jueves, junio 3

El registro fósil ibérico y el santoral católico, en la religiosidad popular de España y Portugal (16)

Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Universitat de Lleida


Fósiles ibéricos relacionados, por la tradición popular española, con algunos santos y santas del panteón católico (4)



Las "piedras de santa Catalina" del convento de Badaya, en Trespuentes, Álava (País Vasco) (5ª y última parte)


Intentando dar respuesta a una serie de "enigmas santacatalinianos" pendientes de resolución

Propuesta de solución para el 1er. enigma: Hasta tres variedades de piedras de santa Catalina de Alejandría

Introducción

Además de las famosas piedras de santa Catalina de Badaya, de las cuales se ha tratado abundantemente, en diversas entradas anteriores, conocemos la existencia de otras dos variedades más, de esta curiosa clase de piedras legendarias relacionadas por la mentalidad popular con santa Catalina de Alejandría. Posiblemente ambas variedades proceden de algún lugar, hoy desconocido, del norte africano o de la periferia sinaítica, situado en algún punto del itinerario de las rutas de peregrinaje a Tierra Santa, que se iniciaban o finalizaban en el puerto de Alejandría. Estos lugares que antiguamente estuvieron relacionado con el aprovisionamiento de esta clase de extrañas piedras, consideradas supersticiosamente como reliquias milagrosas, a algunos de los millares de peregrinos cristianos que, procedentes del sur europeo, se desplazaban hasta algunos de los Santos Lugares de la antigua Palestina bíblica, para cumplir viejas promesas o para beneficiarse de indulgencias plenarias ofrecidas por diferentes papas de Roma.

A la izquierda, grabado realizada por el grabador francés Philip Borde que aparece en la página 264 del libro Martirologii Hispani (Tomus sextus) de Tamayo Salazar (Lión, 1659)  que acompañaba como ilustración el texto escrito por Juan Tamayo de Salazar. Se indicaba que "reproducía" el aspecto de una piedras de santa Catalina de Badaya que el autor tenía en su poder. Si se comparan las características que muestra esta representación gráfica "manipulada", con las de un ejemplar real de un erizo fósil de la especie Micraster coranginum, (imagen de la derecha) se puede ver claramente que hay una deformación tendenciosa del verdadero aspecto de un ejemplar de esta especie. Creemos que se hizo para exagerar la forma levemente acorazonada natural y, además, se aumentó el tamaño de la figura pentaestrellada que compone el sistema de surcos ambulacrales. Todo ello con la intención interesada de conseguir que la forma de la piedras se asemejase mucho a la de un corazón y que la prodigiosa figura inscrita se asemejase mucho a los 5 radios de una rueda del martirio.
Imagen 1: Martirologii Hispani . Imagen 2: Natural History Museum of London


La segunda variedad de piedras de santa Catalina  de Alejandría, descrita por Juan Tamayo de Salazar en 1659

Sabemos de su existencia por la brevísima descripción que hace de ellas el presbítero Juan Tamayo de Salazar, en un libro suyo, titulado Martirologii HispaniTomus Sextus et Ultimus (p. 264) impreso en Francia (Lion)  y publicado en 1659
Esa segunda variedad de piedras de santa Catalina, sería muy probablemente de procedencia exótica, tal como se ha comentado unas líneas más arriba, con un aspecto muy distinto al de las famosas piedras de Badaya
Este segundo tipo de piedras de santa Catalina, debían ser bastante comunes en su lugar de origen, pues según escribe Juan Tamayo de Salazar "se repartían a todos los devotos de la santa Virgen y Mártir, el día de su festividad, en la ciudad de Valencia" donde la santa tenía una iglesia dedicada a su culto desde principios del siglo XIII. 
No dice Tamayo si los devotos valencianos que las recibían en concepto de reliquias de la santa, habían depositado una limosna de cuantía mínima, previamente estipulada o si se repartían gratuitamente, a cargo de algún devoto adinerado de la santa que cumplía un voto de caridad pública, al que se había comprometido anteriormente.

Como previamente, Tamayo de Salazar ya había descrito y figurado las piedras de santa Catalina de Badaya y no dice que estas otras sean de la misma clase, parece lógico pensar que deben ser de origen, forma y aspecto muy diferente. Parecería obvio que debieron proceder de algún otro lugar que no era la sierra de Badaya, en el que serían adquiridas o recolectadas por alguna personas de toda confianza, encargada de tal misión con la finalidad de ser luego llevadas hasta la ciudad de Valencia, para ser repartidas a los devotos durante los actos religiosos de la festividad de la santa

Este segundo tipo de piedras de santa Catalina fueron mencionadas y descritas en la sección de “Cosas notables contenidas en el santoral del mes de noviembre”, en la subsección dedicada a "santa Catalina Virgen y Mártir". En donde se decía que aquel tipo particular de piedras de santa Catalina eran repartidas entre todos los devotos de la santa, por que las consideraban como verdaderas reliquias de la santa, en el transcurso de las ceremonias religiosas organizadas el día de su festividad, en la iglesia consagrada a su culto, en la ciudad de Valencia. 

Representación de santa Catalina de Alejandría, sujetando la rueda de cuchillas del martirio en su mano derecha. Detalle del retablo dedicado a santa Catalina y san Eloy, de autor desconocido, procedente de la antigua iglesia parroquial de Castellbò (Alt Urgell). Pintura de estilo medieval gótico, realizada en temple sobre tabla, de final del siglo XIV a principio del XV: hacia 1400.  Actualmente expuesta en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona.
Imagen: MNAC 

Tamayo de Salazar dice de ellas que eran como una representación de la rueda del martirio de santa CatalinaDe la interpretación del significado de la frase anterior, se podría llegar a pensar que tales piedras también podrían ser algún tipo de erizo marino fósil, diferentes de los ejemplares del género Micraster típicos de Badaya. 
Según nuestra hipótesis, esta otra clase de erizos fósiles repartidos en la ciudad de Valencia, deberían reunir una serie de características morfológicas particulares, para que el conjunto de su aspecto pudiera asemejarse suficientemente a una rueda cubierta de clavos punzantes. Deberían tener un caparazón de contorno circular y bastante aplastado, con la parte superior e inferior aplanada y dotados con grandes mamelones agudosPodrían ser varios los géneros y bastantes las especies de erizos marinos fósiles que cumplirían los requisitos morfológicos mínimos de semejanza formal.

Diferentes aspectos externos (1a, 1b, 1c, 1d), de una especie de erizo marino fósil del género Phymosoma. Fotografiado en vista superior, inferior y lateral
En nuestra opinión, esta especie podría ser una de las varias especies que cumplirían los requisitos mínimos necesarios para poder ser interpretadas, supersticiosamente, como una representación natural, pero maravillosa, de la rueda del martirio de santa Catalina de Alejandría, con sus numerosas cuchillas o clavos lacerantes.
Imagen: Al-Qot, G. & Abdulsamad, E. 2016 

Juan Tamayo, no aporta ningún detalles sobre las características de la clase de piedras de santa Catalina, repartidas en la iglesia de Valencia, quizás porque nunca las había visto y hablaba de ellas, solamente  de oídas, debido a lo cual  no conocería ni su aspecto ni su tamaño. Tampoco indica la procedencia geográfica de aquellas piedras, tal vez por que le era totalmente desconocida. 

Siendo, en aquella época, Valencia una gran ciudad mediterránea, con un puerto de mar importante y con un activo flujo de mercancías y de viajeros, hacia Alejandría y El Cairo,   entre otros lugares del norte de África. Sabemos que algunos de aquellos pasajeros viajaban para comerciar con Egipto y volver cargados de productos exóticos, mientras que otros lo hacían para peregrinar hacia Tierra Santa, pasando por el Monasterio de santa Catalina del monte Sinaí. 
Sabemos que en el Noreste de África y en la Península del Sinaí existen bastantes yacimientos paleontológicos, de edades jurásica, cretácica y paleocena, capaces de proporcionar en abundancia, el tipo de erizos fósiles con la forma apropiada para ser considerados "prodigiosas representaciones de la rueda de santa Catalina"
Dos lugares eran los candidatos a ser el lugar ideal de procedencia de aquellas piedras: Alejandría por ser la ciudad donde padeció el martirio y el monte Sinaí por ser el lugar donde los ángeles depositaron el cuerpo de la santa mártir y donde se le levantó un monasterio y santuario.
No sería nada extraño que aquellos erizos fósiles que se repartían en Valencia en memoria y honor de santa Catalina, a mediados del siglo XVII, pudieran proceder de algún lugar de los dos territorios antes mencionados... o de cualquier otro. 


La tercera variedad de piedras de santa Catalina de Alejandría, la descrita por el Infante D. Juan de Aragón en 1373

Recordemos que aún tenemos referencias ibéricas a una tercera variedad de piedras de santa Catalina que fue descritas muy brevemente, por el Infante D. Juan de Aragón, el futuro rey Juan I de Aragón, refiriéndose a ellas como una clase de piedras de santa Catalina, portadoras de flores. Esta referencia aparece recogida en el texto de una carta suya, fechada en el año 1373, dirigida al súbdito Bernat de sa Cot que se dirigía en peregrinación a Tierra Santa, partiendo desde Valencia y desembarcando en Alejandría, en donde debía comenzar su arriesgado periplo de peregrino hacia los Santos Lugares de la Palestina bíblica, después de haber atravesado el Mar Rojo y cruzado la Península del Sinaí, después de haber pasado por el importante monasterio sinaítico de santa Catalina. 
La procedencia geográfica de esta clase de piedras y su aspecto, hoy, ambas desconocidas, podría atribuirse a algún yacimiento situado en territorio egipcio, africano o sinaítico, cercano a las rutas de peregrinación a Tierra Santa más habituales.
En nuestra opinión, puramente intuitiva y totalmente especulativa, tal vez, podría tratarse de fósiles de erizos marinos de tipo clipeastérido, característicos del Mioceno

Aspecto de tres ejemplares de erizos marinos del género Clypeaster, procedentes de la localidad de Cessaniti (Calabria). A la izquierda representación en vista aboral o dorsal y a la derecha representación en vista oral o ventral. Los ejemplares 1 y 2 corresponden a la especie C. reidii y el nº 3 a C. scillae. Puede verse claramente que todos los ejemplares, en su zona dorsal, muestran un relieve en forma de "flor de cinco pétalos". Tal vez por este motivo, en la Edad Media, los devotos europeos de santa Catalina, se referían a ellos como "piedras de santa Catalina con flores"
Fotografía original de Franco Russo


Propuesta de solución para el 2º enigma: Ni rastro de referencias a la ubicación de la ermita primitiva ni de sus restos arquitectónicos 

Aunque algún autor "moderno" (siglo XVII) dice que, algunos años antes de que él lo  escribiera, se había levantado una pequeña ermita conmemorativa junto al huerto monacal, para celebrar el hallazgo casual de la imagen de santa Catalina, en aquel mismo lugar, por un cazador que le disparó un escopetazo al confundirla con una paloma, ninguno de los autores antiguos hace ninguna referencia a que la imagen de la santa que presidía la iglesia, primitivamente, hubiese sido hallada de manera semejante.
La historia legendaria del hallazgo de la imagen de la santa, semioculta encima de una rama de la copa de una encina, parece ser una leyenda de nueva creación, muy posterior al inicio de la devoción popular a la santa, en aquel lugar de la sierra de Badaya, pues es de suponer que alguna imagen suya debería presidir la primitiva ermita "castrense", acondicionada en el patio de armas de la casa fortificada de los señores de Iruña, hacia finales del siglo XIII o principios del siglo XIV.

La hipotética suposición personal de que la primitiva ermita de santa Catalina pudiera haber estado integrada en la arquitectura del primitivo complejo militar, formado por la torre de vigilancia y la casa fuerte de defensa, se basa en tres hechos históricos, debidamente reforzados por los correspondientes indicios. 
El primero, es que como los templos e imágenes religiosos, más sagrados para los cristianos, eran un objetivo de destrucción para los musulmanes más fanáticos, por lo tanto, la mejor manera de proteger un santuario y su contenido sagrado, era construirlo en el interior de un recinto fortificado. Condición que cumplía perfectamente el reaprovechamiento religioso del antiguo patio de armas de la casa fortificada, reconvertido en ermita.
El segundo hecho que permite plantear la misma suposición de un santuario integrado en el edificio militar, es que los arqueólogos y arquitectos modernos, que recientemente han estado buscando sus ruinas o marcas de cimentación, por todo el terreno de los alrededores de las ruinas del conjunto conventual agustiniano, usando los medios técnicos más sofisticados de hoy día, como son los georadares, no han podido hallar ni un solo indicio de su existencia, al memos como una construcción individual o independiente del conjunto monástico.
El tercer hecho, es el hallazgo de algunos enterramientos a bastante profundidad, en el subsuelo de la zona del coro, lo que ha hecho pensar a algún arqueólogo que la primera iglesia se construyó ampliando la ermita primitiva sobre el cementerio anejo... y justamente la zona del coro se corresponde con la ubicación de la primitiva casa-torre fortificada  


Esquema histórico-arquitectónico de las ruinas del complejo monacal de santa Catalina de Badaya. Los diferentes colores indican épocas históricas diferentes y funciones de uso distintas.
Imagen: Cortesía de Daniel Luengas Carreño. Arquitecto


El aumento del atractivo social y religioso del lugar, debió favorecer el incremento de las actividades religiosas de culto dedicadas a la santa alejandrina, tanto en intensidad como en frecuencia, por tanto aumentaría proporcionalmente la masa social de devotos recolectores de "piedras de santa Catalina", en los alrededores del convento agustiniano, progresivamente en lugares cada vez más alejados del santuario, debido al efecto extractivo del expolio religioso. La actividad devocional, de tipo tradicional y supersticioso, consistente en recoger buenos ejemplares fósiles de Micraster, cerca del monasterio de los frailes agustinos, se habría mantenido bien viva y activa, al menos durante cerca de tres siglos y medio (1490-1836), desde finales del s. XV hasta finales del primer tercio del siglo XIX  

Vista aérea de las ruinas del complejo conventual agustiniano, en la actualidad. 
En el lado derecho (N), los muros en forma de cruz latina invertida indican la situación de la  antigua iglesia en el complejo monástico-señorial, único  espacio dedicado al culto religioso. En uno de sus dos altares principales, se veneraba una imagen de santa Catalina, patrona del lugar. Suponemos que los 3 santuarios de santa Catalina, de dimensiones distintas y progresivamente crecientes, se fueron superponiendo, reutilizando y reformando esa misma zona del complejo monástico. 
Imagen: Hotel Dato

Propuesta de solución para el 3er. enigma: Posibles causas sociales que habrían podido favorecer la crisis, el declive, el abandono y el olvido de las ancestrales tradiciones religiosas populares, asociadas a los fósiles de erizos del género micraster, localizados en los alrededores del convento de santa Catalina de Badaya

Debido a la aplicación de la ley de Desamortización de Mendizabal, en 1835, se produce el cierre del convento, el desplazamiento de sus ocupantes y la expropiación de todas sus propiedades rústicas. Los monjes agustinos que lo ocupaban desde 1472, se vieron forzados a abandonarlo de forma definitiva e irreversible. Siendo trasladados los objetos e imágenes sagradas a diversas iglesias parroquiales de las poblaciones circundantes. 

Es muy posible que a partir de 1836, con el cierre de la iglesia del convento y cesar el culto institucional a la santa, cesara la celebración del culto popular por medio de las romerías tradicionales, procedentes de muchas localidades del entorno comarcal. Con el cese de la recolección ritual de las   piedras de santa Catalina, que debían ser recolectadas por los devotos en el transcurso de alguna romería, empezase a entrar en decadencia la veneración popular hacia este tipo de fósiles y las costumbres supersticiosas asociadas a ellos.

Aspecto de las ruinas del convento de santa Catalina de Badaya según refleja una fotografía de principios del siglo XX. COLECCIÓN: Bernardo Estornés Lasa
Imagen: Auñamendi Eusko Entziclopedia

Pero el cese abrupto de las romerías y del culto popular a la imagen de la santa, a partir de la expropiación de los bienes de la orden religiosa en 1835, quizás podría explicaría porqué en la actualidad, tras casi dos siglos de silencio y olvido, los habitantes de la zona ignoran casi completamente, el folclore paleontológico generado por las piedras de santa Catalina de Badaya, del que solo se conserva un recuerdo muy vago e impreciso.


Solicitud de colaboración informativa a l@s ciudadan@s alaveses y no alaveses

Desde esta tribuna se ruega encarecidamente a cualquier persona nativa de la comarca de Vitoria que conozca la existencia de alguna antigua costumbre alavesa, tradicional y popular, relacionada con las piedras de santa Catalina de Badaya, nos la haga saber por medio de un "comentario" enviado al blog o mediante un mensaje de correo electrónico, a la dirección que aparece en el ángulo superior del lateral derecho.

Igualmente estamos extraordinariamente interesados en conocer el aspecto que pudieron haber tenido los colgantes protectores, confeccionados por el herrero de Trespuentes, con pequeños ejemplares de las piedras de santa Catalina de Badaya, engarzadas en montura de plata. 
Si alguien pudiera conocer alguna persona que conservase en su poder, alguno de estos colgantes mencionados, ya sea como objeto de curiosidad o como una antigüedad, por haberlos encontrados en el fondo de un cajón, recibido como parte de una herencia familiar o haberlo  comprado como objeto de anticuario. Le agradeceríamos nos hiciese llegar algunas imágenes fotográficas. Pero si ello no fuera posible, también nos resultarían útiles unos buenos bosquejos gráficos. En el caso de no disponer de ejemplares de esas joyas, también nos servirían los bosquejos realizados de memoria, de aquellos antiguos colgantes familiares hoy desaparecidos, comentando los principales detalles. 
Toda esta valiosa información patrimonial nos la pueden hacer llegar como adjuntos de correo, mediante la dirección de correo electrónico, antes mencionada.

Si por fortuna alguien conoce el nombre y/o apellido del herrero-orfebre de Trespuentes o puede localizar en algún documento los años o década en los que este artesano estuvo realizando los colgantes protectores, y nos lo quisiera comunicar, su aportación sería una magnífica contribución a nuestra investigaciones y a la conservación de la historia cotidiana y del patrimonio inmaterial de la localidad.

A tod@s aquell@s corresponsales alaveses, dispuestos a colaborar con sus aportaciones para ayudarnos en nuestras investigaciones etnopaleontológicas alavesas, les agradecemos, de manera anticipada, su inestimable y generosa colaboración.


Agradecimientos

- Al Dr. Ugo Bazzotti, mi buen amigo mantuano, experto en Historia del Arte Medieval y Renacentista, estimulante promotor de mi participación en un proyecto editorial en Italia, aportando a dicha publicación un capítulo relacionado con las denominadas "piedras de santa Catalina" de Badaya.
- A Salvador Cuesta, mi buen amigo, corresponsal y colaborador vitoriano, laborioso, perseverante y eficiente, por los interesantes datos localizados, comentados y aportados y por las buenas reseñas bibliográficas proporcionadas.
- Al Dr. Georg Friebemi buen amigo austriaco, geólogo experto en Geología pintoresca alpina, por  haberse interesado, hace ya muchos años, por mis estudios de folclore paleontológico ibérico y europeo y muy especialmente por haberle recomendado al Dr. Ugo Bazzotti que reclamase mi asesoramiento experto, sobre el tema de las denominadas "piedras de santa Catalina" que él dedujo que eran las de Badaya.
- Al Dr. Daniel Luengas Carreño, arquitecto, por la información proporcionada sobre numerosos aspectos histórico-arquitectónicos del complejo monacal de santa Catalina" de Badaya.


Fuentes

- Abdehamid, M. & Al-Qott, G. (2001). Upper Cretaceous echinoids from Gebel El Hamra and Gebel El Minsherah, North Sinai, EgyptEarth Science Serv, vol 15 (p. 1-31)
- Anónimo. Desamortización española. Wikipedia
- Astudillo-Pombo, Heraclio (2019). Algunos aspectos históricos, paleontológicos y etnopaleontológicos relativos a las piedras de santa Catalina (Micraster coranginum) de Badaya, en Piccinelli, R., Shemek, D. & Tamassia, O. (Edit.). Itinera chartarum. 150 anni dell'Archivio di Stato di Mantova. Saggi in onore di Daniela Ferrari. Milán. Silvana Editoriale (pp. 233-244)
- Bazzotti, Ugo (2017). Comunicación personalvía e-mail, 15-06-2017
- Cela Trulock, C. J. (1952). Del Miño al Bidasoa. Notas de un vagabundaje. Barcelona.  Noguer (pp. 59-60; p. 72)
- Cuesta, Salvador (2018). Diversas comunicaciones personales, vía e-mail, a lo largo de 2018
- El-Qot, G.  & Abdulsamad, E (2016)Cenomanian-Turonian biostratigraphy of the Jardas Al Abid area, Al Jabal Al Akhdar, northeast Libya. Journal of African Earth Sciences 121. May. pp. 84-99
- El-Qot, G.; Fürsich, F.; Abdel-Gawad, G. & Ayoub-Hannaa, W. (2009). Taxonomy and palaeoecology of Cenomanian-Turonian (Upper Cretaceous) echinoids from eastern Sinai, EgyptBeringeria 40: 55-98
- Luengas Carreño, Daniel (2016). "Santa catalina de Badaia, de casa primitiva de los Iruña a convento." Askegi, 10, pp. 76-87.

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