por Heraclio Astudillo-Pombo, Universitat de Lleida
Los usos sociales y funciones culturales de los fósiles en la antigüedad, la necesaria contribución y la imprescindible colaboración de la arqueología (17)
La revisión actual de la fauna fósil incluida en los antiguos hallazgos arqueológicos ibéricos ha permitido mejorar la identificación zoológica, la datación y la interpretación paleoetnológica (Tercera parte)
Recapitulación
En el año 2020 se publicó un interesante e importante trabajo colectivo, resultado de la colaboración entre arqueólogos y naturalistas, especialistas en zoología, paleontología y geología. Era un planteamiento relativamente novedoso en nuestro país, por inhabitual y por falta de tradición. Se había aplicado un planteamiento de enfoque pluridisciplinar, el estudio se realizaba de forma colaborativa, siendo los resultados individuales parciales y complementarios, necesitando de una puesta en común y un encaje finales. Aquella experiencia demostró ser muy necesaria como metodología de trabajo y, a la vez, tremendamente enriquecedora, a nivel individual, para tod@s l@s participantes. Fue un planteamiento investigador colaborativo en el que se partía desde una perspectiva multidisciplinar y se aplicaba una metodología múltiple, alcanzando finalmente unos resultados transdisciplinares. Este fue un enfoque y una metodología que algunos investigadores, de áreas de conocimiento híbridas, venimos reclamando y aplicando desde hace bastantes años para temas tan complejos, olvidados e inexplorados como lo son los de este tipo, a caballo entre varias disciplinas propias de las ciencias sociales y de las ciencias naturales.
El trabajo colectivo inicialmente mencionado se titulaba "Fossils in Iberian prehistory: A review of the palaeozoological evidence", resultó muy importante tanto por la magnitud de la muestra revisada como por la luz que aportan os resultados obtenidos. Durante los cinco años previos a la publicación, habían participado en el desarrollo de aquel trabajo colectivo y colaborativo, doce investigadores pertenecientes a ocho instituciones universitarias y a cuatro organismos de investigación, situados en muy diversos lugares de España. El coordinador del grupo fue Miguel Cortes-Sánchez, catedrático del Departamento de Prehistoria y Arqueología, de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla.
Introducción
En la entrada de hoy se da continuidad al tema iniciado en la entrada anterior, publicada el 15 de julio de 2023, exponiendo algunas de las notables dificultades que presenta la identificación paleontológica, para los no especialistas, de algunos ejemplares de origen biológico hallados en contextos arqueológicos, así como algunos de los errores más habituales cometidos por la arqueología tradicional y también algunos casos detectados en los estudios y fondos museísticos de algunos yacimientos arqueológicos ibéricos que fueron revisados en la investigación publicada en 2020 y que empezó a darse a conocer en el blog en 2022, para difundir su conocimiento a aquell@s de nuestr@s seguidores y seguidoras que pudieran no conocerla.
3. Resultados (Segunda parte)
Los diversos yacimientos arqueológicos que fueron revisados en el transcurso de la investigación colectiva mencionada se muestran ordenados, cronológicamente, de mayor a menor antigüedad.
Yacimientos arqueológicos del Paleolítico Superior (2)
La cueva del Rascaño o de Rascaño, en Miera (Cantabria)La cueva del Rascaño o de Rascaño (sin. Rescaño) se encuentra en el valle del río Miera, en el pueblo de Mirones, ayuntamiento de Miera, provincia de Cantabria
Las excavaciones de 1974 en un depósito "magdaleniense arcaico” (sic) (nivel 5: 19,7 cal ka = 19.700 años BP) arrojaron como resultado paleontológico un diente de tiburón fósil (número de inventario ANMRC CE11599) (Figs. 7.13-16).El mencionado espécimen (HWD: 25x10x4 mm.) fue reportado, por primera vez, por González y Barandiarán (1981: 101) quienes en el inventario de la excavación, entre los demás objetos excavados, mencionaron “tiburón” sin añadir más especificaciones.
Posteriormente Corcón (1986: 337) se refiere a "un simple diente de tiburón ¿colgante? ¿no trabajado?" sin destacar su intensa abrasión y su peculiar coloración verdosa. No existen marcas naturales especiales o características artificiales particulares que puedan ayudar a dilucidar cuál pudo haber sido la función social de este fósil, cuando estuvo en manos humanas.
La mala conservación del ejemplar y la ausencia de caracteres útiles para el diagnóstico sistemático no permite la identificación por debajo del nivel taxonómico del Orden (Lamniformes indet.). El estado de identificación taxonómica tan imprecisa no permite muchas posibilidades de especulación sobre las posibles áreas geográficas de origen. Sin embargo, los afloramientos costeros del Campaniano de la bahía de Santander, a unos 20-25 km. de distancia de Rascaño, parecen ser la fuente de origen más probable de este espécimen (Fig. 8).
Cueva Rascaño: diente de Lamniformes indet. fotografiado en vistas mesial, labial, lingual y distal, CE11599. Vistas dentales de izquierda a derecha. Fotografías: A. Prada (Museo Nacional y Centro de Investigaciones de Altamira).
Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review
Este ejemplar, al igual que los dientes de tiburón de Altamira, exhibe una peculiar coloración verdosa, típica de los depósitos rocosos ricos en glauconita, formados en los márgenes continentales poco profundos del norte de Iberia, durante el Cretácico Superior (Corral, 2018). Dado que los materiales geológicos en los que está emplazada la cueva de Rascaño se formó en una facies urgoniana de la caliza marina apciana (Portero y Ramírez, 1978), se puede descartar la posibilidad de que el fósil hubiera podido caer al piso de la cueva, desprendido de la roca de la pared, incorporándose de forma natural al estrato o depósito arqueológico en cuyo interior fue hallado. Por lo tanto es lógico suponer que fue introducido en el interior de la cavidad por alguno de sus ocupantes humanos. Pero no disponemos de marcas u otros indicios que nos permitan suponerle alguna finalidad concreta a la introducción de este fósil en la caverna. Tampoco disponemos de indicios que nos permitan atribuir su presencia en el lugar a alguna intencionalidad determinada o si su presencia es el resultado de una simple pérdida o extravío involuntario.
Cueva del Juyo, en Camargo (Cantabria)
La cueva del Juyo se encuentra en el lugar de Igollo, perteneciente al ayuntamiento de Camargo, a unos 8. Km. de la ciudad de Santander.
En relación a fósiles hallados en contexto arqueológico los arqueólogos excavadores reportaron el hallazgo de un único espécimen de concha de torrecilla fósil, Turritella turris (ANMRCCE54420, Fig. 9), incluida en el nivel 4 (17.1 ca. ka = 17100 años BP) (Barandiaran et al., 1985), juntamente con diversos ornamentos magdalenienses, comunes.En el Atlántico europeo y Paratethys, la presencia de esta clase de conchas de torrecilla fósil varía desde el Aquitano hasta el Tortoniano.
Este espécimen particular, de 35 mm de largo x 15 mm de ancho, fue intensamente desgastado externamente por algún agente natural, por lo que se perdió la mayor parte de la escultura externa de su concha. En el caparazón se observan ca. 5 verticilos o espiras, de contorno redondeado y profundamente excavados al nivel de la sutura; faltaban el vértice y las espiras iniciales de la concha. La escultura consistía en cordones espirales aplanados, equidistantes y ligeramente salientes, delgados y gruesos, alternados.
No existen afloramientos neógenos marinos en la región cantábrica ni en la vecina Meseta Alta. Las áreas de origen más cercanas de Turritella turris aparecen en las cuencas del suroeste francés de Aquitania, Dax y Adour (Fig. 8) en depósitos sedimentarios que van desde el Aquitaniano-Burdigaliano hasta el Tortoniano (Lozouet et al., 2001).
Fig. 8. Cuencas sedimentarias del norte de España y del oeste de Francia. Las flechas representan las rutas más directas que presumiblemente siguieron los turritélidos de El Juyo para llegar a esta cueva desde sus áreas de origen más cercanas (Mapa modificado de Lozouet, 2014). Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review
En la Península ibérica, algo más más distantes del yacimiento de El Juyo, existen fuentes de origen potenciales en las localidades catalanas en que se encuentran afloramientos del Tortoniano y Burdigaliano-Langhiano. Sin embargo la escultura de la concha fósil del caracol de El Juyo coincide mejor con las características de la esculturas de la concha de los ejemplares franceses (Batllori, 1995; Navas et al., 1996).
Fig. 9. Concha fósil perforada del gasterópodo Turritella turris en vista lateral procedente del contexto arqueológico de la cueva El Juyo. Se puede apreciar la perforación de la concha en la última espira, pero se desconoce cuál fue el agente perforante, en caso de ser humano, la finalidad pudo ser ornamental y/o mágica. Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review
Las relaciones históricas documentadas arqueológicamente entre la población de la región cantábrica y la del suroeste de Francia, durante la prehistoria (Sauvet et al., 2008; Tarrino, 2006 ), junto con la morfología coincidente de la concha de el Juyo, refuerzan la hipótesis de que esta concha fósil llegó al sitio arqueológico cántabro desde una de las tres cuencas francesas indicadas (Fig. 8).
Se requiere un análisis en profundidad de la perforación de la concha, para determinar qué clase de agente pudo haber perforado el verticilo más externo, aunque la regularidad del borde de la perforación apunta a una probable acción humana, más que al posible efecto perforador de las rádulas de los caracoles depredadores (Fig. 9). Esta manipulación humana nos indicaría una acción con la finalidad del ensartamiento de la pieza para suspenderla mediante un cordón pasante. Pero no sabemos si se hizo para dedicar el ejemplar a un uso de ornamentación corporal o indumentaria, si pudo servir para la identificación de una categoría social o, tal vez, para darle un uso mágico-protector, como amuleto portable.
Cueva de El Pirulejo, en Priego de Córdoba (Córdoba)
Consistente en una grieta existente en la base de un farallón rocoso, en la finca denominada El Pirulejo, situada a las afueras de la localidad de Priego de Córdoba, en las inmediaciones de la carretera comarcal de Priego a Almedinilla.
Hallado un molar de 86,5 mm de largo x 91,0 mm de ancho de un proboscidio, ejemplar ahora alojado en el Museo Histórico Municipal de Priego (número de inventario-2008/44), fue recuperado en el nivel P/2, fechado contextualmente en el magdaleniense final (14-13 ca. ka = 14000-13000 años BP) (Cortes et al., 2016b). Este M3 izquierdo procedente de un individuo senil, retenía cinco placas correspondientes a la porción central del diente, todas las cuales exhibían un marcado desgaste, debido al largo periodo de uso o edad del propietario (Fig. S1).
Los bucles de esmalte presentaban senos loxodónticos claros, y el esmalte propiamente dicho estaba muy doblado (Fig. S1.2). El espesor del esmalte varía de 2,3 a 4,5 mm (media: 3,31 mm). Todas estas son características de diagnóstico son típicas del elefante de colmillos rectos o elefante antiguo, Elephas (Palaeoloxodon) antiquus (Falconer y Cautley, 1848).
Desde el punto de vista tafonómico, el molar presentaba una costra de carbonato que cubría parcialmente su superficie oclusal. Mostraba señales de haber sido fracturado, intencionalmente, en sus extremos oral y aboral (Figs. S1.4); las fracturas son perfectamente perpendiculares a la superficie oclusal y presentan una coloración idéntica. Esto contrasta con las caras restantes y, por tanto, sugiere sincronicidad en esta manipulación. Las manchas ocre y los arañazos en las zonas de fracturas de molar, apuntan a su función utilitaria y uso de yunque (Cortes et al., 2016b). La presencia de termo-alteraciones y de carbón en la raíz y en las porciones inferiores de la pared bucal de la corona sugiere un contacto prolongado con una fuente de calor (Fig. S1.1).
Fig. 10. Ubicación de depósitos geológicos con presencia comprobada de restos óseos de Elephas (Palaeoloxodon) antiquus y de sitios arqueológicos con evidencia de uso de marfil de esta especie de proboscidio.
(1) Llanera; (2) Silluca; (3) Buelna; (4) Castillo; (5) Torralba; (6) Ambrona; (7) Madrid; (8) Aranjuez; (9) Pinedo; (10) Cova Negra; (11) Bolomor; (12) Solana del Zamborino; (13) Angel; (14) Genil (terrazas fluviales); (15) Guadalquivir (terrazas fluviales); (16) La Rinconada; (17) Guadalete (terrazas fluviales ); (18) Figueira Brava (Elephas o Mammuthus); (19) Foz de Enxarrique.
Sitios de la Edad del Cobre con Elephas (Palaeoloxodon) antiquus remains; (20) Camino de las Yeseras; (21) Leceia; (22) Senorío de Guzmán; (23) Matarrubilla; (24) Los Algarbes 5; (25) Las Peñuelas 9 e 10; (26) El Oficio; (27) Los Millares-7; (28) Santa Cruz; (29) Santo Antao do Tojal; (30) Casal do Campo; (31) Casal do Torcato; (32) Grutta da Furninha; (33) Algés; (34) Meirinha; (35) Conínbriga; (36) Condeixa-a-Vehla; (37) Mealhada.
Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review
Las fechas obtenidas por datación U/Th proporcionaron un promedio de 185.15 ± 13 ka BP 185.150 ± 13000 años, correspondiente a MIS6 (Cortes et al., 2016b). La fecha se ajusta al rango convencional de 800 a 70 ka 800.000 a 70.000 años BP de una especie cuyos registros ibéricos más recientes datan de ca. 33 ka BP o 33000 años BP (Ros, 2010; Stuart, 2005). Por tal razón, aunque el estado fósil de nuestro espécimen parece válido, los hallazgos pregravettianos en depósitos arqueológicos requerirían una mejor datación absoluta para certificar el estado fósil del ejemplar (Martín, 1988; Stuart, 2005; Mol et al., 2007).
Los ocupantes magdalenienses de la cueva de El Pirulejo podrían haber recolectado este molar en cualquiera de los afloramientos del Cuaternario situados alrededor de la cueva (Fig. 10). Los restos de Elephas antiquus son frecuente en la mayoría de las localidades fósiles que salpican las cuencas del arco infrabético (Guadix, Solana de Zamborino y Loja) (Ros, 2010) y de las terrazas fluviales del río Guadalquivir (La Rinconada, Hornachuelos y Almodóvar del Río) (Made y Mazo, 2001), pudiendo haber sido recolectado en algún yacimiento próximo y transportado hasta la cueva, donde debía ser usado como yunque.
3.2. Yacimientos del Paleolítico superior al Neolítico (1)
Cueva del Hoyo de la Mina,
La Cueva Hoyo de la Mina fue un yacimiento arqueológico que se encontraba a 9 km de la ciudad de Málaga, concretamente en un macizo de caliza jurásica que recibía el nombre de Cantal Grande, cuyo tajo separaba esta del conjunto de yacimientos arqueológicos Complejo del Humo. En ella se identificaron diversos niveles estratigráficos que comprenden desde el Paleolítico hasta el Neolítico.
En relación al tema paleontológico se encontraron conchas de moluscos con funciones ornamentales, distribuidas a lo largo de la secuencia cronoestratigráfica del sitio. Entre ellas había las de 15 escafópodos fósiles que se usaron como perlas o cuentas, ensartadas por su cavidad interior, incluídas en los materiales de los niveles de edad magdaleniense, epipaleolítico y neolítico (Simon et al., 2005). En ese conjunto de conchas se han podido reconocer dos especies distintas, Paradentalium sexangulum y P. inaequale (Bronn, 1831).
Figura 6 (D). Aspecto de los dos fragmentos de conchas de escafópodos fósiles hallados en la excavación de la cueva Hoyo de la Mina. Ambos ejemplares pertenecían a la especie Paradentalium inaequale. Arriba, en vista cenital para poder apreciar la forma típica del perímetro externo de la concha. Debajo, en vista lateral, para apreciar la forma y el relieve Imagen: "Fossils in Iberian prehistory: A review
La recolección de escafópodos fósiles, con fines ornamentales, entre los ocupantes de la cueva de El Hoyo de la Mina, se mantuvo durante milenios (Tabla 2). Aunque en el sur de Iberia ambas especies están documentadas desde el Tortoniano, P. sexangulum llega solo al Plioceno mientras que P. inaequale se extingue en el Piacenziano (Aguirre, 2000).
Estos fósiles son frecuentes en los depósitos de la cuenca del Almanzora, de edad mesiniana y también en las margas grises del periodo Alto Zancleano de las cuencas de Vélez-Málaga, Málaga, Mijas y Estepona (Vera et al., 1993; Vera y Lozano, 2004). Aunque en una prospección realizada en el área de 5 km2 alrededor de la cueva de El Hoyo de la Mina no pudo detectarse ningún afloramiento del Plioceno (Ferre et al., 2005), por tanto creemos que los lechos sedimentarios del Plioceno inferior de la costa de Málaga, tuvieron que ser las áreas de origen, más probables, de estos especímenes hallados en contexto arqueológico. Estos lechos van desde menos de 10 km (en la cuenca de Málaga) hasta ca. 20 km del sitio arqueológico (en la cuenca de Vélez-Málaga) (Fig.3; Aguirre, 1995, 2000; Aguirre et al., 2005). P. inaequale es frecuente en la cuenca de Vélez-Málaga pero desconocida en las cuencas de Mijas y Estepona. Si se tomaran proporciones similares de ambas especies en Hoyo de la Mina como un reflejo de las del área de origen, entonces la cuenca de Vélez-Málaga sería el lugar más probable de recolección de esos ejemplares de escafópodos (Vera et al., 1993; Vera y Lozano, 2004).
Notas informativas
1- Como ya ha ido sucediendo en las demás entradas anteriores dedicadas esta misma temática, la "arqueoetnopleontología", el contenido de ésta consiste en la fusión adaptada de una selección de aquellas partes del texto original consultado, que resultaban más relevantes en relación a los rigurosos objetivos divulgativos específicos del blog FFI. Resultando, por tanto, una reconstitución con muy escasas modificaciones de contenido y de estilo, siempre realizadas con fidelidad a los autores y con la finalidad de mejorar la comprensión de ciertos conceptos complejos, por parte de los lectores del blog que no siempre están suficientemente habituados o especializados en temáticas arqueologicas ni en paleontología.
2- Algunas referencias que aparecen en este texto resumido, pueden consultarse en el documento original citado inicialmente: "Fossils in Iberian prehistory: A review of the palaeozoological evidence"
Continuará
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