por Heraclio Astudillo-Pombo, Universitat de Lleida
Los usos sociales y funciones culturales de los fósiles en la antigüedad, la necesaria contribución y la imprescindible colaboración de la arqueología (17)
La revisión actual de la fauna fósil incluida en los antiguos hallazgos arqueológicos ibéricos ha permitido mejorar la identificación zoológica, la datación y la interpretación paleoetnológica (Cuarta parte)
Inroducción
Se prosigue con la presentación "digest" y traducida al castellano del artículo original titulado: "Fossils in Iberian prehistory: A review of the palaeozoological evidence", dada su transcendencia, desde nuestro punto de vista.
3. Resultados (Tercera parte)
Los diversos yacimientos revisados en la investigación colectiva se muestran ordenados, cronológicamente, de mayor a menor antigüedad.
3.3. Yacimientos neolíticos
El Neolítico (del griego νεός neós 'nuevo' y λιθικός lithikós 'de piedra') es el último de los períodos de la Edad de Piedra (herramientas de piedra). El Neolítico es el periodo de la Prehistoria donde aparecen las primeras estrategias económicas de tipo agrícola y ganadero. En el Neolítico se produce la sedentarización del ser humano. La agricultura y la ganadería garantizan la provisión de alimentos, y se construyen los primeros asentamientos permanentes. Se pasa de una «economía depredadora» (cazadores/recolectores) a una economía productora a causa de la revolución agrícola.
Cueva Hedionda-IV, en Casares (Málaga)
El Sistema Subterráneo de las simas Hediondas se halla en el término municipal de Casares, en la Sierra de la Utrera (Málaga). Está formado por los subsistemas H-I, H-II, H-III y H-IV.
El sector 8 de la Hedionda-IV, conjuntamente con restos orgánicos y de cerámica, se produjo el hallazgo de un diente fósil de tiburón de 29 mm de largo x 25 mm de ancho (Fig. 11A). Las perforaciones que presenta en la raíz probablemente se hicieron con un taladro o un barrenador de piedra y sugieren que se hizo para ser suspendido del cuello o las extremidades o para ser cosido al vestido u otros elementos complementarios. Se ignora si el diente fósil fue recolectado y manipulado para ser dedicado al uso ornamental personal o a la protección mágica.
Fig. 11 A. Fósil de la cueva Hedionda-IV. Diente de tiburón de la especie Cosmopolitodus hastalis en vista lingual, doblemente perforado para poderlo colgar mediante un sistema de suspensión.
Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review
Aunque la pieza estaba levemente erosionada, no había rastros de bordes dentados en la corona ni de cúspides accesorias. Esta morfología dental coincide con la de la especie Cosmopolitodus hastalis. En la provincia de Málaga, la especie C. hastalis solo está documentada en afloramientos del Plioceno (Bauza et al., 1963), que ocurren en un afloramiento del Zancleano de la cuenca de Manilva, a menos de 1 km. de la Cueva Hedionda - IV
El segundo fósil hallado en el mismo contexto arqueológico fue una valva inferior (es decir, la valva izquierda) de la denominada ostra de cuchara: Neopycnodonte cochlear (Poli, 1795). Bivalvo documentado en la costa malagueña desde el Mioceno, todavía prospera en el Atlántico NE y Mediterráneo (Lozano, 1999; Poppe y Gotto, 1993). La concha tiene un diámetro umbopaleal de 73 mm y un diámetro anteroposterior de 47 mm. Además de las superficies pulidas de la concha, naturales o artificiales, los análisis de ciertas trazas revelaron la existencia de modificaciones que apuntaban como causante hacia el uso de alguna herramienta.
Fig. 11 B. Fósil de la cueva Hedionda-IV. Tres fotografías de la valva izquierda de la ostra Neopycnodonte cochlear, en vistas, de izquierda a derecha, interna, de perfil y externa.Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review
Estas trazas incluyen muescas de percusión en sus márgenes derecho e izquierdo y picoteo intensivo de la superficie dorsal (Fig. 11B). Aparentemente, estas marcas tendrían como objetivo poder ensamblar y asegurar el ejemplar fósil en un mango. Desde un punto de vista funcional, aquella ostra podría haber servido como pequeño recipiente, para trasvasar alguna substancia, presumiblemente el fósil habría sido usado como cuchara.
La naturaleza fósil de aquella ostra se presuponía por sus hábitos en aguas profundas (rango batimétrico: 600-500 m., Van Rooij et al., 2010; Wisshak et al., 2010), y porque en el afloramiento de la cuenca de Manilva, donde se halló la valva de la ostra Cosmopolitodus hastalis, son frecuentes las ostras cuchara, con una coloración muy similar a la de este ejemplar.
Peña de la Abuela, en Ambrona (Soria)
La Peña de la Abuela es el curioso nombre popular dado por su aspecto y dimensiones a un túmulo funerario que cubría un enterramiento prehistórico, que fue identificado y luego excavado a la entrada de un pequeño caserío rural, cerca de la localidad de Ambrona, municipio de la provincia de Soria.
El nuevo estudio realizado a la colección de moluscos escafópodos extraídos del yacimiento reveló la presencia de 154 fragmentos de conchas de Paradentalium sexangulum, que una vez estudiados indicaron que representan los restos de no menos de 23 individuos o ejemplares diferentes, existentes en aquel depósito arqueológico del Neolítico Medio (V milenio antes de Cristo). De todos estos ejemplares, ocho de las conchas presentaban claras indicaciones de procesamiento manipulativo, posiblemente con finalidades de uso ornamental personal.
Esta especie está documentada en las cuencas mediterráneas y meridionales ibéricas, desde el Tortoniano de Portugal hasta el Zancleano-Astiano, aunque la especie es ajena a esa región geográfica. De hecho, las fuentes más cercanas de este tipo de fósiles se encuentran en la cuenca del Baix Llobregat, ca. 450 km de distancia (Álvarez et al., 2003). Zona geográfica desde la cual, en la prehistoria, debieron ser transportados los ejemplares hallados, estudiados e identificados.
Cueva del Tesoro, en Torremolinos (Málaga)
La cueva del tesoro, hoy desaparecida, estaba situada en la Punta de de la Reina, Torremolinos -en el lugar conocido como Castillo de Santa Clara- y fue excavada en el siglo XIX por D. Eduardo J. Navarro, presidente de la Academia Malagueña de Ciencias, entre 1888 y 1891, y por D. Eduardo Palanca Asensi, dueño del cortijo de aquel lugar. Se trataba de una pequeña cueva sepulcral, de época neolítica, donde aparecieron una veintena de enterramientos con sus respectivos ajuares.
Eduardo J. Navarro reportó la presencia de conchas fósiles de colmillo marino (escafópodos), que desde el punto de vista historiográfico, son las conchas de escafópodos que constituyen el registro más antiguo de piezas fósiles, trabajadas para transformarlas como ornamentos en la prehistoria ibérica y uno de los registros más antiguos de Europa (Navarro, 1884). Esta colección de porciones de conchas forma parte de un collar del sexto al séptimo milenio, antes de nuestra era, que además incorpora cuentas de piedra. Se encuentra depositado en el Museo de Altamira (ANMRC-Número de inventario 00492) y se le pudo localizar tras una búsqueda exhaustiva en la literatura (Fig. 6E).
(E) Fragmentos de conchas de escafópodos de la cueva del Tesoro: (4 a 10, 12 a 14, 16 a 18). Identificación: Paradentalium sexangulum, (11, 15) P. inaequale. Pi: P. inaequale; Ps: P. sexangulum; (F);
A pesar de la fragmentación y la modificación antrópica, 17 de los 26 ejemplares que se trabajaron como cuentas aún conservaban el perímetro poligonal exterior, diagnóstico de muchos escafópodos fósiles ibéricos. Aunque originalmente todos fueron identificados erróneamente como pertenecientes a la especie viviviente del Indo-Pacífico Dentalium elephantinum L., 1758 (Navarro, 1884), nuestros análisis reconocieron a 15 como pertenecientes a P. sexangulum y otros 11 que representan a P. inaequale (de estos últimos, 9 son discos pequeños).
Dado que todos los discos obtenidos a partir de la concha de un colmillo de mar fósil, tenían un diámetro idéntico, y en los escafópodos el ancho de la concha aumenta desde el ápice hasta la base, cada cuenta debe representar el fragmento de concha de un individuo diferente. Esta meticulosa búsqueda de uniformidad es el primer caso documentado, sin lugar a dudas, en los sitios ibéricos. Un estudio en curso (2019) determinará su procedencia fósil.
Nota aclaratoria
Como sucedía en las entradas anteriores de esta misma temática, también el contenido de ésta se basa en una selección de aquellas partes del texto original consultado que en nuestra opinión podían resultar más relevantes para nuestros lectores y más relacionados con los objetivos específicos del blog Folklore de los Fósiles Ibéricos. Dicha selección luego ha sido reconstituida en un nuevo texto, con muy escasas modificaciones de contenido y de estilo, siempre realizadas con la finalidad de mejorar la comprensión de ciertos conceptos complejos, por parte de aquell@s lectores/as que pudieran no están habituad@s o no especializad@s en arqueología ni en paleontología.