domingo, mayo 17

El registro fósil, recogido y explicado por la literatura popular (14)

por Heraclio ASTUDILLO-POMBO. Universitat de Lleida


Leyenda de "el monstruo de la Ribera del río Ruecas", en Cañamero, Cáceres (Extremadura) (Segunda parte)



Introducción  


En la entrada anterior, dedicada a este mismo tema y lugar, publicada el pasado 22 de febrero, se presentó el contexto paisagístico y el lugar en el que se desarrolla la leyenda popular de "el monstruo de la Ribera del río Ruecas", así como
 la versión tradicional de tal leyenda que fue recogida por escrito y publicada, en primer lugar. Tal cosa fue realizada por Enri Breuil, en 1916. Hoy se presentará una segunda versión tradicional de la misma leyenda popular que, en este caso, fue recogida por escrito, en segundo lugar, por el geólogo cañamerano Juan Gil Montes de sus paisanos y que me comunicó privadamente en 2008. También, se presenta un cuento fantástico sobre el mismo tema que pretende ser leyenda sin conseguirlo, publicado en 2017. Curiosamente, ambos relatos mencionados, la leyenda y el cuento, aparecieron publicados en el mismo medio, aunque con 8 años de diferencia.




La versión tradicional de la leyenda popular recogida a mediados del siglo XX


Una segunda versión popular de la misma leyenda, es la comunicada por el amigo "Jugimo", el geólogo cañamerano Juan Gil Montes, que la recogió de boca de sus convecinos, en tiempos de su infancia, en la década de 1950, y que posteriormente, a pesar de permanecer inédita, tuvo la enorme generosidad de transmitírmela privadamente, en el año 2008, para quepudiera incorporarla a mis estudios de folclore paleontológico español


"Había un monstruo o "dragón", decían otros, con cara de gato y cuerpo en forma de lagarto que vivía en la presa del molino [del Charco de la Nutria]. El molinero le daba de comer harina y peces, pero un buen día de grandes lluvias la presa se reventó y el molino dejó de funcionar [por falta de agua]; el monstruo no teniendo entonces qué comer, salió de su guarida y se zampó al molinero [por lo] que este desapareció. Después, el monstruo se fue, dejando en su huida un rastro alargado en las rocas del cauce cercanas al molino." 



Aspecto de la llamada "Charco de la Nutria", un remanso del río Ruecas, muy cercano al antiguo molino de la leyenda, hoy completamente arruinado. Los grandes pedruscos atravesados en el cauce, fueron colocados para poder cruzar de un lado al otro.
Imagen: Rutas por el Guadiana - APRODERVI  41



Aquello que aclara la Paleontología


Me escribía Juan Gil Montes, en un mensaje de correo electrónico de fecha 26-04-2009, lo siguiente:
"Desde mi juventud, cuando ya estudiaba Ciencias Geológicas en la Universidad Complutense de Madrid, quise y pude comprobar que los rastros dejados por el "monstruo" de la Ribera del Ruecas, no eran más que simples huellas de trilobites (crucianas) sobre las cuarcitas armoricanas situadas en el cauce del viejo molino. 
Me imagino que el molinero desapareciera arrastrado por las aguas de la gran avenida que se llevó también la presa  y el molino, y que el famoso "dragón o monstruo" con cara de gato fuera una inocente Nutria, cuyo nombre ha quedado para siempre impreso en el topónimo de uno de los lugares más bellos de esta Ribera del Ruecas"

Las formas serpentiformes que aparecen en relieve sobre la superficie de algunos tipos de rocas metamórficas, denominadas por los geólogos "crucianas" o "cruzianas",  en realidad, son un tipo de icnofósiles originados por el desplazamiento del animal. Tienen el aspecto de un par de cordones petrificados muy juntos, pero ligeramente separados por un estrecho surco central, más o menos ondulantes, pueden formar relieves alargados y rectilíneos o cortos y muy curvilíneos, pueden aparecer formando conjuntos de pocos ejemplares muy espaciados o conjuntos de muchos ejemplares y muy apretados


Aspecto de la superficie de una roca cuarcítica, ordovícica, mostrando un conjunto de crucianas poco retorcidas y poco compactas. Ejemplar procedente de la zona de la Sierra de Francia, esta losa es utilizada en la decoración de una fachada de Monsagro (Salamanca) con fines folclórico-ornamentales.
Imagen: Rutas por España


En realidad este tipo de relieves tan sorprendentes en la superficie de una roca dura, son los "contramoldes" de los primitivos surcos originales, marcados en el sedimento blando del fondo marino, por el desplazamiento del cuerpo y las patas de un tipo de fósiles denominados trilobites, un tipo de artrópodos marinos paleozóicos.

Estas crucianas legendarias de Cañamero, como todas las de esta zona, pertenecen al periodo Ordovícico, integrante del Paleozóico, y tienen una antigüedad de 450 millones de años. 


Imagen ilustrativa de cómo un único tipo de organismo puede formar varios icnofósiles distintos. En este caso, un trilobite formaría las huellas llamadas Rusophycus al descansar semienterrado en el sustrato blando del fondo marino, formaría  Crucianas al desplazarse excavando el sustrato blando en busca de su alimento y formaría Diplichnites al desplazarse sobre la superficie del sustrato blando del fondo marino.
Imagen: Wikipedia 



Aquello que puede aportar la Zoología...


Recuérdese que el molino de la leyenda se hallaba muy cerca de un lugar llamado "Charco de la Nutria". El topónimo nos indica que las nutrias eran animales habituales en aquel lugar y que habían sido avistadas en aquel punto del cauce del río Ruecas. La nutria es un animal de cabeza masiva y orejas pequeñas, cuerpo alargado y cola ancha y larga, con patas cortas y un pelaje denso. 



Familia numerosa de nutrias, los dos progenitores están acompañados de cinco cachorros, bastante jóvenes. Desplazándose en forma de fila india compacta, entre la espesa vegetación ribereña, podría dar origen a la visión de una forma con aspecto semejante al de una gran serpiente de varios metros de longitud
ImagenThe Global Otter Conservation Strategy (UINC)


Posiblemente, el "monstruo" que percibieron, fugazmente y con poca luz, algunos paisanos de mi amigo "jugimo", hace más de un siglo o dos, simplemente, fuera una familia de nutrias, constituida por cuatro o cinco ejemplares desplazándose en formación compacta, entre la espesa vegetación arbustiva que cubría la ribera fluvial, cerca del molino legendario. Pues el aspecto visual del conjunto familiar  en"fila india", en armónico y disciplinado movimiento, con los dos progenitores en cabeza y los tres o cuatro individuos juveniles siguiéndoles, "pisándoles los talones", sería el de una forma alargada, aparentemente continua, reptando de forma semejante a la de una serpiente monstruosa que se arrastrara ágilmente, entre la vegetación ribereña del río Ruecas. Es posible que, en otras ocasiones, la fugaz visión del testimonio ocasional acabara con la escena de aquella forma serpentiforme lanzándose y sumergiéndose en la corriente de agua. 

Si a la visión fugaz, antes mencionada, se le añade mala iluminación, un poco o mucho de fantasía, algo de cortedad visual, no corregida con lentes apropiadas, la creencia en culebrones o serpientes gigantes y/o algo de alcohol, entonces lo percibido fugazmente y con poca claridad, puede necesitar y quedar adornado con los detalles fantasiosos necesarios para que un hecho ordinario pueda convertirse en un suceso extraordinario, visibilizando mentalmente el cuerpo de una serpiente gigantesca, el de un enorme lagarto o el de un dragón,  con "la cara de gato", que aseguraban haber visto en el legendario monstruo anfibio cañamerano.


Aquello que puede aportar la leyendistica


Multitud de cuentos, leyendas y creencias extremeñas están protagonizadas por serpientes y lagartos míticos con capacidades extraordinarias. Algunas leyendas antiguas relacionas a esas serpientes extraordinarias con la protección de tesoros fabulosos, ocultos bajo tierra, en lugares relacionados con fuentes y cuevas. Este tipo de creencias y leyendas son residuos culturales de origen céltico, seguramente aportadas en el bagaje cultural de los grupos  armados germánicos, los suevos y los vándalos, que durante la descomposición del Imperio romano de occidente, fueron invadiendo la Península, tras atravesar la cordillera de los Pirineos  y se asentaron en las zonas más noroccidentales de Hispania. Tales invasores y colonizadores culturales fueron los precursores de las sucesivas invasiones de los visigodos arrianos que llegaron expulsados de las Galias por los francos católicos y que ocuparían la zona central peninsular. 

Astures, vascos y cántabros se mantuvieron al margen de la colonización "bárbara", pero los primeros y los últimos, ya disponían de una cultura de fuerte influencia céltica.
En Extremadura, tierra repoblada por astures y leoneses después de la Reconquista del territorio a los ocupantes maometanos, las leyendas populares protagonizadas por dragones serpentiformes y serpientes extraordinarias, estuvieron muy arraigadas y generalizadas entre las gentes de esta tierra.

En otras leyendas, el monstruo de hábitat fluvial o ribereño no es más que una metáfora mítica o "alter ego" fabuloso, del comportamiento destructivo y aparentemente caprichoso del propio curso real de agua, que con su conducta impredecible, aleatoria y casi incontrolable, resulta violenta a veces y destructora y mortífera  en ocasiones. Pero que para compensar estos raros comportamientos, habitualmente concede a los humanos el beneficio de la fertilidad del riego, el aprovisionamiento de agua de boca y el don de su fuerza motriz para impulsar sus actividades industriosas.



La última versión de la vieja leyenda, de principios del siglo XXI 



Hemos recogido, también una brevísima narración de creación muy reciente que parece pretender ser un intento de versión "postmoderna" de la vieja leyenda del monstruo del Ruecas.
La primera noticia sobre la existencia de una "leyenda" moderna, extremadamente breve, se obtuvo del contenido de un artículo titulado "Molinos, batanes y martinetes" [de Cañamero], firmado por Máximo Ruiz Trinidad, aparecido en el nº 1 de la Revista de Cañamero, publicada en 2018 por Ayuntamiento de la localidad cacereña, mientras buscaba nueva documentación sobre el viejo asunto. 


El etnotexto dice:

"Caso especial merecen los restos [molineros] que aparecen junto al Charco de la Nutria, en los que se aprecia el recorrido del cauce excavado en las rocas. Diversas versiones cuentan la leyenda del molinero que fue devorado por una nutria." (p. 174)
Buscando aquella sorprendente versión desconocida de la antigua leyenda popular que se anunciaba en la publicación antes mencionada, fui rastreando Internet hasta dar con la susodicha "leyenda de la nutria devoradora del molinero de Cañamero". 
Aparecía en una página web titulada Historias de Cañamero y subtitulada Foro Activo con fecha del 2 de enero del año 2017.
También aparecía con idéntico texto entre las publicaciones del Facebook, de un autor colectivo llamado "Foro activo" y subtitulado "Historias de Cañamero y Comarca de las Villuercas", apareciendo el texto completo en una publicación del 4 de enero de 2017. 

La lectura del contenido del moderno relato, supuestamente legendario, me decepcionó profundamente, pues esperaba encontrar una versión literaturizada de la vieja leyenda popular cañamerana. Pues se pudo comprobar que la moderna narración no es una versión literaria de la antigua, está completamente desprovista de los aspectos tradicionales fabulosos y de sus componentes maravillosos, aquellos que son piezas y rasgos típicos de toda narración legendaria. No aparecía mención de ningún monstruo mítico, ni rastro de serpiente o de dragón fabuloso fluvial, tampoco aparecía mención alguna de las marcas testimoniales dejadas en su huida hacia el cauce fluvial sobre las rocas del margen  (crucianas), unos elementos legendarios fundamentales sobre los que están construidas las narrativas en las dos viejas versiones tradicionales. 

El relato reciente carece de cualquier referencias a ciertos elementos reales, misteriosos y  característicos del entorno del molino, hoy desaparecido, en los que apoyarse como recurso testimonial de veracidad de la narración y de historicidad de los hechos narrados, como sucede en los dos relatos tradicionales. 
En nuestra modesta opinión literaria, la narración moderna se corresponde más con el moderno género literario fantástico, típico del cuento de terror, pero en ningún caso al género semifantástico de tipo legendario, tradicional. 
Parece ser que como la sociedad moderna, con el paso del tiempo, la escolarización y el fácil acceso a la información científica, se ha vuelto tan descreída como bien informada. Ahora ya todos l@s cañameran@s saben que las viejas marcas legendarias dejadas por el monstruo,  aún visibles en las rocas del margen y el cauce del río Ruecas, han sido descifradas por la ciencia, ya ha desaparecido su antiguo misterio y con él la desaparecido la necesidad de la existencia de un monstruo reptiliano, espantoso y sanguinario. Quizás por esto el relato actual no tienen pretensiones explicativas, como los relatos legendarios de antaño, sino simplemente recreativas. En todo caso, su contenido no cumple los mínimos estándares de la leyenda popular tradicional.
El contenido del texto recogido, es idéntico en ambos casos, siendo únicamente diferentes la introducción de cada una de las publicaciones: "No fue exactamente así pero la hemos adornado un poquito" (web: 02-01-2017)/ "Aunque la decoramos con un poquito de historia" (FB: 04-01-2017).

La leyenda del charco de la nutria.

"Érase una vez un matrimonio que vivía en el molino de la nutria, en verano tenían un frondoso huerto en la vega del río, pero su principal fuente de ingresos era el molino, donde acudían los campesinos para moler el grano. Los inviernos eran muy duros y fríos, por lo que en esta estación se trasladaban a vivir en el pueblo. En un gran charco de aguas cristalinas no muy alejado del molino vivía una nutria que reinaba en esta parte del río; esta nutria creció de una manera descomunal, los molineros rara vez la vieron, es un animal muy esquivo y tampoco sabían el porqué de ese crecimiento.
Un día del duro invierno van a pasar la noche en el molino, pues estaban de reparación de algunas cosillas del molino y decidieron quedarse allí. Esa noche fueron atacados por la enorme nutria y esta les devoró. El pueblo estuvo investigando el suceso sin quedar claro el porqué de este ataque, aunque los restos encontrados en la cueva de Álvarez, donde se había realizado una hoguera y junto a esta había desperdicios de una cría de nutria, dieron a pensar que la monstruosa nutria les atacó en venganza creyendo que la pareja fue la culpable de la captura de sus crías."


Fuentes


-Anónimo (2012). Por la ribera del Río Ruecas alto (Cañamero, Cáceres). Rutas por el Guadiana - APRODERVI  41

Anónimo (2014). Desfiladero del Ruecas. Cañamero. Geoparque Villuercas-Ibores-Jara. Extremadura
- Breuil, Henri  (1918). Algunas leyendas y creencias españolas relacionadas con serpientes y lagartosBoletín de la Real Sociedad Española de Historia NaturalTomo XVIII. Enero, 1918  p. 65     
- Cano Cruz. Benjamín (2010). Los molinos harineros del río Ruecas. Historia y literatura en la Comarca de Las Villuercas: investigación y didáctica. Ayuntamiento de Logrosán. Logrosán, 
- Gil Montes, Juan (2008). Comunicación personal, en "Fósiles con tradición", en   Celtiberia, el 10 de enero de 2008 
- Gil Montes, Juan (2009). Comunicación personal vía e-mail del 26-04-2009 
- Gil Montes, Juan ( 2009). El monstruo del Ruecas. Historias de Cañamero. 19-09-2009
- Gil Montes, Juan (2012). Características geológicas del Geoparque de Las VilluercasGeoparque mundial UNESCO Villuercas Ibores y Jara
Ruíz Trinidad, Máximo (2018). Molinos, batanes y martinetes  Revista de Cañamero nº 1. Ayuntamiento de Cañamero.
GEOLOGIA Y MORFOLOGIA DE LAS SIERRAS DE LAS VILLUERCAS (CÁCERES)
POR VICENTE SOS BAYNAT. ESTUDIOS GEOGRAFICOS AñO XVI· NUM. 61
Laboratorio de Geología y Minería. Matadero ProvinciaL Mérida, Badajoz), julio de 1953.
Noviembre, 1955.
- Urbina, Miguel (2012). Piscinas Naturales en Cañamero. Baños en el Geoparque Villuercas Ibores Jara. Rutas por Extremadura


sábado, mayo 2

El registro fósil ibérico y el santoral católico, en la religiosidad popular de España y Portugal (15)


Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Universitat de Lleida


Fósiles ibéricos relacionados, por la tradición popular española, con algunos santos y santas del panteón católico (5)



Las "piedras de santa Catalina" del convento de Badaya, en Trespuentes, Álava (País Vasco) (Parte 3)



Recapitulación

Se sigue desembrollando el hilo de la madeja que constituye la evolución histórica, arquitectónica, religiosa y estnopaleontológica del complejo monástico alavés del convento de santa Catalina de Badaya. Monasterio ubicado en un lugar recóndito de la sierra brava de Badaya, que a lo largo de su historia cobijó a comunidades de monjes de dos órdenes religiosas distintas, con un protagonismo muy diferente en la propagación de la mítica sagrada asociada a los erizos fósiles del género Micraster, que òdían hallarse en los alrededores del monasterio en que habitaban.



Segunda fase: palacio residencial e iglesia (finales del s. XIV) 


Posteriormente, con el retroceso de los invasores musulmanes, hacia el sur de la Península ibérica y el proceso de progresiva pacificación del territorio, los propietarios de la antigua casa fuerte y torre defensiva, debieron realizar unas grandes obras de reforma arquitectónica para conseguir ampliar los primitivos reducidos espacios castrenses y  mejorar las funciones de las limitadas instalaciones de uso militar, para adaptarlas a unas nuevas funciones domésticas, las estancias cómodas y prolongadas de los señores feudales y su recreación señorial, contemplativa o cinegética, en el medio natural. 
Para poder  disponer de mayor amplitud y gozar de más comodidades, los señores de Iruña tubieron que reformar profundamente la vieja casa fuerte, dando origen a la casa fortificada palacio propiedad de los Martínez de Iruña

Es muy posible que con la primera reforma y ampliación arquitectónica de los antiguos espacios dedicados a usos militares defensivos, también hubieran podido resultar bastante modificadas las primitivas estructuras arquitectónicas de la primitiva ermita románica y primer santuario de santa Catalina de Alejandría. Estos cambios  debieron suceder hacia mediados o finales del siglos XIV.  


Reconstrucción digital del conjunto arquitectónico formado por la casa palacio y de la iglesia aneja, propiedad de los señores de Iruña, vistos desde el lado Este. Al fondo la fachada Este del palacio, a la derecha parte de la fachada Sur de la iglesia y santuario de santa Catalina. Trabajo realizada por el arquitecto Daniel Luengas Carreño.
Imagen: Askegi, 10. 2016


El  nuevo santuario, debido a su mayor capacidad de acogida y a la pacificación de la zona, podría haber pasado de un uso semi-privado a otro semi-público. Por lo tanto durante esta segunda etapa histórica, con unas condiciones más favorables, seguramente habría aumentado la masa de devotos que acudìan a rendir  culto de veneración a la imagen de santa Catalina, en su santuario de Badaya. Simultáneamente crecería el número de personas conocedoras del fenómeno prodigioso (paleontológico) y muchas de las cuales se encargarían de de recolectar alguna  de las "maravillosas piedras sagradas", que aparecían en el entorno de la casa-palacio de los Iruña y de la iglesia-santuario aneja.


Bloque diagrama representando el estado de edificación del terreno durante la segunda fase de ocupación. Se ha construido un palacio anejo y se ha transformado la pequeña ermita en una iglesia mucho mayor
Imagen: Cortesía de Daniel Luengas Carreño

El "boom" del fenómeno de grupos de romeros que acudían al santuario de Badaia en la festividad de la santa y en otras fechas señaladas, relacionadas con ella, se iniciaría hacia finales del siglo XVI, con la instalación de una comunidad religiosa agustina, algo más numerosa hacia finales del siglo anterior, la posterior transformación en noviciado y la implicación cada vez  más activa de esta Orden religiosa en la difusión social del fenómeno prodigioso (paleontológico) que sucedía en derredor de su convento. Materializándose tal difusión a travé de una creciente publicación de libros durante los siglos XVII y XVIII, en los que se informaba a los lectores de la existencia en aquel lugar sagrado de un prodigio  natural de origen milagroso, en el entorno de aquel convento agustiniano, libros que aparecieron en latín y en varias lenguas vernáculas de diversos países de Europa y alguno de las Américas españolas, católicas. La masa social de conocedores del fenómeno paleontológico, se habría ampliado exponencialmente y el  proceso de difusión se habría acelerado enormemente,  al ser presentado como un fenómeno natural prodigioso, sucedido con la finalidad de manifestar la satisfacción divina por el asentamiento de una comunidad agustina en aquel agreste y solitario lugar de la sierra de Badaya.


Tercera fase: ampliación del palacio con un nuevo edificio para instalar el convento jeronimiano (principios del s. XV)

La tercera etapa histórica de veneración de santa Catalina, coincidiría con una leve reforma  de las transformadas y ampliadas antiguas casa fuerte y torre de vigilancia de los Martínez de Iruña, para convertirla en un austero y modesto convento, apto para acoger a una pequeña comunidad de frailes ermitaños de la Orden de los jerónimos, que ocuparon el edificio durante buena parte del siglo XV (1413- 1472). En los inicios del siglo XV, no fue necesario ampliar las dimensiones de la iglesia señorial, santuario de santa Catalina, pues tenía capacidad suficiente para acoger a la reducida comunidad de frailes ermitaños  jerónimos o a la masa de fieles, devotos de santa Catalina, que acudiesen a las celebraciones religiosas que allí se organizaban en honor de la santa

Reconstrucción digital de la ampliación del conjunto arquitectónico señorial, mediante el añadido conventual, consistente en un nuevo edificio de dos plantas en forma de L que delimitaba un espacio interior central cerrado, vacío y descubierto
Vista de la fachada Este del convento jeronimiano, cuya comunidad religiosa se encargaba de las actividades religiosas del santuario de santa Catalina. En primer término terrenos de la huerta monástica.  Trabajo realizada por el arquitecto Daniel Luengas Carreño.
Imagen: Askegi, 10. 2016

A principios del siglo XV, posiblemente, se aceleraría el proceso de conocimiento, asimilación cultural y veneración social de las llamadas popularmente piedras de santa Catalina de Badaya, en realidad ejemplares fósiles de erizos marinos de las especies Micraster coranginum, Micraster brevis y Micraster sp. que podían encontrarse en los alrededores del santuario de Badaya. Simultáneamente se habría ido ampliando el territorio comarcal, provincial o supraprovincial, afectado por su interpretación milagrosa y uso mágico-religioso. Tal proceso social habría sido favorecido por el atractivo renovado del lugar reforzado por la ampliación del primitivo santuario semi-privado, ahora transformado en iglesia, por los Martinez de Iruña, señores feudales del lugar y por la instalación de una pequeña comunidad de frailes ermitaños de la Orden de S. Jerónimo. Comunidad religiosa que se ocupaban de mantener en aquel santuario las actividades de culto religioso, propias de su orden y las dedicadas a la santa alejandrina, posiblemente también organizarían otras abiertas a los devotos seglares, a pesar de ser de clausura , con la finalidad de captar fondos con los que poder mantenerse en aquel lugar.


Bloque diagrama representando el estado de edificación del terreno durante la tercera fase de ocupación. Se han construidos dos edificios dispuestos en forma de L que delimitan un gran patio central. Se instala la comunidad de frailes géronimos.
Imagen: Cortesía de Daniel Luengas Carreño  


En esta tercera época histórica del reformado santuario cataliniano de la sierra de Badaya, probablemente debieron incrementarse las actividades de culto religioso, tanto en intensidad como en frecuencia, con la finalidad de recoger más donativos de los fieles con que sufragar parte de las necesidades de la comunidad religiosa. En consecuencia debió seguir aumentando la masa social de fieles devotos de la santa que acudían a su santuario y por lo tanto, también aumentaría el número de recolectores de piedras de santa Catalina. La búsqueda y recolecta de aquellas "piedras sagradas" se habría concentrado por todos aquellos lugares de los alrededores de aquel primer convento. Especialmente en aquellos más cercanos al santuario de santa Catalina, ya que los supersticiosos recolectores atribuían como causa de la presencia maravillosa de aquellas "piedras", de su forma prodigiosa y de su virtuosidad milagrosa, al hecho de haberse "criado" en el interior del terreno, en las proximidades de aquel templo, santuario dedicado al culto de la memoria y de la imagen de la santa alejandrina. 


Cuarta fase: primera ampliación del convento jeronimiano y construcción de un claustro, para transformarlo en monasterio agustiniano (finales del s. XV)

Hacia el año de 1490, al principio de la cuarta etapa histórica del santuario de santa Catalina de Badaya, se habría producido una gran remodelación y transformación del limitado convento jeronimiano que habían estado ocupando los agustinos desde su instalación en 1474. Ya que había que ampliar su capacidad y mejorar sus servicios e instalaciones ya que los superiores habían decidido instalar un noviciado, por lo que debería acoger una comunidad mucho mayor. Además también se amplió el edificio de la iglesia conventual y se aumentó el número de altares, con sus correspondientes capillas e imágenes patronales, siendo el más importante el dedicado a santa Catalina de Alejandría. 


Reconstrucción digital de la ampliación del anterior convento jeronimiano, al cual se le habría añadido una planta más de altura
Vista de la fachada Este del convento agustiniano, cuya comunidad religiosa se encargaba de las actividades religiosas del santuario de santa Catalina. En primer término terrenos de la huerta monástica. Trabajo realizada por el arquitecto Daniel Luengas Carreño.
Imagen: Askegi, 10. 2016


Paralelamente y de forma proporcional habría evolucionado el proceso de búsqueda y recolección de buenos ejemplares de las prodigiosas "piedras de santa Catalina de Badaya. Pues sabemos por algún autor que en el caso de poder escoger entre varios ejemplares, se prefería recolectar aquellas piedras "bien efigiadas", en las que fueran "bien visibles los emblemas de san Agustín: el corazón y el de santa Catalina: la rueda".

Bloque diagrama representando el estado de edificación del terreno durante la cuarta fase de ocupación. Se ha recrecido, verticalmente y ampliado horizontalmente uno de los edificios de la primitiva L, el que corresponde a la fachada Este. Se construye un claustro de dos plantas en el patio interior. Se instala la nueva comunidad de frailes y novicios agustinos
Imagen: Cortesía de Daniel Luengas Carreño

Es de suponer que tales modificaciones arquitectónicas y organizativas, debieron favorecer el aumento de las actividades religiosas y que estas promovieran la atracción de devotos.
 juntamente con la multiplicación de noticias e informaciones fabulosas, sobre la naturaleza prodigiosa de aquellas piedras maravillosas que iban apareciendo en numerosas publicaciones europeas y americanas, seguramente atrajeron la atención muchas personas supersticiosas o devotas, residentes en algunos lugares bastante alejados, hacia aquel lugar prodigioso y hacia aquellas piedras maravillosas.


Quinta fase: segunda ampliación del convento agustiniano (finales del s. XVI)


Se produce una nueva ampliación del convento, para dar acogida a un noviciado de la Orden de san Agustín y a una comunidad de frailes algo mayor, ampliada con los profesores y tutores de los jóvenes novicios.

Bloque diagrama representando el estado de edificación del terreno durante la quinta fase de ocupación.
Imagen: Cortesía de Daniel Luengas Carreño

Aumenta el número de publicaciones 
europeas que multiplican las informaciones fabulosas, sobre la naturaleza maravillosas  de aquellas extrañas "piedras" que iban apareciendo prodigiosamente en los alrededores del convento agustiniano. Tales noticias seguramente atrajeron la atención de muchas personas supersticiosas o devotas, residentes en la Península o en algunos lugares de países bastante alejados, hacia aquel lugar prodigioso y hacia aquellas "piedras" maravillosas cuyas cualidades mágico-religiosas las hacían bastante atractivas.


Sexta fase: abandono forzado del convento agustiniano (finales del s. XVIII a principios del s. XIX)


La desamortización española fue un largo proceso histórico, económico y social, iniciado a finales del siglo XVIII con la denominada «Desamortización de Godoy» en 1798, aunque hubo un antecedente en el reinado de Carlos III de España, proceso político y legislativo que fue cerrado ya bien entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924). 

Consistió en poner en el mercado y hacer adquiribles mediante una subasta pública, previa expropiación forzosa, de todas aquellas tierras y bienes inmobiliarios que, hasta entonces, no se podían enajenar legalmente (vender, hipotecar o ceder) y que se encontraban en poder de las llamadas «manos muertas» o entidades improductivas, es decir, la Iglesia católica y las órdenes religiosas que según los legisladores los habían acumulado "inmerecidamente o gratuitamente", por ser las habituales beneficiarias de donaciones penitenciales, testamentarias y abintestatos (1). También los llamados baldíos y las tierras comunales de los municipios que no se explotaban agrícolamente, pero que aportaban alguna clase de recurso natural que aprovechado convenientemente servían de complemento para la precaria economía de los vecinos más pobres. 
Dicho con las palabras de Francisco Tomás y Valiente, la desamortización española presentó «las características siguientes: apropiación por parte del Estado y por decisión unilateral suya, de bienes inmuebles pertenecientes a «manos muertas»; seguida de la venta de los mismos y asignación del importe obtenido con las ventas, a la amortización de los títulos de la deuda pública» emitida por el Estado para financiar sus gastos de cara a cubrir la deuda acumulada en la etapa política anterior. La finalidad prioritaria de las desamortizaciones habidas en España fue conseguir unos ingresos extraordinarios con los que hacer frente a la enorme deuda contraída.
Asimismo se pretendió acrecentar la riqueza nacional, al crear una burguesía y una clase media de labradores que fuesen propietarios de las parcelas que cultivaban, favoreciendo así la creación de unas condiciones económicas de tipo liberal capitalista (privatización, sistema financiero fuerte) para que el Estado pudiera recaudar más y mejores impuestos.
En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos parecidas

En el siglo XIX, el gobierno del conde de Toreno, presidente del Consejo de Ministros de,   aprobó la Real Orden de Exclaustración Eclesiástica del 25 de julio de 1835, por la que se suprimían todos los conventos en los que no hubiera al menos doce religiosos profesos, los novicios no contaban.​ 
Tras la dimisión del conde de Toreno, en septiembre de 1835, pasó a ser presidente del Consejo de Ministros, Mendizábal (Juan de Dios Álvarez Méndez) . 
El 11 de octubre de 1835 se decretó la supresión de todos los monasterios de todas las órdenes monacales y militares. 
Los siguientes decretos serían, simplemente, un desarrollo del Decreto del 11 de octubre de 1835. El 19 de febrero de 1836 se decretó la venta de los bienes inmuebles de todos aquellos monasterios suprimidos y expropiados y el 8 de marzo de 1836 se amplió la supresión a todos los monasterios y congregaciones de varones. 
El Reglamento del 24 de marzo de 1836 especificaba todos los cometidos de las juntas diocesanas encargadas de cerrar los conventos y monasterios y, en general, de todo lo necesario para la aplicación del Decreto del 8 marzo que solo afectaba a las propiedades de Órdenes masculinas.



Ruinas del complejo monástico de santa Catalina de Badaya, según una fotografía antigua de autor desconocido, realizada hacia finales del siglo XIX. Fondo Bernardo Estornés Lasa
Imagen: Auñamendi Eusko Entziklopedia

Con el abandono de la comunidad religiosa ocupante del convento, desde hacía más de tres siglos y medio, desapareció buena parte del activo propagandismo oficial y del soporte religioso, a una antigua superstición popular, vinculada a los erizos fósiles del género Micraster, asociados a santa Catalina de Badaya, desde hacía siglos. 
Las tradiciones y costumbres populares, asociadas a los erizos fósiles del género Micraster del monasterio de santa Catalina de Badaya, empezaron a languidecer y a irse minorizando entre los habitantes de la comarca y los de comarcas circundantes, empezando por irse  abandonando su práctica regular y siguiendo por irse olvidando su significado y su trascendencia. De manera que a mediados del siglo XX poca gente adulta de las localidades próximas, preguntada por el tema se acordaba de aquellas piedras de santa Catalina, tan famosas y respetadas antaño. (2)

En la actualidad, pocas personas saben que Don Camilo José Cela, premio Nobel de Literatura en 1989, contribuyó en 1952 a refrescar el recuerdo de la existencia esta clase de  piedras, entre sus lectores, al citarlas en el libro titulado Del Miño al Bidasoa, publicado en 1952 por la editorial barcelonesa Noguer. 
En el libro, basado en las vivencias y documentación utilizada por el propio autor, se narra el viaje de un vagabundo que se desplaza a pie desde la zona del río Miño hasta la del río Bidasoa. Cuando el itinerario del personaje protagonista transcurre por la provincia de Álava y llega a la localidad de Trespuentes, se cita a esta clase de piedras y se añaden unos pocos detalles sobre ellas.


Notas

(1) Abintestato es un término jurídico que proviene del latín y que deriva de la palabra ab intestato que significa sin testamento. 
Según la Real Academia Española el abintestato es el procedimiento judicial por el que se adjudica la herencia o bienes de una persona fallecida, que al morir no deja testamento, a un determinado beneficiario.

(2) Si alguien estuviera interesad@ en conocer más detalles sobre esta clase de piedras prodigiosas y su influencia social o la influencia que tuvieron las publicaciones impresas, en su su conocimiento y difusión, por toda Europa, puede consultarse el siguiente articulo:
Algunos aspectos históricos, paleontológicos y etnopaleontológicos relacionados con las "piedras de santa Catalina" (Micraster coranginum) de Badaya (Álava, España)