martes, septiembre 7

Los fósiles como motivo temático en la filatelia ibérica (30)

 por Heraclio ASTUDILLO-POMBO. Universitat de Lleida 

Un sello postal español dedicado a la divulgación del azabache de Villaviciosa (Asturias) (Segunda parte) 


Introducción

Con esta entrada se da continuidad y se concluye la primera parte, publicada el pasado 1 de marzo de 2021 dedicada a informar sobre el sello de correos emitido en 2020, de la serie "minerales" que estaba dedicado a la divulgación del azabache asturiano. Los aspectos filatélicos propios de aquella emisión han sido ampliamente complementados con diversos aspectos geológicos, históricos, etnográficos y anecdóticos, relacionados con el azabache asturiano.


Materiales sucedáneos del azabache asturiano en la actualidad

Las grandes cualidades gemológicas, típicas del azabache asturiano, como son su particular composición leñosa, su gran antigüedad geológica, su enorme estabilidad fisicoquímica frente al paso del tiempo, su intenso brillo que no mengua con el uso y su gran calidad como material gemológico, han sido los principales motivos para decidir a la Administración autonómica a otorgarle, recientemente, una Denominación de Origen Protegida al azabache asturiano. Esto se ha hecho con la finalidad de justificar que las piezas elaboradas con este material semiprecioso  tenga un precio más elevado que las piezas elaboradas con otros tipos de azabaches de menor calidad, como son los azabaches cretácicos. Además debería servir para proteger al azabache asturiano contra la competencia desleal de otros azabaches extranjeros más baratos, por ser variedades más abundantes, más jóvenes y de bastante menor calidad, e incluso, de ciertos tipos especiales de lignito con un aspecto muy semejante al azabache auténtico, en sus primeros años. Tales materiales sucedáneos del verdadero azabache jurásico son adquiridos como materia prima de sustitución, por ciertos artesanos azabacheros poco escrupulosos o fraudulentos o que están muy desesperados por mantener a flote su negocio y medio de vida que está al borde del naufragio. 

Medallón que reproduce
 a escala del Rosetón de la Catedral de León. Obra maestra del maestro azabachero Eliseo Nicolás "Lise". La perfección del trabajo de calado es impresionante.

En unos casos se recurre a los materiales sucedáneos del auténtico azabache jurásico como puede ser el azabache cretácico o el lignito georgiano, para conseguir producir productos de bajo precio (azabache "low cost"). En otros casos se hace para no tener que ralentizar la producción o abandonar su actividad productiva, por falta de suministros regulares de la materia prima original o por el  elevado precio de la buena materia prima. Esta indeseable situación, ha sido causada o al menos favorecida por la extrema escasez de buen material autóctono ya que desde 2008 no hay suministro de azabache asturiano, a parte del que se autosuministran los propios artesanos en la rebusca de antiguas escombreras, situación que ha desembocado en una necesidad de materia prima alternativa cada vez más acuciante.
Téngase en cuenta que actualmente un kilo de buen azabache asturiano puede costar unos 200 euros, mientras que un kilo de buen lignito georgiano, cuesta sobre unos 25 euros. Y teniendo en cuenta que, a simple vista, cuando el lignito es fresco, no es fácil de distinguir un material del otro, para los artesanos deshonestos la diferencia de precios puede resultar muy tentadora. La contrapartida está en que al ser el lignito georgiano un material de una calidad muy inferior que resulta más blando, se marca más fácilmente con los impactos y como tiene una estabilidad mucho más baja que el azabache jurásico, con el paso del tiempo no solo va perdiendo el brillo sino que al cabo de dos o tres años comienzan a agrietarse y las piezas elaboradas se rompen fácilmente con los golpes. 


Mesa de trabajo artesanal en el taller de un maestro azabachero asturiano. Se pueden ver algunos objetos elaborados, arriba a la derecha, varios fragmentos de azabache en bruto, en el cestillo y en el centro de la imagen, diferentes instrumentos de trabajo y el trabajo de esculpido en bajo relieve sobre una placa de azabache.


Cómo, cuándo y dónde se formó el azabache asturiano

Se hipotetiza que ejemplares o pequeños grupos de árboles pertenecientes a las familias botánicas antes mencionadas, araucariáceas y protopináceas, por efecto de ciertos sucesos catastróficos naturales, se habrían venido abajo, siendo luego arrastrado hacia el centro de antiguas cuencas sedimentarias, por efecto de la gravedad o/y flujos de tierra o/y de agua, donde finalmente irían quedando enterrados, cada vez a mayor profundidad por sucesivas avalanchas o acumulaciones de sedimentos. 
Posteriormente, en el subsuelo, habría resultado sometidos a fermentaciones bacterianas y luego, a mayor profundidad, se impregnaron en hidrocarburos bituminosos existentes en el sedimento circundante, a medida que iban descendiendo en la cuenca sedimentaria que se hundía se verían sometidos a grandes presiones que generaron el aplastamiento de los troncos y ramas y a elevadas temperaturas que ocasionaba transformaciones químicas. En estas condiciones tan particulares, los antiguos troncos y ramas de árboles coníferos se habrían ido transformando en carbón, hasta convertirse, al menos en parte, en una variedad de carbón mineral de tipo húmico, denominada azabache
Debido a unas condiciones tan particulares de formación, los yacimientos de azabache asturiano, como los de otros lugares del mundo, son muy escasos, apareciendo muy localizados y dispersos, teniendo poca extensión. En todos ellos las vetas de azabache presentan poco espesor y escasa continuidad horizontal, todo lo cual dificulta su localización y explotación. Encontrándose las vetas de azabache intercaladas, de forma muy irregular, entre capas de materiales areniscosos estériles o de materiales carbonosos como son las lutitas carbonosas, la hulla o el lignito que no son aptos para el tallado ni el pulido.

Detalle de un frente de explotación minera en el interior de una galería de una mina de Oles. La fotografía muestra el corte de un filoncillo de azabache, por el tamaño de la mano, se puede ver que su grosor es bastante modesto, pero, desafortunadamente, no hay opciones mucho mejores.
Imagen: Juan Rapin

El azabache no es una variedad de lignito, como se afirma erróneamente en algunos textos antiguos y en otros modernos pero poco actualizados. 
En los medios de comunicación, con frecuencia, se denomina al azabache "lignito jurásico". Puesto que aunque el azabache suele aparecer en relación con yacimientos de carbón de hulla o de lignito, no es una variedad de esos carbones, pues tiene una composición química y unas propiedades físicas bastante distintas. Estas propiedades fisicoquímicas particulares le confiere algunas de sus exclusivas características físicas y una excepcional estabilidad química, que le hacen un material muy apto para ser utilizado en joyería, con muy buenos resultados estéticos.

El primer científico que dio noticias de los yacimientos asturianos de azabache, fue el geólogo bávaro Guillermo Schulz, afincado en Asturias. Indicando lugares de yacimiento y extracción (Villaverde, Careñes y Oles ), así como de elaboración artesanal (Villaverde), en su obra Descripción Geológica de Asturias, publicada en 1858. También informaba de que se exportaban a La Habana y a otros lugares de América, importantes cantidades de objetos de adorno o uso religiosos, elaborados con este material por artesanos gallegos y asturianos.

Las capas de azabache asturiano, aparecen incluidas en el interior de un tipo muy característico de areniscas, dentro de las cuales presentan tendencia a formar lentejones que pueden llegar hasta los 10 cm. de grosor, pero en general suelen presentar mucho menos espesor. 
El azabache en bruto que se sacaba de la mina, podía alcanzar los 8 cm. de grosor, pero lo más habitual eran las capas de 2 cm., pero luego había que sanear algunas partes de los fragmentos en bruto, para eliminar las impurezas o las imperfecciones. El saneado consistía en el desprendiendo del material poco compacto y el que contiene óxidos de hierro o pirita, por no ser un material apto para el tallado o por tener una coloración inadecuada
Estas limitaciones geológicas del material en bruto condicionan el tipo y dimensiones de los objetos artísticos elaborados que pueden ser fabricados con este material tan escaso. Estas condiciones de origen natural se han agravado en la actualidad, cuando una gran parte del material auténtico disponible, procede del reciclado del material viejo contenido en las escombreras de las antiguas minas, cerradas en 1923. Un material problemático que los antiguos mineros descartaron entonces por considerarlo de mala calidad, demasiado estrecho  o demasiado pequeño.  

El azabache que es denominado "tipo Asturias", solamente se encuentra en España, en el Principado de Asturias, entre las localidades costeras de Gijón y Ribadesella, con una concentración y distribución que no es regular en ese territorio. Se le encuentra incluido en determinados sedimentos de la Formación Lastres, de Edad Jurásico Superior (Kimmeridgiense), donde aparece como capas discontinuas de espesor variable. Ciertas localidades de la zona ahora llamada "Costa Jurásica" o "costa de los Dinosaurios", concentran una mayor presencia de capas de azabache y de antiguas minas que las otras zonas.

El escaso y afamado azabache asturiano, muy valorado entre los azabacheros españoles y europeos por su buena consistencia, buen pulimento y excelente brillo, es considerado entre los joyeros y gemólogos como una gema de naturaleza orgánica. Es muy apreciada por sus excelentes cualidades físicas para la talla y por un característico color negro intenso y un atractivo brillo que alcanza tras ser pulido que mejora luego de ser intensamente usado.

El extenso texto que acompaña a la edición de este sello, en formato ''pliego Premiun', fue redactado por la arqueóloga Andrea Menéndez Menéndez (2), especialista en el uso histórico y cultural del azabache.
Imagen: Villaviciosa hermosa.

Aunque el azabache es un material muy escaso en la naturaleza, se localizan yacimientos de azabache en diferentes puntos de todos los continentes. 
En la prehistoria europea, el azabache fue una de las primeras materias primas, de origen geológico, utilizadas por el hombre primitivo para ser transformada en objetos de adorno personal, colgantes, y en amuletos de protección mágica
Es, precisamente, en Asturias donde se conservan algunas de las piezas de azabache, más antiguas de Europa, elaboradas por el hombre prehistórico. Se trata de una cuenta de collar, con unos 17.000 años de antigüedad, hallada en la excavación de la Cueva de las Caldas de Oviedo.
En museos de arqueología, de historia o de arte, de todo el mundo, se conservan magníficas joyas elaboradas con este material geológico, muchas de las que han sido recuperadas durante la excavación de diferentes yacimientos arqueológicos, de muy diversas épocas y lugares.

En la Península Ibérica, además de los yacimientos de azabache de Asturias que ha sido el mayor suministrador de azabache en bruto 
de la península, a lo largo de los siglos, también han existido otros lugares con depósitos de azabache, de calidad inferior, en cantidades suficientes como para hacer rentable su explotación, cosa que sucedió en siglos pasados. 
En España los yacimientos de azabache más importantes después de los de Asturias fueron los yacimientos de Teruel, en la zona carbonífera de Montalbán y de Utrillas, son de formación más reciente pues se formaron durante el Cretácico, pero es menos resistente al paso del tiempo pues se agrieta más fácilmente, resultando más quebradizo y de coloración algo grisácea, pero a pesar de eso se suministraron cantidades importantes, de mineral en bruto, a comerciantes franceses e italianos durante los siglos XVII y XVIII. 
También fueron importantes los yacimientos de azabache del entorno de la localidad de Batalha (Portugal), que son del Jurásico.

Las principales localidades azabacheras asturianas, fueron las situadas en la zona ahora denominada, con fines de promoción dinoturística, "Costa Jurásica Asturiana" o "Costa de los Dinosaurios", tramo costero situado entre las localidades de Gijón y Ribadesella.  
Mapa geológico actual, mostrando los terrenos de edad jurásica, en color azul celeste, existentes en las costa asturiana. La presencia de icnitas dejadas por las pisadas de dinosaurios, hizo que se denominara 
a esta costa, con fines turísticos, "La Costa de los Dinosaurios" 
Imagen: IELIG-CA028. Sección del Jurásico en Luces - Lastres - La Griega (Colunga)

A lo largo de los siglos, de Oeste a Este de Asturias se ha extraído azabache de minas situadas en los concejos de Castropol, Luarca, Cudillero, Muros, Soto del Barco, ensanchándose el área geográfica a partir de Avilés, con límite en Gozón por el norte y Oviedo por el sur; siguen Carreño Corvera, Llanera, Noreña, Siero, Gijón, Villaviciosa, Cabranes, Piloña, Caravia, Ribadesella, Llanes, Las Pañamelleras [Alta y Baja] y Rivadedeva. 
El material de mayor calidad fue siempre el extraído del concejo de Villaviciosa que comprende las localidades de Quintes, Quintueles, Castiello, Careñes, Villaverde, Arroes, y Argüero. 

Las minas de azabache más importantes no sólo de Asturias, sino de toda España, fueron  las de la localidad de Oles, la última de las cuales todavía estuvo en explotación hasta 2008, cuando murió, on más de 80 años, su último minero concesionario: Tomás Noval Barredo. 

En prospecciones mineras realizadas hace algunos años, en la zona minera de Oles, se habían detectado algunos filones de azabache, con longitudes de 15 a 20 m y anchuras de hasta 35 o 40 cm, resto de los antiguos arboles abatidos y enterrados hace millones de años, según  información de Juan Uría Riu, historiador ovetense especializado. Mucho más recientemente se han realizado prospecciones mineras mediante sondeos de perforación, pero a pesar de las buenas perspectivas mineras, las actividades de explotación minera contravienen gravemente la legislación ambiental vigente. Si se pudieran compaginar las actividades de explotación minera y de conservación del entorno natural el conflicto de intereses estaría resuelto y sería posible proveer a los artesanos y artistas azabacheros del material necesario para su actividad profesional.

El azabache de la comarca de "Les Mariñes" fue durante siglos, objeto de un floreciente comercio con las colonias americanas, donde residían muchos emigrantes gallegos y donde otros materiales locales, de aspecto más o menos semejante, habían sido utilizados durante la Época Precolombina, por las culturas autóctonas para elaborar objetos de adorno.

La última gran explosión comercial del azabache asturiano, exportado en bruto a Inglaterra, se produjo entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Durante esos años se exportaron a Inglaterra cientos de toneladas de excelente azabache asturiano. Debido a que la producción inglesa de su, también muy afamado azabache de Whitby (York), era insuficiente para satisfacer la altísima demanda británica y europea. Demanda generada por la tradición inglesa y la moda victoriana, vinculada a la estética del luto, en la que el azabache formaba parte de infinidad de joyas, botonaduras y adornos de vestidos y otros complementos, etc. Una buena parte de las prestigiosas, y todavía muy valoradas y codiciadas joyas victorianas, supuestamente elaboradas con azabache de Whitby, en realidad, está realizadas con azabache de origen asturiano.

Desde hace casi 100 años, en Asturias ya no existe casi ninguna activad económica importante vinculada directamente con  la minería del azabache, actualmente no hay una sola mina en explotación. La última mina de azabache de Asturias la mantuvo en funcionamiento Tomás Noval Barredo, casi hasta la fecha de su fallecimiento en 2008, a los 87 años, quien en los últimos años de su vida, decía que "él iba a su mina como otros van a su huerto". En sus últimos años, incluso regalaba parte de su cosecha minera a algunos artesanos azabacheros muy amigos, desesperados por la falta de material y lo elevado de su precio, para poder mantener en funcionamiento sus talleres y obtener ingresos regulares.

Cartel anunciador de 2019, usado para promocionar y divulgar la celebración de diferentes ferias monográficas dedicadas a los objetos artísticos elaborados con azabache asturiano. La figura esculpida, representa a Santiago Apóstol con sus atributos iconográficos típicos y con una pareja de peregrinos a sus pies.

Desde hace décadas, han existido algunos recolectores ocasionales que buscaban y recolectaban pequeñas cantidades de azabache, en lugares favorables para su hallazgo. En el interior de las viejas galerías de algunas antiguas explotaciones mineras abandonadas a principios del siglo XX, con gran riesgo para su vida. También en las laderas de algunos barrancos, donde la erosión del terreno había hecho aflorar  filones. Removiendo los materiales procedentes de desprendimientos recientes, originados por derrumbes o corrimientos de tierras en las ladera empinadas y en los acantilados de la costa.

La minería tradicional de extracción del azabache asturiano, siempre se realizó, por medios precarios y totalmente manuales. La mina se creaba abriendo angostas galerías, bajas y estrechas, 'a pico, piqueta y pala', siguiendo la trayectoria de las vetas de mineral, progresando a gatas e iluminándose con la ayuda de un candil de aceite que posteriormente fue sustituido por lámparas de carburo, yendo los mineros provistos de un pequeño saco de arpillera en el que iban guardando el azabache de calidad recolectado. 
Consistiendo la búsqueda del preciado material, en la localización de algún afloramiento natural que era atacado por medio de la excavación y limpieza de angostas y zigzagueantes galerías que iban siguiendo las vetas de azabache, que podían alcanzar cientos de metros de recorrido y necesitar de la excavación de varios ramales laterales auxiliares. Un durísimo trabajo que además de comportar un enorme esfuerzo y sacrificio, también comportaba un elevado riesgo de accidentes, por el hundimiento del techo de algunos tramos de galería. 
Estas duras condiciones de trabajo minero mejoraron durante los últimos años del siglo XIX y  los primeros años del siglo XX, en que obtuvieron concesiones compañías explotadoras inglesas e intervinieron ingenieros de minas, que mecanizaron la actividad extractiva para hacerla más eficiente y obtener un mayor y más rápido rendimiento económico de la explotación. Cuando hacia 1920 marcharon las compañías inglesas, los mineros autóctonos recuperaron el sistema tradicional de minería que era el único que podían permitirse.
durante todos los siglos anteriores, la extracción del azabache

Los artesanos españoles que, hoy en día, continúan trabajando el azabache, se abastecen de material procedente de recolecciones realizadas por recolectores ocasionales, en 'argayos' (1), depositados al pie de algunos acantilados marinos y en el fondo de ciertos barrancos costeros, y de remover y rebuscar en antiguas escombreras de viejas minas, depósitos ya casi totalmente agotados, últimos testigos del antiguo esplendor minero del pasado azabachero de la comarca. 
En ocasiones, los artesanos españoles también adquieren material de proveedores de azabache extranjero, generalmente mucha menor calidad, procedente de minas de Bulgaria, Georgia, Rusia, Turquía, China, etc.

Aspecto de la parte anterior de un sobre especial conmemorativo, del 'Primer Día de Circulación' del sello conmemorativo con el que ha sido franqueado su envío. Imagen: Servicio de Correos

En la actualidad el azabache sigue siendo apreciado como gema en todo el mundo por lo que sigue siendo demandado como material para su uso en joyería. 
En España, en la actualidad, el azabache tallado y acabado para ser comercializado en el país y en otros países extranjeros, es transformado tanto en piezas de estilo antiguo y tradicional, como otras al gusto más popular. También en piezas de estilo muy moderno, con diseños innovadores y combinaciones novedosas, más adaptados al gusto más moderno como es el más actual propio del público joven.


El azabache asturiano en el Reino Unido

En Inglaterra, el excelente azabache de Whitby se impuso en la elaboración de piezas de joyería de adorno personal, desde mediados del siglo XVI, gracias al impulso social provocado por las preferencias estéticas de la corte, especialmente, durante el reinado de Isabel I (1533-1603), hija de Enrique VIII y Ana Bolena. La reina inglesa puso de moda entre sus serviles cortesanos, los enormes vestidos, en blanco y negro, sus colores favoritos que eran adornados con una multitud de brillantes cuentas, botonaduras y joyas de azabache, como camafeos, broches, colgantes y collares. En muchos de los retratos cortesanos de esa época se ven personajes adornados con vistosas joyas de azabache. Una pequeña parte del azabache en bruto que fue utilizado por los artesanos y joyeros ingleses para sus creaciones artísticas, podría haber procedido de las minas de Asturias.

Fotografía de la Reina Victoria de Inglaterra y del príncipe consorte Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, tomada pocos años antes de la defunción de Alberto
Imagen: Greelane

A mediados del siglo XVIII, el azabache se volvió a imponer como material para elaborar objetos de adorno personal, pero esta vez fue para labrar joyas de luto. Primero fue tras el fallecimiento de la reina madre y posteriormente durante la llamada "Era Victoriana", desde mediados del siglo XIX hasta el inicio del siglo XX. La promotora involuntaria fue la reina Victoria de Inglaterra que lo utilizaba en collares y otras joyas de luto, tras la muerte de algún familiar de su extensa familia europea. Pero su mayor popularidad y demanda se produjo tras la muerte del príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria, muerto a los 42 años, el 14 de diciembre de 1861, . Imponiéndose el uso de  joyas y adornos personales de azabache, como material emblemático del luto, entre los cortesanos, como expresión de condolencia hacia la soberana viuda y como manifestación de luto patriótico entre los súbditos. Además el periodo personal de expresión pública de luto, de la reina Victoria, se prolongó durante cuarenta años (1901). Fue durante aquellos 40 años de mayor demanda inglesa de azabache de buena calidad, cuando se produjo la mayor demanda e importación de azabache de Asturias, para poder cubrir la gran demanda inglesa, estimándose que la exportación de Asturias a Inglaterra durante ese periodo fue de alrededor de un millón de kilos de azabache en bruto. 

Aspecto de una tarjeta postal del GRUCOMI, mataselladas con cuño conmemorativo del Primer Día de Circulación, en la estafeta de Correos de Villaviciosa, el martes, 2 de junio de 2020.  Imagen: GRUCOMI



Piedra mágica protectora

Independientemente de su clasificación científica, utilitaria o etnográfica y de sus particulares condiciones geológicas de formación, el azabache es un material orgánico-mineral con unas cualidades particulares. Es un material de color negro intenso, de superficie lisa y brillante, con fractura concoide que admite bien el pulido. Es relativamente duro, pero puede tallarse y limarse sin dificultad, pudiendo modelarse en figuras muy complejas, con relativa facilidad, si el artesano tiene suficiente habilidad y experiencia. En contacto con el fuego arde sin dificultad y se consume completamente por combustión, dejando abundante ceniza y desprendiendo mucho humo de olor desagradable.
Por sus particulares cualidades materiales, reales, este escaso tipo de carbón jurásico o cretácico ha sido utilizado desde la prehistoria, hasta la actualidad, como una clase de piedra semipreciosa, por ello desde antiguo se le ha considerado una gema y como tal se le ha utilizado para elaborar piezas de adorno personal. Además por sus particulares cualidades mágicas, irreales e imaginarias, desde antiguo se le ha creído un material poseedor de virtudes protectoras extraordinarias, por lo que ha sido utilizado para elaborar amuletos.​ 

Azabache convertido en humo

En 2009, me contó mi amigo "Toto", un geólogo gijonés curtido en las minas de HUNOSA, que a mediados de la década de 1990, cuando fue a la localidad asturiana de Oles, para prospectar posibles indicios superficiales de capas subterráneas de azabache, motivado por el compromiso personal adquirido por amistad, más que por para dar cumplimiento a un encargo profesional, conoció a Tomás Noval, el último y más experimentado minero azabachero de Asturias. Me contó que un amigo suyo de Langreo que tenía dinero, quería solicitar un permiso de explotación minera en la mejor zona azabachera de Asturias, para poder iniciar la extracción minera de "azebache", con cuya producción pretendía suministrar materia prima al gremio de azabacheros y, de paso, complacer a su esposa, una rusa de ascendencia asturiana, a quien se le habían despertado instintos artísticos y las cualidades artesanas azabacheras, inquietudes que quería satisfacer por medio de la elaboración de hermosas piezas realizadas con ese material mágico. 
Cuando Toto llegó a Oles, se fue a visitar el terreno más favorable y prospectar el frente marítimo de acantilados y algunos barrancos profundos, buscando "argayos" recientes, cuyos derrubios contuviesen material carbonoso o azabache y cuyas cicatrices mostrasen la estructura del subsuelo y le permitieran apreciar la estratigrafía oculta por la densa vegetación que lo cubría todo, pudiendo detectar la presencia de posibles niveles carbonosos, la orientación y la continuidad de las capas. 
Al acabar su jornada exploratoria, sobre el terreno potencialmente productivo, sin éxito alguno, se fue a entrevistar a Tomás Noval, un gran experto sobre la materia y quien explotaba personalmente la única mina activa del Principado. Confiando en que el viejo minero pudiera aportarle alguna pista interesante con la que compensar su fracasada prospección geológica. 
Mientras ambos compartían unas sidras en casa de Tomás, estuvieron conversando sobre distintos aspectos relacionados con la prospección, la minería tradicional y el comercio del "oro negro asturiano". Pues siendo tan afamado entre los artesanos azabacheros españoles e ingleses el azabache de esa localidad, no había otra opción mejor para iniciar el negocio. 

Entre los muchos consejos geotécnicos que Tomás le fue dando a "Toto", también le incluyó varias anécdotas sobre la minería del azabache en la zona. De todas ellas, la que ahora se compartirá, constituye una curiosa muestra de fatalidad, pues ya en aquella época hoy lejana, dada la escasa y cara producción nacional, algunos artesanos azabacheros se veían obligados a rebuscar azabache en las escombreras de las viejas minas de la comarca de La Marina. 
Este relato de Tomás Noval recogía el hecho de que durante el tiempo de la Guerra Civil (1936-1939) y la primera posguerra (1939-45), la gente pobre de la zona azabachera, careciendo de cualquier clase de combustible para cocinar y calentar las viviendas en invierno, había estado rebuscando en las escombreras de las antiguas minas de azabache, cerradas y abandonadas por sus propietarios desde 1923, donde estuvieron recolectando cualquier clase de "piedra negra" que pudiera arder en el fogón, aunque produjera mucho humo y un olor apestoso. 
Suponía, Tomás, que junto con el lignito impuro y residual de las escombreras, de pésima calidad, material que se habría descartado como ganga inútil, en la extracción del azabache, también habría mezclado algo de este valioso material, que se habría confundido con vulgar "carbón de piedra". Tomás se lamentaba de que la precariedad, penuria y urgencia de aquella triste situación social acaecida durante la guerra y postguerra, hubiese promovido la incineración de una gran cantidad del azabache residual, acumulado en las escombreras de las minas, confundido con carbón vulgar, por lo que miles de pesetas, en azabache "se habrían "convertido en humo". Pues si todo aquel azabache quemado "en aquellos tiempos", no se hubiese tenido que recolectar y aprovechar como combustible, teniendo en cuenta la escasez y el precio alcanzado por el azabache de Oles, "en estos tiempos" (ca. 1995), "valdría una millonada".


Confirmación fácil del azabache asturiano, en bruto o elaborado, a partir del ensayo de algunas de sus propiedades físicas  

El azabache se puede distinguir de otros materiales similares en apariencia, a partir de las siguientes propiedades físicas características:

Color de la raya. Es el color de la huella que deja el mineral al ser frotado sobre una superficie de porcelana sin vidriar. La base no barnizada de un plato de porcelana puede servir para testar. La raya del azabache debe ser de color marrón o parda, en ningún caso debe ser negra.
Dureza. El azabache no es muy duro por lo que se puede rayar con la punta de una navaja, cosa que no pasa con objetos de pasta vítrea, de aspecto más o menos semejante. 
Olor. Al limar el azabache se obtiene un polvillo de color marrón, de olor bituminoso. Al tocarlo con la punta de un punzón caliente desprende vapores de olor bituminoso (de betún).
Densidad. El azabache es ligero pero no flota en agua, como sucede con los plásticos o la madera teñida de similar apariencia. Pero tiene menor densidad que los objetos de vidrio, obsidiana u ónice de similar apariencia.
Tacto. El azabache, a temperatura ambiente, resulta menos frío al tacto que el vidrio de aspecto similar.
Brillo. No tiene un brillo muy acusado de aspecto metálico ni vítreo, el brillo típico de azabache es de aspecto céreo-aterciopelado o graso.


Notas 

(1) Desprendimiento de tierra y piedras por la ladera de un monte. DRAE

(2) Andrea Menéndez Menéndez es Licenciada en Geografía e Historia. Profesional de la arqueología y la gestión del patrimonio y especialista en el estudio del azabache desde un punto de vista histórico y arqueológico.

3. Quizás, para redactar de forma algo más correcta, científicamente, el texto del 'pliego premium', hubiese sido buena idea haber contado con el asesoramiento de un/a geólog@. Tal vez, esa misma persona también hubiera podido asesorar a la Comisión responsable de emisiones filatélicas, sobre la conveniencia de constituir una subserie filatélica dedicada a los 'mineraloides' españoles, en la que se podría haber incluido al azabache asturiano, entre otros mineraloides españoles


Fuentes

- Anónimo (2020). Correos pone en circulación sellos dedicados a sidra, faba asturiana y azabache. Villaviciosa hermosa. 1-06-2020 
- Anónimo (2020). Minería: sello del azabacheGRUCOMI blog: 28/05/2020
- Anónimo (2020). Tarjetas del GRUCOMI mataselladas con PDC en VillaviciosaGRUCOMI blog: 02/06/2020 
AnónimoCaracterización del "azabache tipo Asturias". Consejería de Industria y Empleo del Principado de Asturias, Azabache. PNE 304201. AENOR
Campón, E. ;  Fernández, C. J. & Solans, J.  (1978). El azabache de los yacimientos de Oles (Asturias)Trabajos de Geología, 10(10), 161-167. 
Menéndez Menéndez, Andrea  (2019). Aproximación al pasado, presente y futuro de la industria azabachera, un patrimonio cultural, material e inmaterial, en vías de extinción. I Simposio anual de Patrimonio Natural y Cultural ICOMOS España, Madrid 21- 23 de noviembre 2019.
- Montes Villa, J. Mª (2017). El Jurásico de AsturiasMi Geoblog: Geologia y más. 05/10/2017
- Ona González, José Luis (1998). Noticia de la extracción y elaboración del azabache en la villa y tierra de Montalbán. Artigrama, núm. 13, 1998, 427-435
- Schulz, G. (1858). Descripción Geológica de Asturias. Madrid. Imprenta y Librería de D. José González
- Suárez-Ruiz, I. et Alii (2006). El azabache de Asturias: características fisico-químicas, propiedades y génesis. Trabajos de Geología, Univ. de Oviedo, 26 
- Valenzuela, M. et Alii (1998). La Fm. Lastres del Kimmeridgiense de Asturias: Sedimentología y estudio paleobotánico inicial. Cuadernos de Geología Ibérira nº 24