, en las zonas rurales del norte de España, se decía, y se creía, que los truenos los producian los cascos del caballo del apóstol, al chocar sobre las nubes y que los rayos eran proyectiles lanzados por el mismísimo Santiago contra los malos cristianos y los enemigos de Cristo, para aniquilarlos.

En el noroeste de Navarra, hasta mediados del siglo XX, los fósiles de Micraster, sobre todo, y también los de Echinocorys fueron usados como amuletos de protección contra los rayos, siendo expuestos en los alfeizares de las ventanas de las casas, o llevados encima por la gente que, habitualmente, debía transitar por descampados, tales como arrieros, campesinos, leñadores y pastores, con la finalidad de protegerse de la muerte por fulminación.


Fuentes:


- Barandiarán, José Miguel de, "Arri-bedeinkatuak", en Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco. Editorial Auñamendi Estornés Lasa Hnos. Zarautz.
- Erdozia Mauleon, Jose Luis. 2004. Sakanako Hiztegi Dialektologikoa. Nafarroako Gobernua & Euskaltzaindia.
- Laborde, Manuel & de Lecuona, Manuel. Santiago-Mendi, de Astigarraga (Nota geológico-artística). Munibe. Crónica de Historia Natural, 1954, p. 50-56
- Leizaola Calvo, Fermín. Fósiles utilizados como protectores y otras creencias en torno a ellos. Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía. Donostia-San Sebastián: Eusko Ikaskuntza, 1991, p. 59-66.
- Leizaola, Fermín. Símbolos mágico-religiosos en el mundo rural de Euskal Herria. Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía, Donostia-San Sebastián: Eusko Ikaskuntza, 1999. p. 195-217.
- Kilden, Pette. Fosilak, saldu ala museoetan gorde? Lurraren zientziak: Paleontologia, Elhuyar Zientzia eta Teknika. 152. 2000/03/01. Elhuyar Fundazioa - Eskubide Guztiak Erreserbatuta.
- vv. aa.1999. Diccionario Euskaldunak de Etnografía Vasca. vol. 2. Ed. Etor-Ostoa. Lasarte/Oria. Gipuzkoa. Euskadi.

3 comentarios:

Fujur dijo...

Muy interesante.... el Camino de Santiago es uno de los hitos donde más se manifiesta lo explicado... desde luego, qué decir del famoso Diluvio! cuando los saurios se extinguieron por no caber en el arca!

un abrazo!

Carso dijo...

Así que si te cae un rayo encima es culpa tuya por mal cristiano. Vaya con Santiago y su mala uva, ya lo dice la Iglesia: señor, líbranos de todo mal, incluido el tuyo.
Heraclio, gran trabajo de investigación. Si alguna vez repito el camino de Santiago me fijaré bien en todas estas poblaciones y parroquias que mencionas.
Un saludo,
Óscar

Astu dijo...

Se decía, hace ya bastantes años, que "el miedo guarda la viña...", o que "Dios golpea sin palo" y también que "el mundo es la viña del Señor", así es que si relacionamos todos estos dichos populares y sus mensajes implícitos, parece aconsejable no incomodar a Dios, ni a los santos que están a su servicio...