jueves, diciembre 22

El registro fósil ibérico y el santoral católico, en la religiosidad popular de España y Portugal (18)

 por Heraclio ASTUDILLO POMBO. Dep. MACS, UdL.

Fósiles ibéricos relacionados, por la tradición popular española, con diversos santos y santas (8)

Fósiles relacionados con santa Lucía de Siracusa, en Aragón  

Introducción

Se abre un paréntesis territorial y temporal, en el que se abandonan, provisionalmente, las interpretaciones, creencias y usos dados en territorio catalán a determinados tipos de fósiles (nummulites) a los que, antaño, la fantasía popular por algunas razones de tipo subjetivo,  vincularon con santa Lucía de Siracusa, patrona de la luz y protectora de los ojos y de la visión. En la entrada de hoy, nos adentraremos en territorio aragonés, para comprobar que si bien cambian las formas y la geografía, se sigue conservando el fondo fantástico y la capacidad fabuladora para justificar la presencia de un tipo de fósiles en un determinado lugar.


Las “perretas de santa Lucía” de Las Ventas de Santa Lucía, en Graus, Huesca (Aragón)

La ermita de Santa Lucía (de Siracusa) está a las afueras del pueblecito de Las Ventas de Santa Lucía, pedanía del municipio de Graus, aunque resulta sorprende conocer que, en realidad, la ermita pertenece al municipio de Perarrúa, cuyo núcleo urbano está mucho más alejado. Pero resulta que está edificada en un punto del territorio municipal de esta segunda localidad que casualmente está situado en la frontera entre los territorios de ambas localidades. 
La mencionada ermita está situada a poco más de cinco km. de Graus, capital de la comarca oscense de La Ribagorza, por lo que es un lugar muy conocido por sus habitantes y de los de otras localidades próximas. Fue edificada en un muy modesto estilo barroco, en el siglo XVIII, sobre una pequeña colina en la que aparecen muchos fósiles, escasamente atractivos por su aspecto vulgar. Resultan especialmente abundantes, y por ello mucho más visibles, los caparazones de cierto tipo de macroforaminíferos y, también, algunos moldes internos de pequeños gasterópodos, todos marinos, depositados en el fondo del mar durante la primera etapa de la Era Cenozoica, iniciada hace 66 millones de años. Sin embargo, los caparazones  fósiles de macroforaminíferos, aún son mucho más abundantes en el vecino barranco de santa Lucía, que está situado en el territorio de Las Ventas de santa Lucía, entre el núcleo urbano y la mencionada ermita. 

Aspecto exterior de la ermita de santa Lucía de Siracusa, vista por su fachada principal y uno de sus costados. Está situada en las afueras de Las Ventas de santa Lucía, Huesca (Aragón)


La leyenda

Según nos contó la señora Lucía B. P., una mujer mayor, originaria de la localidad de Graus, cuya madre era originaria de Las Ventas de Santa Lucía (Huesca). El nombre del pueblo alude a su antiguo origen, relacionado con la hostelería, pues el núcleo urbano se formó a partir de la instalación de varias posadas o "ventas", en las que se detenían los viajeros para beber, comer o pasar la noche, y también en alusión a la cercanía de la ermita dedicada a Santa Lucía, a pesar de ser propiedad del vecino municipio de Perarrúa. Fue su madre, quien le contó la siguiente historia cuando ella era aún una niña

"Cuentan que estos hechos sucedieron hace ya muchos años. Decían que en una casa aislada, cerca de las Ventas, vivió solitariamente un curandero, quien además de curar con hierbas y ungüentos, también era brujo. Dicen que leía las manos y echaba las cartas para adivinar el futuro y, que si le pagaban bien, también echaba "mal de ojo", por encargo de clientes envidiosos o malvados. 
Sucedió que en cierta época, todos los enfermos de la vista, de las localidades cercanas, que antes acudían a reclamar los servicios del curandero dejaron de acudir a casa para solicitar sus servicios de remediador. Nadie iba a pedirle que le diera algún remedio con el que sanar las dolencias que afectaban a sus ojos. Indagando astutamente sobre el particular, se enteró de que los enfermos de la vista se iban hasta la ermita de santa Lucía que está en un cerro, muy cercano de la localidad de las Ventas de santa Lucíapara rogarle a la santa patrona que les sanase completamente los problemas que sufrían en los ojos o en la vista o, al menos, aliviarles sus males oculares y/o sus deficiencias visuales. 

Antigua lámina ilustrativa sobre diversas manipulaciones aplicables para solucionar diferentes problemas oftálmicos. 
Imagen: Pinterest

Luego, al cabo de un tiempo, los muchos devotos que habían sanado o mejorado, volvían agradecidos por el favor recibido de la santa, la mejora de su vista o  la completa curación de sus dolencias oculares. Iban a la ermita para dar gracias a la patrona, depositar algunos exvotos testimoniales y para depositar algunas monedas para los gastos del culto, en la caja de las limosnas que había en un rincón del interior de la ermita. 
El curandero-brujo, al saber quién era la causante del abandono de sus antiguos pacientes, más irritado por celoso de su fama que furioso por las perdidas económicas que le ocasionaba la competencia de la santa, escuchó los malos consejos que el diablo soplaba en sus oídos y  decidió vengarse y, de paso, resarcirse económicamente. 

"Diablo aconsejando", grabado en madera, obra de Julio Prieto Posadas (1912-1977).  
12.9x14.5. Imagen: Colección Andrés Blaistein

Un frío atardecer de diciembre, cercano a la festividad de la santa, el curandero salió a escondidas de su casa, se fue discretamente hasta el lugar de la ermita, siguiendo sendas poco transitadas. Iba con la intención de penetrar sigilosamente en el santuario para robarle a la santa, todo el dinero depositado, en la caja de limosnas, donado por los devotos agradecidos. 
El ladrón llegó al lugar sagrado, destino de su fechoría sacrílega, ya bien anochecido. Desde un escondite observó los alrededores, para ver si había gente por los alrededores y no ser visto ni reconocido por lugareños que regresaran a sus casas tras acabar tarde su jornada laboral. 
Después de tantear varias puertas, pudo forzar la cerradura de una y penetró en el interior del templo. La penumbra reinante le permitió ir directo hasta la caja de las limosnas, forzó la cerradura y sacó todas las monedas que contenía, que eran muchas, y las metió en unas bolsas que llevaba para tal fin. Salió rápidamente al exterior, dejando la puerta abierta, e inició la huida, temeroso de pudiera encontrarse con alguien que pudiera reconocerle. 

Un ladrón enmascarado sale huyendo con una bolsa de dinero robado, temeroso de que puedan sorprenderlo, atraparlo y encarcelarlo... o lincharlo, los enfurecidos propietarios del dinero a los que acaba de desvalijar.  
Imagen: sdmedialos40.

La santa protectora de la vista y patrona de la luz, quiso castigar al sacrílego ladrón haciendo uso de sus poderes: nublándole la vista al curandero y oscureciendo completamente el cielo, antes estrellado y despejado, cubriéndolo con unas densas nubes que dejaron completamente a oscuras al sacrílego ladrón. Cegado y en completa oscuridad, se desorientó y dando traspiés y tumbos, se dirigió directamente al borde del cercano barranco. Al perder pie se precipitó de cabeza al vacío, cayendo por el talud hasta el fondo, dando volteretas y recibiendo golpes por todo su cuerpo, mientras daba tumbos cuesta abajo, oía el tintineo de los cientos de monedas que se iban desparramando a su alrededor, al escaparse del interior de las bolsas donde las transportaba. 

Hombre cayendo al vacío, tras dar un traspiés en el borde de un talud y perder el equilibrio. Recreación propia a partir de la sencilla modificación de otra imagen muy semejante
Imagen: Pinterest

Todas las monedas robadas iban quedando esparcidas por el talud y en el fondo del barranco. A pesar del aturdimiento de la caída, el dolor causado por las muchas magulladuras y la escasa visión, su maldad y su codicia no había disminuido un ápice y quiso recuperar, al menos, una parte de las monedas que pudiera notar al tacto. Se arrastró a cuatro patas y, palpando el terreno, fue recogiendo cuantas monedas pudo y las guardó en sus bolsillos. Medio ciego y casi tullido, salió del barranco como pudo, halló el sendero de vuelta y emprendió el regreso hacia a su casa. A medida que se alejaba del entorno de la ermita, su visión mejoraba y el cielo nublado escampaba. Al llegar a su casa, comprobó con alegría, que había recuperado completamente la visión, antes tan disminuida, y luego notando el peso de sus bolsillos, recordó sus monedas robadas a santa Lucía y quiso hacer un recuento del botín obtenido. Al sacar del bolsillo su mano llena de monedas, pudo comprobar con horror y rabia que todas las monedas que había recogido en el barranco y transportado en sus bolsillos, se habían convertido en piedras de aspecto semejante a monedas. Quedando de esta manera humillado y frustrado el ladrón sacrílego. Este fue el castigo y escarmiento de la santa.

Dibujo representando el instante en que una bolsa de dinero queda abierta accidentalmente, facilitando que su contenido dinerario quede liberado de su anterior encierro y se vaya escapando y desparramando, para desconsuelo de su infeliz poseedor.

Hoy día, aún se pueden ver en los alrededores del santuario y en el cercano barranco, cientos de "monedas de piedra", en recuerdo de aquel suceso sacrílego y como testimonio del poder de la santa. Antaño, esta clase de "monedetas de piedra" la gente de la zona y alrededores (comarca de La Ribagorza) las denominaba "perretas de santa Lucía", en alusión a su forma vagamente numular y a su localización en el entorno de la ermita dedicada a esta santa.
En otros lugares de otras comarcas de la misma provincia, a los nummulites se les denomina "dineretes" o "centimetes" por su relativa semejanza con pequeñas monedas, especialmente cuando se observan a cierta distancia y, sobre todo, cuando son de especies escasamente lenticulares o de lados poco abombados.


Creencias, tradiciones y usos populares

Cada año, el día 13 de diciembre, festividad oficial de la santa, en la ermita de santa Lucía solamente se celebraba una misa, era una celebración estrictamente religiosa y era un tiempo frío, por lo que solamente acudían los devotos de la santa. Sin embargo, la romería era una celebración masiva porque se conjugaban los aspectos religiosos y profanos, duraba todo el día, y, antiguamente, fue muy concurrida. Se celebraba con buen tiempo primaveral ya que coincidía con el lunes de Pascua de Pentecostés, fecha que según el calendario religioso, unos años era a finales de abril y otros a principios de mayo. 
Antaño, en ese día festivo, fue costumbre recoger en el entorno de la ermita, un tipo muy particular de fósiles, que recibían el nombre popular de "perretas de santa Lucía" por su vaga semejanza con pequeñas monedas de piedra
La antigua denominación castiza "perreta" que antaño fue usada en la comarca de La Ribagorza, como un sinónimo local de una denominación más común en toda España como fue “perra chica”, usada para referirse a las pequeñas monedas de cinco céntimos de peseta. Este nombre era usado en contraposición a otra denominación dineraria popular, como era la de “perra gorda” que hacía referencia a la moneda de diez céntimos de peseta, de mayor tamaño y el doble de su valor.

La recolecta de ese tipo de fósiles, no era una actividad complicada, debido a su tamaño y extraordinaria abundancia. En general, se recogían “perretas de santa Lucía” con la finalidad de poder usarlas para conjurar el "mal de ojo", durante todo el próximo año, que supuestamente pudiera lanzarles, directamente o indirectamente, alguna mala persona de su entorno personal. Hasta mediados del siglo XX, se creía firmemente que si se llevaba, de forma permanente, una "perreta de santa Lucíaen el bolsillo, la persona portadora estaría protegida contra los efectos perjudiciales de las "malas miradas", supuestamente, causantes de múltiples daños y mala suerte. Se creía que esa clase de miradas maléficas las poseían los brujos y brujas, y que la proyectaba o "lanzaban" sobre determinadas personas especialmente vulnerables, como eran los niños pequeños, las personas ancianas, los enfermos o las mujeres embarazadas y lo hacían por encargo de alguna persona muy envidiosa o/y malvada que quería causar daño por venganza o envidia. 
Tal creencia supersticiosa sobre las virtudes protectoras de las "perretas de santa Lucíaestaba provocada por la forma circular del fósil, y por la figura espiral concéntrica que mostraban en su interior, cuando se dividían en dos mitades simétricas. Ambas características no presentes en otros tipos vulgares de piedras comunes, indujeron a la gente ignorante, crédula y fantasiosa a compararlos con ojos o con "la niña" de los ojos o iris ocular, y por tanto con la mirada o la vista, como una aplicación popular de la "teoría de las signaturas" y de la magia simpática

Aspecto interno de un nummulite, escindido por su plano ecuatorial 
en dos mitades simétricas. Su contorno circular y el dibujo concéntrico le pudieron otorgar semejanza con el iris ocular y vincularlo con los ojos y con los santos responsables de su protección y salud
Fotografía de Jesús Cardiel Lalueza.

El hecho de que aquellas piedrecitas singulares fueran tan abundantes en derredor del santuario dedicado a la veneración de santa Lucía de Siracusa, patrona de la luz y protectora de los ojos y de la visión, indujo a pensar que podría ser útiles usadas como amuletos protectores contra las malas miradas causantes de daño, a distancia. Antaño, en toda la comarca oscense de La Ribagorza las  denominadas "perretas de santa Lucía" eran un amuleto muy valorado por considerarlas como una potente defensa contra las "malas miradas" de brujos y brujas.

También se usaron con la finalidad de reforzar el efecto curativo de ciertas infusiones de hierbas medicinales, en las que mientras se infusionaban las plantas seleccionadas por sus virtudes oftálmicas, se mantenía sumergida alguna "perreta de santa Lucía". Luego estas infusiones vegetales se usaban para tratar ciertos problemas oculares menores, en forma de colirios, lavados o cataplasmas.


Los fósiles

Unas supuestas monedas "petrificadas milagrosamente", con bastante probabilidad, serán   ejemplares fósiles de numulites, es decir, los caparazones calcáreos fosilizados de una clase de seres unicelulares, gigantescos, que habitaron sobre los fondos marinos, hace entre unos 30 y 50 millones de años. Es decir, se tratará de los restos fósiles de una clase de animales unicelulares marinos "gigantescos" en su clase (macroforaminíferos,), de vida bentónica que vivieron durante el Eoceno, una época geológica en la que esta zona era un brazo de mar del antiguo océano Tetis occidental.

Aspecto de una acumulación de caparazones fósiles de la especie Nummulites deshayesi, en la zona de Santa María de Buil, situada en El Sarrastaño, donde este tipo de fósiles son conocidos popularmente como "dineretes" de Buil, Fotografía de 
Jesús Cardiel Lalueza.

Según publicó Lucas Mallada en su estudio Reseña Geológica de la Provincia de Huesca, trabajo publicado en 1875, en el Barranco de Santa Lucía, de las Ventas de Santa Lucía, se pudieron recoger e identificar las siguientes especies de numulites:  Nummulites  perforata, N. lucasana, N. Ramondii, N. spira y N. granulosa. 
Por lo tanto, parece plausible que un hecho geológico como era la abundancia de ejemplares de estas especies de numulites, cerca de la ermita y, sobre todo en el interior del barranco, lo que habría podido inspirar la interpretación legendaria sobre su origen milagroso, expuesta anteriormente, y su uso protector.  


Fuentes

- Andolz, Rafael  (1987). Piedras que curan. Cuando hablan las piedras. Cuadernos Altoaragoneses III. Diario del AltoAragón. Domingo, 15/11/1987. Página 11
- Andolz, Rafael (1995). Los santos (3) Mitología aragonesa (Al calor del fogaril), Cuadernos Altoaragoneses 345, Diario del AltoAragón, Huesca. 04/06/1995. Página 39
- Andolz, Rafael (1997). Piedras que curan (Al calor del fogaril) Cuadernos Altoaragoneses 421, Diario del AltoAragón, 18/05/1997 Página 41
- Andolz, Rafael (1997). Santa Lucía. Así va el año, (Al calor del fogaril), Cuadernos Altoaragoneses 437, Diario del AltoAragón, 14/12/1997. Página 43, 
- Anónimo (2010). Ermita de Santa Lucía (Las Ventas de Santa Lucía). Turismo en Graus: http://turismograus.blogspot.com/2010/12/paneles-interpretativos-las-ventas-de.html
- B. P. Lucía (2010). Las perretas de piedra de santa Lucía de Perarrúa (Huesca)Comunicación personal, 10/12/2010
- Gayúbar, Ángel (2011). Ermita de Santa Lucía de Perarrúa. Comunicación personal, 18/01/2011.
- Mallada Pueyo, Lucas (1875). Barranco de Santa Lucía, en Reseña Geológica de Huesca. Anales de la Sociedad Española de Historia Natural. Tom. IV. MADRID Imp. de T. Fortanet, 
- Romanos Hernando, Fernando (1999). Aragonés ribagorzano: lesico emplegau en a obra de Pablo Recio: Oras sueltas. Publicazions d'o Consello d'a Fabla Aragonesa
- Serrano Dolader, Alberto (2007). Dinero fósil y huesos de gigantes, Serie: "Aragón de leyenda", Dominical del "Heraldo de Aragón", 15/04/2007.

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