miércoles, octubre 16

El registro fósil ibérico y el santoral católico, en la religiosidad popular de España y Portugal (13)

Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Universitat de Lleida

Fósiles ibéricos relacionados, por la tradición popular española, con algunos santos y santas del panteón católico (3)


Las "piedras de santa Catalina" del convento de Badaya, en Trespuentes, Álava (País Vasco) (3ª parte) 


Evolución histórica y social de las creencias y prácticas populares supersticiosas, asociadas a las "piedras de santa Catalina" del monasterio de Badaya (Álava) (Parte 1)


Introducción

Sobre las antaño famosas "piedras de santa Catalina" de Badaya (Micraster coranginum), se trató con bastante detalle y de una manera global en este mismo blog en la entrada publicada el 18 de noviembre de 2018. Hoy se va a continuar, con el mismo asunto pero profundizando en algunos aspectos históricos, sociológicos, arqueológicos y geológicos muy interesantes desde nuestro punto de vista. Que se han considerado como una información complementaria de conocimiento muy conveniente, que permite situar mejor y valorar más objetivamente el fenómeno de las "piedras de santa Catalina" de Badaya, dentro de sus contextos histórico, cultural y geográfico, particulares. En una futura y próxima entrada, se espera poder concluir este capítulo extra, de ampliación de los canocimientos fundamentales sobre las antaño populares "piedras de santa Catalina".


Aspecto de una de las llamadas popularmente "piedras de santa Catalina" (Micraster coranginum), con su típica forma acorazonada y sus cinco surcos radiales, que según como se iluminen, solo resultan visibles 4 por lo que se ve más claramente una marca en  forma de cruz.
Imagen: Natural History Museum of London



Primera etapa histórica (s. XIII-XIV)

El inicio del proceso de asimilación social y cultural de aquellos erizos fósiles del género Micraster que podían observarse en un determinado lugar de la Sierra de Badaya (Álava), tiene que seguir al descubrimiento del fenómeno paleontológico de su presencia sobre el terreno y al de su interpretación sobrenaturalista por considerar que la causa de la formación de aquel tipo de "piedras" tenía que ser sobrenatural, debido a su extraño y llamativo aspecto
Aquellas primeras etapas de sorprendente descubrimiento y de interpretación fabulosa de aquel fenómeno paleontológico, luego irían seguidas del proceso social de asociación mágico-religiosa o hagiográfica con un determinado personaje sagrado. En este caso concreto, se optó por relacionarlas con santa Catalina de Alejandríala santa más importante de la iglesia católica, en aquella época medieval.
Seguidamente se iniciaría el proceso de aprovechamiento o de utilización social de aquellas extrañas "piedras" (erizos fósiles), con finalidades de uso supersticioso de tipo protector o benéfico. Pues tratándose de un tipo de "piedras de origen prodigioso" o de "formación maravillosa", supuestamente "localizadas" y "marcadas" por la voluntad divina y vinculadas con santa Catalina de Alejandría, se suponía que estarían cargadas de alguna clase de"fuerza ", "virtud" o "poder mágico", de efectos milagrosos por lo que serían capaces de ejercer algún tipo de efecto protector sobre su entorno físico o sanador sobre su entorno  social. 
Si se estima oportuno, para conocer detalles sobre este aspecto, véase: "Algunos usos supersticiosos conocidos, de las piedras de santa Catalina de Badaya", información contenida en la entrada publicada el 18 de noviembre de 2018.

Según la opinión de algunos autores que las citaron en sus escritos, este tipo de "piedras" habrían aparecido de una manera brusca, espontánea e instantánea en aquel lugar, la mayoría de ellos incluso fijaban una fecha concreta para el inicio del portento geológico, la de 1474. Fecha que correspondería con el recambio de órdenes religiosas, responsables del mantenimiento del culto a santa Catalina en su santuario de Badaya. Según otros autores, el prodigio se produjo con la llegada de los nuevos ocupantes religiosos, al convento  abandonado, pocos años antes (1471), por la comunidad precedente de frailes jeronimianos, (O.S.H.), ahora sustituidos por un grupo de frailes agustinianos (O.S.A.) 

Según la opinión de otros autores, aquel tipo de "piedras" se habían estado formando desde siempre, lentamente en el interior de las rocas de una montaña de aquel lugar, situada junto al convento de santa Catalina de Badaya. Dentro de las laderas, aquel tipo de piedras, iban  creciendo y madurando lentamente, hasta que cuando habían completado su proceso de crecimiento y maduración, finalmente afloraban y se desprendían. Constituyendo su formación y presencia, en aquel preciso lugar de la sierra de Badaya, una señal natural que expresaba la voluntad divina: la petición de construcción de un santuario dedicado al culto de santa Catalina de Alejandría en aquel punto

Se muestra a Santa Catalina de Alejandría, dominando toda la composición. La rodean los objetos con que la santa fue torturada, representando un ideal de dulzura y tranquilidad femenina, pero no como una joven aristocrática, sino como una sencilla muchacha de pueblo. Obra de Caravaggio, óleo sobre lienzo (1597-1598), expuesto en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. 
Imagen: Wikipedia

Además de la vinculación directamente establecida con la santa Virgen y Mártir alejandrina, por evidentes motivos de una gran proximidad geográfica al inicial y primitivo santuario de santa Catalina de Alejandría, en aquel lugar de la sierra de Badaya, se habría establecido una segunda causa de vinculación indirecta, basada en la interpretación de ciertos aspectos morfológicos característicos de aquel tipo de piedras. 
Debido a la forma acorazonada de esta clase de "piedras", basándose en la antigua y popular "teoría de las signaturas", se creía que esta característica tenía una clara función simbólica que serviría para manifestar de forma visible su extraordinario amor místico a Jesucristo, pues este tipo de sentimiento, entonces igual que ahora, se creía que surgía en el corazón humano.
Además, estas piedras presentaban en el dorso unas serie de marcas radiales que fueron interpretadas como una representación prodigiosa, de origen natural, de los radios de la rueda martirial, el instrumento usado por sus verdugos paganos para torturar a esta santa. 


Primera fase: construcción de la casa-fuerte y torre de vigilancia de los señores de Iruña (finales del s. XIII- inicios del s. XIV)

Suponemos que la invención de todas estas interpretaciones fantasioso-simbólicas partiendo de las características morfológicas naturales antes mencionadas de los ejemplares de Micrasterforzosamente tienen que estar ligadas al proceso de construcción en la sierra de Badaya del primer edificio importante de la zona. La importancia local de la casa-fuerte y torre de vigilancia del señor de Iruña, se debía a su función defensiva y a la relevancia social de su propietario, se habría visto aumentada al ser edificada coincidiendo con un lugar  en donde abundaba este tipo de fósiles, 
Esta fase constructiva, puramente militar, tuvo que ser anterior y previa la fase de construcción religiosa en la que se levantó el primer santuario dedicado al culto de santa Catalina de Alejandría, en la sierra de Badaya. 
Algunos autores antiguos, precisamente argumentaban que fue la abundante presencia de este tipo de "piedras marcadas" en aquel lugar de la sierra de Badaya, aquello que determinó la construcción de un santuario dedicado a santa Catalina en aquel lugar. Pues afirman que  algunas personas del lugar, con cierta autoridad moral y conocimientos en iconografía religiosa,  interpretaron aquella acumulación de "piedras señaladas" como "una señal del cielo" o como un "mandato divino" que le recomendaba/solicitaba a los hombres, y a él en particular como propietario feudal de aquel lugar, que iniciaran, en aquel punto preciso de la sierra de Badaya, la construcción de un santuario dedicado al culto de aquella santa Virgen y Mártir. Probablemente el intérprete de los designios divinos debió ser algún consejero religioso o capellán del señor Martínez de Iruña. 
Este hecho, real o imaginario, no estaría en contradicción con lo que se ha dicho anteriormente: primero se construyó el edificio con fines militares y luego de pasar un tiempo, se construyó el edificio con fines religiosos o espirituales. En nuestra opinión personal, creemos que tal cosa se habría podido realizar fácilmente y con pocos gastos,  aprovechando una parte del patio de armas, para reconvertirla en una pequeña capilla, de uso privado, dedicada al culto y a la veneración de una pequeña imagen de santa Catalina de Alejandría.
Por lo tanto, suponemos que las primeras relaciones sociales y culturales, de tipo religioso y supersticioso, establecidas con los erizos fósiles del género Micraster, existentes en aquella zona de la sierra de Badaya, en el mismo lugar en donde posteriormente a principios del siglo XV se construiría el primer monasterio de Badaya, debieron iniciarse hacia finales del siglo XIII principios XIV. Probablemente, tal hecho debió coincidir con la construcción de una casa fuerte defensiva que estaba asociada a una torre de vigilancia. Este conjunto era un elemental complejo arquitectónico para uso militar, construido en aquel lugar con la finalidad de vigilar la Llanada alavesa y el Llano de Vitoria, pero también para proteger aquel lugar contra la penetración de pequeños grupos enemigos. Aquel lugar había sido elegido por sus características topográficas favorables. La primera era su altitud y posición geográfica, las cuales le permitían disponer de una buena visibilidad sobre la lejana Llanada alavesa, para poder observar si allí producían movimientos de tropas. La segunda característica estratégica interesante era que justo por allí pasaba un antiguo camino de origen romano, usado para atravesar la sierra de Badaya, por lo que aquel lugar era un punto delicado en las condiciones de seguridad que ofrecía la muralla natural constituida por la sierra de Badaya. 


Posible aspecto de la casa fuerte-torre de defensa, en el momento de su construcción, según una reconstrucción digital, realizada por el arquitecto Daniel Luengas Carreño (UPV/EHU) basada en el estudio de algunas antiguas estructuras arquitectónicas conservadas en los muros de las ruinas actuales del antiguo convento de santa Catalina de Badaya
Imagen: Askegi, 10. 2016

Probablemente el proceso de difusión sociocultural del fenómeno etnopaleontológico de la sierra de Badaya, consistente en la interpretación popular de tipo fantasioso y supersticioso, para justificar la presencia en aquel lugar de aquellas extrañas"piedras" (los erizos fósiles) para justificar la causa de que tuvieran una forma tan característica y particular. Igualmente se habría iniciado entonces la asociación de creencias supersticiosas con aquellas extrañas"piedras", atribuyéndoseles unas supuestas virtudes mágicas. En sus inicios, aquel fenómeno sociocultural, debió tener una amplitud social muy reducida y una escasa extensión geográfica, que con el transcurso de los años y el paso de transeúntes, en uno u otro sentido, por aquel lugar, se habría ido ampliando de manera muy lenta. Por ello
suponemos que el conocimiento de las "piedras prodigiosas", inicialmente, solamente abarcaría a la tropa de la pequeña guarnición en la casa fuerte-torre de vigilancia, a la población que residía en las aldeas más próximos al lugar, que utilizaran el camino situado junto a la torre de vigilancia y la pequeña ermita de santa Catalina, aneja, cuya imagen presidía el santuario y ejercía el patronazgo sobre todo aquel lugar. 


Grupo de soldados medievales, situados en un altozano, observando algún lugar lejano, para detectar la presencia o movimiento de tropas, amiga o enemigas
Imagen: Wikipedia

Entre los conocedores del fenómeno también podrían incluirse a algunos de los transeúntes de aquel camino, de procedencia o destino mucho más lejanos,  que se veían obligados por algunas circunstancias particulares a tener que pasar por aquel lugar
Sería muy probable que más de un transeúnte ocasional, casualmente, por ser más observador o porque alguna de aquellas "piedras" hubiese rodado hasta el borde del camino, hubieran podido ver y recoger alguna de aquellas extrañas "piedras acorazonadas" . 
Probablemente aquellas "piedras" resultarían más visibles y más abundantes después de haberse producido algún episodio de fuertes lluvias o tras el paso de densos rebaños de ovinos, por las laderas situadas sobre el camino. Es posible que aquellos transeúntes "afortunados" por el hallazgo de alguna de aquellas raras "piedras", quizás hubieran preguntado por ellas a los componentes de la guarnición militar allí instalados, estimulado por su sorpresa o por su curiosidad, pues supondría que aquellos soldados lugareños estarían familiarizados con ellas y conocerían detalles.  

El camino rural secundario que pasaba junto a la torre de vigilancia y la ermita, era un antiguo camino de origen romano que permitía atravesar la barrera orográfica que representaba la sierra de Badaya, en ambos sentidos. Ya fuera partiendo desde cualquiera de las poblaciones más próximas de la Llanada alavesa, que viajaban en dirección norte. Después de haber atravesado la sierra, el camino se bifurcaba, dirigiéndose uno de los dos ramales hacia el valle de Cuartango, mientras que el otro se dirigía hacia el Noroeste, muy probablemente, con destino al puente de La Encontrada, construcción que le permitiría cruzar el río Baya, en un punto cercano a Abornicano. La segunda opción era seguir el mismo itinerario, en sentido inverso, en dirección a Vitoria y la Llanada.

Imagen de santa Catalina de Alejandría, supuestamente procedente del santuario del monasterio agustiniano, trasladada cuando se clausuró el convento por efecto de la Desamortización. Representación en la que aparece coronada, sujetando en su mano derecha la palma del martirio y en su mano izquierda la rueda de cuchillas del tormento.
Imagen: Archivo 

La primera etapa histórica de veneración de la imagen de santa Catalina y de las raras "piedras" a ella asociadas, ha de coincidir con la consagración en la sierra de Badaya de su primitivo, minúsculo y austero santuario, de estilo románico, integrado en un enclave militar, durante los siglos XIII-XIV. Esta época histórica  coincide con el final de los enfrentamientos contra las tropas musulmanas instaladas un poco más al sur, pues el proceso de reconquista cristiana de aquel territorio, estaba forzando el retroceso de los invasores musulmanes, más hacia el sur. Simultáneamente también existían tensiones militares entre el reino de Castilla y el reino de Navarra, con motivo de ciertas disputas territoriales, sobre la propiedad de ciertas poblaciones, castillos y territorios fronterizos existentes en aquella zona alavesa.

En documentos de tiempos recientes (siglos XIX-XX) se recoge la creencia popular tradicional existente en territorios vascoparlantes de que este tipo de erizos fósiles del convento de santa Catalina de Badaya, eran considerados como un tipo particular de "piedras sagradas", pues se referían a ellas como "piedras benditas", eran llamadas en euskera "Harri-Bedeinkatuak". Tal creencia y tal nombre, populares vascos, seguramente derivaban del hecho de conocer su existencia/procedencia en el entorno físico del primer santuario, construido en aquella región, para rendirle culto religioso a una santa muy importante: santa Catalina de Alejandría, Virgen y Mártir, gran patrona de la Iglesia católica medieval, junto con san Agustín obispo de Hipona.



Sobre la primera ermita y la primera imagen de santa Catalina de Alejandría, en la sierra de Badaya

El inicio de la recolecta popular de fósiles de Micraster, entre los siglos XI y XIV, se tuvo que deber al hecho de que este tipo de fósiles fueron identificados como una clase de "piedras marcadas" o "signadas", con alguna finalidad concreta por voluntad divina, con unos signos bien visibles que eran reconocibles como los símbolos o atributos iconográficos típicos de santa Catalina de Alejandría. 
La asociación de aquel tipo de "piedras" con la santa alejandrina, virgen y mártir, se hizo por dos motivos que resultaban bastante "evidentes". El primero, era que tenían una forma acorazonada, interpretada en clave sobrenatural milagrosa como que la piedra expresaba simbólicamente el extraordinario amor místico que santa Catalina de Alejandría había sentido hacia Jesucristo. Incluso existió otra leyenda, según la cual durante una visión mística, se le apareció Jesucristo niño, en brazos de su Madre la Virgen María y le entregó un anillo de compromiso divino de contraer "Desposorios místicos" o "Esponsales místicos"  con ella, por este motivo cuenta la leyenda devocional que cuando su padre le transmitió la petición de su mano de algunos nobles pretendientes, ella le dijo que no podía aceptar por que ya estaba comprometida con otro pretendiente mucho más noble, sabio y poderoso que aquellos.  
El segundo motivo "evidente" de vinculación con santa Catalina de Alejandría era que aquellas piedras de forma simbólica y formación prodigiosas, mostraban inscrito en su superficie un diseño radial, en forma de cruz de 4 o 5 brazos, interpretado como una representación del símbolo o atributo iconográfico de santa Catalina de Alejandría, Virgen y Mártir: la rueda del martirio, con la que la habían torturado los paganos
Según algunos autores, esta interpretación sobrenatural y la vinculación con la santa, fueron motivos suficientes para "entender" que era voluntad de Dios que se levantase un santuario dedicado a aquella santa en aquel lugar.


Bloque diagrama representando el estado de edificación del terreno, durante la primera fase de ocupación humana del lugar (s. XIII-XIV): La casa fuerte y torre de vigilancia con un patio de armas anejo. 
Según nuestra opinión personal, la primera ermita dedicada al culto de santa Catalina, se habría podido ubicar en el primitivo patio de armas de la torre de vigilancia, pues era fácil y barato reconvertir aquel espacio militar amurallado, en una pequeña iglesia, dedicada al culto de santa Catalina de Alejandría de uso privado o semiprivado.
Imagen: Cortesía de Daniel Luengas Carreño. Arquitecto

Por lo tanto, suponemos que las primeras búsquedas de aquellas "piedras de santa Catalina" debieron producirse entre los siglos XIII y XIV, coincidiendo con la consagración  del primer santuario, siendo recolectadas en los alrededores de aquella ermita románica, aneja a la torre de vigilancia, que fue el primer santuario construido con la finalidad de rendir culto de veneración a santa Catalina de Alejandría, por medio de la primera representación escultórica, una talla en madera o piedra de estilo románico, como correspondería  en esa época histórica. 

De aquella ermita primigenia, actualmente se desconoce todo lo referente a ella, su ubicación exacta, si era anterior a la construcción de la casa-torre medieval o si fue construida por los primeros señores feudales de Iruña, quienes habrían pagado a su costa la construcción del santuario anejo a la casa fortificada y a la torre de vigilancia. Siendo señor y  propietario del lugar es lo más lógico y probable. Este ancestro medieval, de los Señores Martínez de Iruña, que fueron patronos fundadores del futuro monasterio y santuario de santa Catalina, custodiado por monjes jeronimianos, construido entre 1405 y 1411, se anticiparon a sus descendientes algunos años, en realizar un tipo de obra piadosa mucho más sencilla y austera, quizás con fines religiosos semejantes, tal vez penitenciales o votivos

Aquel primer santuario levantada en la sierra de Badaya, consagrado al culto de santa Catalina de Alejandría, al estar asociado a una torre destinada a la vigilancia y a la defensa militar, debió ser de uso privado o semiprivado y de dimensiones muy modestas. Posiblemente, por motivos de seguridad y protección del contenido sagrado, debió estar integrado, total o parcialmente, al edificio de la casa fortificada y torre de defensa, complejo precursor de la casa fortificada propiedad de los Martínez de Iruña, señores feudales y propietarios de todos aquellos terrenos conquistados a los "moros". 


















Dibujo original de Jaime Díez Morlán, representando idealmente el aspecto del paisaje densamente boscoso de la zona de la sierra de Badaya, tal como debía ser hacia en el siglo XIII-XIV. En la zona central-derecha se ha representado la hoyada y el resalte rocoso sobre el que posteriormente se construiría la casa-fuerte y torre de vigilancia del señor de Iruña, localidad que aparece al fondo a la izquierda, rodeada por un meandro del curso del río Bayas.
Imagen: Sierra Brava, Santa Catalina de Badaya. Equipo Atalaya

                                                                                                                                                                    El edificio de la torre-vivienda fortificada, había sido levantado en aquel lugar de la sierra de Badaya, precisamente para la vigilancia y defensa militar de aquel lugar por ser de gran importancia estratégica. Debido a su posición topográfica por allí pasaba un camino que atravesaba la sierra de Badaya, siendo una zona de fácil penetración donde se debía impedir el paso a las tropas enemigas, musulmanas o cristianas y, además debido a su posición geográfica, tenía muy buenas vistas sobre el llano de Vitoria, desde donde podían llegar las tropas enemigas, permitiendo la vigilancia permanente de la guarnición de la torre, avisar tropas de refuerzo para prevenir un ataque por sorpresa. 
Sus gruesos muros y pequeños y estrechos ventanales (saeteras) debían proteger y albergar sin grandes comodidades y poco espacio disponible, si llegaba la ocasión, al señor de Iruña y a la pequeña tropa que de forma permanente actuaría como una guarnición de observación, más propiamente, que con funciones defensivas. Pero que, en caso de necesidad, quedarían resguardados tras sus muros. Protegidos temporalmente de las acciones violentas generadas por las incursiones bélicas de las tropas sarracenas o de otros reinos cristianos beligerantes, procedentes de sus asentamientos en el llano vitoriano




Continuará

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