Introducción al uso poético de los fósiles.
El mágico influjo de muchos fósiles, especialmente aquellos que son muy vistosos, también ha captado la atención de algunas personas sensibles, inclinadas hacia la producción poética, ya se trate de poetas profesionales o aficionados, pues no resulta nada extraño entender que la contemplación de unas piedras tan singulares y sorprendentes, por las curiosas formas imitativas que adoptan o por la minuciosidad sobrehumana que alcanzan las detalladas figuras y relieves que adornan sus superficies, pudieran no dejar indiferentes, a los practicantes de la versificación.
Caliza de amonites, mostrando un grupo de ellos, expuestos a la vista por efecto de la erosión y disolución diferencial que han sido más efectivas sobre la matriz caliza sedimentaria que sobre los moldes internos de calcita pura.
Fotografía de Tony Waltham
Es normal que los fósiles hayan impresionado más vivamente a aquellas personas que son, naturalmente, más sensibles que la media de la población, pues son mucho más propensas a quedar extasiadas ante este tipo de sorprendentes objetos naturales, a maravillarse más intensamente ante el misterio de la fosilización o a resultar más fácilmente seducidas por la mágica perfección que muestran ciertos tipos de piedras que resultan extraordinariamente interesantes, para cualquier observador que las contemple con curiosidad y atención, por la rareza y la perfección de sus formas.
La inspiración poética más afortunada, ha permitido expresar y comunicar, de forma breve pero intensa, la admiración profunda que muchos humanos compartimos, hacia este tipo de raras producciones de la naturaleza, o la vibrante emoción que puede provocarnos su contemplación estética o las místicas reflexiones a que conduce la meditación inspirada en los simbolismos de sus formas.
Aspecto sorprendentemente realista del esqueleto fosilizado de un pez de la especie Aipichthys velifer, del Cretácico, procedente de la localidad de Hjoula, (Líbano) poseedora de ricos yacimientos ictiológicos.
Aspecto sorprendentemente realista del esqueleto fosilizado de un pez de la especie Aipichthys velifer, del Cretácico, procedente de la localidad de Hjoula, (Líbano) poseedora de ricos yacimientos ictiológicos.
Y tanto da que la posesión del objeto inspirador de poesía, sea producto del caprichoso azar, causando gran sorpresa a sus involuntarios halladores, como que sea producto de una larga y esforzada búsqueda sistemática, o que incluso que el fósil haya sido recibido, gratuitamente, como premio o regalo, o que haya sido adquirido, onerosamente, seleccionándolo y comprándolo en alguna tienda especializada y hasta en el caso en que el fósil no sea propiedad del autor de los versos. En cualquiera de las situaciones mencionadas, la emoción de la contemplación puede desencadenar la inspiración poética que puede brotar y fluir con la misma intensidad.
Fragmento de coral fósil, tallado y pulido, preparado para su uso como elemento de joyería, procedente del del Mioceno (Indonesia), aprox. 20 MA. A primera vista, el diseño natural, puede parecer un "castillo de fuegos artificiales".
Imagen: http://www.gemselect.com/other-info/graphics/fossil-coral-indonesia.jpg
La persona poeta, tanto si es diestra, como si es inepta, culta o popular, intenta y espera conseguir que los distintos impactos de sus versos, sobre la diana de la sensibilidad del público lector o del auditorio escuchante, desencadenen, instantáneamente, emociones intensas o evocaciones fugaces, que despierten de sentimientos que yacían intimamente aletargados, que inspiren reflexiones profundas o que provoquen sonrisas cómplices. Todo esto, y mucho más, puede conseguirlo un texto poético motivado por fósiles, si su creador domina, suficientemente, el difícil arte de imaginar, construir e instalar diferentes artefactos del lenguaje, disponiéndolos estratégicamente, astutamente preparados como trampas de resorte, predispuestas a activarse en cuando sean tocadas por la visión comprensiva del público lector o captadas por la audición atenta del público oyente.
Con la lectura de los poemas paleontológicos que hemos seleccionado de entre los que hemos podido reunir, con bastante dificultad y esfuerzo, esperamos poder mostrar, como los estilos y formas poéticas han cambiado mucho con el paso de los años, o como los objetivos comunicativos de los presuntos poetas, pueden ser muy variados.
FÓSIL
Poema de Antonio Rivero Taravillo, (España, 1963), extraído del blog del autor: Fuego con Nieve
Tal vez, este poema fue inspirado al autor por la destrucción accidental de una laja ornamental de pizarra paleozoica que contenía pedazos de frondes fosilizados de alguna especie de helecho del Carbonífero.
Sobre esta planta fósil han vencido
el mármol del salón y los estantes,
Newton y su ley, la busca a ciegas
−con dos copas de más− del sortilegio
Newton y su ley, la busca a ciegas
−con dos copas de más− del sortilegio
cifrado en un unos libros que me huían.
Millares o millones de años hoy
la escoba arrastra al cubo de basura.
Pero no todo cae y se destruye:
la tarde en que encontramos su belleza,
el breve instante inmenso en que convergen
épocas olvidadas y la nuestra,
guardará la memoria. No es posible
romper lo que se imprime en nuestra alma.
Como gota de ámbar aún conservo
de las mínimas hojas la verdura.
Aspecto de una pequeña porción de una pizarra, paleozoica, mostrando parte de un fronde de Sphenopteris sp., un género de helechos, común en el Pensilvaniense iferior (Carbonífero Superior), de aproximadamente unos 300 millones de años de antigüedad .
AMMONITES
Poema de Clara Janés Nadal, (España, 1940), extraído del blog Aguja de marear
Este poema fue inspirado a la autora, como ella misma informa en su poemario dedicado a los fósiles, por la contemplación filosófico-poética de un fósil de amonites, adquirido en un puesto callejero del Rastro madrileño.
Este poema fue inspirado a la autora, como ella misma informa en su poemario dedicado a los fósiles, por la contemplación filosófico-poética de un fósil de amonites, adquirido en un puesto callejero del Rastro madrileño.
Si dormir fuera la inmovilidad
¡cuánto sueño abarcara el amonites
en su espiral!
Más ese sueño despertar no alienta,
es vigía sin fin:
transubstanciado ser,
en la piedra lo efímero se anega
e inviste de estatismo
por vadear la muerte.
Aspecto de las dos mitades espiraladas de una concha fósil de amonites, seccionada por su plano ecuatorial, en la parte izquierda se muestra la tabicación interna de la concha y en la derecha el relieve externo de la concha, con los típicos surcos y costillas, cuya distribución característica sirve para la clasificación e identificación de los ejemplares, en este caso parece tratarse de Parkinsonia sp.
FÓSIL
Poema de Gerard Vergés i Príncep, (España, 1931), extraído de OFFARM, VOL 21, NÚM 9, OCTUBRE del 2002.
Evidentemente, este poema fue inspirado al autor, por la destrucción accidental de un ejemplar ornamental, de alguna especie de molusco fosilizado.
Tengo algunas serias dudas "paleontológicas", sobre bastantes afirmaciones que hace el autor, relacionadas con la naturaleza y las peripecias de su ejemplar de gasterópodo fósil destruido, seguramente se trata de licencias literarias, justificables poéticamente, por el dramatismo que aportan al desarrollo del relato y porque aumentan el efecto de contraste, en el sarcástico final del poema y del fósil.
Aquest caragol fòssil del Juràssic
(científicament, un gasteròpode de fa cent milions d’anys)
era gran com el puny i un perfecte helicoide,
sexualment hermafrodita.
Va viure en densos boscos de coníferes, valls d’humides falgueres
i vora una mar càlida.
Un cop petrificat,
va patir terratrèmols, gelades, rius de lava,
corrents marins, diluvis, huracans,
calamarces, tornados, l’impacte dels aeròlits.
Miraculosament, va arribar indemne a avui, el caragol.
Un fill meu (de nou anys i angelical, per cert),
com qui no vol la cosa, va esberlar-lo en mil trossos
Aspecto de un ejemplar Trepospira sp. , un género de gasterópodos fósiles, paleozoicos, que se encuentran incluídos en rocas del Devónico al Carbonífero, con una antigüedad de 286 a 408 millones de años.
Fotografía de R.Weller/Cochise College. http://skywalker.cochise.edu/wellerr/fossil/gastropod/6fssl-gastropod-trepospira-dechant.jpg